La ONU instó al gobierno argentino a que “acabe con todos los usos de la hoja de coca (por masticación o en la forma de infusión)� Asà lo describió en el Informe Anual de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), uno de los organismos de Naciones Unidas que se presentó ayer en todo el mundo.
El consumo de hojas de coca es una tradición muy arraigada en el norte de la Argentina, asà como también en paÃses hermanos como Bolivia, Colombia y Perú. No es difÃcil encontrar a niños y grandes con esta costumbre. Pero la práctica ya excede el norte argentino y muchas personas están familiarizadas con esta práctica en todo el paÃs.
En el documento, la Junta sostiene que la Argentina debe modificar la legislación vigente “en su calidad de parte en la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961â€� por la que debe “velar por el pleno cumplimiento de las obligaciones contraÃdas en dicho tratadoâ€�.
La prohibición del uso de la hoja de coca, excepto con fines médicos o cientÃficos, fue establecida en esa Convención donde la hoja de coca aparece clasificada en la lista I junto con la cocaÃna y la heroÃna. Según el texto “las partes obligarán a arrancar de raÃz todos los arbustos de coca que crezcan en estado silvestre y destruirán los que se cultiven ilÃcitamenteâ€� y “la masticación de hoja de coca quedará prohibida dentro de los 25 años siguientes a la entrada en vigor de la presente Convenciónâ€�.
Si bien el consumo de hojas de coca comenzó en el siglo XVIII, estuvo prohibido desde 1976 hasta 1989, año en que se sancionó la Ley nacional 23.737 de Tenencia y Tráfico de Estupefacientes, impulsada por el diputado jujeño Enrique Paz. En su artÃculo 15 dispone que “la tenencia y el consumo de hojas de coca en su estado natural, destinado a la práctica del coqueo o masticación, o a su empleo como infusión, no será considerada como tenencia o consumo de estupefacientesâ€�.
Al respecto, fuentes de la SecretarÃa de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) informaron que la ley 23.737 incluido el artÃculo que permite el consumo de hojas de coca, continúa en vigencia.
“La ley vigente que permite el consumo de hoja de coca, es un ejemplo de cómo el sentido común de los legisladores nacionales oriundos del NOA primó sanamente por sobre los excesos de la mirada global de la convención internacionalâ€�, dijo a Tiempo Argentino el antropólogo Ricardo Abduca. Esto ya habÃa ocurrido en 1931, cuando un médico sanitarista jujeño, Carlos Alvarado, redactó el informe argentino ante la Sociedad de Naciones, expresando el consenso de sus colegas de Salta y Jujuy. Punto de vista que las otras naciones de este organismo antecesor de la ONU no compartieron.
“La hoja de coca es como el mate, una tradición norteña que no se puede prohibir�, dice Luis Yapura, usuario de coca desde hace diez años. “Es una cuestión de cultura, algunos la usan para mantenerse despiertos, como digestivo y otros como analgésico�, cuenta Luis.
Los coqueros, usuarios de la hoja de coca, la consumen de dos formas: como infusión o “masticación� haciendo un bolo que se sitúa entre el labio lateral y los molares. Esta técnica se llama “acullico� o “acuso�.
“El consumo de hojas de coca es milenario. Los indÃgenas utilizaron estas hojas como energizante, para combatir el dolor de estómago y como desinflamante. Los pobladores norteños más grandes saben que contienen muchas proteÃnas y por la misma razón es usada en Bolivia como harina para hacer pan y fideosâ€�, explica Sandra DÃaz, editora de Cultura del diario El Pregón de Jujuy, en diálogo con este diario. “Los gringos han venido otra vez con su tontera de prohibición, ignorando que la hoja de coca no es nociva e intentando erradicar la cultura de los pueblosâ€�, agregó Sandra.
En Bolivia la coca en su estado natural tiene amplios usos medicinales y alimenticios desde el tiempo de los incas. En Colombia también le atribuyen propiedades curativas para problemas cardÃacos y nerviosos.
Las hojas de coca se venden en dos categorÃas: la hoja común y la seleccionada o elegida. La diferencia es la calidad de las hojas que en el caso de las elegidas son más grandes y más codiciadas. Un tercer tipo es la que se encuentra destallada o despalillada, sin tallos. También varÃan en sus precios. El cuarto de elegida está 45 pesos, y de la común 24. En el caso de la despalillada se venden de a 25 gramos, cuestan 8 pesos y para los que saben es la más requerida a la hora de la merienda.
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