Monday, April 19, 2010

[RED DEMOCRATICA] La censura política en los medios El desarme nuclear de Obama Dos dramas soviéticos en Londres Hacia la Declaración Universal de los Derechos de la Naturaleza China y la manipulación cambiaria "La reforma sanitaria de EEUU deja a los enfermos sin tratamiento". Entrevista Tres miradas actuales a la economía política La verdad sobre Berlusconi contada por su ex-abogado

 

La censura pol�tica en los medios
Vicen� Navarro � � � � �
18/04/10

Durante mi largo exilio viv� en dos monarqu�as (Suecia y Reino Unido) y en una rep�blica (EEUU), y pude ver en los medios de informaci�n de aquellos pa�ses cr�ticas abundantes a sus jefes de Estado y a los sistemas pol�ticos que representaban, tal como es de esperar en cualquier pa�s democr�tico.

No as� en Espa�a. Cuando me integr� de nuevo a mi pa�s vi una situaci�n muy distinta. La gran mayor�a de los medios de informaci�n ofrec�an, y contin�an ofreciendo, un blindaje medi�tico al rey y a la monarqu�a, frente a cualquier tipo de cr�tica. En realidad, tales medios promocionaban al rey y a la monarqu�a en una campa�a propagand�stica, presentando a la monarqu�a como un elemento de estabilidad, la manera cortesana de definir el orden profundamente conservador heredado del r�gimen dictatorial anterior. En tal propaganda, el rey se presentaba como un dem�crata camuflado durante la dictadura, que nos hab�a tra�do la democracia. Criticar al rey se ve�a como criticar la Transici�n y el establecimiento de la democracia.

Es f�cilmente demostrable que esta imagen del monarca es profundamente falsa. El rey era un producto del r�gimen anterior y su comportamiento durante la dictadura y en la Transici�n as� lo demostr�. Su supuesta vocaci�n democr�tica qued� falseada en las primeras propuestas que el primer Gobierno mon�rquico hizo para establecer la democracia. Tanto en las reglas del proceso democr�tico, como en la limitaci�n en las ofertas pol�ticas al electorado, las propuestas del rey eran escasamente democr�ticas. Fueron las movilizaciones populares, y muy en especial las huelgas pol�ticas de la clase trabajadora, las que forzaron una apertura y la democratizaci�n de aquellas propuestas. La debilidad de las izquierdas, reci�n salidas de la clandestinidad, y el dominio de las derechas en el aparato del Estado, as� como en la sociedad civil, incluidos sus medios de informaci�n y persuasi�n, explican, sin embargo, que aquella Transici�n inmod�lica diera lugar a una democracia vigilada y enormemente limitada, en la que la cultura promovida por los medios era profundamente conservadora y excluyente de las voces republicanas. El orden profundamente conservador establecido ten�a a la monarqu�a como su eje, lo cual explica su blindaje medi�tico.

No fue hasta hace poco que la televisi�n, el mayor medio de difusi�n en Espa�a, exhibi� un documental, �Els nens perduts del franquisme� (Los ni�os perdidos del franquismo), de Montserrat Armengou y Ricard Belis, que muestra el nivel de represi�n y horror que represent� aquella dictadura. Este documental, que vio la luz en la televisi�n p�blica catalana, pon�a de manifiesto c�mo el robo de ni�os de las familias represaliadas, que se estaba denunciando en Argentina, hab�a ocurrido con creces bajo la dictadura de Franco. En realidad, tal documental caus� la integraci�n del caso de los ni�os robados por el fascismo en la investigaci�n del juez Garz�n sobre los cr�menes del r�gimen anterior. Este documental, que recibi� gran n�mero de galardones en el extranjero, tuvo escasa difusi�n fuera de Catalunya, y las autonom�as gobernadas por el PP nunca lo mostraron en sus medios televisivos p�blicos.

Tal resistencia a conocer aquel pasado fue lo que determin� el caso Garz�n. El Tribunal Supremo, presidido por una persona profundamente conservadora que hab�a jurado lealtad al movimiento fascista, admiti� la denuncia del partido fascista, la Falange, en contra del �nico juez en Espa�a, Garz�n, que intent� llevar a los tribunales a los responsables de aquellas atrocidades, siendo su causa supervisada por otro miembro del Tribunal, Adolfo Prego (que ser� el que redactar� la sentencia final), admirador del mayor ide�logo que tiene el fascismo en Espa�a, P�o Moa.

Mientras, a los autores de aquel documental se les ha prohibido, en la pr�ctica, emitir su nueva obra, �Monarqu�a o Rep�blica?, en la que se daba voz a personas republicanas, cr�ticas del sistema mon�rquico (algo bastante in�dito en los canales p�blicos), as� como a partidarios de la monarqu�a. M�nica Terribas, directora de TV3, vet� el documental aduciendo, sorprendentemente, que lo hac�a para proteger la libertad de los ciudadanos, asumiendo que su prohibici�n ven�a motivada por el inter�s de proteger a la ciudadan�a de un posible sesgo republicano en el programa. Tal motivaci�n no impidi�, sin embargo, que tal directora aprobara la emisi�n de un documental (presentado como ficci�n), 23-F: el d�a m�s dif�cil del Rey, que era una mera propaganda de la monarqu�a y del papel del rey en el fallido golpe militar del 23 de febrero de 1981. No hay duda de que los portavoces de TV3 y sus apologistas en el mundo medi�tico negar�n que haya habido un veto pol�tico, se�alando �como hizo M�nica Terribas� que es una mera suspensi�n temporal hasta que se haya corregido su orientaci�n. Tales declaraciones ignoran que el documental, tal como lo han hecho sus autores, ha sido prohibido, nunca se mostrar� su versi�n original y nunca se emitir�, a no ser que se modifique. Esto, en una sociedad democr�tica, se llama censura.

La Vanguardia, el diario mon�rquico de Catalunya, propiedad de la familia del conde God� (uno de los mayores colaboradores que el r�gimen anterior tuvo en Catalunya) felicit� a M�nica Terribas por su suspensi�n (el t�rmino que se utiliz� para definir el veto), indicando que �la objetividad y el rigor que deben ofrecer la actuaci�n de toda la televisi�n p�blica, han llevado a suspender la emisi�n de un documental sobre la rep�blica y la monarqu�a, que requer�a un enfoque distinto� (10-04-10), lo cual significa que se desea que se diluyan todav�a m�s las voces republicanas, diluci�n que, en el caso de La Vanguardia, alcanza su m�xima expresi�n, equivalente a eliminaci�n, pues tal rotativo nunca ha publicado un art�culo favorable al establecimiento de la rep�blica en Espa�a. Esto es lo que el establishment medi�tico define como libertad de expresi�n.

Vicen� Navarro es catedr�tico de Ciencias Pol�ticas y Pol�ticas P�blicas de la Universidad Pompeu Fabra.



P�blico, 15 abril 2010
El desarme nuclear de Obama
Guillermo Almeyra � � � � �
18/04/10

Con gran bambolla y campa�a medi�tica, Barack Obama quiere hacer creer que est� trabajando por la paz y contra la posibilidad de una guerra nuclear. El reciente premio Nobel de la Guerra, quien ha enviado m�s soldados a Afganist�n que Bush, ha incluido a Pakist�n en el blanco de sus ataques, asiste mudo a la barbarie de Israel en Gaza y a su expansionismo colonialista en Cisjordania, resucit� la Cuarta Flota, estuvo detr�s del golpe en Honduras y puso en Colombia sus bases agresivas, quiere hoy revestirse con una piel de cordero.

La firma de un acuerdo con Rusia para reducir supuestamente el n�mero de ojivas nucleares y de vectores, esos veh�culos (aviones, misiles, submarinos) que las transportar�n hasta dejarlas caer en cualquier lugar del mundo, al igual que la reciente cumbre sobre la utilizaci�n pac�fica de la energ�a nuclear, constituyen dos farsas que s�lo pueden impresionar a los muy ignorantes y desinformados.

Por ejemplo, es delirante hablar de la reducci�n del arsenal olvidando los aumentos en los presupuestos de guerra y de los arsenales nucleares, as� como el perfeccionamiento de los vectores, como el X51 de Boeing, que entrar� en acci�n en 30 meses, el cual puede alcanzar cualquier pa�s del mundo con sus cargas nucleares en menos de una hora. O la creaci�n y futura producci�n en serie del supersubmarino ruso Yassen, con 24 misiles de crucero a bordo, cada uno de los cuales puede transportar seis bombas at�micas.

El tratado firmado se refiere s�lo a las ojivas hoy operacionales, que est�n instaladas en su vector y que pueden ser disparadas al instante: 5 mil 200 de Estados Unidos y 4 mil 850 de Rusia. Pero en los almacenes militares hay otras 12 mil 350 no desmanteladas, o sea, una capacidad destructiva que puede hacer desaparecer el planeta.

El tratado START no limita el n�mero de ojivas almacenadas, s�lo abarca las actualmente desplegadas en vectores con un alcance de 5 mil 500 kil�metros. Cada vector, adem�s, es considerado como si pudiese tener una sola ojiva nuclear pero, seg�n el New York Times, un B52 estadunidense puede llevar 14 misiles y seis bombas nucleares.

Adem�s, Estados Unidos declara tener mil 762 ojivas desplegadas en 798 vectores y Rusia mil 741 en 566. El nuevo tratado les permite conservar mil 550 ojivas desplegadas (apenas 10 por ciento menos de las declaradas) y tener 800 vectores. No hay, por lo tanto, desarme nuclear, sino una ligera reducci�n del arsenal, en particular del m�s obsoleto.

El tratado tampoco tiene en cuenta las bombas at�micas estadunidenses en pa�ses oficialmente no nucleares, que est�n instaladas como un collar alrededor de Rusia �en B�lgica, Alemania, Italia, Holanda y Turqu�a�, ni considera el llamado escudo protectivo de Estados Unidos, colocado en las fronteras rusas, el cual tiene fines agresivos.

Es delirante, por consiguiente, que se hable de una reducci�n del armamento nuclear mientras se sigue multiplic�ndolo. Y es una burla a los asistentes a la llamada pomposamente Cumbre Antinuclear �burla en la que �stos participaron conscientes y de buen grado� la inasistencia de Israel a la misma, a pesar de que posee no decenas, sino centenas de bombas nucleares y amenaza utilizarlas en cualquier momento contra Ir�n, pa�s que no tiene ni una sola.

Al mismo tiempo, Barack, quien mantiene la pol�tica exterior de Bush, sigue amenazando con la destrucci�n nuclear no s�lo a Ir�n, sino tambi�n a Corea del Norte y hasta a Venezuela, ya que el tratado obliga a Mosc� y a Washington, pero �ste se reserva expresamente en el texto del mismo el derecho de aniquilar a otros pueblos cuyos gobiernos no le gusten al establishment estadunidense.

Existe pues el peligro de que Israel lance un ataque nuclear contra Teher�n, iniciando una guerra at�mica en Medio Oriente que ni China ni Rusia ver�an de brazos cruzados. Por consiguiente, la paz del mundo est� en manos de los nazisionistas de Netanyahu, racistas al extremo de considerar que los palestinos, los �rabes y los iran�es son inferiores, subhumanos y, por tanto, pueden ser masacrados impunemente. El cinismo de los gobiernos asistentes al show de la Cumbre Nuclear y el del propio Obama simula contentarse con simples murmullos de desaprobaci�n por el genocidio en Gaza o la judaizaci�n de Jerusal�n y Cisjordania, mientras claman al cielo por el supuesto (e inexistente) peligro que plantear�a el desarrollo de la energ�a nuclear en Ir�n. Obama, para colmo, pretende hacer creer que el ex agente de la CIA y socio de Bush, el fantom�tico Osama Bin Laden, podr�a arrojar bombas at�micas en Estados Unidos. El gobierno de Pekin, por su parte, para no tener demasiados problemas con Washington, adopta una pol�tica de bajo perfil, aunque hace advertencias sibilinas para que los analistas y especialistas las descifren en las cortes de Neardenthales con corbata que dirigen las grandes potencias.

Esta crisis mundial del sistema capitalista hasta ahora ha encontrado escasas expresiones de resistencia masiva, las cuales han estado ligadas sobre todo a los despidos y al desastre ecol�gico provocado por la depredaci�n capitalista. Ha llegado, sin embargo, la hora de intentar frenar tambi�n a los belicistas, empezando por Israel y su protector: Estados Unidos. Frente a la amenaza nuclear mundial, hay que crear conciencia y organizar un gran frente mundial por la paz que controle y desarme a los terroristas de Estado y desenmascare al coro que pretende presentarlos como blancas palomas.

Guillermo Almeyra es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.


La Jornada, 18 abril 2010
Dos dramas sovi�ticos en Londres
Michael Billington � � � � �
18/04/10

I La guardia blanca

[Lyttleton Theatre, Londres]��
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Howard Davies es nuestro mejor director de dramas rusos. Despu�s del Quemado por el sol [1] del a�o pasado, nos da ahora una impresionante producci�n�de la versi�n esc�nica realizada en 1926 por Mija�l Bulg�kov [2] de su novela acerca de un grupo de simpatizantes zaristas fatalmente condenados que viven en Ucrania durante una violenta convulsi�n�nacional.�Nunca hab�a visto antes captar�de modo tan gr�fico�el caos de la guerra civil en un escenario brit�nico.��

Bulg�kov se centra en la familia Turbin [3]�y sus amigos atrapados en Kiev�en 1918, testigos de c�mo su mundo se desmorona.�Los alemanes, que han designado a su propio gobernante t�tere, empiezan a huir a Berl�n. Un ej�rcito nacionalista ucraniano sediento de sangre avanza sobre Kiev. Y�en pos de ellos vienen los bolcheviques. Es una sociedad que se desintegra y en la que los Turbin se aferran a sus ideales de�honor, hospitalidad y lealtad familiar. Pero la figura fundamental es Elena, que, a lo largo�de la obra, ve a su marido pasarse a los alemanes, pierde a sus hermanos de la Guardia Blanca [4] en la guerra, y se vuelve en busca de apoyo hacia un cobarde casanova local. Cuando�Elena y la familia Turbin escuchan los ominosos sones de los tambores del Ej�rcito Rojo, comprenden�que su mundo se ha perdido para siempre.���

Ba�ar la obra en un c�lido resplandor de sentimentalidad nost�lgica podr�a haber�sido una tentaci�n. Pero tanto la producci�n de Davis como la nueva versi�n de Andrew Upton ponen con brillantez de relieve el absurdo que late bajo el hero�smo.�Cuando�Daniel Flynn, que interpreta al hermano mayor de�Elena,�Alexei, anuncia que el futuro no reserva m�s que odio�"nacido de la soledad y la frustraci�n", niega toda posibilidad de progreso hist�rico. Y aunque�Alexei muera con valor, hay algo de farsa en la anarqu�a a tiros con la que se recibe su intento de licenciar a�su regimiento. El mismo�Bulg�kov apunta tambi�n sagazmente que hasta los barcos que se hunden tienen sus supervivientes. El ejemplo principal es el amante de Elena,�maravillosamente interpretado por�Conleth Hill como el arquet�pico camale�n: d�ndose cuenta de que los bolcheviques van a acabar triunfando, se marcha a Mosc� sin pensar en nada ni en nadie para conseguir un trabajo en la �pera y regresa con un largo abrigo que describe como�la "esencia del proleta". �

Al mezclar lo c�mico con lo elegiaco, la producci�n muestra c�mo habr�a sido si el grupo de Bloomsbury se hubiera visto envuelto sin comerlo ni beberlo�en la guerra civil de Bosnia. Con un extenso elenco, contiene asimismo sorprendentes interpretaciones individuales.�La Elena que interpreta Justine Mitchell se deleita en su propia capacidad de seducci�n,�Pip Carter est� conmovedor y divertido en su papel de� primo torpemente inoportuno que cae bajo su hechizo, y�Paul Higgins est� adecuadamente man�aco como�un capit�n que trasiega�vodka. Pero buena parte de su �xito se debe al dise�o de�Bunny Christie, la iluminaci�n de�Neil Austin y el sonido�de Christopher Shutt, que nos transportan de las espaciosas habitaciones de los Turbin al turbulento frente de batalla con una destreza que muestra c�mo hasta el caos�puede captarse teatralmente.����

II A Model for Mankind

[Cock Tavern Theatre,�Kilburn, Londres]

Los d�as en que no presenta su aclamada versi�n reducida de�La boh�me, esta min�scula sala de un�pub de Kilburn [distrito londinense de la zona noroeste de la ciudad] ofrece una versi�n bastante distinta de la vida art�stica. Esta nueva obra del norteamericano�James Sheldon, antiguo banquero de inversiones, se acerca a la torturada vida creativa de�Dimitri Shostakovich. Y, si bien la pieza es enrevesada estructuralmente,�ofrece una imagen viva del insidioso impacto de la tiran�a sobre la existencia del artista.��

El armaz�n�exterior de la obra consiste en el testimonio presentado�en 1979 ante un subcomit� sovi�tico�por Anton Albedov, el mejor amigo, adem�s de m�dico, de Shostakovich.�El prop�sito del comit� est� bien claro: demostrar que las esc�pticas memorias del compositor, publicadas en Nueva York, son una falsificaci�n, y que siempre fue un leal servidor del Estado, dispuesto a vender a un poeta disidente,�Issak Bashevsky (Jonathan Bonnici), a las autoridades.� �

S�lo que la obra retrocede entonces en el tiempo, a los a�os entre�1927 y 1953, para mostrar los verdaderos recuerdos que tiene�Anton de Shostakovich. Lo que surge es un�complejo retrato de un hombre sometido a presi�n tanto por los artistas renegados como por el Estado, pero incapaz en �ltima instancia de un acto de traici�n privada.��

Lo mejor de Sheldon es su recreaci�n de la locura febril de los a�os de�Stalin: tal como nos recuerda�Anton, se asum�a que hasta los doctores�terminar�an siendo superfluos, pues el fin de la lucha de clases traer�a consigo�la eliminaci�n de la enfermedad.��� �

La obra evoca tambi�n la conmoci�n que supuso para el sistema de�Shostakovich o�r su gran �pera,�Lady Macbeth de Mtsensk, denunciada in 1936 como�"una turbamulta�deliberadamente discordante de�sonidos".�

Pero, aunque resulta saludable acordarse del pasado sovi�tico,�Sheldon se atasca en la cuesti�n del si lo hizo o no lo hizo en torno�a si�Shostakovich traicion��a Issak. A diferencia de la pregunta de�si el Salieri de�Shaffer [en Amadeus]�mat��a Mozart, no resulta lo bastante s�lida como para sostener la obra. Y al tiempo, ojal��Sheldon le hubiera prestado m�s atenci�n a la m�sica de verdad, puesto que, como�escribi� en cierta ocasi�n Andrew Porter: "Las sinfon�as de Shostakovich son la biograf�a p�blica de un gran m�sico en relaci�n al arte sovi�tico".�

Pero�Blanche McIntyre, que acaba de dirigir el�Moli�re [5] de Bulgakov, que tambi�n trataba� del artista en una autocracia, clarifica la cuesti�n central de los dilemas cotidianos a los que se enfrentaba Shostakovich.�

La interpretaci�n es excepcionalmente buena.�Richard Keightley convierte al compositor en una figura plausiblemente acosada, atormentada por su conciencia; Paul Brendan es todo sensata truculencia como el doctor que testifica,�y�Shereen Martineau hace un eficaz doblete como abogada y�traductora-amante de�Shostakovich. Sheldon,�relativo�novicio�en el teatro, ha tratado de meter demasiados cosas. Pero puedo perdonarle a la obra sus defectos por su disponibilidad a tratar grandes cuestiones en�una peque�a sala de Kilburn.����

[Deborah Klayman, cr�tico de thepublicreviews a�ade: "El dise�o de Lucy Read�s resulta muy eficaz, al sacarle el mayor partido a un espacio tan �ntimo y permitir la proyecci�n de im�genes y pel�culas en la pared del fondo, lo cual ayuda a seguir una cronolog�a a veces complicada, pues fechas y lugares se�proyectan asimismo�al inicio de las escenas.�Recurriendo s�lo a cambios m�nimos de escena y vestuario para no distraer de la escena, la direcci�n de McIntyre�da sentido a la compleja estructura esc�nica.�El material filmado es obra de Adam Tyler, y uno de los momentos cumbre de la obra se produce cuando se proyecta el asesinato de�Bashevsky sobre el fondo�mientras el actor que lo interpreta, Bonnici, se�queda mirando con el torso desnudo".]

NOTAS T.: [1]�Se trata de la adaptaci�n a la escena realizada por�Peter Flannery de la�conocida�pel�cula�de 1994 de Nikita Mij�lkov, premiada en Cannes (Gran Premio del Jurado) y en Hollywood (Oscar a la mejor pel�cula extranjera). Quemado por el sol narra un id�lico episodio familiar convertido en angustioso horror de las purgas estalinistas de los a�os 30 en el Ej�rcito Rojo.�El t�tulo Утомлённые солнцем,�Utomlyonnye solntsem, significa literalmente Sol cansado, versi�n rusa de un famoso tango polaco popularizada en aquellos a�os.��[2] Mija�l Bulg�kov (1891-1940), uno de los m�ximos escritores de lengua rusa en la primera �poca sovi�tica, es el autor de la celeb�rrima�El maestro y Margarita. [Alianza Editorial, Madrid, 2005]�Bulg�kov es tambi�n conocido por haber escrito una carta directamente a Stalin en 1938 en la que solicitaba emigrar, lo que motiv� un telefonazo�del�dictador pidi�ndole explicaciones.�[3] La adaptaci�n la public��en Espa�a�en 2002�la Asociaci�n de Directores de Escena con su t�tulo ruso original,�Los d�as de los Turbin.���Es interesante lo que�en http://anaqueliespana.es/documentos/gbulgak03.html�escribe Aglaia: "Estrenada en 1926 por el Teatro del Arte de Mosc��fue adorada por el p�blico y denostada por los sectores oficialistas que acusaron al autor de realizar una apolog�a de los blancos y apoyar, de este modo, la contrarrevoluci�n. Prohibida en 1929, volvi� a los escenarios, por �rdenes del mism�simo Stalin, tras una carta de Bulgakov que aseguraba la inocencia ideol�gica del texto.�
De esta obra, Walter Benjam�n, escrib�a:�Hoy, en el programa, Los d�as de los Turbin, dirigida por Stanislavski. Decoraci�n naturalista, particularmente bella, la representaci�n sin defectos ni m�ritos especiales, el drama de Bulg�kov es una provocaci�n escandalosa. Sobre todo el �ltimo acto, donde los guardias blancos se pasan al bando bolchevique, es tan insulso en cuanto a invenci�n dram�tica como falso en su concepci�n. La oposici�n de los comunistas a la representaci�n es justificada y significativa. Ninguna importancia tiene para la valoraci�n de la obra si el �ltimo acto fue a�adido por sugesti�n de la censura, como sospecha Reich (Bernhard Reich, director de teatro alem�n amigo de Benjam�n) o si ya exist�a en el original. El p�blico es visiblemente diferente al que he visto en otros teatros. Se puede decir que no hab�a ning�n comunista en la sala.�Pese a tan dura cr�tica, la obra se sostuvo cuatro a�os por orden de Stalin, gran aficionado al teatro que, de acuerdo a los archivos del Teatro del Arte de Mosc�, acudi� quince veces a verla".� �[4] Se da la circunstancia de que los�hermanos de Bulg�kov se alistaron en el Ej�rcito Blanco durante la guerra cicil�y terminaron�exiliados en Par�s. �[5]Vida del se�or de Moli�re, Barcelona, Montesinos, 1983��

Michael Billington es cr�tico teatral y escribe en el diario brit�nico The Guardian.

Traducci�n para www. sinpermiso.info: Lucas Ant�n�
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The Guardian, 30 marzo 2010
Hacia la Declaraci�n Universal de los Derechos de la Naturaleza
Alberto Acosta � � � � �
18/04/10

En los Derechos de la Naturaleza el centro est� puesto en la Naturaleza.�Esta vale por s� misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la Naturaleza. �

La compleja construcci�n de un proyecto de vida en com�n�

Toda Constituci�n sintetiza un momento hist�rico.�En toda Constituci�n se cristalizan procesos sociales acumulados.�Y en toda Constituci�n se plasma una determinada forma de entender la vida.�Una Constituci�n, sin embargo, no hace a una sociedad.�Es la sociedad la que elabora la Constituci�n y la adopta casi como una hoja de ruta.�Una Constituci�n, m�s all� de su indudable trascendencia jur�dica, es ante todo un proyecto pol�tico de vida en com�n, que debe ser puesto en vigencia con el concurso activo de la sociedad.�

Desde esta perspectiva, la Constituci�n ecuatoriana -construida colectivamente en los a�os 2007 y 2008-, fiel a las demandas acumuladas en la sociedad, consecuente con las expectativas creadas, responsable con los retos globales, se proyecta como medio e incluso como un fin para dar paso a cambios estructurales.�En su contenido afloran m�ltiples definiciones para impulsar transformaciones de fondo, a partir de propuestas construidas a lo largo de muchas d�cadas de resistencias y de luchas sociales.�Transformaciones, muchas veces, imposibles de aceptar (e inclusive de entender) por parte de los constitucionalistas tradicionales y de quienes a la postre ven como sus privilegios est�n en peligro.�Una de esas �novedades� se plasma en los Derechos de la Naturaleza.�

La Naturaleza en el centro del debate

La acumulaci�n material -mecanicista e interminable de bienes-, apoltronada en �el utilitarismo antropoc�ntrico sobre la Naturaleza�- al decir del uruguayo Eduardo Gudynas-, no tiene futuro.�Los l�mites de los estilos de vida sustentados en esta visi�n ideol�gica del progreso son cada vez m�s notables y preocupantes.�No se puede seguir asumiendo a la Naturaleza como un factor de producci�n para el crecimiento econ�mico o como un simple objeto de las pol�ticas de desarrollo.�

Esto nos conduce a aceptar que la Naturaleza, en tanto t�rmino conceptualizado por los seres humanos, debe ser reinterpretada y revisada �ntegramente.�Para empezar la humanidad no est� fuera de la Naturaleza.�La visi�n dominante, incluso al definir la Naturaleza sin considerar a la humanidad como parte integral de la misma, ha abierto la puerta para dominarla y manipularla.�Se le ha transformado en recursos o en �capital natural� a ser explotados.�Cuando, en realidad, la Naturaleza puede existir sin seres humanos��

En este punto hay que rescatar las dimensiones de la sustentabilidad.�Esta exige una nueva �tica para organizar la vida misma.�Un paso clave, los objetivos econ�micos deben estar subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales, sin perder de vista el respeto a la dignidad humana y la mejor�a de la calidad de vida de las personas.�

Un proceso hist�rico de ampliaci�n de los derechos

A lo largo de la historia, cada ampliaci�n de los derechos fue anteriormente impensable.�La emancipaci�n de los esclavos o la extensi�n de los derechos civiles a los afroamericanos, a las mujeres y a los ni�os fueron una vez rechazadas por los grupos dominantes por ser consideradas como un absurdo.�Para la abolici�n de la esclavitud se requer�a que se reconozca �el derecho de tener derechos�, lo que exig�a un esfuerzo pol�tico para cambiar aquellas leyes que negaban esos derechos.�Para liberar a la Naturaleza de esta condici�n de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, es entonces necesario un esfuerzo pol�tico que reconozca que la Naturaleza es sujeto de derechos.�Este aspecto es fundamental si aceptamos que todos los seres vivos tienen el mismo derecho ontol�gico a la vida.�

Esta lucha de liberaci�n es, ante todo, un esfuerzo pol�tico que empieza por reconocer que el sistema capitalista destruye sus propias condiciones biof�sicas de existencia.�Dotarle de Derechos a la Naturaleza significa, entonces, alentar pol�ticamente su paso de objeto a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliaci�n de los sujetos del derecho.�Si se le aseguran derechos a la Naturaleza se consolida el �derecho a la existencia� de los propios seres humanos, como anotaba en 1988 el jurista suizo J�rg Leimbacher.�

Del actual antropocentrismo debemos transitar, al decir de Gudynas, al biocentrismo.�Esto implica organizar la econom�a preservando la integridad de los procesos naturales, garantizando los flujos de energ�a y de materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad.�

Estos planteamientos ubican con claridad por donde deber�a marchar la construcci�n de una nueva forma de organizaci�n de la sociedad.�Pero, no ser� f�cil.�Sobre todo en la medida que �sta afecta los privilegios de los c�rculos de poder nacionales y transnacionales, �stos har�n lo imposible para tratar de detener este proceso.�Esta reacci�n, lamentablemente, tambi�n se nutre de algunas acciones y decisiones del gobierno de Rafael Correa, quien alent� con entusiasmo el proceso constituyente y la aprobaci�n popular de la Constituci�n de Montecristi, pero que con algunas de las leyes aprobadas posteriormente, por ejemplo la Ley de Miner�a o la Ley de Soberan�a Alimentaria, sin dar paso a la conformaci�n del Estado plurinacional, en una suerte de contrarrevoluci�n legal, atenta contra varios de los principios constitucionales.�

Una declaraci�n pionera a nivel mundial

Al reconocer a la Naturaleza como sujeto de derechos, en la b�squeda de ese necesario equilibrio entre la Naturaleza y las necesidades y derechos de los seres humanos, enmarcados en el principio del Buen Vivir, se supera la cl�sica versi�n jur�dica.�Y para conseguirlo nada mejor que diferenciar los Derechos Humanos de los Derechos de la Naturaleza, tal como lo plantea Gudynas.�

En los Derechos Humanos el centro est� puesto en la persona.�Se trata de una visi�n antropoc�ntrica.�En los derechos pol�ticos y sociales, es decir de primera y segunda generaci�n, el Estado le reconoce a la ciudadan�a esos derechos, como parte de una visi�n individualista e individualizadora.�En los derechos econ�micos, culturales y ambientales, conocidos como derechos de tercera generaci�n, se incluye el derecho a que los seres humanos gocen de condiciones sociales equitativas y de un medioambiente sano y no contaminado.�Se procura evitar la pobreza y el deterioro ambiental.�

Los derechos de primera generaci�n se enmarcan en la visi�n cl�sica de la justicia: imparcialidad ante la ley, garant�as ciudadanas, etc.�Para cristalizar los derechos econ�micos y sociales se da paso a la justicia re-distributiva o justicia social, orientada a resolver la pobreza.�Los derechos de tercera generaci�n configuran, adem�s, la justicia ambiental, que atiende sobre todo demandas de grupos pobres y marginados en defensa de la calidad de sus condiciones de vida afectada por destrozos ambientales.�En estos casos, cuando hay da�os ambientales, los seres humanos pueden ser indemnizados, reparados y/o compensados.�

En los Derechos de la Naturaleza el centro est� puesto en la Naturaleza.�Esta vale por s� misma, independientemente de la utilidad o usos del ser humano, que forma parte de la Naturaleza.�Esto es lo que representa una visi�n bioc�ntrica.�Estos derechos no defienden una Naturaleza intocada, que nos lleve, por ejemplo, a dejar de tener cultivos, pesca o ganader�a.�Estos derechos defienden mantener los sistemas de vida, los conjuntos de vida.�Su atenci�n se fija en los ecosistemas, en las colectividades, no en los individuos.�Se puede comer carne, pescado y granos, por ejemplo, mientras me asegure que quedan ecosistemas funcionando con sus especies nativas.�

A los Derechos de la Naturaleza se los llama derechos ecol�gicos para diferenciarlos de los derechos ambientales de la opci�n anterior.�En la nueva Constituci�n ecuatoriana -no as� en la boliviana- estos derechos aparecen en forma expl�cita como Derechos de la Naturaleza, as� como derechos para proteger las especies amenazadas y las �reas naturales o restaurar las �reas degradadas.�Tambi�n es trascendente la incorporaci�n del t�rmino Pacha Mama, como sin�nimo de Naturaleza, en tanto reconocimiento de interculturalidad y plurinacionalidad.�

En este campo, la justicia ecol�gica pretende asegurar la persistencia y sobrevivencia de las especies y sus ecosistemas, como redes de vida.�Esta justicia es independiente de la justicia ambiental.�No es de su incumbencia la indemnizaci�n a los humanos por el da�o ambiental.�Se expresa en la restauraci�n de los ecosistemas afectados.�En realidad se deben aplicar simult�neamente las dos justicias: la ambiental para las personas, y la ecol�gica para la Naturaleza.�

Siguiendo con las reflexiones de Gudynas, los Derechos de la Naturaleza necesitan y a la vez originan otro tipo de definici�n de ciudadan�a, que se construye en lo social pero tambi�n en lo ambiental.�Estas ciudadan�as son plurales, ya que dependen de las historias y de los ambientes, acogen criterios de justicia ecol�gica que superan la visi�n tradicional de justicia.��

La proyecci�n de los Derechos de la Naturaleza

De los Derechos de la Naturaleza, asumidos en la Constituci�n ecuatoriana, se derivan decisiones trascendentales. Uno clave tiene que ver con procesos de desmercantilizaci�n de la Naturaleza, como han sido la privatizaci�n del agua, as� como de sus sistemas de distribuci�n y abastecimiento.�Igualmente se exige la eliminaci�n de criterios mercantiles para utilizar los servicios ambientales.�La restauraci�n integral de los ecosistemas degradados es otro de los pasos revolucionarios adoptados.�

La soberan�a alimentaria se transforma en eje conductor de las pol�ticas agrarias e incluso de recuperaci�n del verdadero patrimonio nacional: su biodiversidad.�Incluso se reclama la necesidad de conseguir la soberan�a energ�tica, sin poner en riesgo la soberan�a alimentaria o el equilibrio ecol�gico.�

Si aceptamos que es necesaria una nueva �tica para reorganizar la vida en el planeta, resulta indispensable agregar a la justicia social y la justicia ambiental, la justicia ecol�gica.�En otras palabras, los Derechos Humanos se complementan con los Derechos de la Naturaleza, y viceversa.��

De los Andes al mundo

El mandato de los Derechos de la Naturaleza nos invita a pensar y realizar una integraci�n regional de nuevo cu�o.�Y desde esta perspectiva, desde Nuestra Am�rica habr� que levantar la tesis de una pronta Declaraci�n Universal de los Derechos de la Naturaleza, compromiso que podr� encontrar un espaldarazo en el marco de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Clim�tico y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente Evo Morales.�

Nuestra responsabilidad es grande y compleja.�Al tiempo que condenamos los sistemas y las pr�cticas depredadoras forjadas en el capitalismo metropolitano, debemos condenar por igual y superar las diversas formas de extractivismo que consolidan la sumisi�n de nuestros pa�ses en el mercado mundial, en tanto productores y exportadores de materias primas.�Este extractivismo, para nada superado en nuestros pa�ses, seguir� hundiendo en la miseria a los pueblos y agravando los problemas ambientales.�

En suma, est� en juego el Buen Vivir (sumak kausay o suma qama�a), relacionado estrechamente con los Derechos de la Naturaleza.�Estos derechos, sumados a los Derechos Humanos, nos conminan a construir democr�ticamente sociedades sustentables.�Y esas sociedades se lograr�n a partir de ciudadan�as plurales pensadas tambi�n desde lo ambiental, en las que el ser humano y las diversas colectividades de seres humanos coexistan en armon�a con la Naturaleza. �

Alberto Acosta es un economista ecuatoriano. Profesor e investigador de la FLACSO.�Consultor internacional.�Ex-ministro de Energ�a y Minas.�Ex-presidente de la Asamblea Constituyente de su pa�s.


Am�rica Latina en Movimiento N� 454, abril de 2010
China y la manipulaci�n cambiaria
Alejandro Nadal � � � � �
18/04/10

Se dice que la manipulaci�n cambiaria es la pr�ctica de fijar artificialmente un tipo de cambio para obtener una ventaja desleal en el comercio internacional. Se trata de una t�ctica que distorsiona los flujos de comercio y est� prohibida por acuerdos internacionales y por la legislaci�n de algunos pa�ses.

Esa es una manera de subsidiar las exportaciones, promover el empleo y el crecimiento en una econom�a. Claro, es tambi�n una manera de aventarles a los vecinos el problema del desempleo.

Durante a�os Estados Unidos acus� a Jap�n de mantener al yen artificialmente subvaluado respecto del d�lar. Pero hoy la acusaci�n se dirige principalmente a China. Seg�n la American Manufacturing Association, el yuan chino mantiene una subvaluaci�n artificial de 40 por ciento, lo que permite al gigante asi�tico mantener su extraordinario nivel de exportaciones. Si eso es cierto, la legislaci�n federal obliga al Departamento del Tesoro de Estados Unidos a
activar sanciones en contra de China.

El Departamento del Tesoro en Washington amenaz� hace poco con colgarle a Pek�n la acusaci�n de realizar manipulaci�n cambiaria. La sobretasa arancelaria que acompa�ar�a esta declaratoria ser�a de hasta 25 por ciento para compensar lo que se considera es un subsidio desleal. Este desplante es la respuesta de Obama a los congresistas y grupos de presi�n que han estado exigiendo represalias contra China. Pero la Casa Blanca argument� que deb�a esperar a que terminara la minicumbre antinuclear en Washington a la que asiste el presidente chino Hu Jintao. Por cierto, esa conferencia est� m�s preocupada con preparar el terreno para aplicar sanciones a Ir�n que con el tema de la seguridad nuclear, pero �se es otro tema.

Una sobretasa arancelaria tendr�a implicaciones delicadas, sobre todo en el contexto de la supuesta recuperaci�n de la econom�a mundial. China es particularmente sensible a las acusaciones sobre manipulaci�n cambiaria, en buena medida porque 30 por ciento del PIB chino se explica por sus exportaciones.

�Existe una manipulaci�n cambiaria por parte de China? Desde mediados de 2008 Pek�n fij� el tipo de cambio en 6.83 yuanes por d�lar para promover sus exportaciones dada la contracci�n del comercio mundial. Durante los siguientes 13 meses, las exportaciones chinas disminuyeron y el super�vit comercial se redujo en un 34 por ciento. El mes pasado, China experiment� el primer d�ficit comercial en seis a�os, dejando la acusaci�n sobre manipulaci�n cambiaria muy
mal parada.

Por una serie de razones t�cnicas, no es f�cil determinar cuando existe manipulaci�n cambiaria. Los datos chinos son cuestionados por muchos analistas. Pero la Reserva Federal calcula que el yuan se apreci� en 16.5 por ciento entre junio 2008 y febrero 2009. Por otra parte, la Banca Internacional de Pagos (BIS) afirma que entre febrero 2007 (cuando estall� la crisis de hipotecas chatarra en Estados Unidos) y enero 2010 el tipo de cambio real del yuan aument� 10.7 por ciento, mientras que el del d�lar se contrajo 8 por ciento. Para el BIS estos
n�meros indican que es el d�lar el que ha sufrido una devaluaci�n. De hecho, eso es parte del plan de Washington para restablecer el equilibrio en la deficitaria balanza comercial. Algo que no debe ser olvidado es que la subvaluaci�n del yuan fue clave para mantener la inflaci�n bajo control en Estados Unidos en los �ltimos a�os. Un cambio en la paridad de esa moneda podr�a tener efectos importantes sobre la tasa de inflaci�n en la econom�a estadunidense, lo que
podr�a llevar a un aumento en la tasa de inter�s y amenazar la supuesta recuperaci�n.

Por otro lado, un buen n�mero de empresas trasnacionales estadunidenses realiza operaciones de maquiladora con China o tiene operaciones con cierto grado de integraci�n vertical en ese pa�s (Apple, Bank of America, Boeing, IBM, Intel, etc�tera). Estas empresas son los principales beneficiarios del ingreso chino a la OMC, les importa un pepino el empleo en Estados Unidos y no est�n interesadas en la apreciaci�n del yuan. De hecho su lobby en Washington (el Consejo de negocios Estados Unidos/China) presiona por mantener el statu quo.

Un interesante estudio de Robert Scott (disponible en www.epi.org) argumenta que Estados Unidos perdi� 2.4 millones de empleos en el periodo 2001-2008 debido a esta competencia desleal de China. La conclusi�n central del estudio es que se necesita un ajuste en la paridad para remediar las cosas.

La realidad es algo distinta y bastante conocida. Los costes laborales en China son una min�scula fracci�n del nivel que tienen en sus competidores en el mercado mundial. El dumping comercial chino se basa m�s en los salarios bajos que en otra cosa. Pero como eso entra en la definici�n de �ventajas comparativas� de la teor�a convencional sobre comercio internacional, es m�s dif�cil encontrar una cr�tica seria a esta dimensi�n del problema. Despu�s de todo, el dumping social y laboral es una manera en que el capitalismo resuelve su problema de demanda agregada en la globalizaci�n neoliberal.

Alejandro Nadal es miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO.


La Jornada, 14 abril 2010
"La reforma sanitaria de EEUU deja a los enfermos sin tratamiento". Entrevista
Steffie Woolhandler � � � � �
18/04/10

Millones de personas esperaban que la nueva administraci�n Obama hiciera frente finalmente a las desastrosas injusticias e iniquidades del sistema de sanitario norteamericano. Pero despu�s de un agonizante a�o de debate, discusi�n y negociaciones, la ley que Barak Obama firm� la semana pasada ser� una gran decepci�n para todos aquellos que, con raz�n, ven la ra�z del problema en el complejo m�dico-asegurador-farmac�utico.

La Dra. Steffie Woolhandler� es profesora de medicina en la Harvard Medical School, una escritora prol�fica y cofundadora de M�dicos por un Programa Nacional de Salud (Physicians for a National Health Program, PNHP). Ha hablado con SocialistWorker.org sobre la nueva ley de salud y porque �sta no resolver� la crisis.�

El principal argumento de quienes est�n a favor de la ley de salud es que� se trata de una ampliaci�n hist�rica de la cobertura para decenas de millones de personas. Pero hay un lado oculto del que no se habla demasiado �no es cierto?

El gran problema de la ley� es que se conceda tanto poder y dinero al sector de los seguros m�dicos privados, que es el primer causante del problema.

Hay dos formas de ampliaci�n de la cobertura. Una de ellas es la ampliaci�n de Medicaid. Ahora bien, si los norteamericanos de clase media quieren auto imponerse tasas para pagar el cuidado m�dico de los pobres �cosa que creo deber�amos hacer� podr�amos haberlo hecho sin necesidad del resto de la legislaci�n.

La otra gran ampliaci�n es el denominado mandato individual que b�sicamente dice a la gente que tienen que adquirir un seguro privado. Es decir, si actualmente tienes un seguro a trav�s de tu patr�n tienes que conservarlo, tanto si te gusta como si no. Si no tienes ning�n seguro estar�s obligado a revertir miles de d�lares a las compa��as de seguros m�dicos.

Bajo los nuevos �intercambios� establecidos por la ley para que los no asegurados adquieran un seguro, la gente tendr� que gastar un 9,5 % de su renta para p�lizas que cubren solamente el 70% de los costes sanitarios. Por lo tanto nos encontramos todav�a en la situaci�n de que tenemos un seguro tan raqu�tico que ser� dif�cil tener los cuidados necesarios cuando ello haga falta.

Como sabe, Massachusetts es el prototipo de esta reforma. Si mira en Internet nuestro sistema de seguro se llama Massachusetts Connector.

Para alguien de entre 50-60 a�os, la pol�tica m�s barata que cumple el mandato respecto a alguien que est� pagando la tasa completa �es decir, quienes cobran m�s de 33.000 $ de renta anual �cuesta m�s de 5.000 $ anuales en primas. Si te pones enfermo tienes una� deducci�n de 2.000 $, o sea, que tienes que poner otros 2.000 $ de tu bolsillo antes de que el seguro act�e. Luego, por los restantes 15.000 $ de gastos m�dicos, eres responsable del 20% de todos los gastos, 3.000 $.

Por lo tanto, si te pones� enfermo� y tienes que utilizarlo una vez lo has adquirido, resulta muy caro. Esto significa que mucha gente carecer� todav�a de acceso a los cuidados m�dicos porqu� no les ser� posible hacer uso de� su seguro, incluso teni�ndolo.

�Hay algo en la ley que controle el costo de estas p�lizas vendidas a trav�s de los intercambios promovidos por el gobierno?

Hay regulaciones adjuntas que puede parecer que vayan a ser muy �tiles, pero que est�n llenas de lagunas. Existe la posibilidad de que el gobierno pueda revisar las subidas de los seguros, as� como un l�mite del 15% sobre las compa��as de seguros por lo que pueden cargar en concepto de gastos generales.

Pero un 15% es un porcentaje muy alto para gastos generales. Esto significa que si adquieres un seguro anual de 10.000 $, 1.500 $ de esta prima nunca sale de la compa��a de seguros, permanece all� para sus gastos generales y beneficios. Para una compa��a grande un 15% es f�cilmente asumible como gastos generales. En realidad es una restricci�n para las peque�as compa��as que venden p�lizas individuales.

Hay otras reglamentaciones para el sector de seguros. Creo que reglamentar los seguros es mejor que no reglamentarlos, pero como que la ley ha sido redactada por el mismo sector hay numerosas escapatorias a todas estas restricciones.

Por ejemplo, hay una prohibici�n de la llamada pol�tica de rescisi�n. En esencia, significa que una vez tienes un seguro, si enfermas y utilizas tu seguro la compa��a de seguros no puede volverse atr�s y cancelar. Esto se llamar�a rescisi�n.

Pero lo que la ley dice es que la compa��a no puede hacer una rescisi�n�a no ser que haya habido fraude. Bien, esto es lo que las compa��as siempre dicen cuando hacen una rescisi�n. Siempre ha sido ilegal, bajo la ley de contratos, acordar hacer algo y luego no hacerlo. Por lo tanto las rescisiones siempre se basaban en que las compa��as de seguros alegaban que el asegurado hab�a cometido fraude.

Suena bien decir �nada de rescisiones a no ser que haya fraude�, pero la escapatoria, respecto al fraude, es grande. Pueden decirte, �Era fraude porque usted olvid� decirnos hace 20 a�os que una vez tuvo una citolog�a anormal. �Oh! Usted� no nos dijo que una vez, hace 10 a�os, su presi�n sangu�nea fue alta, aunque despu�s siempre haya sido normal�.

Rastrean y buscan en los archivos para encontrar cosas que no les dijiste. Puede que las hayas olvidado, pero ellos alegan que cometiste fraude no cont�ndoles que tuviste esta citolog�a anormal o esta presi�n anormal. Esto es una gran laguna y, por desgracia, esto significa que el reglamento contra las rescisiones no est� cerrado.

Hay un grupo que se beneficiar�� de esta ley y es importante decirlo. Alrededor de un 7 por ciento de los norteamericanos adquieren su seguro en el llamado �mercado individual�, donde tienen que figurar como una familia o una persona individual y adquirir el seguro.

Este mercado es algo terrible porque la gente queda atrapada por sus altos costes. Esta ley ayudar� a la gente de este mercado regul�ndolo y haciendo algo m�s f�cil adquirir un seguro. Sin� embargo, tambi�n aqu� hay agujeros ya que, por ejemplo, la ley permite a las compa��as de seguros cargar a los ancianos tres veces m�s de lo que carga a los j�venes adultos.

As��que reglamentaci�n la hay, pero hay muchas lagunas para las compa��as de seguros.

Si lo que Ud dice respecto a que la ley funciona a favor de las compa��as de seguros es cierto, �por qu� hubo tanta oposici�n por parte de las compa��as de seguros? �Realmente eran contrarias a la legislaci�n, o estaban trabajando con los dem�cratas para dar forma a la ley por la puerta de atr�s?

Una manera de reflexionar sobre esto es seguir el rastro del dinero y ver los gastos de publicidad y de cabildeo.

Se puede abordar el debate considerando una izquierda, una derecha y un centro: con el Presidente Obama en el centro, los republicanos en la derecha y, como izquierda, el pagador �nico/Medicare para todos.

Las compa��as de seguros dieron decenas de millones de d�lares a los dem�cratas de Obama y tambi�n dieron decenas de millones de d�lares a la oposici�n de extrema derecha.

Haciendo esto situaron inteligentemente el debate como si fuera entre el centro y la derecha, que es donde el grueso del debate pol�tico tuvo lugar durante este tiempo.

Si miramos la donaciones, gran parte del dinero de las compa��as de seguros fue a los dem�cratas. Es m�s, una vicepresidenta de una compa��a de seguros, Elizabeth Fowler, fue a trabajar para el senador Max Baucus, el presidente del Comit� de Finanzas del Senado, y fue la autora del Baucus Framework (marco legislativo Baucus) para la legislaci�n. Si vamos al Baucus Framework de la p�gina web del Comit� de Finanzas y clicamos en la pesta�a �propiedades�, podemos ver que el Baucus Framework fue escrito en el ordenador de Elizabeth Fowler.

Uno de los aspectos m�s significativos de esta legislaci�n, que ha pasado casi desapercibido, es el recorte de los gastos y beneficios de Medicare. �Puede hablarnos de esto?

Los recortes de Medicare son un poco de todo.

Algunos de los recortes se har�n a expensas de los planes llamados Medicare Advantage, que son los HMO (Health Maintenance Organisation) privados que pueden desembarcar en Medicare, servirse de los m�dicos de Medicare y tener pagada por el gobierno federal la prima HMO. Estos planes Medicare Advantage han sido sobepagados con respecto a los Medicare tradicionales y parte de los recortes de Medicare consistir�n en la reducci�n del exceso de coste de los Medicare Advantage HMO para, digamos, nivelar el terreno de juego. Hasta aqu�, bien.

Pero algunos de los otros recortes son muy perjudiciales. Por ejemplo, 40.000 millones $ se tomar�n de los pagos de los hospitales de la red del seguro. Los hospitales de la red del seguro, a los que acuden los norteamericanos asegurados y los no asegurados cuando enferman, van a sufrir recortes de por lo menos 40.000 millones $.

Physicians for a National Health Program (M�dicos por un Programa Nacional de Salud) ha dicho que esta ley tendr�a el efecto de continuar� presionando hacia la baja los seguros pagados por los patronos, que todav�a cubren a la mayor�a de los norteamericanos. �Por qu� ocurre esto?

La cobertura ofrecida por los patronos, si ya la tienes es obligatoria. Bajo la nueva ley no puedes dejarla cuando el mandato entre en vigor.

Al Presidente Obama le gustaba decir, �si tienes un seguro privado y te gusta, puedes conservarlo�. Pero se olvidaba de decir, �Si tienes un seguro privado a trav�s de tu patrono, tendr�s que conservarlo aunque no te guste�. Esto para empezar.

Despu�s, si los costes contin�an creciendo �y a partir de la experiencia de Massachusetts tenemos todas las razones para suponer que as� ser�� mucha gente con seguro cubierto por su empresa estar� sujeta al impuesto que entra en vigor en 2018. Es un impuesto muy fuerte, del 40% sobre la cifra de tus beneficios. Y habr� que pagarlo sea cual sea tu renta personal; aunque seas un trabajador no cualificado con un salario bajo, pero resulta que tienes un buen seguro m�dico, estar�s sujeto al impuesto.

Esto significa que la gente de los Estados ricos, como Massachusetts o NuevaYork, probablemente se ver�n obligados a pagar el impuesto. Esto se considera en general como un ataque a los sindicatos, especialmente los sindicatos del sector p�blico, muchos de los cuales han negociado incrementos de salarios para poder tener niveles elevados de servicios m�dicos.

Los trabajadores sindicalizados de los Estados ricos son quienes tienen mayores probabilidades de acabar pagando este impuesto.

Su grupo tambi�n apunt� que esta ley har�a todav�a m�s ricas y poderosas a las compa��as de seguros y, por lo tanto, mucho m�s dif�cil el desafiarlas.

Los contribuyentes subsidiar�n las primas a las compa��as de seguros para la gente de clase media no asegurada. El valor de estos subsidios alcanzar� los 447.000 millones $ en 2019. O sea, 447.000 millones $ para reforzar el poder pol�tico y financiero de las compa��as de seguros y hacerlas m�s capaces de obstruir futuras reformas de la sanidad.

Desde mi punto de vista este es probablemente el aspecto m�s negativo de esta ley. Creo que la causa de nuestros problemas es el sector privado de los seguros m�dicos �es la raz�n por la que estamos en este embrollo. Creo que d�cadas de experiencia demuestran que las compa��as de seguros no pueden controlar los costes ni pueden ofrecer a los norteamericanos la cobertura que necesitan.

Creo que la necesidad de un seguro m�dico individual p�blico a nivel nacional est� tan clara como siempre. Creo que puede haber una baja de actividad en torno a esto porque la gente est� cansada y tambi�n confusa. Pero bien pronto quedar� claro que lo que se ha aprobado no es una soluci�n, que continuaremos teniendo todos los problemas de coste, que continuaremos teniendo todos los problemas de acceso, que tenemos la misma necesidad y las mismas razones para el seguro individual que siempre hemos tenido.

Si la gente quiere m�s informaci�n, les recomiendo fuertemente que se dirijan al sitio web Physicians for a National Health Program. Hay muchos datos y art�culos cient�ficos, as� como, evidentemente, contactos con otras organizaciones que trabajan en seguros m�dicos individuales nacionales.

Creo que habr��un movimiento continuo para ello. Ciertamente, nuestro grupo Physicians for a National Health Program, tiene la intenci�n de continuar trabajando por un seguro m�dico nacional as� como concienciar al pueblo norteamericano sobre su necesidad.

[Transcripci�n de� Rebela Ansi�-Bong]

Steffie Woolhandler� es profesora de medicina en la Harvard Medical School, una escritora prol�fica y cofundadora de Physicians for a National Health Program.

Traducci�n para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga Tarr�

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Socialist Worker, 1 abril 2010
Tres miradas actuales a la econom�a pol�tica
Joe Costello � � � � �
18/04/10

He aqu� tres buenos puntos de vista de la pol�tica econ�mica actual. El primero (gracias, Alte�rnet) es de Matt Ryan, el alcalde de Binghamton (estado de Nueva York), que vincula la quiebra de la econom�a con las malhadadas aventuras militares de los EEUU:

�Al establecer ese v�nculo, viene a sumarse a un creciente coro de alcaldes, incluidos los de Chicago, Richard Daley, y Boston, Thomas Menino, que cada vez m�s insistentemente llaman la atenci�n sobre lo que Ryan llama las �torcidas prioridades nacionales�, se�aladamente el impacto local del gasto militar y b�lico.�

El segundo es un discurso de Rich Trumka, jefe de la [principal organizaci�n sindical de los EEUU] AFL-CIO. El discurso de Trumka ofrece una excelente mirada sobre la creciente desigualdad en la econom�a norteamericana y fija, adem�s, algunos buenos principios. Desgraciadamente, revela tambi�n las debilidades del mundo sindical actual. La visi�n que de la econom�a tiene el se�or Trumka es muy siglo XX, si no muy XIX. Tenemos que ser harto m�s creativos a la hora de ver el mundo de hoy; esto no es 1933. El discurso de Trumka revela lo que ha venido faltando en el mundo sindical en estas �ltimas d�cadas de declive sin gloria. En su edad temprana, cuando el movimiento sindical era vital, fue un movimiento del mayor inter�s p�blico. En estas pasadas d�cadas ha llegado a convertirse, simplemente, en un conglomerado defensor de intereses sectoriales.

Por �ltimo, Doug Noland ha escrito en Asia Times un art�culo en el que se explora la transferencia de la burbuja financiera al dinero mismo. �Qu� significa eso? �sta es la cuesti�n. �Hasta d�nde puede llegar la burbuja del dinero? Bueno, las burbujas tienden a durar mucho m�s de lo que uno podr�a llegar a pensar. Los �ltimos recipientes del bombeo fueron los griegos, otra semana, otro rescate.

Gobierno local, igualdad y dinero son los tres pilares de cualquier movimiento de reforma.

Joe Costello fue director de comunicaciones de la campa�a presidencial de Jerry Brown en 1992 y asesor de la candidatura de Howard Dean en 2004. Como analista econ�mico, escribe regularmente en la p�gina newdeal-2.0.

Traducci�n parawww.sinpermiso.info: Csiopea Altisench
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new deal 2.0, 105 abril 2010
La verdad sobre Berlusconi contada por su ex-abogado
Alessandro Gilioli � � � � �
18/04/10

�Conozco bien la manera en que�pide�Berlusconi a sus representantes legales hacer�leyes ad personam, porque hasta hace pocos a�os me lo ped�a a m�. Y contrariamente a lo que sostiene en p�blico, con sus abogados no tiene ning�n problema en decir que son leyes para �l. Por eso hoy lo afirmo con pleno conocimiento de causa: lo que est�n haciendo son normas ad personam�.�

Carlo Taormina, 70 a�os, ha sido uno de los�juristas punteros del Cavaliere hasta�2008, fecha en la que abandon��al�premier y�en la que su cambio � saliendo tambi�n del�Parlamento � sigui� a lo que ahora llama��una crisis moral�. Libre ya de v�nculos pol�ticos, en esta entrevista en�Piovonorane [Llueven ranas] dice lo que piensa y lo que sabe sobre� Berlusconi y sus leyes.��

Abogado, �cu�l es su opini�n�sobre las dos normas que el premier est� haciendo tramitar estos d�as, el�proceso breve y�el leg�timo impedimento?

Le corrijo: las normas que le sirven para completar su plan son tres. Ha olvidado usted el Lodo Alfano Bis,[1] destinado a�aprobarse�como ley constitucional, que es�fundamental.�

Expl�quese mejor

Empecemos con el proceso breve: se trata s�lo de un globo sonda,�de una amenaza que�Berlusconi usa para conseguir el�leg�timo impedimento. El proceso breve�se�ha aprobado en el�Senado, pero apostar�a a que la C�mara no lo pondr� siquiera en el calendario,�en resumen, que acabar� en un caj�n.�

�Y por qu�?

Porque el�proceso breve le sirve s�lo para elevar�el precio de la negociaci�n. Llegado a�cierto punto, renunciar� al proceso breve para disponer en cambio del leg�timo�impedimento, es decir,�de la posibilidad de no presentarse a la�vista de�sus procesos y conseguir continuos aplazamientos. Mire,�ya se est� gestionando la negociaci�n�y�la Unione di Centro [de Casini][2], por ejemplo, ha dicho que si �l renuncia al proceso breve, votar� a favor del leg�timo impedimento.�

�Y despu�s, qu��sucede? �Que entra�el Lodo Alfano bis?

F�jese,�la ley sobre el leg�timo impedimento es patentemente inconstitucional, y por tanto la�Consulta la rechazar�. Pero mientras tanto, seguir� en vigor durante al menos�a�o y medio: s�lo�hasta que lo rechace�el Tribunal�Constitucional. Y�Berlusconi, entretanto, har� aprobar�el Lodo Alfano bis, como�ley�constitucional, y por tanto intocable por la�Consulta.�

D�jeme comprender:��Berlusconi est� haciendo una ley � el leg�timo impedimento- que ya sabe que es inconstitucional?

Exacto. No puede ser constitucional una ley en la que el presupuesto del impedimento es un cargo, en este caso el del�Presidente del Consejo [primer ministro]. Es que no�existe. El impedimento por el cual se puede aplazar una vista es un compromiso de ese d�a o de esos d�as,�no un cargo. Por ejemplo, cuando yo ten�a tareas de gobierno, muchas de las vistas en las que deb�a participar se hac�an en s�bado, �qu��problema hay? Y se pueden celebrar vistas incluso en domingo. Todo el mundo tiene al menos una tarde libre a la semana.�En lugar de ir a ver�al Milan, Berlusconi podr�a acudir a las vistas.�Y adem�s, siguiendo�la l�gica de esta ley, la pr�ctica de conseguir aplazamiento podr�a extenderse al infinito. �Por qu� tendr�a que aceptar un alcalde que le procesaran? �Es que acaso para su ciudad son menos importantes sus compromisos�institucionales? As� que eso, fuera.�En resumen, que est� ley no se tiene en pie, est� destinada a ser rechazada en la�Consulta. Y Berlusconi lo sabe, pero�mientras tanto la hace aprobar�y la usa durante alg�n tiempo, s�lo hasta que pase�el Lodo Alfano bis, con el cual�se arregla�definitivamente.�

�C�mo puede estar tan seguro?

He trabajado durante a�os�para�Berlusconi, conozco sus estrategias.�Cuando era�consultor legal suyo y me ped�a que le redactara�leyes que le protegieran de los magistrados, no dejaba dudas de su prop�sito�ad personam. Y yo se las redactaba hasta�mejor de lo que lo hacen ahora�Ghedini [3]y Pecorella.[4]�

�De qu� tipo?

La de�leg�tima sospecha, me parece que est�bamos en el�2002. Le serv�a para mover sus�procesos de Mil�n�a Roma. �l nos lo pidi� abiertamente y nosotros,�fieles ejecutores de la voluntad del pr�ncipe, nos pusimos a redactarla. Y debo decir que hicimos�un trabajito estupendo: parec�a todo arreglado. Luego, una noche, a finales de octubre, sobre las 11, lleg��una llamada de Ciampi.[5]�

Que era en esa �poca�Presidente de la Rep�blica...

Exacto. Y�Ciampi pidi� una modificaci�n.�

�Con lo�cual...?

Con lo cual yo le dije a�Berlusconi que con esas modificaciones no le servir�a de nada. �l lo pens� un poco y luego contest�: �Dej�mosla as� mientras, y despu�s ya veremos�. Tuve yo�raz�n: de hecho, la ley pas� con esas modificaciones y no le sirvi� de nada. �

�Arrepentido?

Mire, mi experiencia�en el�Parlamento y en el�gobierno ha sido interesant�sima, yo dir�a�casi que desde un punto de vista cient�fico. Pero muchas de las cosas que he hecho en ese periodo no volver�a a hacerlas. No me averg�enzo al decir que he vivido una crisis moral, culminada cuando he visto como se estaba estructurando�el entorno m�s restringido del�Cavaliere.�

�A qui�n se�refiere?

A Cicchitto, [6]�a Bondi, [7] a Denis Verdini, [8] pero tambi�n�a Ghedini y Pecorella. Personajes que llevan la delantera�y que condicionan fuertemente al�premier�y le han llevado a�marginar � a dejar fuera pol�ticamente � a personas como Martino, [9] Pisanu [10] y Pera. [11] Y ahora est�n emple�ndose�con�Schifani.[12]�

�C�mo?

S�, el pr�ximo al que dejar�n�fuera ser� Schifani. Al t�rmino de la legislatura acabar� como Pera y Pisanu.�

Pero faltan todav�a tres a�os y medio para el final de la legislatura�

La verdad, no lo creo. Creo que en cuanto arregle sus cuestiones personales, digamos en el�2011, Berlusconi ir� a�elecciones anticipadas.�

�Y por qu�?

Porque le conviene hacerlo mientras la oposici�n sea as� de�d�bil, por no decir�inexistente. As� gana otra vez y puede esperar serenamente a que expire el mandato de Napolitano en tres a�os y ocupar su puesto.�

Socorro: �me est� diciendo que tendremos�Berlusconi hasta el�2020?

Es a lo que apunta. Y en ausencia de una oposici�n fuerte, puede suceder� tranquilamente. La �nica variable que puede impedir este plan,�m�s que el�Partito Democratico, me parece que es el centro, es decir�el entendimiento�entre�Casini y Rutelli. Pero si�este entendimiento funcionar� o no,�lo veremos s�lo despu�s de las regionales.

NOTAS T.: [1] El lodo Alfano fue la ley del Estado italiano, despu�s declarada inconstitucional, conocida formalmente como�"Disposiciones en materia de suspensi�n del proceso penal en relaci�n con los altos cargos del Estado" (ley ����������124/2008������� 124/2008). La present� el ministro�de Justicia, Angelo Alfano, en un intento de evitar el juicio de Berlusconi. La aprob� el Consejo de Ministros en junio de 2008 �con el objetivo de tutelar la exigencia absoluta de la continuidad y regularidad del ejercicio de las m�s altas funciones p�blicas�. En octubre de 2009 el Tribunal Constitucional italiano la declar� inconstitucional. El Lodo Alfano bis es un nuevo intento de otra ley con parecidos fines de burlar la acci�n de la justicia. [2] Pier Ferdinando Casini (1955), pol�tico democristiano, elegido por primera vez diputado�en 1983, y presidente de la C�mara de Diputados entre 2001 y 2006. Actual presidente de la Uni�n de los Dem�cratas Cristianos y de Centro.��[3]�Niccol� Ghedini (1959), abogado personal de Berlusconi y diputado desde 2001.�[4] Gaetano Pecorella (1938), diputado desde 2006 y abogado defensor del Cavaliere. �[5] Carlo Azeglio Ciampi (1920), Presidente de la Rep�blica Italiana entre 1999 y 2006. Fue primer ministro entre 1993 y 1994, y Gobernador del Banco de Italia,� en el que trabajaba desde 1946, entre 1979 y 1993.��[6] Fabrizio Cicchitto (1940), diputado desde 2001,�fue vicepresidente del grupo parlamentario de Forza italia�y actual jefe del�grupo del Popolo della Libert� (PdL).�[7] Sandro Bondi (1959),�devot�simo berlusconiano, diputado de Forza Italia entre�2001 y 2008, senador desde esa fecha, y actual ministro de Cultura.�� [8] Denis Verdini (1951),�diputado del Popolo della Libert� desde 2001.�[9] Antonio Martino, (1942)�fundador de Foza Italia con el carnet n� 2, ministro de Asuntos Exteriores en 1994 y de 2001 a 2006 ministro de Defensa. Profesor de Econom�a,�entre 1988 y 1990, fue presidente de la Mont Pelerin Society, la entidad internacional�que re�ne a los liberales de Hayek. ��[10] Giuseppe Pisanu (conocido como Beppe Pisanu) (1937), senador berlusconiano desde 2006. Entre 1972 y 1992 fue diputado democristiano, y entre 1994 y 2006, de Forza italia, de cuyo grupo fue portavoz parlamentario entre 1996 y 2001. Entre 2002 y 20006 fue ministro del Interior. [11] Marcello Pera (1943), senador desde 1996,�fue presidente del Senado entre 2001 a 2006. Pera es tambi�n conocido como fil�sofo cristiano, especialista en Popper�y autor de un libro de conversaciones con el actual Papa. [12]�Renato Schifani (1950), senador de Forza Italia, primero, y luego del PdL,�desde 1996, y actual presidente del Senado.�

Alessandro Gilioli (Mil�n, 1962) escribe para el semanario italiano�L�Espresso un aguerrido "blog d�autore"�antiberlusconiano con el t�tulo de Piovono rane [Llueven ranas]. Ha sido�colaborador del dominical y el semanal del Corriere della Sera, del diario�Il Giornale y del semanario�L�Europeo. Entre sus libros se cuentan Forza Italia: La storia, gli uomini, i misteri (Arnoldi, 1994), y con Renato Gilioli,�Cattivi capi, cattivi colleghi. Come difendersi dal mobbing e dal nuovo �capitalismo selvaggio (Mondadori, 2000), y�Stress economy. Conoscere e vincere il nuovo mal di lavoro (Mondadori, 2001) sobre las penurias del mundo del trabajo en el capitalismo contempor�neo.

Traducci�n parawww.sinpermiso.info: Lucas Ant�n
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L'Expresso, 15 abril 2010

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