Subject: Fwd: MEDIO SIGLO EN CUBA Y LA REPúBLICA DOMINICANA;
MEDIO SIGLO EN CUBA Y LA REPúBLICA DOMINICANA;
CONTRASTES POLíTICOS
Research Associate/Investigador Asociado
Center for Latin American Studies / Centro Para Estudios Lainoamericanos,
University of / Universidad de Pittsburgh
INTRODUCCIóN
Los hermanos Fidel y Raúl Castro marcaron su 56 Aniversario en el poder este primero de enero del 2015 con despliegues militaristas y bajo los elogios --desde lejos, por supuesto-- de admiradores extranjeros. Sin embargo, si se "deconstruye" (adoptando el glosario posestructuralista de moda) su historial, se concluye que su logro principal ha sido mantenerse en el gobierno, atormentando ya a varias generaciones cubanas.
Aquí sugiero contrastar --si suscintamente-- el itinerario de Cuba en el medio siglo último con el de la República Dominicana (RD), país hispano-caribeño vecino sobre el que he realizado investigaciones socio-culturales por cuatro décadas. Ambas naciones padecieron neo-colonialismos, inestabilidad y dictaduras. No obstante, para la década de los 50 el estándard de vida cubano era superior, el reverso de lo que es ahora (http://ctp.iccas.miami. edu/FACTS_Web/Cuba%20Facts%20Issue%2043%20December.htm}.
La sanguinaria tiranía trujillista de 31 años concluyó en la R.D. con el ajusticiamiento del déspota Rafael L. Trujillo en Mayo/1961. De acuerdo con la historiadora estadunidense Lauren Derby, en su libro "The Dictator's Seduction, Politics and the Popular Imagination in the Era of Trujillo" (2009), previo a la llegada al poder en Cuba de los fraternos Fidel y Raúl Castro, Trujillo no tuvo paralelo en las Américas como arquetipo de autócrata absolutista; y cito meramente dos semejanzas entre ambas dictaduras:
El poder titular, cuando les convino, se traspasó, en cada una, del hermano mayor al menor, habiéndose convertido ambos suplentes en "generales" nombrados a dedo: Héctor Trujillo y Raúl Castro, respectivamente, transformando los dos países sub-tropicales, de facto, en ridículos semi-reinos dinásticos.
Ambas montaron un vasto andamiaje propagandístico internacional, cuyos tentáculos llegaron a influenciar en universidades, medios informativos y gobiernos extranjeros, creando legiones de apologistas –nativos, y sobre todo, foráneos-- empeñados en "lavar" la imagen de los dictadores, a la vez que intentando demonizar y desacreditar a los opositores exiliados.
Temprano en mis investigaciones de campo entre los dominicanos en los años 70 –tanto en RD como en el extranjero-- conocí a admiradores del trujillismo, quienes acreditaban al dictador de haber forjado "estabilidad política" (parcialmente cierto, pero, ¿a qué precio humano?). En EEUU, a Trujillo incluso le otorgaron un doctorado honoris causa en una universidad prestigiosa del noreste, pocos años después de alentar una horrible masacre en de miles de haitianos inmigrantes a RD en 1937. Luego, el alcalde de Nueva York lo recibió en "recepciones suntuosas", según reportara sin ningún comentario editorial el New York Times (Jul.13/1939), el mismo rotativo que tanto ha cabildeado por el dúo de los Castro desde la década de los 50.
Con respecto a Cuba --y más recientemente-- mi colega en la antropología Mette Berg, (quien es danesa-inglesa), repite clichés oficialistas con tono propagandísticos ya obsoletos, quizás algo inocentemente (o quizás no), en su reciente libro etnográfico sobre los cubanos exilados en España; por ej.:
A) aparentemente justificando a los Castro, afirma que los hermanos gobernantes implementaron "igualdad socio-económica" (parcialmente cierto; excepto por la élite gobernante del Partido Comunista de menos del uno por cierto, el pueblo vive en una miseria sin precedentes).
B) además, Berg caricaturiza injustamente a los exiliados –las víctimas de la dictadura-- en forma poco elegante, sobre todo viniendo de una académica,
(a) pintándolos esencialmente como "amargados,…egoístas,…inestables,… neuróticos,…resentidos,…vengativos," etc.;
(b) y supuestamente, que todavía ambicionan "obsesivamente…retornar…a sus privilegios" pre-revolucionarios, comentarios insultantes y ridículos que no se permitirían emitir sobre otros grupos étnicos (ver su "Diasporic Generations"; 2011).
Las Décadas PosT-batistato y Post-rujillato: Divergencias
Fulgencio Batista abandonó Cuba el primero de enero, 1959 --coincidentemente, asilándose primeramente en Santo Domingo-- dando así fin a su dictadura autoritaria (1952-58). Los Castro llenaron entonces el vacío de poder con un gran apoyo popular inicial innegable. La rebelión anti-batistiana, tal como nos recuerda el periodista cubano-americano Humberto Fontova, fue eso, principalmente una rebelión política, no una revolución con motivaciones socio-revolucionarias (http://www.hfontova.com/).
Dicha rebelión había sido eminentemente burguesa, liberal y civilista, con unas metas democráticas originales de restaurar el ritmo constitucional, interrumpido por el golpe de estado injustificado de Batista en 1952. Los Castro, sin embargo, revertieron dichas metas una vez en el poder, convirtiendo a Cuba en una distopía orwelliana, mega-militarizada, y permeada por una ineficiencia crónica característica de las economías de corte soviético-Marxistas.
En RD, a la caída del Trujillato siguió un período de inestabilidad que culminó en la fratricida Guerra Civil de 1965 y la intervención militar estadounidense en alianza con la Organización de Estados Americanos. En las elecciones de 1966 convocadas por la OEA, resultó electo presidente Joaquín Balaguer, un ex-protégé de los Trujillo, quien, no obstante su pasado trujillista, patrocinó una constitución liberal (influenciada por la cubana de 1940) que sirvió de guía legal hasta que entró en vigor la más recientemente promulgada en el 2010.
Por las últimas casi cinco décadas, a pesar de innumerables contratiempos, RD ha procedido (si bien progresivamente) por la senda de la sociedad abierta Popperiana, expandiendo los derechos individuales, y estimulando el sistema de libre empresa. Cuba, al contrario, fue maniobrada al polo opuesto con el modelo soviético. Apenas rasgando la superficie --y dejando a un lado, al menos por ahora, los aspectos económicos—permítaseme examinar algunos contrastes:
1) La estructura gubernamental dominicana refleja la división tripartita clásica, con los dos primeros poderes del estado --el ejecutivo y el legislativo-- electos por el pueblo.[2] El congreso dominicano, con amplia representación de los partidos políticos principales, es bicameral. El tercer poder, el judicial, es independiente, al igual que en los EE.UU. y las otras democracias liberales modernas. Sin embargo, en Cuba, encontramos el unipartidismo, y dominado sin consultar jamás al pueblo por una sola familia, los Castro, por 56 largos años.
2) El siguiente cuadro sinóptico habla por sí solo, en donde se puede apreciar el contraste entre RD y Cuba en el orden político, como si fuera la puntuación en un deporte, y en donde la desventaja cubana presente es obvia:
RD (desde 1961)
Cuba (desde 1959)
Elecciones presidenciales
13
0
Presidentes electos
7 (dos fueron re-electos repetidamente; ahora se prohíbe la re-elección consecutiva)
0
Partidos políticos
Pluripartidismo
Monopartidismo
Principales partidos políticos
3 (alternándose en el poder)
P. de la Liberación Dominicana (PLD) [incumbente]
P. Reformista Social Cristiano (PRSC)
P. Revolucionario Dominicano (PRD)1
P. Comunista de Cuba(PCC)
Otras Disparidades R.D. / Cuba
Aparte de la frecuente renovación política, en la RD, a diferencia de Cuba:
A) Existe absoluta libertad de expresión, prensa, religión, emigración/inmigración, movimiento, organización sindical, acceso al Internet, etc.
B) Los Testigos de Jehová, los gays, los hippies, los raperos, los practicantes de religiones con raíces africanas, y otros grupos considerados tradicionalmente marginados, no han sido internados en campamentos de trabajo forzado (estilo Nazi), ni ha sido política oficial el perseguirlos.
C) No hay censura, presos o exiliados políticos, torturados, desaparecidos, paredones, ni comités de delatores (los infames "caliés", en el argot del Trujillato, y sus homólogos cubanos, los Comités de Vigilancia).
D) No se controla la población con tarjetas de racionamiento; no hay escaseces ni largas colas a la intemperie calurosa.
En fin, todo esto, y muchísimo más, contrastan con la realidad tétrica de la "Cuba Socialista".
Observaciones Adicionales
Irónicamente, entre los problemas más apremiantes de RD, se encuentran:
Las riñas intra-partidistas, un fenómeno que Cuba no puede tener, ya que solo se permite un partido único piramidal (el PCC).
La inmigración haitiana, que es una preocupación dominicana hiper-sensitiva. Generalmente, las inmigraciones indocumentadas son típicas de las sociedades abiertas (como EEUU y España), adonde los ciudadanos de países menos libres y/o menos desarrollados ansían emigrar. En la "Cuba Revolucionaria" se presenta el otro extremo:
(i) la huida en masa constante sin precedentes ("votando con los pies");
(ii) y consecuentemente, la tasa de migración es negativa, por cierto, también lo opuesto a la Cuba pre-1959 (ver Nota 3).
Efectivamente, la Cuba republicana (1902-58) –aun bajo Batista-- dio la bienvenida a cientos de miles de inmigrantes, incluyendo a centenares de exiliados dominicanos anti-trujillistas. Entre los más prominentes estaba el afamado escritor Juan Bosch, quien fue un asesor del presidente Auténtico Carlos Prío.[3] Bosch luego devino en el primer presidente dominicano electo después del Trujillato, aunque solo por ocho meses (feb.-sept./1963). Hace años, en Santo Domingo, me confirmó personalmente que antes de ser derrocado por un golpe de estado militar, había enviado aviones dominicanos para repatriar a sus compatriotas varados en la Cuba castrista. Hoy día, apenas hay dominicanos en Cuba, mientras que unos 8.000 cubanos residen en RD, "felices" --así me relataron los que entrevisté-- de vivir en libertad.[4]
Es común entre los científicos sociales enarbolar la experiencia poscomunista de la Europa Centro-Oriental como inspiradora para una Cuba poscastrista. Pero hay un paradigma de transición democrática más cercano y en el mismo idioma: el experimento posdictatorial dominicano, del cual Cuba puede aprender también incontables lecciones (incluso de sus fallas), aunque naturalmente, adaptados a los tiempos y a la realidad histórica cubana.
Ciertamente, aún quedan múltiples retos socio-económicos que resolver en RD; pero su sistema democrático liberal, y su respeto por las libertades civiles, son los que merecen elogio internacional al comenzar el año 2015, y NO la auto-perpetuada gerontocracia nepotista y corrupta cubana cuya edad promedio sobrepasa ya los 80.
Admito que se me queda mucho en el tintero (detalles para otros escritos futuros para la RED DEMOCRáTICA); pero mientras tanto, agradecería críticas constructivas, abajo en los comentarios, y/o directamente a: ralum@pitt.com.[5]
NOTAS
[1] El presente escrito es una ampliación de un artículo anterior publicado en la revista digital CUBA ENCUENTRO (Madrid) el 16/12/2014. Se reproduce aquí, con algunos cambios y actualizaciones, hechas por el propio autor específicamente para la RED DEMOCRáTICA. Alum ha sido profesor de Antropología/Etnología en varias instituciones norteamericanas y latinoamericanas, incluyendo la Universidad Nacional UNPHU en Santo Domingo, ciudad en donde también fue un afiliado del Instituto de Estudios Aplicados/IDEA, el Fondo Para el Avance de las Ciencias Sociales, y el Museo del Hombre Dominicano. Posteriormente, ha sido Observador Internacional a elecciones dominicanas, y al presente es Asociado [externo] de Investigaciones del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad de Pittsburgh, y consultor de la firma Icod Associates (New Jersey). Varios escritos suyos han aparecido anteriormente en la RED DEMOCRáTICA. El autor agradece al periodista peruano-americano Roberto Bustamante su cooperación personal por casi tres décadas [ver también la Nota 5].
[2] Por cierto, en dos ocasiones, han sido electas mujeres --y relativamente jóvenes-- a la vice-presidencia, en contraste con Cuba, en donde predominan todavía hombres, y octogenarios (y descendientes de europeos), en las posiciones claves.
[3] Ver "Cuba, la Isla Fascinante" (1957), en donde Bosch presenta una semblanza extremadamente positiva de la Cuba republicana. Este libro y otros escritos de Bosch, y mis conversaciones hace décadas con el ya fallecido ex-presidente, son tópicos que merecen un análisis separado futuro.
[4] Es más, también como nos recuerda Fontova en sus escritos, vivían en Cuba más estadounidenses que cubanos en EE.UU. Y, a pesar que el turismo era la segunda industria, los turistas cubanos gastaban casi más en EE.UU. que los turistas norteamericanos en Cuba en los años 50 (http://www.hfontova.com/); ver también I. L. Horowitz, The Long Night of Dark Intent--Half-Century of Cuban Communism (2008).
[5] Para los interesados: Llevo varias décadas analizando temas comparativos domínico-cubanos; por ej., en: Current History Encyclopedia of Developing Nations (1982), World Encyclopedia of Political Systems and Parties (1983), Wall St. Journal (13/04/1984), Listín Diario (16/04/1984), Caribbeaan Today (Spring/1984), El Nuevo Herald (20/05/1988), Congressional Record (01/05/1990), El Caribe (13/11//2009), Quisqueya Internacional (16/05/2010), Miami Herald (29/05/2011), Voces Cubanas (Oct./2011), y Sun Sentinel (20/05/2012), etc.
Posted by: Roberto Bustamante <rbustamante02@hotmail.com>
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