Alimentos transgénicos: primero la evidencia Por primera vez en 12 años, la Comisión Europea acaba de aprobar diversos cultivos genéticamente modificados, dando prioridad a las ganancias de los grupos de presión relacionados con los cultivos transgénicos por encima de las preocupaciones ciudadanas. El 60% de los europeos creen que es necesaria más información fiable antes de permitir el cultivo de productos que podrían amenazar nuestra salud y nuestro medioambiente.
Pero una nueva iniciativa permite que un millón de ciudadanos europeos presenten solicitudes oficiales a la Comisión Europea. Reunamos un millón de voces por la prohibición de transgénicos mientras no se realicen las investigaciones necesarias. Firma la petición abajo y corre la voz.
Nota: La Iniciativa Ciudadana Europea es un proceso formal legal que cuenta con requisitos muy estrictos. Es necesario que insertes tu nombre y apellidos, dirección, correo electrónico, nacionalidad y fecha de nacimiento - todos han de ser datos válidos - para que podamos registrarte como firmante de esta petición.
Al Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso: Hacemos un llamamiento para que se ponga una moratoria sobre la introducción de cultivos transgénicos en la Unión Europea, y se establezca la formación de un organismo independiente, ético y científico, con el fin de investigar los impactos de los cultivos transgénicos e informar la aprobación de una regulación acorde. ¡Firma la petición ahora! | |
658,843 han firmado la petición. Ayúdanos a llegar a 1,000,000 NOTA: ¡El pasado 31 de Mayo alcanzamos las 900,000 firmas! Pero, de acuerdo con las nuevas normas de la UE, el contador fue ajustado y ahora refleja sólo aquellas firmas realizadas con el nombre completo. Si al firmar no introdujistes tus datos completos, por favor, firma de nuevo ahora. Tu firma sólo será registrada una vez | ELPAIS.com > Sociedad > El País semanal REPORTAJE La guerra de los transgénicos MÓNICA SALOMONE 01/11/2009 Vota Es uno de los debates científico-ecológicos más acalorados: transgénicos sí o no. La guerra se presenta larga y dura. Unos los prohíben, otros apuestan por ellos. España, el país europeo donde más maíz 'trans' se cultiva, se ha convertido en el gran campo de batalla. ¿Qué está pasando realmente? Llanuras del Guadalquivir, en los alrededores de Sevilla. Estamos en un pequeño campo de girasoles, organizado en varias parcelas. El polen amarillo se pega a las gotas de sudor. Alguien da unas palmadas y de entre las plantas parten piando decenas de pequeñas aves antes invisibles. Pero no es el único ruido ambiental: de algunas parcelas, cubiertas con finas redes blanquecinas, sale un zumbido constante. Abejas. Abejas obreras trabajando no sólo para su reina, sino para nosotros. Esto es un campo de producción de semillas de Monsanto, compañía líder mundial en el sector agrario y símbolo, también mundial, de la agricultura biotecnológica, la de los cultivos transgénicos, ésos sobre los que se libra desde hace más de una década una auténtica guerra social, económica y científica. Estados Unidos, Argentina y Brasil son los países con mayor ocupación de estos cultivos 'formateados', biotecnológicos Las plantas 'trans' son sobre tod osoja y maíz. Y de dos clases: resistentes a plagas y tolerantes a herbicidas ¿Dónde están los cultivos resistentes a la sequía? en 12 años, no han cumplido las expectativas respecto a los pobres Países como Francia, Austria y Alemania prohíben estos cultivos. En España hay 80.000 hectáreas de maíz transgénico El conflicto atraviesa ahora una fase crucial. En los campos europeos sólo puede crecer un tipo de cultivo transgénico con fines comerciales: el maíz MON810. Su peculiaridad es que Monsanto le ha insertado un gen que lo convierte en venenoso para uno de los enemigos más feroces del maíz, la plaga del taladro. Después de 11 años cultivándose en Europa, el MON810 se enfrenta ahora a su renovación, o no, por parte de las autoridades europeas. La decisión es importante para España, el país europeo donde, con diferencia, más maíz transgénico se cultiva. La guerra se plantea larga y complicada. Bando uno: los transgénicos serán esenciales para erradicar las hambrunas, aumentando el rendimiento del suelo y logrando además una agricultura sostenible. Bando dos: los transgénicos son tóxicos, destrozan las economías locales y el equilibrio ambiental. ¿Quién tiene razón? Entremos en el laberinto transgénico. Ojalá a la salida podamos decidir si tomar o no lecitina de soja transgénica. Las abejas siguen con su trabajo: polinizar. Después Monsanto enviará las semillas a todo el planeta. A todo. Aquí nacen gran parte de las semillas de girasol, maíz y algodón que se cultivarán no sólo en Europa, sino también en otros continentes. Cuando en el hemisferio Sur es invierno, semillas de variedades sureñas viajan en avión hasta el Guadalquivir para ser multiplicadas en un clima adecuado, de forma que no se pierde tiempo y se cumple el ideal de toda gran empresa: máxima eficacia. En otras palabras, esto de las semillas es un gran negocio global. En realidad, hoy en día casi todo lo referente a la agricultura lo es, y no sólo lo que envuelve al boom transgénico. Boom, sí, porque los cultivos transgénicos han pasado de ocupar 10 millones de hectáreas en seis países en 1997, a 125 millones de hectáreas en 25 países en 2008. Los girasoles entre los que paseamos no son transgénicos, y sin embargo tienen mucho en común con los cultivos que sí lo son. Para empezar son, lo mismo que los transgénicos, plantas formateadas según las preferencias del agricultor y las condiciones ambientales, algo logrado tras largos años de investigación agronómica. Es decir, se parecen a un girasol salvaje tanto como un caballo de carreras a un mulo de granja. Como consecuencia, las semillas de estos girasoles están protegidas por estrictos derechos de propiedad intelectual, y por supuesto son más caras. Hay que comprarlas para cada siembra porque si se plantan las del año anterior no rinden igual, así que las semillas ni se guardan ni se intercambian con el vecino, prácticas habituales en la agricultura tradicional. La 'revolución verde' fue la primera fase de la globalización de la agricultura; el proceso por el que, a lo largo del último medio siglo y en casi todo el planeta, el campo se fue tecnificando y explotando de forma intensiva. Gracias a ella, el suelo rinde mucho más, y hay más alimentos y más baratos. Pero todo tiene un precio. Una parte se paga en lo que algunos llamarían romanticismo: en esta era en que la fruta llega de los antípodas y hay naranjas todo el año, las entrañables granjitas locales del imaginario urbano quedan a años luz. Pero hay más. Los cultivos intensivos aumentan la contaminación química, la sobreexplotación de acuíferos y la salinidad del suelo. "Estas críticas [a la revolución verde] son válidas", han escrito en la revista Science Robert E. Evenson y Douglas Gollin. Pero ¿de qué otra forma hubieran alimentado los países en desarrollo a una población en crecimiento explosivo?, se preguntan estos autores, que se basan en un informe del Grupo Consultivo sobre Investigación Agrícola Internacional, integrado por los 15 centros principales de investigación pública en cultivos esenciales. Para Evenson y Gollin, "no está claro" que hubiera habido alternativa a la revolución verde. Los cultivos transgénicos vienen a ser el último capítulo de esta revolución. Un capítulo en el que las posturas sobre el modelo de agricultura a seguir chocan tan violentamente que brotan chispas. Para unos, sólo se podrá alimentar a los 8.000 millones que seremos en 2030 introduciendo los transgénicos, sobre todo teniendo en cuenta que la urbanización y el cambio climático recortarán suelo cultivable. Es más, será precisamente la biotecnología la que logre el ansiado equilibrio entre uso y preservación del medio: el control humano sobre los ecosistemas será tan perfecto que reparará incluso los daños que él mismo provoque. Los antitransgénicos, en cambio, advierten del grave riesgo de multiplicar los daños ambientales y sociales de la revolución verde, para la que sí ven alternativa: justamente, esas granjas locales. En el primer bando, la mayoría de la comunidad científica y las organizaciones de Naciones Unidas para la alimentación y la salud (la FAO y la OMS). En el otro, las asociaciones ecologistas. ¿Y el público? El Eurobarómetro de 2005 muestra que sólo en siete países europeos, España entre ellos, los que están a favor de los transgénicos superan a los que se oponen. En cualquier caso hay matices, zonas de frontera… y sombras. Se debería poder tomar postura a la luz de datos, como cuánta comida produce cada tipo de agricultura; con qué costes; cuál es su impacto ambiental… Sin embargo, es información difícil de obtener. La batalla de los datos. A ver, ¿se usan más o menos pesticidas y herbicidas con los transgénicos? ¿Cuánta riqueza generan, y para quién, estos cultivos? La organización ISAAA (Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones Agrobiotecnológicas) es la más citada a la hora de contabilizar el impacto de los transgénicos, pese a que no ocupa un punto equidistante entre posturas. El ISAAA defiende "el potencial de los cultivos biotecnológicos" y entre sus fuentes de financiación está la propia Monsanto. Según sus datos, los transgénicos han rendido mucho más y a un coste relativo más bajo. Ese ahorro se debe en gran parte a que las plantas transgénicas necesitarían menos herbicidas y pesticidas. Pero no hay acuerdo al respecto, y no sólo por parte del bando ecologista. En opinión de Pere Puigdomenech, director del Centre de Recerca en Agrigenómica (CSIC) y blanco frecuente de organizaciones antitransgénicos –o sea, nada sospechoso de tener prejuicios contra la biotecnología–, la cuestión "está bastante enredada, ya que es difícil tener datos fiables y globales". Las plantas transgénicas actuales son sobre todo de dos clases: resistentes a plagas y tolerantes a herbicidas. En las primeras se ha insertado un gen que produce una toxina contra la plaga del taladro, así que estas plantas sintetizan ellas mismas el veneno contra este gusano que las devora por dentro. En cambio, la ventaja de las plantas tolerantes a herbicidas casi viene a ser la opuesta: el gen extra que se les ha introducido las vuelve indemnes a los productos contra las malas hierbas, de forma que pueden ser tratadas sin temor con grandes cantidades de herbicida. "La lógica dice que en los cultivos resistentes a insectos se van a usar menos insecticidas, y en los tolerantes a herbicidas, más herbicidas", explica Puigdomenech. "Si lo juntamos todo se crea confusión, que quizá es lo que se desea. Lo que yo he leído es que efectivamente se reduce el uso de insecticidas cuando se utilizan plantas resistentes a insectos, y esto reduce el riesgo de intoxicaciones de agricultores; también parece haberse incrementado el uso de un herbicida en concreto, el glifosato". Los cultivos tolerantes a glifosato –soja, maíz, colza, algodón y alfalfa– ocupan hoy el 63% de los cultivos biotecnológicos del planeta. Es el herbicida considerado menos tóxico. Pero el aumento en su uso está haciendo que proliferen malas hierbas resistentes. El fenómeno de las resistencias es normal en todo tipo de agricultura y se da con cualquier herbicida e insecticida, pero cuando tantas cosec has dependen de un único producto, éste puede perder eficacia. En Argentina, por ejemplo, el país que ocupa el segundo lugar mundial en cultivos transgénicos tras EE UU y por delante de Brasil, hay una maleza que se ha vuelto resistente y causa estragos en la soja transgénica: el sorgo de alepo. Rosa Binimelis, investigadora de la Universidad Autónoma de Barcelona, presenció "cómo el problema iba creciendo, cómo se usaban cada vez más y más herbicidas para combatir el sorgo de alepo, con los consiguientes costes económicos y sociales". Ahora se busca introducir nuevos transgénicos tolerantes a más herbicidas, algo que Binimelis desaprueba: "Es matar moscas a cañonazos". Pero volvamos a los campos de Monsanto en Sevilla. Hemos dejado atrás los girasoles y nos acercamos al maíz. ¡Por fin, el famoso MON810! El único cultivo transgénico comercial en Europa, y cuyo permiso ahora debe renovarse. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), la voz científica oficial al respecto, se pronunció a favor en julio; pero la decisión final no es científica sino política, y corresponde a la Comisión Europea. Deberá decidir en breve. Las semillas europeas de MON810 se producen en la finca a unos metros de los girasoles. Aquí, entre el maíz, no hay abejas, porque es el viento el que poliniza. Arranca el polen del penacho que corona cada planta de maíz y lo transporta hasta las hebras de la mazorca, ésas que se ven como una especie de cabellera; atrapado el polen, cada hebra se convertirá en un minúsculo conducto hasta un óvulo. "¿Ve? Son todos iguales, no es que uno tenga cuernos y el otro no… No se distinguen en nada", explica Olivier Crassous, director de producción de la planta sevillana de semillas. Efectivamente, ni el más experto distinguiría entre un maíz no transgénico destinado a Galicia y su vecino de parcela MON810, preferido por los agricultores del Valle del Ebro. ¿Por qué esas diferencias entre agricultores? En Galicia no hay taladro; pero en el Valle del Ebro esta plaga puede partir la cosecha a la mitad. España es el país europeo donde más MON810 se cultiva: en 2008, 79.300 hectáreas frente a las 8.300 de la República Checa y 7.100 de Rumania. En Francia, Grecia, Hungría, Austria, Alemania y Luxemburgo han optado por prohibir su cultivo; Irlanda sigue por el mismo camino. Así que estamos en el punto de mira. "España es el principal campo de batalla; todo el mundo se fija en lo que pasa aquí", dice Binimelis. La parte positiva es que es aquí donde se han hecho los estudios más prolongados sobre coexistencia entre cultivos. Se trata de aclarar si el maíz transgénico se cruza en el campo con el convencional, un fenómeno que la propia UE, para disgusto de los investigadores en transgénicos, llama "contaminación". Viajamos a Girona, a la región de Foixá, con Enric Melé y Joaquima Messeguer, del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y autores de los estudios más importantes sobre coexistencia. Paramos entre dos campos de maíz y ellos sacan su equipo. Trituran un pedacito de hoja de maíz en un pequeño vial con un líquido, en el que sumergen algo parecido a un predictor. El dispositivo responde enseguida: sí, este maíz tiene el gen que produce la toxina contra el taladro. Estos investigadores llevan seis años haciendo esto mismo innumerables veces en las parcelas de Foixá, y han descubierto que basta una separación de unos 20 metros para que no haya cruces por encima del 0,9%, umbral establecido para etiquetar un alimento como transgénico. ¿Hay problemas de convivencia? "Nos ponemos de acuerdo para plantar de forma que la floración no coincida, y nos va bien", dice Quim Paretas, propietario de un silo donde se secan tanto los maíces transgénicos como los convencionales, excepto el ecológico. ¿Juntos? "Claro. A los agricultores les da igual mezclarlos porque no son para consumo humano, sino para piensos. Todo el maíz se etiqueta como transgénico". O sea: los animales comen pienso elaborado con transgénicos y etiquetado como tal, pero el consumidor no distingue la carne de un animal alimentado con transgénicos porque la etiqueta de esa carne no lo dice. Así que la pista de los transgénicos –y la posibilidad de que el consumidor los rechace– se pierde en los piensos animales. A todo esto, ¿son los alimentos elaborados con transgénicos peligrosos para la salud, o no? Lo cierto es que, si sobre el uso de herbicidas o los efectos ambientales el debate científico continúa, en lo referido al efecto de los transgénicos sobre la salud casi no hay discrepancias. No ha habido hasta ahora trabajos científicos publicados en revistas con controles de calidad exigentes que hallen riesgos en los transgénicos hoy en el mercado. Esto, claro, puede cambiar en el futuro, y de hecho la EFSA sigue evaluando posibles nuevas pruebas. Hay algo que molesta mucho a quienes cultivan transgénicos: que mientras que el único cultivo permitido en Europa es el maíz, sí se permite la entrada y consumo de soja transgénica. "Si podemos importar y consumir soja transgénica, ¿por qué no la podemos cultivar? Sin la soja transgénica la cabaña europea no tendría qué comer", dice irritado Paretas. La guerra transgénica, en su opinión, se está exagerando: "Cuando digo que cultivo transgénicos me miran como si fuera un delincuente. Cuesta mucho explicarlo". A él, el maíz transgénico le permite asegurar la cosecha. Sin más. No en todas partes la convivencia entre agricultores es tan idílica como en Foixá. Los agricultores ecológicos españoles llevan años pidiendo un decreto que regule la separación entre cultivos transgénicos y convencionales. Hace unos meses la plataforma Som lo que sembrem presentó en el parlamento catalán 106.000 firmas en contra de los transgénicos en Cataluña. La posibilidad de que las plantas transgénicas transfieran sus genes a otras variedades no preocupa sólo a los agricultores ecológicos. También puede convertirse en un problema a gran escala, por ejemplo si afecta a cultivos que dan de comer a cientos de millones de personas. Es el caso del arroz. Dentro de diez años China necesitará un 25% más de arroz para cubrir la demanda de su población, y ha apostado por la biotecnología: está a punto de aprobar la comercialización de arroz transgénico. Ahora bien, ¿qué pasa si este arroz transfiere a una mala hierba la tolerancia a un herbicida, por ejemplo? ¿Cómo combatir entonces esa mala hierba? Esto se previene siguiendo unas normas básicas en los cultivos, dicen las compañías de semillas. Pero es difícil hacer respetar las reglas en países como India o China, donde la nueva tecnología aterriza sobre la agricultura local como un jumbo en una pista de avionetas. Prueba de ello fue la entrada en el mercado europeo, hace apenas dos años, de arroz transgénico ilegal chino. En Europa saltaron las alarmas sanitarias previstas, pero quedó claro que en China se cultivaban grandes extensiones de arroz transgénico antes incluso de su aprobación en el propio país. En los laboratorios del IRTA unos platillos albergan minúsculas plantitas de arroz. No es un arroz cualquiera. A principios de esta década Melé y Messeguer participaron en un ambicioso proyecto europeo para producir un arroz resistente a insectos, que efectivamente consiguieron. "Tenía muchas ventajas", explica Melé, pero "nunca ha salido del laboratorio". Y es que tropezó con los estrictos requisitos legales –ensayos– que la UE impone a los transgénicos. Una normativa que, para muchos, tiene el curioso efecto de hacer el juego a las multinacionales. "Acaban siendo las únicas capaces de superar la burocracia europea", comenta Messeguer. Paradoja: lo que los antitransgénicos ven como una barrera de contención ante el avance de las multinacionales, acaba reforzando su poder. En cualquier caso, ¿qué peligro implica ese poder? ¿No lo tiene todo gran imperio en la economía global? Hay un riesgo: que pervierta las actuaciones de la propia comunidad científica. En 2001 el investigador Ignacio Chapela, de la Universidad de California en Berkeley (EE UU), publicó en Nature que las variedades autóctonas de maíz en México estaban contaminadas con maíz transgénico, lo que ponía en peligro la biodiversidad de esta especie. El trabajo fue criticado con una saña muy poco corriente. La periodista francesa Marie Monique Robin cuenta en su libro El mundo según Monsanto que la polémica fue espoleada por una empresa de marketing contratada por esta compañía. Hay una crítica a los cultivos transgénicos difícil de rebatir: en sus doce años de existencia no han cumplido las expectativas respecto al mundo pobre. La tecnología se extiende cada vez a más países y no todos ricos, sí; pero ¿dónde están los cultivos resistentes a la sequía y la salinidad? ¿O los enriquecidos con nutrientes específicos? Las empresas aseguran que todo llegará. Pero "excepto algunas iniciativas aisladas, no hay programas importantes que aborden los problemas fundamentales de las personas pobres o que se centren en los cultivos y animales de los que éstas dependen", dice el informe de la FAO Biotecnología agrícola: ¿una respuesta a las necesidades de los pobres? Hasta ahora el avance transgénico se ha guiado más por intereses comerciales que por esa vieja promesa de combatir el hambre en el mundo. ¿Nos creemos, o no, que efectivamente son la mejor salida posible para un futuro difícil? Última actualización: miércoles, 3 de marzo de 2010 - 18:49 GMT Europa tiene su papa caliente Esta variedad de papa es más rica en almidón. La Comisión Europea autorizó este martes el cultivo -dentro de sus estados miembros- de una variedad de papa genéticamente modificada. La variedad Amflora, desarrollada por la firma alemana BASF y que se utilizará en la industria del papel y como alimento para animales, se convierte así en el segundo producto transgénico que se cultiva en el bloque. Esta decisión, alcanzada sin unanimidad tras una polémica que se extendió por cerca de siete años, fue duramente criticada por diversas organizaciones ecologistas. Resistencia a los antibióticos
Muy semejante a una papa tradicional, esta variedad contiene una gran cantidad de almidón ideal para la fabricación de papel resistente y otros derivados de la industria papelera, así como para forraje. Pero también contiene un gen marcador para identificar las células de las plantas que producen con éxito el tipo de almidón buscado, que, según algunos científicos, provoca resistencia a los antibióticos en los seres humanos. "Ya en varias ocasiones la Organización Mundial de la Salud, el Instituto Pasteur y una multitud de instituciones científicas han manifestado sus reservas respecto a utilizar estos genes marcadores", le dijo a BBC Mundo Blanca González, Técnica de Agricultura y Alimentación de la sede de la organización Amigos de la Tierra en España. Al utilizarse para piensos, la resistencia a los antibióticos podría pasar a la microbiota del intestino de los animales, que luego son consumidos por los seres humanos Blanca González, Amigos de la Tierra "Al utilizarse para piensos, la resistencia a los antibióticos podría pasar a la microbiota del intestino de los animales, que luego son consumidos por el hombre", explicó González. Otra de las críticas que esgrimen los opositores a los cultivos transgénicos es el problema de la contaminación. "Es imposible evitar la polinización de otras especies no transgénicas con esta variedad. Esto representa un riesgo para el medio ambiente porque puede afectar la biodiversidad", añadió la portavoz de Amigos de la Tierrra. Precisamente, para minimizar este riesgo, la comisión impuso ciertas condiciones, como por ejemplo efectuar "el cultivo y la cosecha antes de que la planta produzca semillas". Si bien esta cláusula disminuye en alguna medida las probabilidades de contaminación, no las elimina por completo. Y en opinión de González, éste es un riesgo que no vale le pena correr. "Si estuviésemos hablando de asumir un riesgo para que se contamine un maíz ecológico para dar de comer a la gente en el mundo, ningún ecologista en su sano juicio diría que no. Pero en este caso estamos hablando de poner en riesgo a la ciudadanía para que las industrias produzcan su papa y su celulosa más cómodamente", dice González. Primero fue el maíz
Aunque el cultivo de la Amflora ya está autorizado, cada país de la UE tiene el derecho de decidir si cultivará o no esta variedad dentro de sus fronteras. Algunos países tienen previsto comenzar a cultivar esta variedad de papa esta primavera. Alemania y la República Checa, por ejemplo, tienen previsto comenzar a plantar la papa de BASF esta primavera, mientras que Suecia y los Países Bajos lo harán en los próximos años. El otro producto transgénico que se produce a nivel comercial en el bloque es el maíz MON 810 de la compañía Monsanto, cuya aprobación fue alcanzada en 1998. Este variedad de maíz se cultiva actualmente en España, República Checa, Rumania, Portugal y Eslovaquia. Además de la papa Amflora, la Comisión Europea aprobó la importación y el procesamiento dentro del bloque -más no el cultivo- de tres clases de maíz genéticamente modificado de Monsanto. "Cachetazo"
Los ecologistas no fueron los únicos en alzar la voz frente a la decisión de la comisión. "Es un cachetazo para el 70% de los consumidores que están en contra de los alimentos transgénicos", afirmó el parlamentario europeo alemán Martin Hausling. Es un cachetazo para el 70% de los consumidores que están en contra de los alimentos transgénicos Martin Hausling, parlamentario europeo Mientras que el ministro de Agricultura de Italia, Luca Zaia, advirtió que la decisión podría modificar profundamente el sector primario europeo. "Por nuestra parte, continuaremos con la política de defensa y salvaguardia de la política tradicional y de la salud de los ciudadanos", sentenció el funcionario. Entretanto, distintas encuestas de opinión llevadas a cabo a lo largo de los años continúan mostrado que la mayoría de los consumidores europeos son renuentes a la incorporación de transgénicos en su territorio. Hacía 12 años que la UE no aceptaba introducir en el mercado nuevos cultivos transgénicos 02-03-2010La gran novedad será un tipo de patata que se utilizará para alimentar al ganado y fabricar papel. ADN.es / Internacional Lunes, 28 de junio de 2010. Actualizado a las 23:49h | Ecologistas denuncian aumento del uso de pesticidas en cultivos transgénicos - EFE
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- Bruselas | 17/11/2009 | | Votar
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El cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) supone un aumento "dramático" de la utilización de pesticidas, según un estudio difundido hoy por las organizaciones ecologistas Greenpeace y Amigos de la Tierra. El informe indica que desde que se introdujeron los transgénicos en la agricultura ha habido un incremento de la utilización de fitosanitarios en Estados Unidos, país en el que está más extendida esta tecnología. Las plantaciones de maíz, soja y algodón OGM aumentaron en 144.000 toneladas el uso de pesticidas entre 1996 y 2008 en EEUU, en comparación con el empleo que hubiera habido si no se hubieran sembrado los transgénicos, según el estudio, realizado por la organización The Organic Centre. Durante ese período, los OGM han representado entre un 60% y un 70% de la cosecha de soja, algodón ó maíz en Estados Unidos. Según el informe, la razón de que se haya elevado la utilización de pesticidas en esos casos está en la aparición de malas hierbas resistentes a los herbicidas. Greenpeace y Amigos de La Tierra han manifestado, en un comunicado, que el informe echa para atrás el argumento de las industrias de biotecnología que defienden que los OGM necesitan menos pesticidas. Los ecologistas han afirmado que este documento aumenta las preocupaciones sobre la autorización de nuevos transgénicos en Europa. 14 votos - Compartir:
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«Se precisan niños para amanecer» -Daniel Viglietti- Saludos,Melina.
--- El mar 22-jun-10, galupchi@pangea.org <galupchi@pangea.org> escribió: De: galupchi@pangea.org <galupchi@pangea.org> Asunto: Fwd: arribarem a 1.000.000! comtra els transgènics!!! Para: lakevola@yahoo.es Cc: masscolor@gmail.com, jmas@softcatala.org, joansovi@yahoo.es, pepicristina@hotmail.com, amorevidal@live.com, xevi@xevicompte.com Fecha: martes, 22 de junio de 2010, 4:57
----- Missatge reenviat de EGINESTA@telefonica.net ----- Data: Mon, 14 Jun 2010 09:40:15 +0200 (CEST) De: " EGINESTA@telefonica.net" < EGINESTA@telefonica.net> Respon a: EGINESTA@telefonica.netAssumpte: arribarem a 1.000.000! Per a: job.elpacient@gmail.com, nguillenma@yahoo.com, ixena@pangea.org, galupchi@pangea.org, delfinio@hotmail.comQueridos amigos y amigas, ¡Por primera vez en 12 años, la Comisión Europea acaba de aprobar el cultivo de diversos productos genéticamente modificados en la Unión Europea! Cediendo ante el lobby transgénico, la Comisión ha ignorado la opinión del 60% de los europeos, quienes sienten la necesidad obtener datos fiables y concretos antes de autorizar cultivos de este tipo, los cuales podrían suponer una amenaza a nuestra salud y a nuestro medioambiente. Una nueva iniciativa permite ahora que un millón de ciudadanos realicen solicitudes formales ante la Comisión Europea. Levantemos un millón de voces por la prohibición de los cultivos transgénicos mientras las investigaciones pertinentes no se lleven a cabo; nuestro mensaje será entregado al Presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. Firma la petición y reenvía este email a amigos y conocidos: http://www.avaaz.org/es/eu_gmo/97.php?cl_tta_sign=de9a65ffc76bfd11ceace39209af7c74Grupos de consumidores, de salud pública, ambientalistas y agricultores se han movilizado durante mucho tiempo en contra del poder de unas pocas empresas de transgénicos que gozan de un enorme peso en la política agrícola europea actual. Las principales preocupaciones en relación a los transgénicos incluyen: la contaminación de cultivos orgánicos y del medioambiente, el impacto sobre el clima debido a la excesiva necesidad de pesticidas, la destrucción de la biodiversidad y de la agricultura local, y los posibles efectos de los alimentos transgénicos sobre la salud pública. Algunos de los Estados miembros de la UE han expresado su fuerte oposición a la decisión de la semana pasada de autorizar el cultivo de las patatas de BASF y el maíz de Monsanto. Italia y Austria se oponen, mientras que Francia ha dicho que requerirá una investigación científica adicional. Aún no hay consenso sobre los efectos a largo plazo de los cultivos transgénicos. Actualmente la mayor parte de las investigaciones científicas y de los argumentos que informan su regulación legal provienen de la industria de los organismos genéticamente modificados, más preocupada de obtener beneficios que del bienestar público. Es por eso que los ciudadanos europeos exigen investigaciones independientes, pruebas y precauciones antes de permitir que estos cultivos se extiendan por nuestras tierras. La nueva "Iniciativa de Ciudadanos Europeos" brinda ahora la posibilidad de que un millón de ciudadanos de la UE presenten propuestas de políticas públicas ante la Comisión Europea, ofreciendo así una oportunidad única de contrarrestar la enorme influencia de los grupos de presión. Reunamos un millón de voces para establecer una moratoria sobre la introducción de cultivos transgénicos en la Unión Europea y por la creación de un organismo independiente, ético y científico que investigue y proponga una regulación estricta sobre los productos genéticamente modificados. Firma la petición ahora y reenvíala luego a todos tus conocidos: http://www.avaaz.org/es/eu_gmo/97.php?cl_tta_sign=de9a65ffc76bfd11ceace39209af7c74Con determinación, Alice, Benjamin, Ricken, Luis, Graziela y todo el equipo de Avaaz. Más información: Encuesta Eurobarometer 2008 "Actitudes de los ciudadanos europeos hacia el medioambiente" (sólo disponible en inglés), página 66: http://bit.ly/aMkeVJReportaje: "La guerra de los transgénicos" , El País: http://www.elpais.com/articulo/portada/guerra/transgenicos/elpepusoceps/20091101elpepspor_9/Tes
Europa tiene su papa caliente, BBC Mundo: http://www.bbc.co.uk/mundo/ciencia_tecnologia/2010/03/100303_1300_papa_transgenica_europa_lp.shtml
Hacía 12 años que la UE no aceptaba introducir en el mercado nuevos cultivos transgénicos, RTVE.es: http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100302/hacia-12-anos-ue-no-aceptaba-introducir-mercado-nuevos-cultivos-transgenicos/709485.shtml
Transgénicos: aumento dramático de la utilización de pesticidas (estudio publicado en 2009), adn.es: hhttp://www.adn.es/internacional/20091117/NWS-1272-Ecologistas-transgenicos-pesticidas-denuncian-cultivos.html
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