Del "Clarín" de hoy...
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2009/07/12/z-01956912.htm
"Judíos y árabes vivieron más tiempo juntos y en paz que separados y
en guerra"
El conflicto en Medio Oriente no quebró los vínculos entre minorías
inmigrantes, con una historia de tradiciones compartidas en la que se
pueden juntar ortodoxia religiosa y pragmatismo político.
Fabián Bosoer.
fbosoer@clarin.com
A punto de evocarse, en los próximos días, el decimoquinto aniversario
del atentado contra la mutual israelita argentina, la AMIA, resulta
propicio recordar y rendir tributo a la rica historia de la
inmigración judía y árabe en nuestro país y al ejemplo de convivencia
natural que se dio siempre entre las distintas colectividades. Dentro
de ellas se inscribe la trayectoria de los judíos que vinieron de
Medio Oriente, mucho antes de que se creara el Estado de Israel. Las
guerras árabe-israelíes taparon luego estas cercanías, que sin embargo
siguen presentes tanto en nuestro país como en algún trasfondo de lo
que se da en llamar "el mundo árabe". La experiencia singular de los
judíos sirio-libaneses en la Argentina nos ilustra sobre estas
afinidades y de ello conversamos con Susana Brauner, Doctora en
Ciencia Política de la Universidad del Salvador, con maestría en la
Universidad de Tel Aviv, investigadora y docente universitaria en la
UADE, autora del libro "Ortodoxia y pragmatismo. Los judíos de origen
sirio en la Argentina" (Lumière, 2009).
Se habla comúnmente, por razones geopolíticas, históricas, religiosas
o culturales, de un Israel frente al "mundo árabe". ¿Es posible decir,
más allá de la guerra que dividió a estos pueblos, que Israel tiene
muchas mayores afinidades con ese heterogéneo mundo árabe?Lo que
podemos decir, primero, es que Israel es parte de Medio Oriente. Es el
producto, en cuanto a su población, de grupos de muy distintos
orígenes. Entre ellos, también de los judíos que vienen del mundo
árabe, además de los que provienen de Europa o de Asia o de
Latinoamérica o de África. Podemos hablar de un país que pertenece a
Medio Oriente y que aparte fue adquiriendo muchas prácticas y nociones
teóricas, en general del mundo árabe, por su ubicación.
Históricamente, fueron los judíos europeos, quienes forjaron y
construyeron la matriz del nuevo Estado, los que constituían su
población mayoritaria. Los judíos del mundo árabe fueron una minoría,
aunque fueron creciendo. No a muchos les gusta designarlos como
"judíos árabes". Pero sí, judíos del mundo árabe o judíos orientales
en un país donde confluyen Occidente y Oriente.
El clima de respeto y convivencia que existió siempre en la Argentina
entre árabes y judíos, ¿sigue siendo un ejemplo válido para
contraponer al conflicto en Oriente Medio, a la islamofobia, los
fundamentalismos y los rebrotes antisemitas?
Sí, pienso que sí. Tenemos, por ejemplo, a los judíos de origen árabe,
que constituyeron una inmigración muy particular. Hasta hoy las
cuartas generaciones todavía siguen empleando algunos términos en
árabe y disfrutando la comida y música árabe. Hasta los años '60,
primó la cordialidad y la convivencia en diferentes asociaciones y en
sus zonas de residencia. Cuando se radicaliza el conflicto en Medio
Oriente la cosa cambia. Las nuevas generaciones de argentinos no
cultivan las mismas relaciones que sus padres. De todos modos, hasta
el día de hoy, prima la convivencia y la intención de no trasladar
tensiones ajenas a la realidad nacional en el país, así como también
aún está presente el recuerdo de los vínculos que tejieron sus
ancestros en el mundo árabe. Judíos y árabes, al fin y al cabo,
vivieron más tiempo juntos y en paz que separados y en guerra.
Se conoce más la historia de la inmigración judía europea, pero
también hubo una inmigración judía del mundo árabe que vino a nuestro
país ¿Qué importancia tuvo?
Así es. En general, la mayoría de los estudios fueron sobre la
colectividad judía en general y, dentro de ésta, la 'askenazí' en
particular, que eran quienes vinieron de Europa y hablaban ídish. Los
de origen sefaradí, que venían en su mayoría del Líbano y Siria -que
en ese entonces formaban parte del Imperio Otomano- no fueron muy
visibles en nuestro país. Tuvieron más protagonismo recién en la
década del '90, cuando salieron a la luz conflictos internos dentro de
la colectividad judía, entre askenazíes y sefaradíes, y dentro de
éstos últimos, los que también hablaban árabe.
¿En que condiciones arribaron al país?
Provenían de una sociedad muy diferente y de la que se sentían parte.
Al igual que otros judíos del mundo árabe habían interiorizado las
pautas culturales de la región: el idioma árabe, la comida, la música,
la fuerte religiosidad... Frente a la crisis económica del Imperio
Otomano, comenzaron a emigrar en busca de nuevas perspectivas. Como
los sirio-libaneses de otros credos, fueron considerados como parte de
las corrientes migratorias "exóticas", no eran nórdicos ni
anglosajones ni franceses ni italianos ni españoles. No eran
profesionales ni pretendían dedicarse a la agricultura; eran
comerciantes que hablaban un idioma muy extraño y que profesaban una
religión diferente.
¿Y venían con una memoria de persecuciones también, o no?
En general, ellos no sufrieron el antisemitismo. En el Imperio Otomano
coexistían varias comunidades religiosas bajo una autoridad suprema e
islámica, y en ese marco ellos vivían como una comunidad casi
autogobernada. A diferencia de los armenios, no sufrieron feroces
matanzas. Pero con el correr del tiempo, comenzaron también a ser
víctimas de crecientes persecuciones.
¿Tenían más cercanía con los árabes cristianos o musulmanes que con
los propios judíos de origen europeo?
Aparte de la cordialidad que hubo en los distintos barrios, donde
ellos convivían, por ejemplo, en Once o en Flores, de comprar el pan
en la panadería de los árabes, al principio se puede decir que sí,
tenían muchas más tradiciones en común que con los judíos de origen
askenazí; el idioma, las comidas, las canciones... Hay muchas
anécdotas, por ejemplo de los rabinos, que eran de origen sirio, que
los mismos árabes cristianos o musulmanes cuando pasaban a su lado les
hacían una reverencia en señal de respeto. Esto cambia cuando empieza
a radicalizarse el conflicto de Medio Oriente, donde toman posturas
diversas... Pero más allá de las posturas que hayan adoptado, cabe
recordar que su vida transcurre en Argentina, compartiendo con otros
argentinos los vaivenes políticos y económicos del acontecer nacional.
¿Eso contradice el estereotipo de una comunidad más cerrada sobre sí
misma?
Claro, hay que evitar miradas "hacia adentro", donde pareciera que los
judíos -o los musulmanes- viven en una especie de burbuja. Por eso,
observando sus modos de participación política, se puede señalar que
no tuvieron actitudes muy diferentes al resto de la sociedad argentina
y, en particular, de los sectores de clase media.
¿Por qué razones hoy en día alguien que tiene antepasados, proviene, o
tiene cierta marca de
identidad en alguna comunidad inmigrante, se acerca a una pertenencia
comunitaria?
Los espacios que construyen estas comunidades son muy contenedores,
brindan seguridad, un alto grado de pertenencia grupal y respuestas
claras a problemas de distinta índole, afectivos, económicos, sociales
o incluso políticos. En cuanto a las comunidades sirias transitaron
procesos de apertura, de argentinización y de debilitamiento de las
prácticas religiosas como también de revitalización de la
religiosidad. En los 50´, comienzan con una especie de retorno a
viejas prácticas. Y ya en los 70´, todo ese proceso se agudiza. En
este contexto, se acerca a las asociaciones mucha gente de la propia
comunidad que se había alejado de prácticas religiosas muy estrictas,
pero que aún estaban vinculados por otros lazos, familiares o
económicos.
¿Cuánto de ese mayor protagonismo sefaradí tiene que ver con el
resurgimiento de la religiosidad y de los sectores religiosos en la
comunidad judía?
Creo que este proceso comenzó como un fenómeno local, pero después se
fue retroalimentado con otros fenómenos a nivel mundial: la crisis de
los partidos de centroizquierda, tanto en Israel como en el resto del
mundo, y la crisis de las ideologías, entre ellas el sionismo, que
daban sentido de pertenencia política, alentó esta influencia del
factor religioso. Hay toda una revisión cultural respecto de las
elementos que conforman la identidad nacional de los argentinos
¿Qué rasgos particulares aportan los judíos del mundo árabe a esta
identidad nacional construida de manera más plural?
Es cierto, ellos junto con el resto de los otros "turcos", musulmanes
y cristianos, fueron percibidos por cierto nacionalismo como los
"extraños", los "exóticos", "mercachifles" de bagatelas, gente que no
venía a trabajar la tierra, que no era profesional, que no sabía
hablar bien el idioma, es decir en general eran parte de "los otros".
Son minoritarios, pero su presencia aportó una notable diversidad en
la construcción de la Argentina, son parte de los "otros" que, sin
embargo, constituyen una parte integral e integrada al mosaico
argentino. Esto nos introduce entonces a una mirada sobre estos
"otros", pero ya no como excluidos sino como parte constitutiva de la
sociedad argentina... como también a una mirada que refuta las
nociones esencialistas de identidad. No existen identidades
inmodificables y además la misma matriz cultural puede dar lugar a
comportamientos diversos e incluso antagónicos.
Señas particulares
Autora del libro "Ortodoxia y Pragmatismo. Los judíos de origen sirio
en la Argentina" (Lumière, 2009) Nacionalidad: argentina actividad:
historiadora, politologa y docente universitaria (UADE)
Entre Alepo, Damasco y la Tierra Prometida
Parece difícil desde el sionismo extremista o el islamismo
fundamentalista encontrar un reconocimiento mutuo de los derechos de
cada pueblo de construir y habitar, con paz y seguridad, su propio
estado. ¿La experiencia de los judíos de origen sirio libanés, puede
ser un ejemplo en el que la religión, la historia y la política no
necesariamente dividen, sino que pueden unir, producto de esta memoria
o este relato? Susana Brauner responde contando una anécdota: "Es un
hecho real, de los años '90, en el marco de las negociaciones cuando
argentinos judíos de origen sirio estaban apoyando la devolución de
territorios a cambio de la paz. En esos momentos, ellos estaban
evaluando visitar Alepo y Damasco, las ciudades de sus ancestros, como
una probabilidad muy reconfortante. Se hablaba incluso hasta de
negociar las indemnizaciones, porque así como hay árabes que perdieron
sus tierras y sus propiedades, también hay judíos que las perdieron en
el mundo árabe. Como producto de esa negociación, entre las fantasías
o no, estaba presente la posibilidad de volver y de visitar esas
ciudades. Era una memoria colectiva de haber vivido no una instancia
trágica, sino de una memoria nostálgica de lo que se perdió. Y una
actitud pragmática de los hijos en los años 90, cuando la paz se
vislumbraba más cerca. A partir de los 2000, con la radicalización del
conflicto palestino-israelí cambiaron las posturas, como también han
cambiado en la sociedad israelí".
http://www.clarin.
"Judíos y árabes vivieron más tiempo juntos y en paz que separados y
en guerra"
El conflicto en Medio Oriente no quebró los vínculos entre minorías
inmigrantes, con una historia de tradiciones compartidas en la que se
pueden juntar ortodoxia religiosa y pragmatismo político.
Fabián Bosoer.
fbosoer@clarin.
A punto de evocarse, en los próximos días, el decimoquinto aniversario
del atentado contra la mutual israelita argentina, la AMIA, resulta
propicio recordar y rendir tributo a la rica historia de la
inmigración judía y árabe en nuestro país y al ejemplo de convivencia
natural que se dio siempre entre las distintas colectividades. Dentro
de ellas se inscribe la trayectoria de los judíos que vinieron de
Medio Oriente, mucho antes de que se creara el Estado de Israel. Las
guerras árabe-israelíes taparon luego estas cercanías, que sin embargo
siguen presentes tanto en nuestro país como en algún trasfondo de lo
que se da en llamar "el mundo árabe". La experiencia singular de los
judíos sirio-libaneses en la Argentina nos ilustra sobre estas
afinidades y de ello conversamos con Susana Brauner, Doctora en
Ciencia Política de la Universidad del Salvador, con maestría en la
Universidad de Tel Aviv, investigadora y docente universitaria en la
UADE, autora del libro "Ortodoxia y pragmatismo. Los judíos de origen
sirio en la Argentina" (Lumière, 2009).
Se habla comúnmente, por razones geopolíticas, históricas, religiosas
o culturales, de un Israel frente al "mundo árabe". ¿Es posible decir,
más allá de la guerra que dividió a estos pueblos, que Israel tiene
muchas mayores afinidades con ese heterogéneo mundo árabe?Lo que
podemos decir, primero, es que Israel es parte de Medio Oriente. Es el
producto, en cuanto a su población, de grupos de muy distintos
orígenes. Entre ellos, también de los judíos que vienen del mundo
árabe, además de los que provienen de Europa o de Asia o de
Latinoamérica o de África. Podemos hablar de un país que pertenece a
Medio Oriente y que aparte fue adquiriendo muchas prácticas y nociones
teóricas, en general del mundo árabe, por su ubicación.
Históricamente, fueron los judíos europeos, quienes forjaron y
construyeron la matriz del nuevo Estado, los que constituían su
población mayoritaria. Los judíos del mundo árabe fueron una minoría,
aunque fueron creciendo. No a muchos les gusta designarlos como
"judíos árabes". Pero sí, judíos del mundo árabe o judíos orientales
en un país donde confluyen Occidente y Oriente.
El clima de respeto y convivencia que existió siempre en la Argentina
entre árabes y judíos, ¿sigue siendo un ejemplo válido para
contraponer al conflicto en Oriente Medio, a la islamofobia, los
fundamentalismos y los rebrotes antisemitas?
Sí, pienso que sí. Tenemos, por ejemplo, a los judíos de origen árabe,
que constituyeron una inmigración muy particular. Hasta hoy las
cuartas generaciones todavía siguen empleando algunos términos en
árabe y disfrutando la comida y música árabe. Hasta los años '60,
primó la cordialidad y la convivencia en diferentes asociaciones y en
sus zonas de residencia. Cuando se radicaliza el conflicto en Medio
Oriente la cosa cambia. Las nuevas generaciones de argentinos no
cultivan las mismas relaciones que sus padres. De todos modos, hasta
el día de hoy, prima la convivencia y la intención de no trasladar
tensiones ajenas a la realidad nacional en el país, así como también
aún está presente el recuerdo de los vínculos que tejieron sus
ancestros en el mundo árabe. Judíos y árabes, al fin y al cabo,
vivieron más tiempo juntos y en paz que separados y en guerra.
Se conoce más la historia de la inmigración judía europea, pero
también hubo una inmigración judía del mundo árabe que vino a nuestro
país ¿Qué importancia tuvo?
Así es. En general, la mayoría de los estudios fueron sobre la
colectividad judía en general y, dentro de ésta, la 'askenazí' en
particular, que eran quienes vinieron de Europa y hablaban ídish. Los
de origen sefaradí, que venían en su mayoría del Líbano y Siria -que
en ese entonces formaban parte del Imperio Otomano- no fueron muy
visibles en nuestro país. Tuvieron más protagonismo recién en la
década del '90, cuando salieron a la luz conflictos internos dentro de
la colectividad judía, entre askenazíes y sefaradíes, y dentro de
éstos últimos, los que también hablaban árabe.
¿En que condiciones arribaron al país?
Provenían de una sociedad muy diferente y de la que se sentían parte.
Al igual que otros judíos del mundo árabe habían interiorizado las
pautas culturales de la región: el idioma árabe, la comida, la música,
la fuerte religiosidad.
Otomano, comenzaron a emigrar en busca de nuevas perspectivas. Como
los sirio-libaneses de otros credos, fueron considerados como parte de
las corrientes migratorias "exóticas", no eran nórdicos ni
anglosajones ni franceses ni italianos ni españoles. No eran
profesionales ni pretendían dedicarse a la agricultura; eran
comerciantes que hablaban un idioma muy extraño y que profesaban una
religión diferente.
¿Y venían con una memoria de persecuciones también, o no?
En general, ellos no sufrieron el antisemitismo. En el Imperio Otomano
coexistían varias comunidades religiosas bajo una autoridad suprema e
islámica, y en ese marco ellos vivían como una comunidad casi
autogobernada. A diferencia de los armenios, no sufrieron feroces
matanzas. Pero con el correr del tiempo, comenzaron también a ser
víctimas de crecientes persecuciones.
¿Tenían más cercanía con los árabes cristianos o musulmanes que con
los propios judíos de origen europeo?
Aparte de la cordialidad que hubo en los distintos barrios, donde
ellos convivían, por ejemplo, en Once o en Flores, de comprar el pan
en la panadería de los árabes, al principio se puede decir que sí,
tenían muchas más tradiciones en común que con los judíos de origen
askenazí; el idioma, las comidas, las canciones... Hay muchas
anécdotas, por ejemplo de los rabinos, que eran de origen sirio, que
los mismos árabes cristianos o musulmanes cuando pasaban a su lado les
hacían una reverencia en señal de respeto. Esto cambia cuando empieza
a radicalizarse el conflicto de Medio Oriente, donde toman posturas
diversas... Pero más allá de las posturas que hayan adoptado, cabe
recordar que su vida transcurre en Argentina, compartiendo con otros
argentinos los vaivenes políticos y económicos del acontecer nacional.
¿Eso contradice el estereotipo de una comunidad más cerrada sobre sí
misma?
Claro, hay que evitar miradas "hacia adentro", donde pareciera que los
judíos -o los musulmanes- viven en una especie de burbuja. Por eso,
observando sus modos de participación política, se puede señalar que
no tuvieron actitudes muy diferentes al resto de la sociedad argentina
y, en particular, de los sectores de clase media.
¿Por qué razones hoy en día alguien que tiene antepasados, proviene, o
tiene cierta marca de
identidad en alguna comunidad inmigrante, se acerca a una pertenencia
comunitaria?
Los espacios que construyen estas comunidades son muy contenedores,
brindan seguridad, un alto grado de pertenencia grupal y respuestas
claras a problemas de distinta índole, afectivos, económicos, sociales
o incluso políticos. En cuanto a las comunidades sirias transitaron
procesos de apertura, de argentinizació
prácticas religiosas como también de revitalizació
religiosidad. En los 50´, comienzan con una especie de retorno a
viejas prácticas. Y ya en los 70´, todo ese proceso se agudiza. En
este contexto, se acerca a las asociaciones mucha gente de la propia
comunidad que se había alejado de prácticas religiosas muy estrictas,
pero que aún estaban vinculados por otros lazos, familiares o
económicos.
¿Cuánto de ese mayor protagonismo sefaradí tiene que ver con el
resurgimiento de la religiosidad y de los sectores religiosos en la
comunidad judía?
Creo que este proceso comenzó como un fenómeno local, pero después se
fue retroalimentado con otros fenómenos a nivel mundial: la crisis de
los partidos de centroizquierda, tanto en Israel como en el resto del
mundo, y la crisis de las ideologías, entre ellas el sionismo, que
daban sentido de pertenencia política, alentó esta influencia del
factor religioso. Hay toda una revisión cultural respecto de las
elementos que conforman la identidad nacional de los argentinos
¿Qué rasgos particulares aportan los judíos del mundo árabe a esta
identidad nacional construida de manera más plural?
Es cierto, ellos junto con el resto de los otros "turcos", musulmanes
y cristianos, fueron percibidos por cierto nacionalismo como los
"extraños", los "exóticos", "mercachifles" de bagatelas, gente que no
venía a trabajar la tierra, que no era profesional, que no sabía
hablar bien el idioma, es decir en general eran parte de "los otros".
Son minoritarios, pero su presencia aportó una notable diversidad en
la construcción de la Argentina, son parte de los "otros" que, sin
embargo, constituyen una parte integral e integrada al mosaico
argentino. Esto nos introduce entonces a una mirada sobre estos
"otros", pero ya no como excluidos sino como parte constitutiva de la
sociedad argentina... como también a una mirada que refuta las
nociones esencialistas de identidad. No existen identidades
inmodificables y además la misma matriz cultural puede dar lugar a
comportamientos diversos e incluso antagónicos.
Señas particulares
Autora del libro "Ortodoxia y Pragmatismo. Los judíos de origen sirio
en la Argentina" (Lumière, 2009) Nacionalidad: argentina actividad:
historiadora, politologa y docente universitaria (UADE)
Entre Alepo, Damasco y la Tierra Prometida
Parece difícil desde el sionismo extremista o el islamismo
fundamentalista encontrar un reconocimiento mutuo de los derechos de
cada pueblo de construir y habitar, con paz y seguridad, su propio
estado. ¿La experiencia de los judíos de origen sirio libanés, puede
ser un ejemplo en el que la religión, la historia y la política no
necesariamente dividen, sino que pueden unir, producto de esta memoria
o este relato? Susana Brauner responde contando una anécdota: "Es un
hecho real, de los años '90, en el marco de las negociaciones cuando
argentinos judíos de origen sirio estaban apoyando la devolución de
territorios a cambio de la paz. En esos momentos, ellos estaban
evaluando visitar Alepo y Damasco, las ciudades de sus ancestros, como
una probabilidad muy reconfortante. Se hablaba incluso hasta de
negociar las indemnizaciones, porque así como hay árabes que perdieron
sus tierras y sus propiedades, también hay judíos que las perdieron en
el mundo árabe. Como producto de esa negociación, entre las fantasías
o no, estaba presente la posibilidad de volver y de visitar esas
ciudades. Era una memoria colectiva de haber vivido no una instancia
trágica, sino de una memoria nostálgica de lo que se perdió. Y una
actitud pragmática de los hijos en los años 90, cuando la paz se
vislumbraba más cerca. A partir de los 2000, con la radicalizació
conflicto palestino-israelí cambiaron las posturas, como también han
cambiado en la sociedad israelí".
--
Claudio E. Gershanik
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