Por: Rubén Dario Bustillos Rávago*
El problema de Venezuela no es un asunto que se limita y constriñe dentro de nuestras fronteras; no, es un problema que envuelve a todo el continente americano y se pasea por Europa, Asia y el medio Oriente y la solución será posible solo con la participación de los factores involucrados.
La elección y puesta en marcha de una inconstitucional, tramposa y supuesta Asamblea Nacional Constituyente (ANC), con el aval del Alto mando Militar, no hizo sino corroborar definitivamente la implantación de una narco-dictadura en Venezuela presidida por Nicolás Maduro quien mantiene secuestrada, a punta de fusil, a 30 millones de venezolanos.
Los colegas de uniforme, a los cuales la republica les otorga la guardia y custodia de sus armas para defender la patria, deben estar claros que, jamás, deben utilizarlas en contra del pueblo, como lo están haciendo por órdenes del Alto Mando, convirtiendo la institución armada en cómplice del ilegitimo régimen.
De manera que no podemos ser tan ingenuos para continuar creyendo y mucho menos pregonando que el gobierno venezolano está integrado por un grupo político de determinada ideología y que Nicolás Maduro es un presidente legítimo, pues todo eso es una gran mentira fundamentada en Cuba por la Delincuencia Organizada para asaltar el poder, disponer a discreción, de nuestros recursos naturales y tener cielo abierto para impunemente continuar siendo la mayor banda del narcotráfico del mundo, depredadora de los dineros públicos que jamás se haya instalado en país alguno.
Hay que estar contestes de que el 90% de la población venezolana ha perdido más de 16 años luchando, infructuosamente, en contra de quienes usurpan el poder en Venezuela. De tal manera que, creo que llego el momento de que, sin rubor alguno, recurramos a solicitar la ayuda internacional antes que la crítica situación nos conduzca a un holocausto. No hacerlo ahora, incrementara los riesgos de continuar sumergiéndonos en el abismo propiciado por la dictadura a consecuencia del hambre, la muerte y la desolación.
Sobre esa materia existe un precedente cuando los EEUU, a solicitud del gobierno, colaboro abiertamente con las autoridades colombianas para acabar con los grandes carteles del narcotráfico. En efecto, en Colombia, la guerra contra el narcotráfico comenzó el 30 de abril de 1984, cuando sicarios del líder del Cartel de Medellín y entonces diputado suplente, Pablo Escobar Gavidia, asesinaron al Ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, razón suficiente para que el presidente Belisario Betancur, implementara de manera inmediata la Ley de Extradición hacia los EEUU contra los narcotraficantes. En la tarde del 2 de diciembre de 1993 Pablo Escobar Gavidia sería abatido por un comando del grupo de búsqueda entrenado por los EEUU. Por supuesto que la situación de Venezuela es diferente. Mientras que en Colombia el narcotráfico luchaba para tomar el poder, en Venezuela el narcotráfico desde el poder, con la complicidad de la FAN, trata de someter, a sangre y fuego, al 90% de la población que le adversa.
No creo que tú, compatriota, prefieras, continuar "disfrutando" de la invasión narco-cubana, propiciada y financiada por los traidores a la patria o esperes una salida cuando el capo de narcotráfico, aliado del grupo terrorista Hezbollah, Tareck El Aissame, ocupe la presidencia.
Entonces concluiremos en que es muy difícil que un pueblo desarmado logre someter a sus secuestradores para enfrentarlos a la justicia, cuando están utilizando las armas de la república para su fechoría. Esa es razón suficiente para entender que la sociedad venezolana requiere de la ayuda internacional para lograr su LIBERTAD. Caracas, 15 de agosto de 2017. rdbustillos@gmail.com, @rdbustillos