Wednesday, April 18, 2012

[RED DEMOCRATICA] Repsol es espanola, pero no es Espana--Repsol no es Espana---YPF: ahora el Estado en el centro de las decisiones economicas---Y MAS

 

Repsol es española, pero no es España

abril 18, 2012
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La decisión de la presidente argentina de iniciar los trámites para la expropiación del 51% de YPF, filial de la multinacional Repsol, ha venido precedida de una escalada de declaraciones de los dos gobiernos, en la que el de España amenazó con diversas medidas en caso de que el latrocinio se consumase.
Pues bien, según anunció la presidenta neoperonista este lunes, la operación de nacionalizar la mayor parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales ya es un hecho, a falta de que se cumplan ciertos trámites parlamentarios en los que no se prevé ningún contratiempo para aquélla, habida cuenta de la mayoría justicialista en el legislativo… y de que la medida cuenta con el apoyo del resto de fuerzas.
Cristina Fernández de Kirchner ha dejado de esta forma la pelota en el tejado del gobierno de Mariano Rajoy, al que ahora le cabe entrar abiertamente en la cuestión y poner de manifiesto hasta qué punto las advertencias de la vicepresidenta Santamaría tras el último Consejo de Ministros eran sinceras o tan solo una finta dialéctica para cubrir el expediente ante la opinión pública española.
Repsol es una sociedad anónima creada a finales de los ochenta tras la privatización de diversas empresas públicas pertenecientes al Instituto Nacional de Hidrocarburos. En la actualidad, los tres accionistas de referencia son la caja de ahorros catalana La Caixa, la constructora Sacyr-Valle hermoso y la petrolera mejicana Pemex.
Tratándose de una multinacional que cotiza en las principales bolsas del mundo, con una parte de su accionariado atomizada en función de los flujos bursátiles, difícilmente puede considerarse, siquiera en términos políticos, que una agresión a los derechos de esta compañía en la explotación de su negocio en un país concreto sea un ataque o una provocación al gobierno de España que ha de ser respondida con la debida contundencia.
El gobierno, a través de los ministros de Exteriores e Industria, ya ha anunciado que tomará represalias, aunque sin concretar por el momento ni la naturaleza ni el alcance. Ha calificando la decisión arbitraria de la República Argentina de gesto de hostilidad sin precedentes a nuestra nación e identificando, de paso, los intereses de España con los de una sociedad anónima, si bien participada mayoritariamente por mercantiles españolas y ahorradores individuales españoles.
Sin embargo, los negocios se emprenden a riesgo y ventura, y es el empresario, o en este caso el consejo de administración de la sociedad anónima, el que debe ponderar adecuadamente la relación coste-beneficio de realizar inversiones en un país que nunca se ha caracterizado por su respeto a los usos generales del derecho, que priman en otras naciones en las que sí existe una adecuada seguridad jurídica para proteger la propiedad privada.
En tanto que gobierno de España, a nuestro ejecutivo le cabe exigir a cualquier otro país ese respeto a la propiedad ajena, utilizando para ello los mecanismos de presión política y diplomática a su alcance. Otro tipo de medidas que supongan restricciones al libre comercio entre empresas e individuos de los dos países, por más que el gobierno de uno de ellos se haya comportado como una partida de delincuentes al asalto de un jugoso botín, estarían fuera de contexto y no harían sino perjudicar a aquellos que pacíficamente intercambian productos y servicios en una economía global como la que prima actualmente en gran parte del mundo.
Las represalias, en todo caso, las ha de tomar la propia empresa objeto del expolio, para lo cual puede decidir lo que considere oportuno en sus relaciones comerciales con sus socios y clientes argentinos, además de recurrir en derecho a los tribunales internacionales que dirimen este tipo de contenciosos.
Si lo hace el gobierno de España, habrá sentado un precedente que, aunque pueda beneficiar a los accionistas de las empresas que operan en Argentina, acabará perjudicando finalmente y sin la menor duda a todos los españoles.
Pablo Molina
Libertad Digita
 
 

Repsol no es España

abril 18, 2012
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La única manera de entender las razones que provocan el furor con que el gobierno español, los medios de comunicación y tantos tertulianos de toda laya defienden a Repsol no puede ser otra que comprobar el amplio listado de ex autoridades del Estado, incluyendo actuales ministros, que han estado en su nómina, las miles de páginas y horas de su publicidad que financian a los medios y quién sabe qué otro tipo de influencias más inconfensables e inconfesadas.
Defender la españolidad de Repsol es algo demasiado forzado y olvidar que los que ahora lo hacen con tanto ímpetu fueron, en su gran mayoría, los que promovieron y llevaron a cabo la privatización de empresas que entonces sí que eran efectivamente españolas, no sólo porque la totalidad o la inmensa mayoría de su capital era español, lo que quizá incluso sea lo de menos, sino porque la estrategia empresarial que perseguían respondía a intereses nacionales y no globales que apenas si repercuten en el progreso de España y en el bienestar de sus ciudadanos.
Desde que fue privatizada, Repsol tiene su cerebro y su alma puestos en otros lugares e intereses y no se puede decir que haya sido España en su conjunto quien se haya beneficiado de su actividad empresarial. Utiliza paraísos fiscales para tratar de tener aquí la menor carga fiscal posible, ha destruido empleo y a docenas de pequeñas y medianas empresas española al someterlas a condiciones de pagos draconianas a pesar de que cuenta con abundantes recursos financieros y liquidez suficientes.
Es por ello una perversión inaudita que el gobierno y ex políticos en su nómina salgan a defenderla y que no dijeran nada cuando Repsol actuaba de esa manera lesiva para la economía nacional.
Y si la actuación en España de Repsol ha resultado tan escasamente beneficiosa para nuestros intereses nacionales su comportamiento en el exterior resulta sencillamente vergonzoso y justifica que los españoles "de bien y como Dios manda", por utilizar la expresión que tanto le gusta a Mariano Rajoy, hubieran condenado hace tiempo sus desmanes y tropelías, especialmente, por cierto, en las tierras que en los discursos oficiales tanto alabamos considerándolas como nuestras hermanas. En Ecuador, Bolivia y otras latitudes ha provocado grandes daños medioambientales y sociales y vulnera constantemente los derechos humanos de pueblos enteros, generando una ingente deuda ecológica allí donde actúa. Como otras multinacionales, que en realidad no tienen Patria alguna, Repsol ha promovido gobiernos totalitarios con los que poder llegar a acuerdos que la exonerasen de pagar impuestos y cuando otros dignos y con vergüenza se lo han exigido ha puesto el grito en el cielo y recurrido a su españolidad, como ahora, para recabar el apoyo de gobiernos y medios de comunicación.
¿Dónde estaban entonces los defensores del libre mercado y la competencia, de la justicia, la libertad y los derechos humanos?
En Argentina, como en otros países, Repsol utiliza las respectivas filiales nacionales, como hacen todas las empresas multinacionales, para fijar los llamados "precios de transferencia" (artificialmente bajos para hacer que aparezcan pérdidas allí donde conviene y beneficios en donde pueden conseguir tratamiento fiscal y condiciones políticas más favorables). Y en lugar de orientar la explotación de los recursos nacionales hacia el abastecimiento interno que cubra las necesidades de la población y satisfaga los respectivos intereses nacionales, se utiliza como parte de una estrategia de maximización de beneficios global que, entre otras cosas, pasa por considerar al petróleo, y al resto de las materias primas, como una commodity, es decir, no solo un bien orientado a la producción y el consumo sino, sobre todo, a su utilización como activo financiero para especular con él en los mercados.
Confundir los intereses de Repsol con los de España es un insulto a la inteligencia de los españoles. Ni es española por la composición de su capital -mayoritariamente en manos de intereses extranjeros-, ni por la estrategia empresarial que persigue ni, como he dicho, porque beneficie principal o sustancialmente a las familias o empresas españolas. Más bien todo lo contrario.
Y la defensa numantina que ahora quiere hacer de Repsol el gobierno resulta verdaderamente patética y vergonzosa cuando día a día se somete sin más a los mercados, a los bancos que han provocado la crisis, a los grandes grupos empresariales y al gobierno alemán que impone medidas totalmente lesivas para los intereses españoles. ¡Eso sí que merecería una respuesta valiente y patriota por parte de nuestro gobierno y de los medios de comunicación!
Lo que está haciendo el gobierno es patético y se debe decir claramente: no está defendiendo los intereses de España y de sus ciudadanos, como dice, sino de una gran empresa a la que España, el bienestar de su población o la situación de las empresas que verdaderamente están aquí tratando de sacar adelante la actividad y el empleo sin gozar del apoyo y los privilegios de Repsol, le importan un rábano en el día a día de sus actuaciones
Ya está bien de tanto teatro y de tanta sumisión ante los grandes. Lo que necesitamos en España no son precisamente repsoles que se dediquen a ganar dinero a espuertas en Argentina y otros países a base de mal explotar sus recursos, de evadir impuestos y expatriar beneficios a paraísos fiscales, sino un gobierno digno que se plante ante quienes de verdad están llevando a la ruina a la economía española.
Juan Torres López
Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla
Diario Público

Fernández asalta la caja de YPF

La viuda de Él, como ella llama al difunto Kirchner, ha superado lo que parecía imposible. Para pagar el despilfarro de una sociedad tan subvencionada como desestructurada, la presidenta ordenó asaltar la caja de la primera empresa del país. Un tropel de altos funcionarios, incluidos gobernadores de las provincias petrolíferas, desalojó a los responsables de la compañía. Su amigo y financiador Hugo Chávez habría empleado al ejército; ella, simplemente a los beneficiados directos de la expropiación. Es una forma original de entrar en el directorio de una compañía.
Más allá de la demagogia consustancial con el peronismo, el salto sólo se comprende como un arrebato histérico tras el ninguneo generalizado, y alguna advertencia, como la de Obama, que hubo de soportar durante el fin de semana en la cumbre de Cartagena. La expropiación no es una medida del Gobierno argentino. El PEN, el Poder Ejecutivo Nacional, es ella misma; un órgano unipersonal y a la vez piramidal, con funciones colegislativas como acaba de demostrar, y del que acaba dependiendo hasta el ballet nacional.
Los cálculos de Fernández son elementales: los españoles no pueden hablar demasiado alto teniendo aquí importantes inversiones y, para más inri, buena parte de ellas en sectores regulados como las telecomunicaciones y el financiero. Línea de pensamiento ésta que denota la frívola irresponsabilidad de un gobernante populista, sí, pero además ignorante de la mecánica que rige los movimientos internacionales.
El peronismo nació así, poniendo patas arriba un sistema todo lo oligárquico que se quiera, y habitual en aquellos tiempos, pero que tuvo la habilidad de mantener a la Argentina del primer tercio del siglo pasado entre las primeras diez potencias económicas del mundo. Cierto es que a ello contribuyeron circunstancias como la primera gran guerra y sus recursos naturales; tan cierto como que el peronismo dispuso de otra guerra mundial, la segunda, y de los mismos recursos. Pero hoy Argentina figura en el puesto 52, por debajo de Hungría, Lituania y Croacia según la proyección del FMI para este mismo año. Ese es el record logrado por el peronismo en sus diversas versiones neoperonistas, oficialistas, disidentes, etc. a lo largo de más de medio siglo trufado por cuatro golpes militares con sus dictaduras subsiguientes.
El destrozo perpetrado rompe todas las reglas de juego imaginables; suele ocurrir cuando la arbitrariedad se impone sobre la razón. Los reguladores de las bolsas internacionales en que Repsol-YPF cotiza y la OMC tienen harto trabajo de entrada para tratar de reponer las cosas en su sitio. Luego vendrán tribunales nacionales y los internacionales, y entre tanto el Gobierno del país tenido por más culto de la América Latina arruinará lentamente el patrimonio que pretende ahora administrar sin el concurso de quienes han apostado por su futuro, invirtiendo lo necesario para descubrir yacimientos ocultos y explotarlos, refinar, distribuir y hasta exportar en función del estado de los mercados. No sería la primera vez que las gallinas dejan de poner huevos.
Federico Ysart
Infolatam
 

YPF: ahora el Estado en el centro de las decisiones económicas

abril 18, 2012
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Tiembla Endesa, accionista de Edesur, y Telefónica de España, dueña de la mayoría accionaria de Telefónica de Argentina. Después de lo de YPF ¿Cristina va por todos los españoles?
La pregunta que tortura a los representantes de empresas españolas en la Argentina, tras el anuncio de hoy (lunes 16) de la presidente Cristina Kirchner sobre la "estatización" de YPF, es cuál será la próxima. Y la incertidumbre atenaza tanto a Endesa, accionista de Edesur, la primera en la lista de posibles futuras "víctimas" del Gobierno, como a la propia Telefónica de España, dueña de la mayoría accionaria de Telefónica de Argentina, hasta ahora una presunta "intocable".
Bien, luego de la decisión tomada por el Ejecutivo nacional queda claro que ya no hay "intocables". Roto el manual de las "buenas costumbres" del sistema capitalista, con razones o sin ellas, el Gobierno dio un paso clave hacia un modelo que justifica en un contexto internacional que, a raíz de la crisis desatada en 2008, pone a los estados de nuevo en el centro de las decisiones económicas nacionales. Y que, paralelamente, revela que la política energética del kirchnerismo fue desacertada, al menos en la elección del socio internacional. Esto, por decir lo menos.
Pero Repsol no podría haberse llevado más de 12.000 millones de euros en utilidades en los últimos años si no hubiera sido porque el propio kirchnerismo avaló esas decisiones empresarias. Del mismo modo que impulsó (específicamente Néstor Kirchner) que el Grupo Eskenazi comprara su tenencia accionaria con futuros dividendos.
Pero todo esto es pasado. Hoy la "cuenta energética" da muy mal y la decisión tomada, aunque para algunos es tardía y para otros es errada, tiene racionalidad desde el punto de vista económico.
La medida del Gobierno anticipa una dura disputa política y legal con el Reino de España, que cuando habla de consecuencias alude, entre otras, al Club de París, ese foro con el que la Argentina quiso arreglar su deuda en los últimos años y que, previsiblemente, ahora le cerrará las puertas. Cuando el entonces ministro de Economía, Amado Boudou, trataba de cerrar un acuerdo, pensaba que era necesario para regresar algún día al mercado internacional de capitales. Ahora está claro que ese ya no será el objetivo de este Gobierno.
Desde Madrid se advirtió hoy que la decisión afectará a Argentina por su política "proteccionista", algo que desde Buenos Aires es contestado afirmativamente y con orgullo. "No caben otras políticas", afirman cerca del viceministro de Economía, Axel Kicillof. Para España, ha quedado dañada de manera irreversible la "necesaria seguridad jurídica" en Argentina, tanto para las empresas españolas como para las de otro origen.
De cualquier modo, el proyecto de ley enviado al Senado establece que el Estado recuperará el 51 por ciento de las acciones de la petrolera de bandera, del cual la mayoría quedará en sus manos y el 49 por ciento, en las de las provincias. Las acciones confiscadas son, en su casi totalidad, de Repsol, por lo que los Eskenazi y aquellos inversores minoritarios que tengan papeles de YPF, sea en la bolsa local como en las de Madrid y Nueva York, deberán esperar al final de un proceso de tasación encarado por el Tribunal de Cuentas de la Nación para conocer el valor de esas acciones.
El accionariado de la nueva YPF quedó constituido, entonces, del siguiente modo: Estado nacional, 26,03 %; Grupo Petersen (familia Eskenazi), 25,46 %; Provincias, 24,99 %; Repsol, 6,43 %; flotación en las bolsas, 17,09 %.
Las acciones en poder del Grupo Eskenazi quedarán sujetas a los vaivenes de la nueva compañía. Hoy su valor está un 45 por ciento por debajo de lo que estaba hace cuatro meses. (MDZ)
Julio Villalonga
Director de La Gaceta Mercantil
@villalongaj
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El monumento a los subsidios

abril 18, 2012
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Evidencias, dirigida por Luis Pico Estrada.
Después de sancionar la nueva Carta Orgánica del Banco Central y conseguirse así una llave para disponer ampliamente de las reservas como caja, el gobierno comenzó a archivar sus promesas de "sintonía fina". La masa de los subsidios permanecerá apenas arañada. Y los subsidios no son poca cosa, como explican estos excelentes trabajos de IDESA.
Información referida a las 500 empresas más grandes del país muestran que en los últimos años los impuestos y los salarios crecieron muy por encima del valor agregado y que este proceso se sostuvo gracias a la expansión de los subsidios. Se ha llegado al punto en que las grandes empresas reciben del Estado montos equivalentes a casi un cuarto de su masa salarial. El hecho de que para muchas de las empresas líderes sea más importante congraciarse con los funcionarios para captar subsidios y otras prebendas, que invertir, innovar e incorporar tecnología, ilustra de manera clara la urgente necesidad de un cambio de estrategia como país.
El desarrollo demanda empresas dinámicas y competitivas que maximicen la creación de valor agregado. Esta es la vía para generar la riqueza que permite retribuir al capital (utilidades, intereses y rentas), al trabajo (salarios) y sostener al sector público (impuestos).
En el sistema estadístico argentino se cuenta con datos actualizados y precisos sobre generación de valor agregado sólo de las 500 empresas más grandes del país a través de la Encuesta Nacional a Grandes Empresas (ENGE) que realiza el INDEC. Si bien por su tamaño estas empresas no reflejan la situación media de todo el tejido productivo, su realidad es significativa desde el momento en que son las generadoras del 23% del valor agregado total.
Entre los años 2004 y 2010 (último disponible), el valor agregado de las 500 empresas más grandes del país se incrementó en un 52% y sus utilidades aumentaron un 46%, ambos indicadores medidos en términos reales (o sea, corregidos por inflación). Por el contrario, las retribuciones al trabajo y al sector público mostraron las siguientes tendencias:
• Los impuestos que el Estado cobra sobre la producción y el empleo de estas empresas (excluyendo IVA y el Impuesto a las Ganancias) crecieron un 72%.
• Los salarios y las indemnizaciones por despido que pagan estas empresas aumentaron un 107%.
• Los subsidios del Estado que reciben estas empresas treparon un 251%.
Esta información es oficial y sugiere que el proceso de expansión de la producción en Argentina tiene bases muy endebles de sustentabilidad. Las empresas más grandes muestran un importante crecimiento en su nivel de producción generando mayores ingresos. Pero el incremento fue insuficiente para financiar la fuerte suba en los impuestos y los salarios. Parte de la diferencia fue cubierta con un crecimiento más modesto de las utilidades, pero la otra parte de la brecha fue compensada con un fuerte aumento de los subsidios. Así, se llegó a un punto en el que los subsidios que reciben estas empresas representan el 25% de los salarios que pagan.
En los países bien organizados las grandes empresas juegan un papel clave en el crecimiento económico. Son líderes en la incorporación de tecnologías y modernización de los estilos de gestión y producción. Estudios referidos a Europa señalan que las grandes empresas (más de 250 trabajadores) son hasta un 66% más productivas que las empresas pequeñas y medianas y emplean a la mitad de los ocupados operando como el principal motor de mejora en el nivel de bienestar.
En Argentina, en cambio, las grandes empresas emplean a una minoría. Apenas 730 mil trabajadores eran ocupados por las empresas más grandes en el año 2010. Es decir, sólo el 12% del total de asalariados privados formales y menos del 5% de los ocupados totales. Sin embargo, las grandes empresas no dejan de ser las más productivas, por ello pagan las remuneraciones más altas. Según la Encuesta del INDEC, los salarios promedios de las grandes empresas llegaban en el año 2010 a los $7.660, un nivel que resulta un 86% superior al salario promedio del sector privado formal de ese año y un 470% superior al salario de un trabajador "en negro". Esto muestra la contradicción del Estado subsidiando el pago de los salarios más altos del país.
La solución no pasa por reducir salarios reales sino en imponer un cambio institucional que lleve a más competencia, transparencia y racionalidad. En la actualidad, entre las empresas prevalecen fuertes incentivos a destinar muchos esfuerzos y recursos en congraciarse con funcionarios públicos de manera de maximizar los subsidios y otras prebendas. Es necesario erradicar estas prácticas introduciendo reglas que las induzcan a invertir, innovar e incorporar tecnología para generar mayor valor agregado, más empleos de calidad y altos salarios sustentados en mayor productividad.
LOS SUBSIDIOS A EMPRESAS ESTATIZADAS DUPLICAN LA ASIGNACIÓN POR HIJO
La Argentina se apresta a ejecutar otra re-estatización. El justificativo, en este caso, es que con el cambio en la propiedad de YPF se revertiría el déficit energético. Se está obviando que la grave crisis energética es la consecuencia de políticas deficientes y no del carácter privado del principal operador. Aunque en otras partes del mundo empresas públicas son manejadas profesionalmente, en la Argentina la experiencia -incluso la más reciente- demuestra que esto no ocurre. Peor aun, las ineficiencias, privilegios y corrupción que cobijan las empresas estatizadas insumen una enorme masa de recursos públicos que podrían tener un mucho mejor uso y un alto impacto en un plan serio de inclusión social.
El déficit energético en Argentina es motivo de alta preocupación. De ser un país tradicionalmente superavitario, se ha pasado a un déficit creciente. Según el Ministerio de Economía en el año 2004 se exportaban U$S 6 mil millones en combustibles y se importaba por U$S 1 mil millones. En el año 2011, el país se mantuvo exportando por U$S 6 mil millones pero las importaciones treparon a U$S 9 mil millones. Así, se llega a un déficit externo de US$ 3 mil millones en combustibles. Esta situación, más la creciente escasez de divisas, brindan el marco para que el Gobierno Nacional proponga estatizar YPF.
No es la primera vez que se apela a la estatización en respuesta a una crisis. Bajo argumentos análogos se decidió, entre otras, crear la petrolera estatal ENARSA, estatizar AYSA y apropiarse de Aerolíneas Argentinas. Lo cierto es que la gestión pública sobre estas empresas muestra muchas debilidades; una de las que se explicita con mayor objetividad es la necesidad de recibir asistencia del Estado. En tal sentido, según datos de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) estas nuevas empresas estatales vienen recibiendo subsidios de magnitudes crecientes llegando, en el año 2011, a:
• ENARSA requirió subsidios por $ 10.507 millones.
• AYSA, la empresa de agua de la región metropolitana, necesitó asistencia del Estado por $ 3.996 millones.
• Aerolíneas Argentinas recibió subsidios públicos por $ 3.455 millones.
Esta información muestra que el rasgo común entre las empresas que en los últimos tiempos el Estado creó o estatizó es que la sociedad, con sus impuestos, debe subsidiarlas. Sólo entre ENARSA, AYSA y Aerolíneas Argentinas en el año 2011 el Estado erogó $17.958 millones. Este monto representa el doble de lo que el Estado nacional asignó a la Asignación Universal por Hijo en el mismo periodo ($9.037 millones) o casi cuatro veces lo que asignó a vivienda social ($4.879 millones).
La experiencia y la teoría señalan que la titularidad de la empresa no define su eficiencia ni su capacidad de producción. Muy por el contrario, lo relevante es el entorno regulatorio y el profesionalismo de su gestión. Como en la Argentina no se cumple con ninguna de las dos condiciones, las empresas públicas están condenadas al fracaso.
La actual crisis energética esta asociada a malas reglas de juego. Controles de precios en un entorno altamente inflacionario naturalmente desalientan la producción y exacerban el consumo. A esto se suma el desorden más general donde una multiplicidad de conflictos laborales (algunos internos, otros externos) llevan a reiterar la paralización de la actividad petrolera con enormes costos económicos. Bajo estas condiciones, resulta irrelevante si la empresa pertenece a un grupo español o al Estado argentino.
Por el contrario, de alta relevancia resulta la tentación de usar en beneficio propio fondos públicos al amparo de que el Estado cubre los déficits. Ejemplos concretos son ENARSA, AYSA y Aerolíneas Argentinas donde abundan las sospechas de nepotismo, derroche y captura por intereses espurios (políticos, sindicales, de proveedores, etc.). Es cierto que no en todos los países se producen estos fenómenos (Brasil y Chile, con modelos económicos diferentes, tienen empresas públicas profesionales, rentables y competitivas), pero en la Argentina los antecedentes resultan muy contundentes.
Es difícil imaginar una estrategia más regresiva que la de usar fondos fiscales para financiar derroches en las empresas públicas. Si no se tuviera que subsidiar a ENARSA, AYSA y Aerolíneas Argentinas se podría duplicar los recursos asignados a la asignación por hijo o cuadriplicar la construcción de viviendas sociales. Más allá de cuán "estratégica" sea la finalidad de estas empresas públicas, lo cierto es que no hacen algo que un privado no pueda hacer; en cambio, a los pobres sólo el Estado está en condiciones de atender.
 

Nos pusimos a la Argentina "de sombrero"

abril 18, 2012
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Pertenece al glosario de "jergas", y "modismos" argentinos… me refiero al "ponérselo de sombrero", claro. Algo así como caerse algo encima de uno, por obra y gracia de uno mismo, ¿comprende? Se lo pregunto porque es frecuente que uno utilice frases, cuando ni siquiera tiene la mínima idea de su significado. Recuerdo que de jovencito… pero muy jovencito, tenía la costumbre de utilizar con frecuencia la palabra catzo o cazzo, que luego me enteré, es la forma más vulgar y grosera de referirse al pene, en italiano. Como no tenía idea de qué se trataba y me resultaba simpática, la repetía en cualquiera lugar, y ante cualquiera persona, hasta que un bien inspirado me desayunó de su real significado. Punto.
Y digo "nos", porque, en definitiva, todos tenemos que ver con esta tragedia impensada que hoy nos tiene como protagonistas secundarios, pero protagonistas al fin. ¡No!; nada de secundarios, cuando en realidad, "somos los dueños del buque que hemos entregado al peor consignatario". Y lo hemos hecho de plena voluntad, circunstancia que confiere a éste o Ésta, legalidad y legitimidad. ¡Qué desastre!
¡Y por favor, no se deje guiar por todas esas muestras exacerbadas de una argentinidad que luego todos, incluidos los no exacerbados, debemos meternos en el ano! Y digo ano, porque el culo tiene otra dimensión… más abarcativa, en cuanto refiere a las nalgas de las personas, o las ancas de los animales, que para el caso, es lo mismo. ¿Lo encarajiné? Me alegro, ésa es la idea. Gracias.
Por otra parte, no olvide que "semo amigos, semo" de las reacciones espasmódicas, que son algo así como contracciones involuntarias de los músculos, causadas generalmente por un acto "reflejo", donde la razón y la mesura no tienen un carajo que ver (medicina). ¡Qué se vayan todos!… ¡El cacerolazo, el bocinazo, el apagón!, que así como vienen se van, en tanto los que se tienen que ir, se siguen quedando. ¡Tiene razón, estoy un poco enredado hoy! ¿Ud. cómo está?
Y entonces aflora ese sentimiento de Patria, que coloca a la hipocresía en un lugar preponderante de nuestra "carcomida idiosincrasia". Cuando menos, mis viejos y mis educadores me enseñaron que la Patria se construye y sostiene todos los días, a través del amor, jamás del odio; el trabajo, jamás el ocio; la razón, jamás la irreflexión; el orgullo, jamás la soberbia; la dignidad, jamás la deshonra. ¿Le suena honrar nuestros compromisos y nuestras deudas? Bien, gracias.
Y lo lamentable, lo desgraciado, es que este territorio grande y generoso del que tanto alarde hemos hecho, y hacemos, dispuesto como ningún otro para recibir a todos los hombres DE BUENA VOLUNTAD que lo quieran habitar, incluidos nosotros mismos, hoy nos lo hemos puesto "de sombrero", cuando la gracia que Dios nos concedió tuvo siempre que ver con el poder poner "los pieces" sobre él.
Ricardo Jorge Pareja
parejaricardo@hotmail.com
 

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