Monday, June 17, 2013

[RED DEMOCRATICA] No. 282, La Universidad Liquidada

 






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DIRECTOR: Gonzalo Márquez Cristo. EDITORES: Amparo Osorio, Iván Beltrán Castillo. COMITÉ EDITORIALFabio Jurado Valencia, Carlos Fajardo, Marcos Fabián Herrera, Maldoror. CONFABULADORES: Óscar Collazos, José Chalarca, Sergio Trujillo Béjar, Fabio Martínez, Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Najar (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica).

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con el asunto "Retiro"

 

 

La universidad liquidada

 

 

Por Carlos Fajardo Fajardo*

En el año 2001, en la Revista Opciones Pedagógicas 23, de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá, publiqué un artículo titulado "La universidad amenazada" donde anunciaba, a grandes rasgos, el desmonte por parte del neoliberalismo de una academia crítica, contestataria y propositiva. Hoy en día la Universidad no solo está amenazada sino liquidada. La tal llamada autoevaluación y acreditación universitaria se ha constituido para la academia en una orden inexorable, en una imposición autoritaria: o la ejecutan o la ejecutan. No hay ni existe tercera vía. Este perverso plan trata de exterminar las apuestas críticas que sostuvieron a la Universidad durante décadas como centro de construcción del debate activo y de saberes a contracorriente. A los viejos académicos polemistas se les ha marginado del ágora universitaria, arrinconándolos en la soledad de sus cátedras y reemplazándolos por jóvenes con "espíritu nuevo" vigorosos, eficaces, eficientes, emprendedores, progresistas y "realistas". ¿Pero de qué realismo se nos habla? ¿Cuál es la concepción de realidad y de ejercicio de la misma que se propone y se valora? La respuesta la encontramos en las entrañas empresariales y financieras de los mercados. "Sed realistas" es su eslogan, es decir, sed indulgentes con la dictadura de los mercados.

De por sí la Universidad, desde la década del noventa, comenzó a desmontar todo andamiaje teórico, crítico, que impidiera la entrada de dicho realismo mercantil, hegemónico y totalitario. Se impuso entonces un deber ser cínico y perverso: la Universidad para el mercado, considerando insensato a cualquier opositor atento y prevenido ante semejante catástrofe. Todas las pocas conquistas de autonomía de los saberes fueron consideradas caducas, y se acusó a la Universidad tradicional de no saber instruir en enseñanzas y aprendizajes de punta, y de no consolidar espacios para "aprender a aprender" las lógicas mercantiles dinámicas, acordes a los tiempos de una globalización activa, voraz y triunfante.

Los procesos de acreditación de "alta calidad" han sumido en un autoritarismo funcional de gestión a multitud de profesores, quienes ven desaparecer lentamente su condición intelectual, reflexiva y analítica. La estrategia es perversa: liquidar los pocos espacios de pensamiento crítico que aún quedan en las Universidades; prevenir –a través del ahogo administrativo y gestional– cualquier brote de actividad contracorriente colectiva. Es claro que el autoritarismo capitalista aprendió bien las lecciones dejadas en los años sesenta y setenta, cuando las universidades y los estamentos educativos se convirtieron en un fortín de protestas emblemáticas. Entonces se propusieron, sistemáticamente, a desarticular los núcleos académicos productores de discursos divergentes y contestatarios. Casi cuatro décadas después la estrategia neoliberal, de ahogar a docentes y estudiantes con procesos de acreditación empresarial, ha dado sus beneficios: neoesclavitud laboral, miseria ética e intelectual; adaptación deliciosa y un dique poderoso a las protestas.

Así, por ejemplo en los procesos de autoevaluación con fines de Acreditación de Alta Calidad de los posgrados (especializaciones, maestrías y doctorados) el Consejo Nacional de Autoevaluación (CNA) en Colombia, propone, si no impone, un modelo que consta de varios factores, características e indicadores, los cuales cada universidad adopta a sus condiciones particulares. En el Modelo del CNA (Ver Autoevaluación con fines de acreditación de alta calidad de programas de maestría y doctorado: Guía de procedimiento, mayo 2010), los factores son las áreas amplias del desarrollo institucional y de sus currículos (Visión, Misión, estudiantes, profesores, procesos académicos y lineamientos curriculares, investigación, articulación con el entorno, internacionalización y redes científicas globales, bienestar y ambiente institucional, egresados, recursos físicos. A su vez, las características se definen como los procesos particulares con los cuales se evalúa la "calidad" de cada factor (varían según las instituciones, pero llegan a un número aproximado de 30 características, entre 3 a 6 por factor. Los indicadores son los datos empíricos, cuantitativos, con los cuales se valoran las características a través de fuentes de información tanto documentales, como de opinión (encuestas, talleres, eventos, entrevistas, tablas estadísticas). En algunos casos, los indicadores llegan a un número aproximado de 130, de 10 a 15 indicadores para cada característica, que se deben procesar estadísticamente, generando un esquema demasiado instrumental, empirista y de cuadrología empresarial, lo que obliga a los profesores dedicarle la mayor parte de su tiempo a dichos procesos, tiempo que debería estar destinado a su producción intelectual y académica.

En tanto a las fases metodológicas del proceso, estas se proyectan para que el trabajo de acumulación de datos sea permanente y perpetuo, dejando casi sin ambiente académico a los implicados. Los procesos de ponderación de los factores, la recolección de información, la generación de juicios esquemáticos sobre los mismos, la construcción final del documento, todo ello genera un agotamiento paulatino. Aunque las fases del proceso tienen un tiempo destinado para su ejecución, en realidad el trabajo se prolonga cada vez más a medida que se complejizan los datos estadísticos, tornándose abrumador y tedioso. Cada año, para los programas curriculares, viene con algún nuevo proceso: autoevaluación, seguimiento del plan de mejoramiento, renovación del registro calificado, acreditación de alta calidad..., que se reinician permanentemente, lo que abruma a la academia, la destierra de sus verdaderos horizontes.

De esta manera, la Universidad fue subordinándose al lenguaje y a los intereses de los sectores empresariales y financieros, liquidando sus escasas fuentes de autonomía académica. En esta era de las rentabilidades la Universidad ha quedado reducida a una eficiente empresa de servicios, ofertados a un estudiante-cliente. Es la mercantilización y privatización de la enseñanza contra la socialización democrática de la misma. Se obliga así a las Universidades a buscar financiamiento propio, "ir a tocar el timbre a las empresas, pedir donaciones por medio de los contactos de ex alumnos, aumentar los aranceles de inscripción, en fin, 'venderse'. Tales son en sustancia las nuevas atribuciones ganadas por las Universidades. Ahora bien, ¿qué es lo que tienen para vender las Universidades? Como los conocimientos emancipadores considerados bienes comunes ya no son rentables, ahora se cosifican en productos que se pueden patentar, y la enseñanza, en carreras individualizadas, capaces de dar una 'profesionalidad' que desemboque en algún diploma redituable" (Véase Bruno, I. "La mercantilización de las universidades", en Le Monde diplomatique edición Colombia, septiembre de 2012: 18).

 

 

Educar para las exigencias del mercado

La Universidad, como prestadora de servicios, se propone liquidar lo académico e introducir lo empresarial, es decir, educar para las competencias, destrezas y habilidades que exige el mercado. Tal es el realismo que exige el capital, su realización en la era de las privatizaciones. Se cumple de esta forma con las necesidades de la empresa y no con las exigencias propias de una academia edificada desde y para el debate de ideas. La pedagogía queda reducida a un lenguaje instrumental, cuántico, alejada de sus contenidos propiamente cognitivos, epistémicos, éticos y estéticos. Por lo tanto, "las Universidades pasan a competir por la demanda de estudiantes, vendiéndose a criterios extraacadémicos: Los estudiantes están obligados a demandar lo que los empresarios demandarán de ellos en el futuro. Las Universidades están obligadas a ofrecer lo que quieran los estudiantes, pero los estudiantes están obligados a querer lo que quieran sus empleadores. Y los empleadores están obligados a querer beneficios" (Iraberri y Almendro,"Bolonia y la Pedagogía. El controvertido papel de la pedagogía como bisagra imprescindible en el desmantelamiento neoliberal de la educación pública", en: Bolonia no existe. La destrucción de la Universidad europea, 2009: 47).  Al convertir a la educación en un servicio por el que hay que pagar, ésta sólo queda para unos pocos privilegiados. Se impone entonces una academia en que de "un modelo centrado en la enseñanza pasamos a un modelo centrado en el aprendizaje. Dos nuevas perspectivas se abren aquí: por un lado, lo que ahora importa no es aprender contenidos, sino competencias, destrezas y habilidades; por otro lado, el antiguo estudio ascendente, con etapas y dirección, es sustituido por un indeterminado y reticular aprendizaje a lo largo de toda la vida ('aprender a aprender'). Pero, ¿realmente esto pone al estudiante en el centro de la educación?" (Iraberri y Almendro: 45).

La Universidad, tanto pública como privada, ha caído en manos de tecnicismos administrativos y de tecnócratas con apariencia apolítica, pero legitimadores a ultranza de las políticas de pauperización de la misma. Servidores en la sociedad de la administración, dichos tecnócratas son entusiastas defensores de los procesos de autoevaluación y acreditación, denominados por ellos de "alta calidad". Pero ¿Alta calidad de qué y para quién? La respuesta se hace evidente: alta calidad para las exigencias de la empresa y la sociedad mercantil. "Empaquetadas, marketizadas, calibradas para públicos solventes, certificadas por las Normas ISSO, ordenadas según su prestigio, las carreras universitarias tienden a ser concebidas como mercancías o como 'marcas', en el caso de las más renombradas, ya muy experimentadas en la tarea de recolectar fondos privados". (Bruno, I. La mercantilización de las universidades: 18).

De esta manera, los estudiantes-clientes realizan sus compras de carreras universitarias convertidas en mercancías, en ofertas según la preferencia del cliente. Es el negocio de la educación donde la mal llamada "calidad" se paga, y bien alto. De ciudadanos con derechos democráticos, a estudiantes usuarios de un servicio que se paga. La educación se asume así sólo como una inversión rentable.

Son las nuevas sensibilidades educadas para legitimar las lógicas de los mercaderes, que imponen un "capitalismo cognitivo" el cual obliga a las investigaciones universitarias a tener "un impacto social", es decir, que sean económicamente rentables. De modo que el conocimiento se mide desde una caja registradora, fomentada por las lógicas de la urgencia, la competitividad y la rentabilidad. En palabras de Polo Blanco "los 'criterios de calidad' que vendrán a aplicarse al contenido teórico y científico de la Universidad no habrán de ser sino criterios mercantiles, pues ahora a la Universidad se le exigirá que, para seguir existiendo, tiene que producir conocimiento valorizable económicamente, conocimiento rentable para la innovación y la competitividad empresarial. Dentro de la academia, aquello que no cumpla semejante 'criterio de calidad', sencillamente habrá de desaparecer" (Jorge Polo Blanco. "El plan Bolonia como el cumplimiento riguroso del programa neoliberal", en: Bolonia no existe. La destrucción de la Universidad europea, 2009: 87).

Bajo las lógicas del mercado, tomadas como un absoluto, la tercerización de la Universidad se hace evidente. La educación constituida en un sector de servicios y su dependencia al sector financiero, junto a la llamada sociedad del conocimiento, han dejado a la Universidad acéfala de autonomía real. Ante el Leviatán globalizante de la sociedad mercantil "la educación de hoy, escribe Marco Raúl Mejía, es una educación para la empleabilidad, no hay más educación laboral ni trabajo en el sentido tradicional. ¿Y qué es la empleabilidad? La empleabilidad es formar seres humanos con las competencias, unas capacidades de saber hacer, para salir a disputar los pocos puestos de trabajo que hay en la sociedad. Pero estas competencias ya no son para la sociedad, son individuales, es el individuo quien las porta" (Mejía, J. Marco Raúl. 2004. "Implicaciones de la globalización en el ámbito social y educativo gremial". Conferencia en el XX Congreso de Educación Católica, organizado por FIDE, Santiago de Chile).

Se educa para la flexibilidad y el todo terrenismo, es decir para una sociedad donde nada es duradero sino desechable y, por lo tanto, lo mejor, en esta condición líquida, al decir de Zygmunt Bauman, es aprender a estar en todas partes y en ninguna, es decir, practicar surfing laboral, capacitarse para cualquier actividad, ser jovial, obediente, comunicativo, comprable, ofertado y vendible, legitimador de los discursos empresariales. Al ser solicitado el futuro empleado para realizar cualquier forma de trabajo, hacer este surf camaleónico es la exigencia del mercado educativo.

De manera que se le impone y se le exige al estudiante poseer unas competencias cognitivas individualistas y técnicas que aniquilan, sin consideración, el saber por el saber y exaltan un saber-hacer empírico-pragmatista. Son las competencias para gestionar todos los procesos instrumentales y funcionales de una educación programada sólo para llevar a cabo el despotismo delicioso, globalitario.

Tanto en la acreditación universitaria, como en los arbitrajes de artículos de las revistas indexadas y no indexadas, se manifiestan todos estos procesos de origen empresarial con un trasfondo de control estadístico. La proliferación de censos y de cuadrologías cuantitativas, es decir, de un positivismo pseudocientífico, son las directrices de los arbitrajes académicos y de evaluaciones y autoevaluaciones universitarias con nomenclatura ecónoma.

Estos procedimientos de control académico, que pululan en esta época de reglamentaciones instrumentales, han legitimado un modelo de evaluación vertical jerárquica en tiempos de pensamientos únicos y administrativos. Son los tiempos de una universidad "emprendedora", "dinámica", liquidada.

 

*Poeta, catedrático  y ensayista colombiano

 

 

De la sombra a la luz, imágenes del secuestro

 

Premio a Mejor Libro Político en el International Latino Book Awards 2013, de New York

 

 

 

 

El libro De la sombra a la luz del pintor Mario Ayerbe González y el novelista Fernando Soto Aparicio, editado por el poeta huilense Marcelino Triana, en el que se hace una profunda reflexión poética y filosofica sobre el amor, la libertad, la muerte, la soledad, el secuestro y la ecología, obtuvo el Premio a Mejor Diseño de Portada de Libro de Arte en el International Latino Book Awards 2012, junto a los libros "Alejandro Obregón" (Segundo Lugar) y "Aves en Colombia" (Mención de Honor), de Villegas Editores. Este trabajo igualmente fue galardonado con Mención de Honor como Mejor Libro de Arte y recibió el Primer Lugar como Mejor Libro Político de actualidad en el International Latino Book Awards 2013, superando a la obra "Colombia un País de Oportunidades" (Segundo Lugar) de Adriana Llano Restrepo, editado por Villegas Editores para el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.  

 

 

 

Betsimar Sepúlveda

 

 

 

Especialista en Literatura en la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Fundadora, coordinadora y antologista del taller de creación literaria: Cuento, mini cuento y poesía, de la Fundación Universitaria del Área Andina. Autora de: Ruta al vientre azul (Venezuela 2004), Cadáver de lirio (Mérida/ Venezuela. 2007), Profesión de fe (en edición impresa y versión digital publicado por la Casa  del Libro del Total, Bucaramanga 2013). Sus textos han aparecido en las antologías Dragones de papel (Táchira/Venezuela. 2004, Premio nacional a obra prima) y Las chicas van al baile (antología de 40 poetisas venezolanas, Perú, 2012). Grabó junto al laureado guitarrista Pedro Ángel el CD Voces de España, recitando poemas de Quevedo, Lorca, Bécquer y Machado.

 

Seguramente si la destrucción vuelve revestida de dulzura;

le entregaremos el candor de nuestras claridades impacientes,

la recibiremos con plácemes nocturnos,

le haremos sitio en la estrechez

Rafael Cadenas

 

Anoche volví a soñar con tierra,

mi madre suele decir que soñar con tierra no es buen augurio,

pero en estos tiempos, ya  es una fortuna soñar.

Soñé que bajo la tierra, se entretejían las raíces

formaban redes acuosas en un ojo gigante,

en su pupila vi flotar los pechos redondos de Ofelia

y en sus ojos entre abiertos,

me repetí una y otra vez hasta hundirme.

No era el caso despertar, poner mi cuello bajo la hojilla del alba.

Comencé a ascender por la garganta encrispada de otro sueño,

entonces un anciano movió la caña sobre el barro,

"aprender es unirse a las cosas, sentir su intimidad" y fui haiku,

lagartija y a su vez, pupila gris y dilatada del monje.

Si todo fuera este sueño, si la fecundidad del azar

te trajera en su golpe de dados,

entonces haríamos a dos manos un tratado de ornitología de los cuerpos

y botánica de la razón.

Dicen que el tiempo de Dios es perfecto,

pero fueron los hombres, los que hicieron al Señor

a su imagen y semejanza.

Yo lo sé, yo los vi.

Yo los veo bombardear pueblos enteros

y celebran el thanksgiving

Y Dios bendice a América.

Se me antoja que la paz es un seudónimo de Lázaro llorando su solitario enigma.

Tú y yo, fuimos la asimetría de la distancia,

fuimos los proscritos que cultivaron las flores para Baudelaire

y también un beso y también el significado íntimo de una caricia.

Me hubiera gustado invitar una copa al Chino Valera,

hablarle de su hermoso acierto,

sueño que la felicidad es un viaje por barco y de mi cuerpo,

que tampoco fue dócil, ni amable ni sabio.

Pero tú también sabes de esto.

Tú que me amaste implacablemente, zurdamente, alcohólicamente.

Hoy somos fuegos insulares,

buscando extender un punto cardinal, una bandera de cuerpos invictos,

una estación de gentiles alisios.

 

Te contaba que anoche volví a soñar con la tierra,

giraba un resplandor y pensé en Borges,

en realidad, en los ojos de Borges

que le bastaron tres centímetros del espejo cósmico

para ver el poniente en Querétaro, la osamenta de su mano,

a mí, tal vez a ti, de seguro a nosotros y al inconcebible universo.

Y te he hablado de un sueño y de revelaciones y de los pechos flotantes de Ofelia

en la pupila acuosa de la tierra,

y de la apostasía del hombre por la paz y el amor y de Borges y el Aleph.

Todo para distraerte del poema donde pude haber dicho que eres

relámpago lento, llama indivisible, semilla honda de yagrumo, puñado de espera, ardor que todo lo calla, humedad de estepa renacida, sierpe solar de nuestro mito, patria mía,

un cuerpo, un silencio, un hijo, un abrazo y el pan después de la guerra.

Suéñame, suéñanos como si encontrarnos en la mirada se tratara

de una profesión de fe.

 

 

Arrayán o  la palabra  mestiza

 

 

Por Henry Manrique*

 

En el  Gólgota  se  ubica  la  casa del  Arrayán. Una   situación la vuelve  especial,  es  esquinera lo que permite  disfrutar  dos  trayectorias,  allí se  interceptan  no sólo  los  vientos  fríos  del  sur  sino  también  las  miradas. Como los  hogares  de  los  ancestros,  la  imagino,  que  tenía  o tiene  todo al alcance de la mano. Basta "evocar" que  desde   las cocinas ahumadas  por los  leños  o el carbón y  desde  la  infaltable  ventana  que  daba  o colindaba con el  huerto, la mamá  vieja,  o el padre, sólo  estiraba   su  mano    para  alcanzar las  uvillas,  la  hierba  buena, la manzanilla, el  ají o el "tauso o tuzo", que  se  enredaba  en el churo cósmico o   sarcillos pegados a  los  colores  que  empezaban en el verde  y  no   terminaban en el amarillo. En esos ambientes  se  creaban los    paraísos donde  se  revolcaban los  aires  junto a los  juegos y  sonrisas  de   los  niños, infantes  que se habían  aseado  con  paico y habían ahuyentado  los  espíritus  malos  con  la  ruda.

Pero en la  cuadra  de  atrás  también se   enmarañada la  selva. Las  campánulas,  los  claveles, geranios, rosas y  gladiolos ordenaban a los  quindes para  iniciar  el  rito de la  levitación.  Entonces   el agua  que  había  dormido al  filo de  la  niebla  nocturna, el sol, y  las  manos que  ordenaban alejarse  a la maleza, en una  acto  de  complicidad creaban la  belleza inicial, sincera, inocente y  verdadera. Cuanto  debe  extrañar  Julio César  Goyes  estos  cuadros  vivos tantas  veces  repetidos y que, sin embrago, son  novedosos, iniciatorios, elementos  claves   que  retornan intermitentemente  para  poder  nostalgiar  sobre  el pasado.

Y es que  la poesía  es  eso, nostalgiar. John O. Kuinghttons  decide  que  la  poesía es   evocación, con  la  razón  que  la  palabra  evocar es, como lo percibo, quizá  me  equivoco, en esto  también hay destreza, volver a la  boca, es volver a  decir, es  reinventar o  transmutar en  palabra la memoria, en ese sentido  quizá  los  dos  términos carezcan de antonimia porque se parecen tanto;  pero  la  nostalgia es  más  bien  ese  retornar  al  pasado, es el  disfrute  desde  un presente que  tampoco existe, es también una   forma de  redención  por  habernos  alejado  en   busca  de otras  ternuras, de otros  destinos. Aquí en este  punto, la poesía  de  Goyes  en  Arrayán encuentra  su manija, es  decir  la  esencia  del  hombre   es  lo pretérito, porque el futuro  aún no es, y el hoy es desde  ya, pasado, "instante  fugaz  donde  el   tiempo  no es presente". Y  más   aún, la evocación  y  la  nostalgia  es lo que lo  mantiene  unido, en  la  palabra, al  lugar  de  su génesis.

Pero desde  donde se  nostalgia, esa  urdimbre es  instantánea, como  veloz y  etéreo es el  levitar del  quinde, ser  alado que únicamente puede  ser  atrapado en  la palabra.  Es que  Julio Goyes  no sólo evoca el lugar de encuentros y desencuentros, los  jardines,   las  flores, la  esquina  filosa   que arrastra  los  aromas; él  evoca la  misma  palabra. Creo que el quinde no sería tan fantástico si lo hubiera denominado con otro término, picaflor o colibrí. Goyes evoca los sonidos, los ecos, la música (el quinde es música, es pentagrama, "quisinde quinde", charagüitos, pingullos), es decir lo que se cifra en el canto dulce de la gente de los Andes. El quinde no puede prescindir tampoco de taita, wachi, lluspe, achilan y tantos vocablos  que  los  encuentro  dulces  como  la   savia  o  miel que   recibe  de  su  amante  del  jardín.

El  poeta,  entonces, extraña  el  elemento  y  la  palabra  que  la  evoca.  En el sur de leyendas  y  mitologías  el "enruanado"  Juan  Chiles invita  a  desanudar  el discurso  en un  sentido   tríptico,  Pasto- Quechua- Español. El  Idioma  Pasto, que según  Sergio  Elías  Ortiz, se  extinguió en el siglo XVIII, pero  del cual   prevalecen muchas   palabras; el quechua,  heredado a los pastos por los adelantados del imperio Inca, las yanaconas; estos idiomas ancestrales indígenas aportan un caudal importante de  palabras  al idioma  español que en la triada  se ubica  en el tercer  lugar.  En cuestión,  Julio  César  Goyes,  anuda o mejor teje esta manta lingüística logrando una identidad poética que generaliza partiendo del yo autor al todo lector; casa-barrio-comunidad. Entonces reincide en la belleza de la palabra nostalgiada, choza, curaca, chagra, chasqui o andador de chasquiñanes. En este punto, Goyes es un deambulante lúcido que transita los callejones de la memoria, evocando y  comunicando  con  suavidad  de pasto  su  alma.

Es que no puede ser de otra  manera, el hombre  no puede desarraigarse  de su  primer  entorno, el sonido, que se incrusta  incluso desde  el útero,  es  eco  que  rebota  sobre el  mundo, es lenguaje, es  signo. En ese  ámbito, cuántas voces  no  recorrieron y  recorren  los recintos de su primer  morada;  y allí,  en  los intersticios que  va  dejando el tiempo, desde  esas  rendijas  que  nos  indican la trashumancia de los hombres, es  cuando  Julio César  Goyes  nos  rescata  y  nos  hace  comprender  que somos  uno; este  acto mágico  en  la palabra es  lo que vuelve  universal  la  poesía del autor de La  ciudad de las  Nubes  Verdes.

En el  eco y  la  mirada, más   distanciado aun de  sus aldeas  surianas,  me remite  a  pensar que,   a un  hombre, como  Goyes,  que ama lo que deja  atrás, sólo   por  momentos porque  siempre  retorna,  aunque  lo espacien  lomas  y  montañas,  mares y continentes,  no  olvida  tampoco  este  mestizaje que  puede  ser  la  poesía, y  esto  es  fundamentalmente  bello como la  palabra  o el verso  que  lo nombra y  lo más  importante, allí, cuando  nos  atrevemos  a   reencontrarnos  en  el verso   que antaño fue  vivencia, sólo allí entenderemos  lo que  somos…  ya  Borges  insistía que "estamos hechos de  pasado".

 

*Poeta y cuentista ipialeño, Licenciado en Filosofía y Letras de la Universidad de Nariño, autor, entre otros libros de Metáforas del olvido, Dónde el tiempo no es presente y La calle de Babel, integrante del grupo cultural Los Chasquis

 

 

 

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CARTAS DE LOS LECTORES

 

CONTRA LOS PREMIOS. Totalmente de acuerdo con el artículo de Con-Fabulación sobre lo falsas, enredadas y complicadas que se han vuelto las convocatorias, concursos y otras propuestas para distribuir los pírricos recursos que apoyan a los artistas independientes (sinónimo de seguidores de Gandhi, en ayuno permanente y prestos a morir de hambre). En una anterior propuesta convocada por uno de los engendros administrativos que manejan los presupuestos del arte en Colombia, me rechazaron mi proyecto a la convocatoria de "Canta Autores" porque "no había señalado con una X en dónde iba yo a estar en escena". El argumento fue tan estúpido, tan rastrero, tan vil, propio más de "tinterillos de baranda", de leguleyos de mierda, que puse en duda que ahí hubiera siquiera un artista, un músico y menos un bailarín (o "unas"). Las taras de la "burrocracia" parece que infectan a más de un "genio" apegado a las nóminas. La "lobotomía" propia del "suelducho" es irreversible. Es más dañina que el "horror y el honor de la gloria". Juan Carlos Arboleda, cantautor colombiano

 

PREMIOS DESIERTOS. Confabulados, leí con atención el Decálogo Contra los Premios del profesor Arturo Cortés y me pareció propositivo y constructivo. Para adicionar algo a ese artículo escrito de buena fe y sin resentimientos, diría que los premios que a veces son declarados desiertos, como me pasó a mí una vez que concursé, son otra de las injusticias de estos certámenes y solo demuestran la arrogancia de los jurados. Luis Pérez Andrade, Quito, Ecuador.

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JOSÉ MUJICA. Quiero felicitar al Uruguay por haber elegido un presidente tan elemental y tan sabio. Así la Izquierda tiene sentido. Brilla este ser humano cuando lo comparamos con tantos bufones provistos de soberbia que gobiernan aquello que muchos soñamos. Que respetable presidente humanista, ecologista, pacifista… tienen en este pequeño y grande país. Lo propongo desde ya para presidente de la Comunidad Económica Latinoamericana, si algún día se crea. Fernando Arias, periodista.

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POR EL SÉPTIMO ARTE. Me agrada mucho recibir semanalmente este periódico y los felicito por la tenacidad que ello requiere, aunque no sé si alguien más les ha comentado, pero sería gratificante que dentro de las áreas que ustedes tratan, incluyan textos sobre el Séptimo Arte, ya sean largometrajes o cortometrajes puesto que está totalmente ligado a la literatura y pues así creo que incluirían en sus adeptos a los cinéfilos que andan perdidos. Muchas gracias y que esto siga creciendo. Valentina Betancourt

Respuesta: Valentina, intentaremos llenar ese vacío que mencionas.

 

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EXCELENTE BREVIARIO SOBRE LO PREMIOS. Un compendio ajustado que denuncia la situación irregular de los concursos literarios, hoy en día no tan honestos ni transparentes. A tan valiente decálogo sólo le faltó mencionar: 1) La manera cómo los jurados (casi siempre dos) forman una alianza para premiar al amigo de andanzas. 2) La implementación de los concursos con su respectivo tráfico de influencias (prémiame que yo luego te premiaré). Incluso se ha dado el caso que el organizador del concurso manipula al jurado, da un ganador predeterminado y a éste último le cobra un porcentaje del premio en efectivo. 3) La campaña posterior para convencer al público lector que la trampa valía la pena, cuando el laureado es de escaso talento y de mediocre obra. 4) Si sabemos por anticipado la identidad de los jurados podemos adivinar el nombre del ganador, gracias a sus afinidades afectivas o literarias. Las arbitrariedades e intereses personales se imponen. Hagamos el ejercicio clarividente con los pasados  y  próximos concursos, relacionemos a los organizadores con los jurados y los premiados. Las conclusiones serán sorprendentes. Gabriel Arturo Castro

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PATRIMONIO CULTURAL. Muchas veces cuando llego a clase de periodismo los martes Con-Fabulación se encuentra en la cresta de la ola. Hombres y mujeres debaten sus temas. Ya hacen parte del Patrimonio Cultural de Colombia.  Felipe Gutiérrez

 

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A PROPÓSITO DE LA CRÍTICA. Comparto la crítica de Arturo Cortés Sanabria contra los premios literarios. Muy cierto lo que él afirma. Faltó mencionar la composición de los jurados, o la "sociedad de elogios mutuos", donde todos se alaban y se reparten los galardones: unas veces yo premio a fulano de tal, otra veces fulano me premia a mí. La bolsa no se agota, ya que ésta camina por el país. Y sigue la farsa. La perdedora, por supuesto, es la literatura. Gustavo Páez Escobar, escritor colombiano

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CONTRA LA JUSTICIA.  Desde gran parte de los estamentos del gobierno, el país no puede estar peor. Qué tal el cinismo de los jueces de la república y de sus máximas autoridades que se la pasan de cruceros por el mundo, con licencias remuneradas, mientras los expedientes, procesos, embargos injustos, reintegros, etc., duermen el sueño de los justos en los anaqueles obsoletos de los despachos. Es increíble, que después de cumplir su condena, centenares de presos sigan en la cárcel durante numerosos meses porque un juez no ha firmado su orden de liberación. Es asombroso que creen Juzgados de Descongestión, supuestamente inventados para agilizar los procesos, y éstos sigan allí como promedio dos años, antes de que sean firmados por la autoridad In-Competente. Después de esta alarmante noticia, pensamos con profunda preocupación: ahora ¿quién le pone el cascabel al gato?  Les pido que publiquen esta carta y que así como tuvieron el valor de pronunciarse contra los premios literarios, lo hagan también contra nuestra fallida "justicia". Elías Fabián Franco Rendón. Una de las innumerables víctimas de las injusticias de la ley.

 

 

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