Monday, September 2, 2013

[RED DEMOCRATICA] No. 293, Cronistas Bogotanos

 


¡100.000 lectores semanales!

 

 

DIRECTOR: Gonzalo Márquez Cristo. EDITORES: Amparo Osorio, Iván Beltrán Castillo. COMITÉ EDITORIALFabio Jurado Valencia, Carlos Fajardo, Marcos Fabián Herrera, Maldoror. CONFABULADORES: Óscar Collazos, José Chalarca, Sergio Trujillo Béjar, Fabio Martínez, Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Najar (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica).

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con el asunto "Retiro"

 

 

Cronistas bogotanos

 

 

Publicamos aquí el Prólogo del libro Cronistas bogotanos, de reciente aparición, editado por la Colección Los Conjurados con el apoyo de IDARTES. 

La imagen de portada, "Hombre dibujando un río de sangre", es de autoría del artista antioqueño Germán Londoño.

 

Por Olga Sanmartín

 

Parecería inútil, todo un despropósito, concebir la idea de lanzarse a editar una antología de crónicas periodísticas, ese género que en Colombia está demodé, que es despreciado y depreciado por gerentes con ínfulas de editores, por editores enceguecidos por el síndrome de la chiva y por esa nueva especie de ratones de biblioteca, entusiastas lectores  de notas de actualidad y pie de fotos del jet set.

Hoy, lastimosamente, resulta casi milagroso toparse con una crónica en las páginas de la prensa nacional, porque los buenos textos, a ojos de los editores modernos, ocupan demasiadas hojas y resultan poco atractivos para este mundo actual que ya no lee.

Es por eso, entre otras muchas razones, que la publicación de esta antología de crónicas escritas por bogotanos cobra mayor relevancia, es más apreciada y se convierte en un acto de valentía editorial al que ya nadie quiere apostarle; este compendio de textos maravillosos demuestra que el periodismo debe trascender la gélida tarea de narrar los hechos, casi con la misma y tediosa mecánica que los obreros usan para empacar salchichas o los cajeros para contar billetes. La crónica, el género periodístico más cercano a la literatura, evita ese desastre periodístico y rescata las percepciones, la reflexión, el juicio, la agudeza y los sentimientos de quienes viven los hechos para luego contarlos de manera intensa, profunda, sentida.

Si la crónica en Colombia, un país que habita al borde del abismo, aún tuviera la vigencia y la importancia de otros tiempos no tan lejanos, los periódicos y las revistas dejarían de tratarnos y de tratar los hechos con la distancia y frialdad propias de las estadísticas, los números, los porcentajes, las listas... Entonces, los hechos –violentos, trágicos o felices- serían narrados con nombres propios, pintados de colores oscuros o vivaces, pero siempre, y en todo caso, el ser humano y sus avatares, los aconteceres y las noticias nos tocarían de cerca y excitarían nuestras emociones.

Este compendio de doce textos, publicados en diversos medios escritos, en momentos y tiempos diferentes, espejo de muchas realidades que nos han devastado y que nos han alegrado, tiene tanta vigencia hoy como la tuvo cada historia divulgada en el pasado. Esa es la magia de la crónica. Los elegidos, no por ausencia de otras muchas plumas maravillosas, nacieron en Bogotá y han trasegado este género por años.

Jorge Enrique Botero, con su magistral texto titulado "Sombra nada más", da testimonio del cruel destino que persiguió a Martín Sombra antes de convertirse en guerrillero: un niño que como tantos otros fue víctima de la violencia de los cincuenta, del hambre, de los políticos, del sistema y, para enredar más el asunto, de la que creía su salvadora, una monja aparentemente inocente que bajo sus hábitos escondía los más bajos instintos. 

El villano de la máscara azul es el texto en el que Daniel Samper Pizano acude a la memoria para desenterrar una anécdota de su niñez en las arenas del pancracio, donde el mejicano Blue Demon, ícono de la lucha libre, se convirtió en su obsesión tras propinarle a su padre un "agravio" inolvidable. Con el humor que le caracteriza, Samper aprovecha este pasaje de su vida para hacer un retrato de la época de oro de la lucha libre en Bogotá y de sus míticos personajes. En estas líneas, la versión mexicana de la lucha libre olímpica de la antigua Grecia está magistralmente descrita.

Iván Beltrán Castillo, en su crónica titulada "La rebelde más vieja de la Tierra" –entrevista a Débora Arango– le da vuelta al calendario y la toma a ella de la mano para invitarla a reflexionar y a desentrañar el tiempo. Un paseo por la vida de "la pintora más vieja de Colombia", que a sus 96 años y pocos meses antes de partir, le concedió al periodista su última entrevista, una suerte de encuentro mágico, revelador e intenso; una visión honda, sagaz y algo onírica de esta rebelde que escandalizó al país con sus pinturas de desnudos y que, sin atisbo de arrepentimiento y con cerca de un siglo de vida a cuestas, entre otras maravillas, afima: "Me quedé soltera porque descubrí que la pintura y el arte son unas pasiones más dignas que el amor y sus desdichas…"

Después de leer la crónica de Antonio Morales Riveira, la milenaria Pompeya no debería pasar inadvertida ni para el más apático de los turistas. En su texto, Morales se sumerge en las ruinas de la ciudad y les da vida, como si una máquina del tiempo lo transportara al siglo I: "Entro al gran foro y ya no soy yo. O tal vez sí. Me veo romano, lanzo las faldas de mi túnica sobre los hombros, camino distinto, los aromas no me huelen a viejo sino a día a día, a cotidianidad urbana. (...) No es el rictus de la muerte lo que se reconoce en esas caras y esos cuerpos. Es el instante del paso de la vida a la muerte que no es lo uno ni lo otro…"  Un derroche de imaginación y discernimiento.

"El caso número 11" es el título de texto de Javier Osuna Sarmiento, la historia macabra pero milagrosa de Rubén Montes, un hombre apacible y dedicado a la reparación de electrodomésticos, a quien el destino le cruzó una daga mortal el 27 de mayo de 2004. Sobreviviente excepcional de las torturas y los múltiples intentos de asesinato por parte de los paramilitares del Bloque Héroes de los Llanos Orientales, que masacró a más de seis mil personas, hoy, con la vida destrozada, Rubén alza la voz para que sean develadas las mentiras de sus victimarios y recompensados, al menos en parte, sus derechos vulnerados. Radiografía de una pesadilla de la que pocos despertaron y que, irremediablemente, sigue asaltando el sueño de los colombianos.

"Mientras dormía, sintió que un soldado deslizaba la mano por su espalda hasta colocarla en la parte superior del pantalón. Ciro Velasco se despertó, intentó dar media vuelta para lanzar un puñetazo pero el soldado lo retuvo con todo el peso del cuerpo, le tapó la boca con una mano, y con la otra le empezó a bajar la bragueta…" Así comienza su crónica Diana María Pachón, "La historia del soldado que se convirtió en mujer", relato desolador de uno de los secuestrados por la FARC en 1998.  Violado en cautiverio, se transformó en mujer y desde su liberación en 2001 vive una tragedia peor a la de su secuestro. Es la historia de Ciro o de Sandra, según se prefiera, pero es también la de otros soldados secuestrados y liberados, y de nuevo abandonados y olvidados, cuyas vidas quedaron suspendidas para siempre.

Asdrúbal es otra víctima de las fuerzas oscuras del Estado colombiano. En su crónica, "Luis Asdrúbal Jiménez: Motivos de exilio, razones de vida", Mónica del Pilar Uribe registra su desastre desde Londres, ciudad que lo acogió, después de sufrir un grave atentado en 1988. El padecimiento de este abogado, que quiso defender a los trabajadores de los atropellos de la bananeras en Urabá, se postergó por más de treinta años, cobró la vida de sus hermanos y, con el paso del tiempo, la de él mismo. De poco valieron sus denuncias: el Estado colombiano desconoció los fallos y lo condenó al destierro perpetuo.

En "El hombre más rápido del mundo en la ciudad más lenta de la Tierra", Germán Hernández registra la visita a Bogotá de Michael Johnson, en 1993. Marcada por la ironía y el humor y narrada de manera detallada, puntual y extraordinaria, rastrea el periplo del velocista por la ciudad que fue capaz de convertir a una liebre en una tortuga. Deliciosa crónica de un despropósito.

Fueron muchos los periodistas que se desplazaron para registrar la apocalíptica tragedia que borró del mapa a Armero, pero pocos la rastrearon pasado el tiempo. En "Llueva llueva y caiga arena", Carlos Mauricio Vega recogió por cerca de tres años los testimonios de varios sobrevivientes en los campos de refugiados. Con ellos y a través de un personaje principal, tejió esta conmovedora  radiografía de los momentos de terror que fracturaron la existencia de los armeranos. "Sólo entonces supimos que el mundo, tal como lo habíamos conocido, había desaparecido y era otro…" Y para siempre fue otro, porque la catástrofe se hizo sempiterna en los campamentos donde la hecatombe no era de barro ni de agua ni de lava sino de ignominia: "Mejor nos hubiéramos quedado entre el fango con los demás muertos, o con los muertos del cementerio que fueron los únicos que sobrevivieron". Retrato revelador, hondo y estremecedor.

Amparo Osorio, en su poético texto titulado "Que la tierra te sea leve", rescata de entre las tumbas el epitafio, aquella frase puntual y última, a veces estremecedora, otras cínica, alegre, triste o irónica, que intenta, desde tiempos inmemorables, inmortalizar la esencia de los que ya no tienen cuerpo; galería de epitafios, palabras  omnipotentes que vivifican las ánimas, en este caso de hombres y mujeres cuyos huellas indelebles se retratan en las lápidas de los cementerios. Se emplazan los  epitafios de Richelieu, Simón Bolívar, Alejandro Magno, Julio Cortázar, L. V. Beethoven, William Butler Yeats, J. L. Borges,  William Butler Yeats, William Shakespeare, entre muchos otros, que de nuevo y a través de este texto alzan sus voces.

En la historia de "Chaín, el mago", de oficio pescador y enterrador de los cadáveres que fueron arrastrados por la corriente de los ríos Satinga, Sanquianga y Patía hasta Bocas de Satinga, un pequeño pueblo de Nariño, Alfredo Molano pone en evidencia la barbarie que azotó la zona durante los enfrentamientos por el control territorial entre guerrilleros y paramilitares. Chaín es el único hombre de la región que se ocupa por darle santa sepultura a tanto NN. Radiografía de la barbarie paramilitar y de la indolencia e indiferencia de las autoridades de una nación curtida por la violencia.

Y si fue negro el destino que corrieron, y probablemente siguen corriendo, los cadáveres de los asesinados a manos de los paramilitares, Hollman Morris, en su crónica "Los resistentes", desnuda la verdad cruel que enfrentaron varios sobrevivientes del Urabá chocoano, desplazados salvajemente de sus tierras por las autodefensas. Se llamaron "los encaletados" y fueron decenas de familias campesinas agazapadas en cambuches, en medio del monte en cercanías del río Atrato, donde por tres larguísimos años los acompañó el hambre, la muerte, las enfermedades, el miedo, el Estado ausente y dos grandes enemigos, el Ejército y los paramilitares. No sin razones, prefirieron autodenominarse "los resistentes". Crónica de una barbarie que nadie vio.

Todas estas historias deberían obligarnos y motivarnos a recuperar el género de la crónica, por respeto a los lectores que aún se dejan seducir por la magia de las palabras, por las historias bien contadas, las que trascienden el registro de la escueta noticia y los apuntes de revistas, periódicos y redes sociales. Para quienes todavía se atreven a apostarle a la imaginación, para los amantes de la aventura, de la minucia, de las emociones... Para  aquellos que dejan atrás la inmediatez de los hechos para sumergirse en alma de los acontecimientos.

 

 

 

Fabio Martínez

Nuevo Director de la Universidad del Valle Sede Pacífico

 

 

El escritor, académico y columnista Fabio Martínez, fue nombrado Director de esta importante sede universitaria ubicada en el puerto de Buenaventura.

La sede tiene 26 años de historia, cuenta con 1.500 estudiantes y catorce programas académicos, entre los que sobresalen: Administración de Empresas, Biología, Trabajo Social, Arte Dramático, Gestión Portuaria, Logística, Mantenimiento y Equipo Portuario.

Fabio Martínez nos anunció el 9o Encuentro Universitario de la Cultura, a realizarse en la sede, del 15 al 18 de octubre.

A este escritor y asiduo colaborador de Confabulación, le deseamos ¡buen viento y buena mar!

 

 

 

Cuando la literatura es cerrazón

 

 

Por Gabriel Arturo Castro

 

La noción de literatura regional es un concepto interesado y centrado en el encierro de una provincia a los principios universales de la creación, de la mano de la autosuficiencia o de la peligrosa autarquía, cuando intenta desde su exclusivo ámbito geográfico imponer una hegemonía conservadora, no disidente, subversiva ni interrogadora de los poderes locales, quienes se benefician política y económicamente de  tal "literatura". Criterios simplistas la caracterizan. Basta que un autor sea oriundo de una determinada región para que su producción, sin importar su calidad estética o trascendencia, sea admitida en el dominio de la literatura regional, una especie de miscelánea donde todo cabe y funciona: la melancolía, la nostalgia, la añoranza y el recuerdo, la escritura de una inmovilidad, ajena al paso del tiempo; la monotonía de un ambiente rutinario y opresor; un tiempo que no se actualiza y no posee el menor deseo de cambio.

Se puede decir que existe ya una rama de los estudios literarios, que se le asigna el sobrenombre de "literatura regional", un área profundamente desigual, dado su afán clasificatorio, olvidando que la literatura artística es una sola, sin el efecto del compartimento estanco. Encontramos, como supuesto respaldo un gran número de publicaciones de muy poca calidad interpretativa, basada más en los prejuicios ideológicos y culturales de un realismo trasnochado y banal, heredero a su vez de una arqueología que no le interesa la ruptura sino la continuidad.

El realismo tiene aún sus adeptos anacrónicos y su lucha original contra lo esclorotizado y lo decadente se ha vuelto en su contra. En ese sentido los nostálgicos hablan de un regreso al helenismo, a la mitología clásica, al arte renacentista y decimonónico.

Otros, en su versión local, se alojan dentro de lo pintoresco, el folklorismo, la oralidad, la tradición irremediable y el coloquialismo a usanza. Muchos escritores vuelven a encerrarse dentro de la pequeña aldea donde pregonan su afán de verosimilitud, veracidad y representación. Desconocen que ser modernos, tal como lo escribe Henry Luque Muñoz, es "salir del saco amniótico de la parroquia y no temer al canibalismo primordial de apropiarnos de todas las opciones culturales (...) El regionalismo y el patriotismo a ultranza terminan siempre en riesgos: concluyen nutriendo sentimientos que rozan el fascismo, que nutren la xenofobia y el desprecio por otras parcelas culturales y humanas".

Pese a todo, sobreviven el sentimentalismo romántico, la didáctica moralista y la representación cruda de la realidad. Suponen,  erróneamente, como lo afirma Pablo Montoya, "que por reflejar la exactitud merecen ser llamados artistas".

Nada de desavenencia con el pasado, poca incertidumbre y transformación, sólo recuerdos fragmentados y anecdóticos sin voluntad creativa y crítica, afán por lo habitual, lo común y la costumbre, actitud propia de una comunidad pequeña y cerrada, tal como afirma Ríos Carratalá: "La cerrazón de una comunidad poco dúctil y que rechaza lo ajeno o distinto, se encierra en sí misma y suele manifestar su actitud hostil ante cualquier posibilidad de cambio". Es el reino del dogma y de lo monolítico, del conformismo mediocre y silencioso de quienes poseen un respeto desmesurado por la tradición, sin enriquecerla o modificarla. Porque el provincianismo, más que una fatalidad geográfica, es un estado del espíritu. "Todos en alguna medida han sufrido el provincianismo, en La Habana, en Londres, en París, en Buenos Aires…en Remedios, en Zulueta, en Camajuaní, en Sagua la Grande; pero sólo unos pocos supieron elevarse", afirma Mauricio Escuela Orozco.

Dicha vuelta al provincianismo por medio de  un afecto localista es palpable. Benéfica es su actitud cuando se trata de reafirmar la identidad o advertir afinidades culturales de enorme valía. Nociva al levantar los muros  para negar la modernidad y la universalidad o al llegar a pensar dogmáticamente que los hábitos, experiencias y productos particulares, propios de la provincia, son siempre lo  mejor. ¿Regionalismo fanático y excluyente, reflejo erróneo que mezcla intereses políticos y económicos, otra manera del subdesarrollo, sentimiento de inferioridad? ¿Atraso cultural en cuanto a pobreza e insuficiencia del pensamiento y de las obras? 

Según palabras de Michael Ende, provincianismo es un aferrarse miedosamente a convenciones, vacías ya de contenido. Lo cierto es que una de las vías para consolidar lo parroquial es la mitificación de ciertos personajes, quienes valiéndose de su poder intentan legitimar una obra casi siempre mediocre (la política reemplazando al arte). El crítico Mario Sesti ha llamado Claustrofilia a lo que ocurre exclusivamente en un ámbito doméstico, limitado a las cuatro paredes, pero donde no es posible comunicar, cultivar la propia individualidad ni desarrollar un drama donde el mundo particular esté integrado al cosmos total. El tránsito del "refugio de la intimidad" al espacio universal se ve truncado debido al provincianismo.

Sombrío y limitado panorama de orfandad y aislamiento cultural, "los tiempos muertos de la provincia", según Luciano Egido. ¿Esquizofrenia disfrazada de identidad?

 

 

Cartografías Cinematográficas

 

 

Por Omar Ardila

 

Reproducimos la introducción del libro Cartografías cinematográficas, ya disponible en las librerías del país

 

Deslindar, demarcar, trazar mapas sobre superficies abstractas; establecer relaciones con el espacio siguiendo flujos temporales, afectivos e intensivos; producir líneas de fuga activas, subjetividades liberadas; en fin, instaurar cartografías cinematográficas… ese es el propósito central de este texto. De la misma manera como Deleuze concibió la variación producida por el cine moderno, al que veía más preocupado por una cuestión geográfica antes que histórica, nuestro interés también es vincular espacios fílmicos (no necesariamente topológicos) con afecciones, recorrer territorialidades e identificar algunos de sus flujos y cortes.

En la primera parte (la que más se refiere a un espacio geográfico) intentamos hacer una inspección de manera convencional, sobre algunos aspectos relevantes de la presencia del cine en Latinoamérica, desde los primeros brotes acaecidos a finales del siglo XIX hasta los producidos en el primer quinquenio del siglo XXI. Si bien es cierto que el recorrido es cronológico, tratamos de identificar dos cortes que nos demarcan tres momentos de producción fílmica (que a la vez es maquínica y deseante) en los que se recuerdan y exaltan las luchas personales y grupales para darle vida, sostener y afianzar el dispositivo cinematográfico. Aunque fugazmente, tratamos de reseñar y recordar a algunos pioneros como los hermanos Alva, los hermanos Di Doménico, Eugenio Py, Fernando Valle, Antonio Leal y Luís de Barros; las búsquedas experimentales de Mauro Peixoto, Humberto Mauro o Federico Valle; el paso relativamente corto por estos territorios de figuras de talla mundial como Eisenstein o Buñuel; la radicalidad de algunas propuestas como el Nuevo cine latinoamericano, el Tercer Cine o el Cinema Novo; en fin, múltiples tensiones y afecciones que han atravesado la producción cinematográfica en el Territorio del Sur.

Dispositivos y pensamientos (la segunda parte) se adentra en paisajes físicos y mentales que han vinculado la imagen con el pensamiento, tratando de hacer del mecanismo cinematográfico una forma que piensa. En el surgimiento de las primeras vanguardias cinematográficas, las cuales propendían por liberarse de los vínculos asfixiantes con la literatura y el teatro, y más bien trataban de buscar cercanías con el mundo de la plástica, identificamos los primeros intentos de construirle un espacio propio al cine frente a las otras artes. Precisamente, uno de esos creadores que vislumbró con agudeza el alcance que podría tener el cine, fue Antonin Artaud, razón por la cual le dedicamos un ensayo sobre su encantamiento inicial y su frustración posterior. Fueron tan importantes las discusiones y propuestas conceptuales iniciadas en esos primeros movimientos vanguardistas, que múltiples extensiones de las mismas, se propagaron y oxigenaron al cine durante el siglo XX, y aun iniciando el siglo XXI, siguen expandiéndose. Es el caso de las renovaciones tecnológicas auspiciadas por el cine-digital o de la búsqueda de intertextualidades agenciadas por el cine-ensayo, temas a los que también les dedicamos nuestras reflexiones.

Del amplio universo de directores que han logrado constituir un sello, una identidad, una verdadera poética, que se conserva y que ha establecido un bloque de sensaciones, una composición estética, hemos escogido aleatoriamente a cinco: cuatro con su obra consumada y uno que ha empezado su trabajo con pasos firmes, seguros y muy prometedores. Nos referimos a Rosellini, Fellini, Angelopoulos, Loach y Reygadas. Sin duda, los filmes de estos creadores, dada la maestría de su elaboración, les han dado vida a selectos imaginarios, razón por la cual decidimos seguir sus líneas para trazar mapas que sobrepasan las fronteras espaciales y temporales.

Finalmente, teniendo en cuenta que los flujos siempre están deviniendo, alimentando un ritornelo que posee sus propias tensiones y contingencias, y que las subjetividades toman verdadera vitalidad cuando producen realidad, cuando se evaden de la quietud fantasmática para experimentar en lo real, nos hemos detenido en algunos filmes que han propagado su brote rizomático en nuestras propias líneas, permitiéndonos vivenciar diversas afecciones. Son ellos, La pasión de Juana de Arco de C.T. Dreyer, Hiroshima mon amour de Alain Resnais, La Trilogía Qatsi de Godfrey Regio, La Trilogía Matrix de los hermanos Wachovski, Allegro de Christoffer Boe y El Rey Lear de Grigori Kozintsev.

Es oportuno aclarar que estos textos fueron realizados entre 2005 y 2012, y cuando se trata de cinematografías o de autores específicos, se llega hasta un momento determinado, razón por la cual, hay omisiones de las obras realizadas con posterioridad a la escritura de los mismos. Nos referimos especialmente a los ensayos sobre Loach y Reygadas, y al texto sobre el cine latinoamericano.

 

 

CARTAS DE LOS LECTORES

 

RETORNO A NUESTROS ORÍGENES. Ahora que en cabeza de Mariano Rajoy está la gestión del Gobierno de España de solicitar a la Comisión Europea y los demás Estados del Espacio Schengen que se elimine la exigencia de visados para los colombianos y peruanos que deseen visitar los países de la UE, no podemos menos que aplaudir esta iniciativa y decir con la canción de Serrat: sería todo un gesto de buena educación. Ojalá esta buena nueva se dé muy pronto y los colombianos podamos ir a España sin el viacrucis que en la actualidad representa solicitar un ingreso a nuestros orígenes. Ignoro la razón de esa afortunada noticia, pero imagino que notaron que los delincuentes de cualquier forma entrarán a ese territorio, en tanto las onerosas disposiciones migratorias están espantando a los millones de turistas honestos que les dejarían sumas cuantiosas de dinero. Por la razón que sea, siempre celebro que se disuelvan las fronteras. Valentina González Díaz

* * *

PAISAJE CAFETERO. Un saludo cariñoso a los confabulados. Leyendo el artículo de Carlos Fajardo, viene a mi mente el paisaje cultural cafetero que se convertirá precisamente en un "bien y un servicio más de consumo" y sin ninguna funcionalidad donde los ganadores serán aquellos que manejan las empresas turísticas y muy poco le quedará al pequeño caficultor quien es el que lo ha creado, mantenido y sufrido. De nuevo, gloria eterna a los confabulados. Jorge Correa Bernal, Sociologo, UN.

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EL GAVIERO MUTIS. Gracias por el homenaje a uno de los grandes de las letras hispanoamericanas. Desde hace tres años sigo el rastro de ustedes, pero desafortunadamente en Chile, donde resido, me ha sido imposible encontrar su libro de Grandes entrevistas de Común Presencia. René Villafañe Orduy.

Respuesta: Puedes comprarlo en la vitrina de Amazon

 

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FELICITACIÓN Y PEGUNTA. Quiero manifestarles que me gustaron mucho los textos de Omar Martínez sobre El acto creador y Para qué escribir. Son ensayos de gran penetración y poesía. Estaré muy pendiente de la presentación de este libro y también quisiera que me regalen el correo de este profesor para tener más información sobre su famoso Laberinto, que conocí hace ya varios años en una universidad bogotana. Angelita Botero Daza.

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