Por medio de la presente les hago llegar el informe periodístico de la Revista Domingo del Diario La República, en donde hace un análisis sobre los hechos mas notorios de su carrera y la conducta del Magistrado Villa Stein con el nombre: Javier Villa Stein, la Soberbia de un Juez. Retrato del Vocal Supremo que indignó al país con un fallo vergonzoso,

Atentamente

Fernando O'phelan

ProJusticia

Retrato

Javier Villa Stein: La vanidad del magistrado

Domingo, 29 de julio de 2012

Javier Villa Stein.

No es la primera vez que Javier Villa Stein emite un fallo vergonzoso como el que acaba de reducir las penas del grupo Colina y declarar que sus crímenes no fueron de lesa humanidad. En el pasado también ha tenido decisiones controversiales. A continuación, un acercamiento a su polémica carrera judicial y un retrato personal del más 'gallito' y presuntuoso de nuestros magistrados supremos.

El vocal supremo Víctor Ticona Postigo desesperaba a los presentes con su verbo minimalista. Pausado y vacilante, el presidente de la Sala Civil Transitoria se tropezaba con su propia lengua al intentar sustentar su posición jurídica sobre el caso de la administración de Panamericana Televisión. Su compañero de mesa, el vocal Javier Villa Stein, lo miraba con el ceño fruncido: como máxima autoridad del Poder Judicial, le había pedido que su instancia resolviera el caso lo más rápido posible. Ticona divagaba en teorías indigestas. Los magistrados se miraron las caras. Los mayordomos de guantes blancos que atendían a la corte se miraron las caras. Villa Stein no pudo más.

–Cholo ignorante –le dijo con todas ganas a Víctor Ticona–. Este, avergonzado, permaneció callado. En efecto, tenía la piel cobriza, la nariz ancha y un lunar en el mentón, como el buen arequipeño que era. En realidad, la mayoría de jueces de la Corte Suprema poseía un origen andino. Villa Stein era uno de los pocos 'blancos' en la sala. Uno, por cierto, que se sentía muy orgulloso de su origen germano (su madre tiene ascendencia alemana) y que estaba dispuesto a recordarle a cualquiera, cuando fuera necesario, su condición de provinciano.

Esta escena corresponde al relato de un abogado muy cercano a Villa Stein que estuvo en la reunión citada y que pidió la reserva de su identidad. Según esta fuente, el ex presidente del Poder Judicial (2009-2010) siempre ha buscado mostrar su superioridad respecto al resto de jueces. Ya sea por su conocimiento milimétrico del Derecho Penal (es experto en la doctrina del jurista alemán Günther Jakobs), por su erudición en torno a la historia prusiana o simplemente por su origen germano. "Estoy sobre un pedestal", le dijo alguna vez, sin ambages, a un periodista de Perú.21. Al poco tiempo de asumir el cargo, Villa Stein ordenó que una alfombra roja cubriera sus pasos en la entrada de Palacio. También que una música de trompetas lo acompañara hasta su despacho. Una extravagancia protocolar que ningún magistrado se había permitido antes.

El ex jefe del aparato judicial peruano siempre estuvo atento al lugar que le concedían como autoridad los políticos de turno. En el 2009, en el palco de la Parada Militar le designaron un asiento cercano al del entonces ministro de Defensa, Rafael Rey, y lejano al de Alan García. El protocolo decía que a él, como presidente de un poder del Estado, le correspondía estar al costado del presidente. El magistrado se levantó súbitamente, inclinó la cabeza y se sacó la medalla que lo identificaba como titular de la Corte Suprema. Enrolló el emblema en su mano izquierda y se lo guardó en el bolsillo. La platea estaba boquiabierta. "He puesto a buen recaudo la medalla del Poder Judicial para evitar el desdén y el desaire", declaró con gesto adusto al final del evento. El futuro inmediato demostraría que más que un asunto de amor por el formalismo, la protesta del Villa Stein fue un intento por exhibir su temperamento político. Quería que el Apra se fijara en él. Y lo consiguió.

De acuerdo a una fuente próxima al ex presidente del Poder Judicial Francisco Távara (2007-2008), Javier Villa Stein solía pedirle a este vocal supremo que lo llevara a sus reuniones con Alan García en Palacio de Gobierno. Quería conocerlo, pero sobre todo hacerse conocer por él. Ya cuando Villa Stein estuvo a cargo de la Corte Suprema, sus coqueteos con el aprismo se hicieron evidentes. Justificó públicamente la filiación de facto que había entre el entonces presidente de la Corte Superior de Lima, César Vega Vega, y la vieja guardia del partido de Haya. Incluso, cuando García abofeteó a un joven que le gritó varias veces "corrupto", Javier Villa Stein se declaró indignado por los insultos del chiquillo y regaló un sorprendente comentario a la prensa: "Solo en un país de maricas se permite que se insulte sin hacer nada". Era octubre del 2010. El mandatario manos-largas correspondió el gesto dándole al magistrado algunas atenciones. Un lugar perenne a su costado, por ejemplo. Alan García ya había empezado a endulzar al vocal supremo cuando en junio del año anterior lo autorizó a asistir en su representación a la toma de mando del presidente de El Salvador, Mauricio Funes. Fue la primera vez que Villa Stein respiró el aire de un jefe de Estado. Y le agradó. La política, al más alto nivel, estaba repleta de cortesanos.

"El rol de juez no es central en su vida. Como es un tipo inteligente, lo hace bien. Pero en realidad lo que desea es convertirse en un líder político nacional. Se siente llamado a eso", dice uno de sus ex asesores de la Corte Suprema. De hecho, cuando estaba al frente del Poder Judicial se preocupó por disponer de masas a las cuales dirigirse como orador. Cuando visitaba algún distrito judicial del interior del país, pedía que los jueces de paz se reunieran en asambleas en las que él hablaba de leyes, pero también, y sin temor, de política. Les preguntaba, por ejemplo, cuáles eran las necesidades más urgentes del lugar, si había que construir una nueva carretera o si la educación estaba bien. La separación de poderes de John Locke era para Villa Stein solo una bonita entelequia. En su afán por aliarse con el poder político, este vocal supremo ha asumido una postura conservadora que lo identifica con el fujimorismo.

Javier Villa Stein es, de acuerdo con algunos de sus ex empleados, un tipo de personalidad cambiante, alguien que cuando transita por los pasillos del Palacio de Justicia se muestra altivo y solemne, pero que al interior de las oficinas muta en un ser criollo y pendenciero. Según un examen psicológico que le practicaron el 2004 (y que se hizo público), "se trata de una persona sumamente insegura, dependiente y, frente a la adversidad, demuestra pocos recursos para hacerle frente, con altos niveles de ansiedad". De hecho, es conocida su voracidad por los dulces. El penalista magnánimo, el político pretendido, el juez gallito, calma su ansiedad deglutiendo bombones de chocolate. (Ghiovani Hinojosa)

SUS FALLOS 'FUJIMORISTAS'

1. ERNESTO GAMARRA. El ex congresista del FIM recibió tres mil dólares de un testaferro de Vladimiro Montesinos para financiar la campaña municipal de su esposa, la actriz Pilar Brescia. Fue condenado a seis años de cárcel. El 7 de junio del 2004, la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, integrada por Villa Stein, le concedió la semilibertad aplicando un criterio de beneficios ya descartado antes por el Tribunal Constitucional.

2. FIRMAS FALSAS . El 30 de mayo del 2005, un juzgado del que formaba parte Javier Villa Stein oficializó una decisión insólita: ratificar el fallo de la Sala de Delitos Tributarios y Aduaneros, creada por Montesinos, que afirma que falsificar firmas no constituye delito de falsedad material, ideológica ni genérica. De este modo, la irregular inscripción de la agrupación fujimorista Perú 2000 se mantiene impune.

3. A BSALÓN VÁSQUEZ Y HURTADO MILLER. Cu ando el gobierno de Alberto Fujimori agonizaba a fines de los 90, el primero, que era operador del régimen, convenció al segundo de ser candidato a la alcaldía de Lima. Lo llevó a la salita del SIN, donde Montesinos le entregó un promedio de 249 mil dólares para la campaña. Ambos fueron sentenciados por la Primera Sala Anticorrupción a fines del 2004. El 22 de marzo del 2005, Villa Stein y otros vocales supremos declararon nulo este fallo.

4.DIONISIO ROMERO. El 8 de julio del 2004, la Corte Suprema anuló el proceso que se realizaba en su contra en la Primera Sala Anticorrupción por tráfico de influencias. El banquero se había reunido con Montesinos para, al parecer, pedir favores en favor de una de sus empresas.

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