Monday, September 26, 2011

[RED DEMOCRATICA] No 199, Premio Nacional a Medios Digitales

 


 

¡75.000 lectores semanales!

 

DIRECTOR: GONZALO MÁRQUEZ CRISTO. EDITORES: AMPARO OSORIO, IVÁN BELTRÁN CASTILLO. COMITÉ EDITORIAL: Mauricio Contreras, Rafael Ortega Lleras, Marcos Fabián Herrera, Fabio Jurado Valencia, Olga Sanmartín. CONFABULADORES: Óscar Collazos, Jotamario Arbeláez, Maldoror, Chócolo, Fabio Martínez, Freddy González, Gustavo Tatis Guerra, José Chalarca, Sergio Trujillo Béjar, Germán Villamizar, Argemiro Menco Mendoza, Carlos Fajardo, Guillermo Bustamante Zamudio, Hernando Guerra Tovar, Profesor Martínez Guerrero. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Hermes Vargas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Nájar, Eduardo García Aguilar (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros (Costa Rica).

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Con-Fabulación con el asunto "retiro"

 

Con-Fabulación:

Premio Nacional a Medios Digitales 2011

Agradecemos a nuestros 75 mil suscriptores que nos siguen semanalmente desde hace cuatro años y que generosamente han donado sus listas personales de correo, para que la penetración de nuestro medio sea cada vez más extensiva en un planeta que parece haber  decretado la abolición de la cultura, a los cuatro centenares de escritores que durante 199 números han irradiado sus textos en este espacio sensible que ya se encuentra entre los ocho medios de mayor lectura en el país, al Comité Editorial y a los fieles Colaboradores que desde diversas latitudes nutren el pensamiento y los sueños de tantos seres extraviados como nosotros —que aún creemos que el fuego de lo poético y del pensamiento desinteresado del hombre no debe ser extinguido—, así como al Ministerio de Cultura de Colombia por el Premio otorgado a esta tribuna libre del arte y el pensamiento que todas las semanas ve la luz en el ciberespacio, y a nuestros próximos aliados en la pugna sin concesiones por humanizar la "producción de la verdad" que tanto preocupaba a Michel Foucault.

Gracias a todos los subnormales, anormales y para-normales que alientan nuestra labor con sus cartas fraternas. Gracias también a quienes en más de veinte países leen semanalmente nuestros delirios y denuncias, y apuestan por un mundo donde el arte y la filosofía tengan una presencia fulgurante en nuestra existencia. Gracias al lector, ese ser en vía de extinción que aún está en pie de resistencia, y a las escasas brújulas éticas y estéticas, que a pesar de todo, no capitulan en esta sociedad cada vez más enceguecida.

¡Confabulados del mundo, uníos!

 

Entrevista con Alfredo Fressia

La marca de Caín

Por Amparo Osorio

Poeta, traductor y crítico literario, Alfredo Fressia, (Montevideo, Uruguay, 1948) es una de las más representativas figuras literarias de su país y el invitado de honor a la apertura del Festival de Literatura de Bogotá organizado por la Fundación Fahrenheit 451 que se inaugurará el 20 de octubre. Exiliado en Brasil, desde los turbulentos años  setenta que marcaron un derrotero de pesadumbre por las secuenciales dictaduras uruguayas, en su recorrido por los vastos universos del arte, ha consolidado una significativa obra poética que incluye los títulos: Un esqueleto azul y otra agonía (1973); Clave final (1982); Noticias extranjeras (1984); Destino, Rua Aurora (1986); Cuarenta poemas (1989); Frontera móvil (1977); El futuro/ O futuro (1998) Amores impares (1998) y Veloz eternidad (1999). Especialista en Literaturas Francesas, ha ejercido también esta cátedra en diversas universidades de Brasil. En la actualidad es el Editor general de la Revista mexicana La Otra.

 

Alguna vez dijiste: "Me exilié en otro exilio". Pero tu destierro voluntario a Brasil, otra lengua, ¿de qué manera marcó tu existencia literaria?

Es cierto, me exilié en otro exilio en el sentido que nunca me sentí brasileño, a pesar de que me exilié en Brasil, nunca tuve otra "patria". ¿No existen pueblos sin tierra? Yo soy un uruguayo sin Uruguay, un uruguayo errante. Claro, el tiempo del exilio terminó, hoy en día vuelvo a Uruguay cada vez que quiero y, por otro lado, sé que ocupo un espacio en la cultura brasileña. Lo que digo es aquello de que el exilio tiene comienzo pero no tiene fin. Una vez que uno se va, expulsado, sin poder volver, sobrevive como puede con ese hueco, ese vacío, un corazón que late en negativo. Yo lo viví así, y todo lo que he escrito desde entonces da cuenta de esa ausencia. No es nostalgia, o va más allá de la nostalgia, es como la telaraña de la escritura, que lo recubre todo. Es mi marca de Caín. Después del crimen, Caín es condenado a errar por el mundo —fue el primer exiliado, aunque Adán haya sido el primer expulsado—. ¿Y cuál será la tarea de Caín? Construir ciudades. Todos los exiliados construyen ciudades, las mías fueron hechas de sueños, de papel y tinta. En cuanto a mi vida, la elección de Brasil fue más o menos voluntaria, porque en aquellos años setenta, cuando el Alto Comisariado de Naciones Unidas hubiera podido mandarme a Suecia o a Francia, yo viví un gran amor, brasileño… y ahí entra esa otra telaraña, la de los hechos consumados, o tal vez se llame destino, ¿qué sabrá uno?

 

Gran parte de tu obra crítica y periodística te ha distinguido como uno de los mayores propulsores de las literaturas uruguayas. Esa constante ¿no es una necesidad de subvertir la ausencia de país?

Hace unos 20 años —desde el retorno de la democracia— que hago crítica de poesía, sobre todo uruguaya desde el suplemento Cultural del diario El País de Montevideo. Sí, es subvertir una ausencia, como también lo es el publicar mis libros mayormente allá. El Uruguay me duele, me interpela, yo divulgo su poesía. Y también he traducido mucha poesía brasileña al español. Hoy en día ese diálogo con el lado luso de América está más desarrollado, pero mira que hace dos o tres décadas me sentía muy solo difundiendo literatura brasileña. Fue un trabajo de hormiga, y por cierto, el Brasil de aquel entonces no era ese Brasil hegemónico de hoy, excesivo, imperial a veces. En todo caso, me gusta ver algunos frutos, bueno, de las semillas culturales que pude plantar.

 

Es extraño, pero siempre que pensamos en Montevideo, nos asiste una campana que trae ecos de ausencia, voces y nombres de poetas que tuvieron que forjar un destino en distintas latitudes: Supervielle, Laforgue, Isidoro Ducasse, Ángel Rama, Ida Vitale, Juan Carlos Onetti, Martha Canfield… por citar apenas algunos intelectuales uruguayos. Esta percepción es desoladora, más cuando en alguna de tus notas referidas a otros autores leemos: "Abandonados por esa patria cruel que fue el centro de sus vidas y que nada hizo por ellos"…

¿Hablé de esa patria cruel? No me acordaba, pero me gusta, es cierto, las patrias son crueles tantas veces, ¿si fueran matrias serían diferentes? Sí, el Uruguay nada hace por los que vivimos fuera de fronteras. No nos dan siquiera el derecho de votar, somos ciudadanos segregados, de segunda categoría. El año pasado hubo un plebiscito para conceder ese derecho pero la sociedad uruguaya dijo no… Bueno, nada que se compare a la crueldad de la dictadura, que había dividido a los habitantes del país en Ciudadanos A, B y C. Los A eran los "confiables", y podían ocupar cargos públicos. Los B y los C no, y a los C —y hablo de los que habían tenido la suerte de no ir presos— sólo les quedaba el exilio. Después de la dictadura la segregación se ha vuelto descarada, si vieras las favelas del norte de Montevideo, "asentamientos" las llamamos los uruguayos, es terrible. Era un país con una sólida clase media, que se caracterizaba por cierta equidad, cierta horizontalidad social. Y mira que últimamente hemos tenido gobiernos de izquierda, pero ver ahora tantos niños desamparados vagando por el centro, drogándose, robando en los barrios adinerados, muriendo porque muchos se defienden a balazos, como en el far west, es lamentable… ¿Y cuál es la respuesta? Un proyecto, con serias posibilidades de ser implementado, de reducir la edad de imputabilidad penal, llevarla a los 16 años… Para volver a ese número tan grande de artistas que tuvieron que partir, quería recordar a Onetti, que pidió expresamente que dejaran sus restos en España, que no fuera enterrado en Uruguay. Fue su modo, casi rabioso, de deslindarse, de marcar su rechazo ante la injusticia de la "patria cruel". En todo caso te transcribo un bello poema de Murilo Mendes, el poeta brasileño (él mismo un exiliado en Italia). Es de 1964:

El Uruguay es un bello país de América del Sur limitado al norte por Lautréamont, al sur por Laforgue, al este por Supevielle. El país no tiene oeste.

Las principales producciones del Uruguay son: Lautréamont, Laforgue, Supervielle.

El Uruguay cuenta tres habitantes: Lautréamont, Laforgue, Supervielle, que forman un gobierno colegiado. Los otros habitantes se encuentran exiliados en Brasil, visto que no se dieron con Lautréamont ni con Laforgue ni con Supervielle.

 

Tres líneas indisolubles del arte creativo han signado desde siempre tu vida: Poeta, traductor y crítico. Pero ¿qué de fuga puede existir entre la realidad de la poesía y la ficción de la literatura?

Una fuga, o una transfiguración, para hacer el mundo soportable, "vivible". Huizinga decía que el arte es la nostalgia de una vida más bella. Es un acto de humildad, aceptar que el mundo no siempre es bello, y esto uno lo habrá entendido, por cierto, y es también la magia de transformar lo insoportable, el dolor mismo, y darle una dimensión estética. Ahora, mientras te hablaba del Uruguay de hoy, sentí angustia e impotencia, pero de algún modo, después del poema de Murilo Mendes, que sin embargo menciona ese hueco, esa ausencia uruguaya, me sentí reconfortado. ¿No es esa la función del arte? Dar testimonio y transfigurar.

 

Abordando el tema de la traducción, lo haces del francés y del portugués hacia el español y a la inversa. ¿Con cuál de estos idiomas sientes que navegas más profundamente los misteriosos ríos de la poesía?

Pessoa decía que su patria era la lengua portuguesa. Yo haría mía su frase y diría que mi patria es la lengua española. Es cierto que he traducido poetas de lengua española al portugués, en Brasil y en Lisboa, pero me siento mucho mejor traduciendo al español. O al "rioplatense", como fue el caso del Poema sucio de Ferreira Gullar, que salió hace poco en ediciones Corregidor, Buenos Aires, y lo que me pidieron fue una versión en "rioplatense", diferente de la colombiana, de Editorial Norma, y de la española, que eran las otras traducciones ya existentes.

 

La Otra, ese generoso proyecto del mexicano José Ángel Leyva y de la cual eres Editor, qué ha representado para ti?

Representa muchísimo. Primero te diría que el propio José Ángel representa muchísimo para mí, en lo personal, es un amigo y fue él quien dio a conocer mi poesía en México. Es un crítico de una gran generosidad, un excelente poeta, es alguien que muchas veces me motiva a escribir. Y su poesía tiene esa cosa del desierto o de las montañas de su Durango natal, aunada a una calidez infinita. La Otra es un proyecto magnífico, es un espacio para todos los poetas, allí no se privilegia ninguna escuela, y siendo una revista mexicana, está abierta a los poetas del continente (y tiene a este uruguayo "transterrado" como editor). Te confieso que yo aprendo con La Otra, y claro, uno siente alegría cada vez que damos a conocer un poeta, o a conocer mejor la poesía de lugares periféricos o poco divulgados. Es la función que nos impusimos.

 

Cuatro poemas de Alfredo Fressia

EL MIEDO, PADRE

Padre, yo me espanto

de estar preso en mi cuerpo, el condenado

umbral, perfecto, este retorno, padre,

eternamente en viaje y muerto, por las cuatro

estaciones y la suerte

echada de los hombres, los hijos

obedientes de la especie, padre,

los muertos venideros. ¿Quién es

este huésped en mi cuerpo? Estos años,

¿de quién son prisioneros en las venas?

¿Qué hago, padre, con mi espanto

a cuestas, y mis días

en los días implacables de los hombres?

 

(De Noticias extranjeras, Montevideo: Ediciones del Mirador, 1984)

 

 

PLACE DES VOSGES

Futuro era el de antes, el del tiempo de mis quince años. Todas las noches me gasto las suelas de los zapatos caminando hasta la plaza Matriz, y me siento a esperar el futuro. Vení, comprá maníes con chocolate y sentate. Las mujeres que fuman ya me conocen. Yo no, todavía no me conozco. Y tampoco miro a nadie, ni a nada. Como maníes con chocolate. ¿Espera a alguien? Sí, al futuro. Respiro hondo, sentado del lado de la Catedral, de espaldas a la calle Sarandí. Todas las noches, soy asiduo y puntual. Sé que cuando el futuro aparezca, vendrá volando por atrás del Cabildo. Una ráfaga, y yo lo atraparé en mis pulmones y me llevará leve como en un globo, lejos de la plaza. La noche está fresca, llovió de tarde. ¿Y hoy, llegó? No, debe estar atrasado, viene de muy antes. Los maníes con chocolate me pesan como una piedra. Y me miro los zapatos, desamparados.

 

De El futuro (Lisboa,1998)

           

 

ABEL (Inédito)

Juegan los dos niños. Hermano mío

tan exacto será el crimen, a ti

cabrán estas ciudades y los hijos,

y nos reiremos casi mareados

del carrousel. Dimos vuelta a los ríos

del Edén y vimos girar el globo

terrestre en el pupitre, un ecuador

obeso crujía sobre la esfera,

el calambre en la costilla de Adán.

Era como un vértigo, como un viaje

de regreso obediente rumbo al vientre.

Yo rumiaré con gratitud el pasto

de los nacidos para morir. Tú

trazarás con el compás ese círculo

donde otra vez me hundo. Hermano mío,

guardé el borrón de sangre prometida

en los lentos cuadernos de la infancia,

o eran pergaminos, piel mortal, versos.

Sólo quedó la bóveda del cráneo

y esa estrella solitaria. ¿Qué mira?

 

           

VIENTO DEL MAR  (Inédito)

Está bien, ganó el viento. Ahora digamos

que he caminado por Montevideo

y hoy llego en sueños a la calle Jackson

esquina Durazno, el portal es ciego.

 

Portal sin puerta para que entre Alfredo,

y a cielo abierto el corredor, me espera

la humedad de una pieza donde puedo

ver la muerte peinando sus muñecas.

 

Unos en otros se encajan mis huesos

como recuerdos quebradizos, nombres

para tantear, medir si son espectros

Roque y Esther, Graciela, Juan o Jorge.

 

Está bien, ganó el viento (siempre gana),

no habrá más preguntas al Ubi sunt.

Una gaviota grazna, está extraviada,

y no sé si soy sombra u hombre aún.

 

 

Charles Simic: "Una mosca en la sopa"

Memorias

Vaso Roto Ediciones, Madrid, 2010

 

Por Mario Lucarda*

Charles Simic pertenece a esta manera de ser de muchos eslavos del sur. Me trae a la memoria el mundo cinematográfico de Emir Kusturica. Una manera de ser vital y emotiva hasta la exultación, donde lo que más cuenta es vivir intensamente el don de la existencia. Un remolino de datos organizados bajo la propia cronología de su vida da el hilo guía en la lectura de estas memorias. Una cosecha abundante de datos  se amontona siguiendo más o menos este orden personal de su existencia, y va dando forma a un personaje que es el mismo Charles Simic. Los datos poco a poco irán adquiriendo la forma de los rasgos característicos de su entorno familiar, de sus grupos, y de sus amistades. Alrededor de Simic persona va creciendo un halo que amplía su individualidad para convertirla en una orla de amigos y conocidos que es  consustancial a su manera de ser. Un entorno con el cual disfrutará plenamente de lo que más nos insiste que le gusta: vivir aventuras, comer y beber, y comiendo y bebiendo hablar sobre infinidad de temas entre los que destacan, por su capacidad de no ser materialmente posibles, los metafísicos, los abstractos y los religiosos.

 Respecto a sus lecturas y su formación intelectual sabremos  que ha leído muchos libros, que determinados autores y poetas americanos han ocupado gran parte de su tiempo y que la poesía francesa ha dejado en él una impresión determinante. No hay una referencia marcada por unos autores sobre otros. Pero la poesía francesa, la que gira en torno al surrealismo, ha constituido una parte importante en su formación. Yo diría que, junto a sus rasgos eslavos vitalistas y gozadores, el mundo del surrealismo ha cautivado y marcado en especial su mente estética: su mente poética seguro. Y nos revelará al azar, como de pasada, sin que tomen la dimensión de referentes, unos cuantos nombres de poetas, literatos y filósofos. Pero lo que siempre recordaremos es que él y su padre compraban cantidad de libros, que leía sin parar, que se pasaba leyendo noches enteras, sin ninguna línea determinada previamente, en el vaivén del gusto y la ocasión del encuentro. De nuevo surge, a través de los comentarios y circunstancias sobre su experiencia intelectual, este vitalismo espontáneo y celosamente cultivado de la intuición, de la ocurrencia, del impulso repentino.

 En estas memorias se pueden marcar algunas áreas narrativas que corresponden al paso de su vida desde la infancia. En una primera parte nos explica sus experiencias infantiles de la Segunda Guerra Mundial en Belgrado. Y, en el transcurrir de las experiencias, los distintos componentes de su familia, tanto por parte de su madre como por parte de su padre. Sus particularidades, sus rarezas, sus extravagancias, su afinidad con ellos o sus sentimientos de rechazo. La visión de la guerra bajo los ojos de un chiquillo siempre es una mirada a lo inusual, a lo cruel, a la brutalidad y a la necesidad de sobrervivir a través de una ingenuidad aterradora. Pero no lo es menos al juego y a la aventura con su pandilla, a la posibilidad de vivir con una libertad y con un mundo propio que sería desconocido dentro del orden habitual de las cosas en un mundo sin guerra. Las bombas, las ruinas de los edificios que ayer estaban en pie, las enormes posibilidades de coger lo que no es propio para aumentar la colección de curiosidades de que se rodea un niño, las huidas ante el enemigo o del frente de lucha, son otros tantos campos que se abren a la imaginación en el recuerdo del hombre ya crecido. Anécdotas tras anécdotas va engranando la rueda dentada de estos recuerdos. Un poco a la ocurrencia, insertando familia, amigos, enemigos, regímenes políticos, e intentos constantes de su madre por reunir a la familia dispersa bajo una tenacidad y un empeño admirable. Su padre se había ido previamente para abrirles a su mujer y a su hijo el camino hacia Estados Unidos.

 Los fracasados intentos de su madre para huir del mundo comunista a través de las montañas o bajo formas no autorizadas y clandestinas alcanzan finalmente su recompensa bajo un permiso oficial. Bajo el enlace de inmensas estaciones y tras largas horas de tren llegan a Paris Charles y su madre. Desde Paris el paso hacia los Estados Unidos no parece tan fácil, pero al cabo de un año la tenaz madre de Charles consigue el pase para embarcar en el Queen Mary hacia Nueva York. Allí su padre los esperaba. La estancia en París y su escolarización da materia para variadas experiencias y aventuras. Las dificultades y la miseria que pasaron en Paris se convierten en circunstancias curiosas o datos que con su impecable humor nos va mostrando e intercalando. Son las teselas que habrán de componer su original mosaico poético: acopio de datos dispersos, dejados al viento de su aparición, bajo la aspiración de que revelen un sentido que para el propio autor es a su vez revelación.

 De Paris a Nueva York se yergue la comparativa del impacto estético. Frente la memoria de la racional belleza urbana de Paris surge el impresionante espectáculo de la masa de los rascacielos apretados abriéndose hacia la altura entre la suciedad del arrabal y el refinamiento del centro. El encuentro con su padre es otra de sus revelaciones inesperadas en América del Norte. Comidas con su padre, salidas, charlas interminables, encuentros con otros familiares y más comidas, forman la tela de su estancia en Nueva York. Junto al cine, al descubrimiento de nuevas formas de vida y al despertar de una libre individualidad. Cuando su padre es trasladado a Chicago por su trabajo, la familia le sigue. Chicago conforma desde el emblemático barrio de OaK Park, donde vivió y construyó varias villas Frank Lloyd Wright y vivió Hemingway, la parte más estructural de la vida de Charles. Cursos, profesores en su segunda enseñanza, superación del miedo del emigrante, y su independencia en un pequeño lugar configuran su vida artística, en un inicio como pintor. Oscilando entre los estudios de Medicina y los estudios de Abogacía abandona ambos para entregarse de lleno al mundo de la pintura. Mientras, escribe, entre otras iniciales variantes, largos y complejos poemas que más tarde desechará. El desarrollo de su personalidad polifacética y calidoscópica se imprime en sus primeras composiciones poéticas que tienen su aparición en revistas y en lecturas entre amigos. Pero el servicio militar de Estados Unidos le moviliza y es destinado a Francia.

 En Francia realiza controles de Policía Militar en la Europa de Posguerra bajo la tenso espectro de la Guerra Fría. Aventuras y pillerías múltiples llenan páginas y páginas. De nuevo las comidas, los vinos y el ingenio toman siempre la iniciativa para inclinar las historias hacia lo extravagante y lo rocambolesco. Anécdotas tras anécdotas van cubriendo el espacio de su vida en una figura que carece de todo principio y se desliza hacia ningún fin propuesto, con la plena conciencia del sinsentido de la misma existencia. Una actitud que queda plenamente reforzada por su confesado agnosticismo, siempre respetuoso ante la múltiple diversidad de las creencias. Su admiración existencial por todo lo que pueda aparecer en el período concedido a su vivir, está tan marcadamente resuelta que no deja duda de la plenitud su goce vital. Como tampoco de su incisiva mirada a cualquiera sea el rasgo de existencia que quede en su enfoque perceptivo y visual. Aquí el intelecto tiene un espacio que en su amalgama de teorías se autoexcluye por sí mismo. En sus elucubraciones abstractas la intelectualidad se desvanece en humo, y los complejos y estructurados sistemas de creencias arrastran su curiosidad pero no su convicción. Ya que lo tangible y su interés por todo lo que es capaz de idear, visitar, imaginar y realizar el hombre, determinan su campo de operaciones, la comida ocupa un lugar preferente por lo irrefutable de la experiencia.

 Convencido de que por la magia de las asociaciones podrá descubrirse una verdad que es imposible alcanzar por la razón, encuentra en el surrealismo la táctica ideal. La cual escoge y refina para operar en el mundo de la realización poética.  Tanto renuncia a seguir el camino del descubrimiento de la realidad por la vía del mundo exterior, como renuncia a seguir el descubrimiento de la realidad por la vía del mundo interior. Ni sólo los ojos abiertos de par en par, ni sólo la mirada hacia dentro del que cierra los ojos. Sino ambas cosas por la vida de la asociación libre de la totalidad de lo vivido. En estas espléndidas posibilidades se sumerge para revelar lo que se resiste tan admirablemente en su conjunto total. Charles Simic tiene en esta técnica ideada por el surrealismo una confianza inquebrantable. La unión y conexión de imágenes  aparentemente disparatadas van dando al firmamento de su conocer una extraña luz de irrealidad, no menor que la irrealidad que le parece estar viviendo a cada instante de su vida en la plenitud de su mismo vivir.       

 

*Mario Lucarda (Barcelona 1944). Licenciado en Filología Hispánica, Universidad de Barcelona. Tesis de licenciatura: La poesía de Jaime Gil de Biedma (inédita). Se ha dedicado a la enseñanza de Lengua y Literatura Castellana.

 

Viernes de Poesía

Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas

Departamento de Literatura, Instituto de Investigación en Educación

Maestría en Estudios Literarios, Maestría en Educación

Invitan

A la presentación del cuaderno no. 85: Gradaciones

De Mery Yolanda Sánchez

Poeta invitado: Orlando Díaz

 

Presentación del libro: Culito de rana

De Jotamario Arbeláez

 

Presentación de la Revista Puesto de Combate No. 77:

Homenaje al Maestro Héctor Rojas Herazo

Viernes 30 de septiembre, 2011.

Salón Oval. Edificio de Posgrados. Facultad de Ciencias Humanas.  Hora: 6:30 p.m.

 

 

CARTAS DE LOS LECTORES

 

LOS MAESTROS. Queridos confabulados: así como homenajearon –de manera justa– al maestro Augusto Rendón, nos gustaría ver tributos a todos los otros integrantes de esa pléyade de artistas de su generación que la crítica ha llamado "Expresionistas Colombianos". Giovanni Quintero Alvear

Respuesta: Lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo, es un grupo de artistas notables.

* * *

LA IMPORTANTE FICCIÓN. Apreciados Con-fabulados: muy ameno el No. 198 de su periódico, porque encuentra uno voces nuevas y textos de reconocidos escritores. Particularmente me gustó mucho el cuento del profesor Pedro Baquero:  "El viajero y su sombra" porque en él se recrea una memoria lúdica que bajo la evocación de imprescindibles autores como Nietzsche nos remite de nuevo a la importancia de la literatura de ficción. Milena Guzmán. Estudiante de Literatura, Universidad Nacional

 * * *

INTOLERANCIA. El tema que aborda José Chalarca en el número anterior de su periódico, me parece que es muy importante y que requiere de muchas más profundidades y consideraciones que las que el escritor refiere, y que quizá por la falta de espacio no se tuvieron en cuenta en el escrito. Sería bueno convocar a un debate amplio y que se publiquen las colaboraciones. De cualquier forma, como arguye el columnista, estamos en un país donde la intolerancia reina. Ricardo Rentería P.

 * * *

PRIMERAS TENTACIONES. Me divertí mucho con el texto del  escritor Heider Rojas. Muy importante y plausible que ustedes continúen difundiendo  a estos autores que no tienen en otros sitios el espacio importante y de respeto que con-fabulación le otorga a todas las literaturas. Desde ya me apunto a esas "Primeras tentaciones" que debe ser un libro tan ameno como el resto de su obra. Clara Margarita Triana

 

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