Alberto Fujimori es un delincuente que está preso justamente por un conjunto de delitos. Es el lugar que merece por haber construído un gobierno mafioso, corrupto y autoritario.
Repito, es un mito su papel en la derrota del terrorismo. En el anterior mensaje dije claramente quien tiene los méritos de los que se apropia el vil fujimorismo.
Y sobre la inflación y la estabilidad económica es otro mito. Aplicó un programa de "shock" (ajuste fiscal,privatizaciones, alza de precios de bienes y servicios, reforma laboral y recortes de derechos laborales que aún sufren los trabajadores porque ni Toledo ni García fueron capaces de restituir los derechos de los trabajadores) y se sumó al golpe que le permitió reorganizar autoritariamente le Estado.
El capital internacional al que el régimen de Fujimori remató el país "a precio de banana" empezó a hacer lo que quiso gracias a las famosas resoluciones legislativas que permitían apertura de mercado favorable para el interés de los capitales explotadores pero perjudicial para los trabajadores y asalariados. Claro, de las privatizaciones se beneficiaron esos mismos capitalistas y los amigotes del régimen que se sirvieron del régimen (hasta donde pudieron porque cuando las cosas empezaron a "hacer agua" a partir del 97 fueron cayendo fuera como las ratas se van del navío que se hunde...)
El costo social y político del supuesto éxito económico lo pagaron millones de peruanos que aún continúan excluídos y otros sólo tienen las migajas que la desregulación de la economía produjo.
El fujimorismo busca igualar a todos los otros proyectos politicos como si fueran igual a él, principalmente en términos éticos: "el gobierno de Fujimori estubo (sic) afectado por la corrupcion como todos los otros gobiernos". No es así. El régimen encabezado por Fujimori-Montesinos-Hermoza Ríos y el fujimorismo como proyecto político son intrinsicamente corruptos. Por qué? Porque en su matriz se encuentra la organización de un poder autoritario que para se perpetuar en el poder necesitó construir uma red patrimonialista (uso privado de bienes públicos) donde el núcleo de poder favoreció la distribución estratificada (ricos, clase media y pobres) de premios, favores y prebendas, que se repartían de acuerdo a los compromisos de apoyo incondicional y connivente con la conducción autoritaria del régimen. De esa manera el fujimorismo a lo largo de una década creó una estructura clientelista que se favoreció de las más diversas formas de cooptación y compra de voluntades (dinero, poder, influencia, exclusividad en los negocios, premios, y claro, para ciertos grupos de pobres, que se encuadraron en la lógica instrumental del fujimorismo, les bastó conformarse con las migajas del régimen como alimentos o materiales de construcción). Por eso el fujimorismo acabó por construir una organización de carácter mafioso donde los líderes coordinaban los "negocios del poder" en función de las "lealtades" (instrumentales, el famoso: "toma y daca") al régimen. Y claro, los premios y retaliaciones se desarrollaban de acuerdo a los favores al régimen. Políticos, autoridades ejecutivas, legislativas y judiciales, empresarios(grandes y pequeños, formales e informales) , militares, diplomáticos,ex-sindicalistas, periodistas, tecnocrátas, y hasta intelectuales, fueron cooptados, chantajeados, chuponeados, amenazados, detenidos por un régimen que uso los recursos públicos y el aparato del Estado para construir un proyecto de dominación de la sociedad peruana. Quien no se sometía a los dictados del fujimorismo sufría el rechazo y la persecución. Los miles de videos confiscados a Montesinos revelan los hábitos del fujimorismo. Y las decenas de videos y cajas de documentos que Fujimori se llevó al Japón? Ese es todavía un capítulo en la historia de la infamia autoritaria que un día necesita ser revelada.
El Servicio de Inteligencia del Estado peruano sirvió durante una década a los intereses privados de un poder mafioso.
El dominio que estableció el fujimorismo se expandió en toda la máquina del Estado y penetraba cada vez más en la opinión pública ( a través de su control de la mayor parte de los medios de comunicación) con el objetivo de perpetuarse. O acaso alguien se olvidó el discurso monocorde que todas autoridades del Poder Judicial, el Ministerio Público, el Jurado Nacional de Elecciones, el Congreso y las Fuerzas Armadas hacían y era replicado por la medios de comunicación peruano?
Con la justificación de enfrentar el terrorismo organizó un aparato de control policíaco para acabar con toda oposición y reprimir a los disidentes con técnicas de baja intensidad. La estrategia del fujimorismo implantó la "guerra sucia" (amenazas, chuponeo, persecución, procesos, condenas y prisión contra los opositores; y violación a los derechos humanos -detención arbitraria, tortura y ejecución extrajudicial- ) que le sirvió para vender la imagen de implacable y justificar sus fechorías.
El recuerdo de los "logros económicos" del fujimorismo son un espejismo para el pueblo peruano. Para el capital privado internacional y para los empresarios peruanos que se beneficiaron de las medidas privatizadoras y de concesiones el fujimorismo "pecó" políticamente pero hizo lo "correcto" economicamente. Ese es el discurso que reproducen hoy algunos proyectos políticos y repiten sus candidatos a la presidencia (PPK, Toledo, Castañeda y claro, la ex-primera dama del fujimorismo, miss keiko). Por el contrario para la gran mayoría del pueblo peruano, excluído por el modelo neoliberal, continua siendo nefasta la flexibilización laboral (porque los trabajadores perdieron derechos incluso de reajuste de sus salarios) y la ausencia de universalización de programas sociales. Las privatizaciones y los contratos de concesión de nuestros recursos estratégicos son lesivos para la soberanía nacional.
Pero claro, eso importa un bledo para el fujimorismo depredador así como para todos aquellos políticos y gobernantes (García es el último caso) que creen que el Perú es una hacienda o una empresa privada. Todos ellos desprecian al pueblo y a la soberanía del Estado nacional y son capaces de hacer cualquier negocio y beneficiar a sus amigos (nacionales y extranjeros) y para el pueblo sólo quedarán las migajas. Y todo en nombre del "desarrollo, la modernidad, la eficiencia, la competitividad y la integración global". Pamplinas! Rollo embaucador de los vende-patrias de siempre!
La democracia envuelve participación, igualdad de derechos, tolerancia de las diferencias, control del poder público, fiscalización de las instituciones públicas, desconcentración del poder central y fortalecimento de la desentralización política. El desarrollo económico para ser humano y moderno envuelve la efensa de derechos económicos y sociales de los ciudadanos, ampliación de la participación en los beneficios económicos del crecimiento, universalización de la renta mínima, explotación de los recursos estratégicos revertidos para el desarrollo humano (nada de obritas ridículas como escuelitas o postas médicas o lozas deportivas como el fujimorismo difundió y que hoy no sirven PARA NADA porque se deterioraron rápidamente). Pero esos son compromisos de gobernantes no coludidos con intereses corporativos o de capital. Y ese, desgraciadamente, continúa siendo nuestro deficit.
A Fujimori no le debemos nada. Él tenía una deuda con la justicia peruana y la está pagando. Los mitos que se difundieron durante la década sombría de su régimen -y que desgraciadamente subsisten y son reproducidos por sus apoyadores conscientes o ingenuos-, hacen creer que le debemos (nosotros que hacemos parte del pueblo peruano) algún reconocimiento.
El deber que tenemos es reproducir en las futuras generaciones la memoria que experiencias nefastas para el Perú como las de Leguía, Odría o Fujimori NO DEBEN REPERTIRSE. Alertar la consciencia democrática es saber distinguir quienes tienen autoridad moral y antecentes prácticos para debatir sus propuestas democráticas para el país. El fujimorismo en este terreno está descalificado porque su nacimiento, formulación, organización, práctica y compromisos están íntimamente vinculados con un modelo político autoritario.
En síntesis, Alberto Fujimori fue un pésimo presidente y mal ejemplo de lo que una autoridad pública debe ser (autoritario, sus acciones de gobierno no sólo subordinaron el poder político a sus intereses personales y de grupo sino que pervirtió la institucionalidad democrática comprando, chantajeando, amenazando y punindo a quien no se sometiera; disolvió el Congreso e intervino para controlar, según sus designios, las instituciones democráticas; violador de los derechos humanos, aprobó todos los métodos, incluso el asesinato para imponer sus objetivos. El grupo Colina actuó bajo el comando de Montesinos y la aprobación de Fujimori no sólo para atacar supuestos terroristas sino también para eliminar opositores políticos); despilfarrador del patrimonio público -el dinero de las privatizaciones fue pulverizado- cedió parte de la soberanía del territorio peruano a Ecuador después de la derrota a la que nos condujo en el Cenepa; privatizó nuestro patrimonio y entregó importantes concesiones a empresas que explotaron y explotan a los peruanos, no promovió la integración regional, toleró el avance del narcotráfico y tráfico de armas junto a su asesor Montesinos, redujo los derechos laborales y sociales de los trabajadores peruanos y dejó al país en crisis, es sólo ver los indicadores económicos de sus tres últimos años de su gobierno y el 2000 cuando huyó ESTÀBAMOS EN RECESIÒN!).
Y tampoco puede ser considerado un buen líder (huyó cobardemente y se escudó convenientemente en su ascendencia japonesa para escapar del juicio político y jurídico que el renaciente Estado Democrático de Derecho le emprendería).
En todo caso resta identicarlo como jefe de una banda de índole mafiosa. Ese es su carácter y es como debemos recordarlo. El daño que hizo al país no debe ser olvidado. Le significó un alto costo al Perú y a la gran mayoría de su población.
Pedro Mireles
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