EE.UU. SE VUELCA CON HAITI
EE.UU. ha emprendido uno de los mayores esfuerzos de asistencia humanitaria en su historia
La ONU reconoce que el seísmo en Haití es el peor desastre que ha enfrentado en términos de logística
PUERTO PRINCIPE JOAQUIM IBARZ (ENVIADO ESPECIAL)
La secretaria de Estado Hillary Clinton llegó a Puerto Príncipe para transmitir el compromiso de Estados Unidos en volcarse en la ayuda a los damnificados del terremoto y en la reconstrucción de Haití.
Clinton y el director de la Agencia para el Desarrollo Internacional, Rajiv Shah, se disponía a reunirse con el presidente haitiano, René Préval, y con los responsables del reparto de la ayuda estadounidenses. Ante la dimensión de la tragedia haitiana –dijo que tenía “dimensiones bíblicas-, Clinton suspendió el viaje que estaba realizando por Asia.
La visita a Haití permitirá a Clinton, que trajo en su avión suministros y personal de asistencia humanitaria, comprobar y supervisar el esfuerzo del Gobierno de EEUU para ayudar a la nación caribeña. También aprovechará la ocasión para manifestar personalmente al pueblo haitiano el "inquebrantable apoyo" de EEUU y transmitirle que "no está afrontando esta crisis solo", señaló.
Hace dos años, René Préval, el mandatario que se ha quedado sin palacio donde gobernar y sin casa donde dormir, recibía ayuda internacional tras un huracán que devastó la isla. Entonces lanzó una dramática sentencia que hoy retumba más que nunca: “Una vez que se agote esta primera ola de compasión humanitaria, seremos abandonados como siempre, estaremos solos para enfrentar nuevas catástrofes”.
Una frase con tintes de premonición que, los haitianos temen que se cumpla de nuevo. Barack Obama quiere evitarlo. Pare ello, según dijo, EE.UU. ha emprendido uno de los mayores esfuerzos de asistencia humanitaria en su historia. Obama ha entendido que el liderazgo le corresponde a Washington, pero sin transmitir la idea de que planee hacerse con las riendas del país.
Sin embargo, antes de viajar a Haití, Hillary Clinton arrojó más confusión al afirmar que el gobierno de Préval "no es capaz de funcionar, el presidente está vivo, pero sin gran parte de su gobierno para dirigir".
La ONU reconoce que el seísmo en Haití es el peor desastre que ha enfrentado en términos de logística para atender a la gente, debido al completo colapso del gobierno local y la infraestructura.
Hambrientos y desesperados. En Haití cunde el malestar ante la incapacidad del Gobierno y de las fuerzas de la ONU para distribuir la ayuda humanitaria que continúa llegando en forma masiva. La falta de seguridad y los problemas logísticos provocan que el malestar comience a traducirse en saqueos y violencia. Hasta ahora la población había tenido mucha paciencia, como si todavía estuviera anonadada por la catástrofe, sorprendida de estar con vida en medio de tanta destrucción.
Nunca más cierto que la paciencia tiene un límite. Un síntoma del malestar fue el asalto de un camión del Plan Social de la Presidencia cuando transportaba ayuda enviada por la República Dominicana. En menos de un minuto, una multitud que gritaba “¡tenemos hambre., tenemos hambre!” se apoderó de las mercancías del vehículo. Fue el primer incidente grave que pone en evidencia el malestar de la población.
Hasta el terremoto, Haití era una especie de protectorado de la ONU. Ese Estado paralelo también ha colapsado al quedarse sin el cerebro operativo de este organismo supranacional. El edificio de la ONU colapsó, y hasta ayer había 36 muertos entre su personal. Los 3.000 efectivos de la Misión de Estabilización de la ONU (Minustah) patrullan las calles pero apenas se les ve por la dimensión de la catástrofe y porque fueron muy golpeadas por el seísmo. De la policía haitiana no se tienen noticias. "No se la ve en las calles", dijo David Wimhurst, vocero de la Minustah.
Los equipos de rescate no encuentran apoyo. El gobierno no existe, el terremoto quebró los cimientos del débil sistema institucional del país. El presidente René Préval no tiene cómo gobernar; al no haber podido contactar con sus ministros, ni siquiera ha podido crear un gabinete de crisis. Su despacho, en el que ni siquiera funciona el teléfono, lo ha tenido que instalar en una comisaría cercana al aeropuerto.
Entonces ¿quién manda ahora en Haití? A la espera del desembarco masivo de las fuerzas estadounidenses, hay un gran vacío de poder que nadie llena.
Los damnificados, que se cuentan por miles, han establecido precarios campamentos con plásticos. Miles de cuerpos continúan atrapados entre los escombros; a cada día que pasa los equipos de socorro pierden la esperanza de hallar supervivientes. “Aquí había una mujer que ayer todavía pedía ayuda. Hoy ya no se le escucha”, dijo un joven que observaba cómo unos rescatistas trataban de remover escombros en la zona baja de Puerto Príncipe, la más castigada por el terremoto.
Hasta que se desplieguen las tropas norteamericanas, la Minustah es la única fuerza que intenta atajar el deterioro de la inseguridad, pero su tarea es una misión imposible.
El responsable de las operaciones de la Minustah, Alan Le Roy, teme que la inseguridad se complique en y que aumenten las agresiones y la delincuencia. Según Radio Metrópoli, a medida que pasan los días aumenta el pillaje.
LA EMBAJADA QUE YA NO EXISTE
PUERTO PRINCIPE JOAQUIM IBARZ (ENVIADO ESPECIAL)
De la embajada de España en Puerto Príncipe no queda nada, es un amasijo de bloques de cementos y hierros retorcidos. Al llegar en la noche del viernes con el compañero Francesc Peirón ante la legación hispana nos asaltó de inmediato la pregunta: ¿Cómo pudo salir con vida el embajador Juan Fernández Trigo? El edificio diplomático estaba totalmente desplomado, la destrucción era total. El Mercedes diplomático aparecía sepultado por cascotes y muros.
Aunque la visita la realizamos de noche, pudimos conversar con los vecinos porque en Puerto Príncipe la gente duerme en la calle o en las plazas por temor a nuevos derrumbes. El barrio Pacot, en el que se encuentra la embajada, estaba a oscuras, como gran parte de la capital. Louis Calçol nos comentó que el diplomático español pudo salvarse porque en el momento del terremoto debía estar trabajando en las oficinas administrativas, adyacentes a la residencia, que aparecían menos dañadas.
El embajador español tuvo que ser evacuado por los marines estadounidenses a la base militar de Guantánamo, a 320 kilómetros de Puerto Príncipe. Fernández Trigo sufrió heridas leves en la cabeza y un brazo; fue intervenido en el hospital de la base situada en la isla cubana, según informaron fuentes diplomáticas. Estaba previsto que el embajador fuera trasladado a un hospital de Florida para determinar si había sufrido lesiones neurológicas.
Para poder llegar hasta la embajada, utilizamos dos pequeños taxi-motocicleta. El estado de las calles no habría permitido llegar a un vehículo. El recorrido de noche por Puerto Príncipe ofreció una nueva visión de la catástrofe. Pese a que la ayuda aún no les había llegado, la gente se mostró con amabilidad hacia los periodistas, sin formular recelamos. En ningún momento sentimos temor ni hostilidad, lo que no podríamos decir al recorrer de noche muchas capitales iberoamericanas. La gente charlaba y preparaba la cena en pequeños hornillos, compartiendo lo poco que tenían.
Al atravesar el barrio Canapé Verd, en la penumbra pudimos vislumbrar el derrumbe de la ladera de una montaña, que había sepultado a centenares de precarias viviendas. Ni un bombero ni un equipo de rescate había llegado hasta allí.
En aquel viaje nocturno por una parte de Puerto Príncipe que todavía no habíamos tenido ocasión de recorrer pudimos constatar que el terremoto había afectado a todos los barrios y a todo tipo de viviendas. El Hexágono, el edificio más lujoso de Petionville, de 14 plantas, había sido evacuado por las tremendas grietas que amenazaban su estabilidad. Por la zona del Hotel Olafsson, en el que Graham Greene escribió Los comediantes, el hedor de cadáveres sepultados en edificios cercanos era muy fuerte. No parecía importar demasiado a las decenas de periodistas que, aunque carecían de luz eléctrica, se agolpaban en el histórico establecimiento en busca de un techo seguro.
NO PERMITIERON TANTA OSADIA
PUERTO PRINCIPE JOAQUIM IBARZ (ENVIADO ESPECIAL)
En 1804, sólo dos países de América eran independientes: EE.UU. y Haití. Más de 200 años después, la Historia muestra su sarcasmo: al tiempo que EE.UU. es la nación más rica del planeta, Haití se ha convertido en sinónimo de miseria y desolación. Los datos económicos van más allá de las estadísticas; cuando aterrizan en la realidad, estremecen: ocho de cada diez haitianos viven en la pobreza extrema; con un ingreso promedio de menos de dos euros diarios.
Los haitianos utilizan un proverbio basado en su difícil orografía: “Más allá de las montañas, hay montañas”. Lo interpretan de mil maneras, pero para la mayoría quiere decir que no importa los esfuerzos que hagan para alcanzar la cima, siempre se topan con otra montaña, tal vez más empinada. Detrás de una montaña, siempre hay otra montaña.
Y así ha sido la historia de este país atormentado: 206 años de catástrofes naturales y sátrapas despiadados. Desde 1804, cuando la milicia de esclavos negros humilló a las tropas de Napoleón Bonaparte, a cada huracán siempre le siguió una asonada militar. O viceversa.
A finales del siglo XVIII, el sistema esclavista impuesto por Francia llenaba las arcas de París a costa del trabajo de 500.000 negros. La terrible deforestación comenzó con la devastación de bosques y selvas por colonos franceses para implantar cultivos de caña y café, que convirtieron al pequeño país en el principal productor de azúcar del mundo. En 1770 sufrió el segundo terremoto más devastador de su historia, sólo superado por el que el martes arrasó Puerto Príncipe. De aquel golpe, los haitianos aún tuvieron fuerza para levantarse. Jean Jacques Dessalines expulsó a las tropas francesas tras la Batalla de Vertierres y declaró la independencia.
Era 1804, Haití vivió uno de sus pocos momentos de dicha: era el segundo país de América en independizarse y el primero del mundo en abolir la esclavitud. Los haitianos se encontraron fuera del mundo por voluntad propia, pero también a expulsados fuera de la civilización colonial, sin poder volver a África. El 1 de enero de 1804, día de la Independencia, es pintado como un solo momento de gloria entre los 200 años de horror que lo precedieron y los 200 años de caos que lo siguieron. Fue capaz de derrotar a las tropas de Napoleón, lo que originó un orgullo nacional que aún persiste. Además, extendió por el Caribe la noción de los derechos humanos. La revolución francesa los creó para el hombre blanco, la revolución haitiana los extendió para el hombre negro.
Era demasiado, no permitieron tanta osadía. Haití era un ejemplo peligroso que había que extirpar. Francia, la antigua potencia colonial, le impuso el pago de una deuda onerosa y lo aisló del mundo. Las potencias esclavistas acentuaron la hostilidad hacia aquel pueblo que desafiaba el estatus quo colonial. Desde su nacimiento lo condenaron a la pobreza.
Apenas independizada de Francia, Haití fue botín de la ambición de compañías bananeras, ocupaciones militares de EE.UU. y dictadores sanguinarios representados por la dinastía de los Duvalier y sus embrutecidos tonton macoutes. Han sido dos siglos de continua inestabilidad política, sátrapas asesinos, más de 30 golpes de Estado y una serie interminable de desgracias naturales.
Sólo dos años después de conseguir la independencia, Dessalines fue traicionado y asesinado por sus lugartenientes Alexandre Pétion y Henri Christophe, quienes dividieron el país e iniciaron la primera guerra civil. Desde entonces, los conflictos internos han traído 60 cambios violentos de gobierno.
Una de las historias macabras de la dictadura de Papa Doc Duvalier sirvió de inspiración a Graham Greene para escribir Los comediantes. El novelista británico llegó a Haití en 1963. El horror que vio lo describió en el el Sunday Telegraph, con el título República de Pesadilla.
“Han existido muchos reinados del terror en la historia de la humanidad. Algunos han surgido de un idealismo que se pervierte, como el de Robespierre, otros se han dirigido con fanatismo contra una clase, o una raza, y se ha apoyado en alguna filosofía perversa; el terror nunca ha sido algo tan desnudo e innoble como aquí… y en el centro, por supuesto, en su traje negro, sus pesados lentes, su lento caminar y su lento hablar, el cruel y absurdo doctor”, escribió Greene. Un amigo le dijo en una carta: “Has pasado tu vida buscando el infierno, en Haití, por fin lo encontraste”.
A la dinastía de los Duvalier le sucedió el sacerdote salesiano Jean Bertrand Aristide, un apóstol de la teología de la liberación que despertó grandes esperanzas. Los haitianos lo llevaron a la presidencia como si fuera un mesías. La decepción fue tremenda. “Aristide fue una gran fracaso, un engaño. Se convirtió en un sátrapa. Aristide refleja todas las desgracias y esperanzas frustradas de este país”, declara a La Vanguardia el profesor francés Jean Michelle Caroit, uno de los mejores conocedores de la realidad haitiana.
FIN
Http://reddemocratica.blogspot.com
Boletin Diario :
Http://reddemocratica01.blogspot.com
Foro Debate :
Http://groups.yahoo.com/group/eleccion
Ahora en FACEBOOK : Red Democratica
Http://www.caretas.com.pe/2000/1631/articulos/protesta.phtml
Http://www.caretas.com.pe/2000/1612/articulos/debate.phtml
Celebrando 10 anos "On Line"..2009
Keep the candle burning
I have a dream
http://www.stanford.edu/group/King/about_king/interactiveFrame.htm
FORUM TPSIPOL: RED DEMOCRATICA (1998-1999).
Informacion : Http://tpsipol.home-page.org
Para enviar un message , enviar a: eleccion@yahoogroups.com
Para suscribirse al Forum , enviar un mensaje a : eleccion-subscribe@yahoogroups.com
Para salir del Forum, enviar un mensaje en blanco : eleccion-unsubscribe@yahoogroups.com
No comments:
Post a Comment