Cinco grandes medios: The New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le Monde y El País publican la mayor filtración de la historia gracias a la web Wikileaks. Cinco de los más reputados medios periodísticos reflejan el cablegate: 250.000 documentos del Departamento de Estado norteamericano y sus 270 embajadas revelados gracias al nuevo periodismo en internet que permite a cualquiera filtrar información con más seguridad que contándola a un periodista. Y lo hacen compartiendo la gran exclusiva por selección de la web dirigida por el hacker Julian Assange. Cinco grandes medios dirigidos por una fuente de información capaz de conseguir lo que no han podido lograr las mejores redacciones del mundo.

El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, lo ha llamado el 11 de septiembre de la diplomacia mundial entre protestas de los gobiernos norteamericano y británico. Pero más bien es el definitivo 11-S del viejo gran periodismo, ahora convertido en canal de distribución de la información lograda por un grupo de hackers y activistas que han desarrollado un método seguro para recibir material informativo y proteger a sus fuentes.

Los documentos desvelan la visión de los funcionarios y diplomáticos de la superpotencia, pero también el espionaje dentro de la ONU o las sospechas sobre muchos mandatarios internacionales. Material con diferentes niveles de secreto y confidencialidad obtenidos de SIPRnet, una red segura del Departamento de Defensa de Estados Unidos utilizada para la comunicación del gobierno. Pero cuando todo es digital y muchas personas y ordenadores tienen acceso a los datos, todo se puede redistribuir y republicar, la seguridad de los bits es frágil.

Además de datos cruciales, los documentos desvelan los prejuicios, la soberbia y las deficientes fuentes e información con la que se toman las grandes decisiones. Y la burocracia. La brutal burocracia que gobierna el mundo y no entiende ni soporta la diversidad y la diferencia, ciegas a su estrecha mirada.

Wikileaks y Assange defienden el periodismo científico. El mismo método con el que se evalúan los documentos científicos: una investigación debe mostrar conclusiones, pero también todos los datos para comprobar su pertinencia y veracidad. Así se define en su página: no se aceptan rumores, opiniones, testimonios o información ya publicada. La fuente debe facilitar documentos y datos para contrastar. Tampoco es necesario saber quién es la fuente ni cuáles son sus propósitos, sólo la veracidad de la información.

Demasiado para el periodismo tradicional. The New York Times y el resto de medios contrastaron con el gobierno norteamericano la información y se acordó eliminar la que podía acarrear peligros para las personas implicadas y para la seguridad. Por eso ofrecen una selección de los documentos editados. Criterio periodístico ante el aluvión de datos.

Transparencia total con una cuidada planificación por Wikileaks para lograr la mayor repercusión. Quizá esa planificación ha sido necesaria cuando el enorme volumen del cablegate es cualitativamente menos importante que anteriores pruebas de las guerras de Afganistán e Iraq donde se mostraba la violación de los derechos humanos y los excesos criminales del Ejército norteamericano.

Wikileaks es una enmienda a la totalidad de la mayoría del periodismo actual, el que vive de hacer lo contrario: opinión sin argumentos, hipótesis sin información, rumores como noticias, periodismo de declaraciones, redundancia de tanta publicación repetida por todos en la urgencia de la actualización y el tiempo real. Wikileaks defiende, como otros nuevos cibermedios, un periodismo abierto, transparente, sin ánimo de lucro, de interés público, con colaboración con medios y ciudadanos para lograr publicar la información que ayuda a luchar contra la corrupción y mejora la democracia. Y lo hace con la fuerza de los datos.

En su periodismo está la mayor crítica al periodismo convencional. Y en la publicación de sus información, el reconocimiento de esa derrota a pesar de la rentabilidad en ejemplares vendidos y páginas vistas en internet.

Los datos de Wikileaks no son toda la verdad, pero se acerca bastante. Cubren con creces el principio de la verdad práctica, la que se puede obtener con el periodismo. Contextualizar esas informaciones y ponerlas en su justo valor es misión del mejor periodismo. El periodismo debe ser capaz de justificar su pervivencia más allá del aluvión de datos y demostrar que contribuye a informar verazmente a los ciudadanos.