Monday, November 29, 2010

[RED DEMOCRATICA] NOTICIAS : Barinas, el feudo del poder de la familia Chavez....

 

 

Barinas, el feudo del poder de la familia Chávez

HERRAMIENTAS

Un trabajo que hoy publica el semanario colombiano "El Espectador" relata el entramado de poder de la familia Chávez en Barinas y como se presenta la lucha por la Gobernación y las Alcaldías en la entidad.
Este es el trabajo de Enrique Rivas:
Al llegar a la ciudad de Barinas, lo primero que se encuentra es una inmensa valla publicitaria: "Barinas, cuna de la revolución en América". Es la bienvenida a los visitantes de uno de los bastiones más importantes de la revolución bolivariana, donde la familia del presidente Hugo Chávez Frías ejerce el poder político en medio de tempestades y fervor popular.
La capital del estado de Barinas, en los llanos occidentales de Venezuela, atrapa a quien ingresa por primera vez, sobre todo por sus contrastes arquitectónicos, sociales y políticos. Una pequeña zona colonial en reconstrucción que permite pasar, en cuestión de minutos, a sectores en desarrollo con edificaciones nuevas, centros comerciales, concesionarios de vehículos último modelo, cines, conjuntos cerrados, hoteles, restaurantes y sitios de recreación exclusivos, donde los Chávez son mirados de reojo.
En la parte antigua hay un escenario diferente. Música vallenata todo el tiempo, construcciones republicanas de un solo piso con arabescos en su parte frontal, talleres de mecánica expandiendo el olor a grasa, ventas populares de ropa y comida, expendios de cerveza fría en medio del sofocante calor, basuras regadas por algunas calles, delincuentes buscando víctimas y prostitutas vendiendo amor.
Al mismo tiempo, en las paredes de las casas, universidades y lotes en construcción, se leen grafitis que evidencian la actual situación política: "Con Chávez, patria, socialismo o muerte". "Chávez sí, reforma no". Y "Gracias Barinas por el No", esto último haciendo referencia a las elecciones del pasado 2 de diciembre, en las que el Gobierno no logró obtener los votos suficientes para reformar unos artículos de la Constitución e instaurar la reelección presidencial indefinida.
Ambiente y contrastes en los que la familia de Chávez está en el ojo del huracán. Sobre todo en esta época electoral, en que la oposición pretende, el 31 de octubre de este año, volver al poder local con una agitada campaña en la que el padre y los cinco hermanos del mandatario venezolano son escudriñados a diario por los antichavistas.
Y es que el tema de la familia Chávez apasiona, divide las opiniones entre los barinenses y se convirtió en el caballo de batalla de los contradictores del Presidente. Por eso nadie se extraña de que en las calles y los medios de comunicación la discusión gire en torno de hasta dónde son ciertas o no las denuncias que ha hecho la oposición sobre nepotismo, abusos del gobierno local y corrupción. O hasta qué punto los actos de la familia puedan dar al traste con el pregonado "socialismo del siglo XXI"-
Sindicaciones y afirmaciones que por el momento parecen no desencajar al mandatario, cuya familia representa el poder en un estado de 685.327 habitantes, donde Hugo de los Reyes, padre del Jefe de Estado, es el gobernador; su hermano Argenis, secretario de Estado de la gobernación, y el economista Adelis Chávez fue el hombre que dirigió la logística de la pasada Copa América de fútbol y de los XVIII Juegos Deportivos Nacionales.
Un círculo familiar que llega hasta el municipio de Sabaneta, cuna del presidente Chávez. En este pueblo, Aníbal, otro de los hermanos, aspira a ser reelegido como alcalde, mientras que a unos pocos kilómetros de allí, Narciso, el menor de la familia, pretende llegar a la alcaldía de Bolívar. Lazos familiares que terminan apuntando hacia Adán, el hermano mayor y ministro de Educación, quien según los antichavistas, busca también llegar a la gobernación de Barinas.
Cargos y aspiraciones que han servido para que tanto chavistas como los opositores de Acción Democrática (AD) y Primero Justicia se hayan ido lanza en ristre contra la familia Chávez. Uno de ellos es el diputado y candidato a la gobernación, el chavista Wílmer Azuaje, quien sostiene que "Argenis Chávez fue el responsable de la pérdida del Sí por la reforma, y está haciendo grandes fortunas en la gobernación". De ahí que la semana pasada lo haya citado a la Plaza de Bolívar de Barinas a un debate público sobre el verdadero papel del socialismo. Pero el hermano de Chávez no asistió.
El ex parlamentario de la Asamblea Nacional y precandidato a la gobernación por AD, Jesús Garrido Pérez, afirma que la familia presidencial encarna el nepotismo en Barinas: "El papá no sabe gobernar y Argenis es el poder en la sombra que maneja 400 billardos (400 mil millones) de bolívares a su antojo. Ellos son la boliburguesía y por eso es que se dice que son la familia real ". Para Garrido, es inaceptable que el presidente Chávez irrespete a su homólogo Álvaro Uribe Vélez, "intentando crear un conflicto con Colombia para ocultar la derrota de diciembre".
Pablo Oquendo, directivo del opositor partido Primero Justicia, asegura que Barinas ha sido tomada por los delincuentes hasta el punto de que los asesinatos en 2007 llegaron a 400 y el estado terminó ocupando el segundo lugar en víctimas del secuestro.
A la defensiva
Pero si bien el padre y los hermanos del Presidente están en medio de un huracán político, ello no significa que la oposición logre desestabilizar el chavismo en la región o el país. Una encuesta de Danálisis en la tercera semana de diciembre, con la que se midieron los efectos del referendo, encontró que Chávez perdió muchos puntos en relación con los sondeos anteriores. Sin embargo, el director de la firma, Luis Vicente León, sostiene que "no es que esté destruido", toda vez que ningún líder opositor a escala nacional ha logrado capitalizar la baja de popularidad.
Mientras que la política altera los ánimos de Barinas y el resto del país, en Sabaneta, donde el Jefe de Estado nació en 1954 y vivió su infancia, la gente dice que el 98% de los habitantes están con el Presidente, a pesar de las reservas que hay en torno a la forma de aplicar el socialismo por su hermano Aníbal.
En la casa donde Chávez vivió con sus padres, entre las calles 10 y 11 de la Avenida Bayón, el Comando Zamora, un apéndice del naciente Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quiere convertirse en el modelo de la construcción del poder popular a través de los consejo comunales, los que vigilan que la revolución bolivariana se aplique al pie de la letra.
Mercedes Rodríguez, una defensora a ultranza del "compatriota Presidente", dice que en materia de desarrollo el pueblo avanzó considerablemente durante los últimos seis años con los subsidios de mercado y las misiones Barrio Adentro, Róbinson y Ribas, que cubren gratuitamente las necesidades en materia de salud y educación en los 86 barrios.
Para Rodríguez, otro de los factores por los cuales se defiende la revolución chavista tiene que ver con los créditos para los pequeños productores agrícolas a través de los bancos Del Sur y Comunales. "Es dinero que llega a la gente pobre", dice. Pero lo que más tiene a prueba al PSUV en Sabaneta es el funcionamiento de la Central Azucarera Ezequiel Zamora, un proyecto agroinduistrial que según los críticos no ha logrado despegar, así como ha sucedido con otras iniciativas sociales que están a la mitad del camino. Razón suficiente para explicar el hecho de que, tanto en este municipio como en los restantes once del estado de Barinas, el chavismo esté presentando hasta 10 candidatos por Alcaldía.
Una redistribución de la riqueza petrolera que, según los críticos, llevará al país a la quiebra y al fin de Chávez y de sus aliados los partidos Comunista, Patria Para Todos y Movimiento Electoral del Pueblo.
Enrique Rivas - El Espectador (Colombia)
Ver también:
 
La familia Chávez en Barinas" en Paris Match
HERRAMIENTAS
La revista francesa Paris Match publicó, coincidiendo con la visita de Chávez a Francia, un amplio reportaje sobre la familia Chávez en Barinas que hoy reseña y comenta Jurate Rosales en "El Nuevo País".
Video de Paris Match sobre el reportaje
 

Chávez, su madre y una cabeza de burro muerto

HERRAMIENTAS
"Quienes lo conocen dicen que es un narcicista enloquecido de poder. Incluso, dejó la cabeza de un burro muerto en la puerta de una chica que lo desdeñó. Otros dicen que es el heredero legítimo de Bolívar y Castro". Christine Toomey, en un reportaje publicado ayer por el suplemento del diario londinense Times intenta descubrir quien es el verdadero Chávez a través de su madre Elena.
Versión resumida en español de Noticias 24.
Versión completa en ingles, pulsando aquí.
A altas horas de la noche, Doña Elena Frías de Chávez me invita a pasar a su habitación en la mansión de estilo hacienda en Barinas. Pasamos por la cama deshecha, alrededor de la cual cuelgan rosarios junto a las fotografías de su controversial hijo Hugo, y me indica que nos detengamos. Descubro un altar improvisado atestado de velas, estatuas de la Virgen María, santos y flores artificiales cubiertas de polvo, todo ello alrededor de un gran holograma de Jesucristo cuyos ojos parecen abiertos o cerrados dependiendo de desde donde se mire.
"Aquí es donde rezo cuando temo por la vida de mi hijo" dice Doña Elena reclinándose con las manos juntas como en reverencia, y toca suavemente el cristal que rodea una lámpara votiva. "Siempre estoy pendiente de que haya al menos una vela encendida. Hasta me levanto de noche para asegurarme de que no se haya apagado".
En una semana en la que sus oponentes le muestran odio tan intenso que Chávez sale en la prensa como un Hitler bajo el titular "Heil, Hugo", Doña Elena tiene muchas razones para rezar. Hace cinco años, cuando la furia de los opositores alcanzó su clímax y luchas sangrientas en las calles dejaron una docena de muertos, Chávez fue detenido por soldados y puesto en arresto militar. Pero el intento de golpe duró poco.
En menos de 28 horas, Chávez había sido repuesto en el poder. "Fue la mano de Dios la que salvó a mi hijo el 11 y 12 de abril", dice Doña Elena. "Pero Hugo tiene tantos enemigos que tengo que rezar por largas horas".
Cuando hablo con doña Elena sobre ese hijo que identifican como el futuro Castro, sus ojos estrictos brillan con rabia. "El que sean buenos amigos no implica que mi hijo sea su sucesor", dice ajustándose la chaqueta con agitación. "Mi Hugo Rafael no quiere ver la vieja historia del comunismo repetida aquí. Sólo alguien con una cabeza de burro puede creer eso". Es una triste elección de palabras tomando en cuenta aquella historia de juventud de Chávez que escuché posteriormente.
"Mi hijo es un hombre inmensamente religioso. ¿Por qué, si no, buscó la bendición del Papa?", sigue Doña Elena señalando varias fotos de Chávez, sonriendo ampliamente junto a Juan Pablo II.
Mientras miro las fotos, una tosecita cortés me hace darme cuenta de que le bloqueo la televisión a su marido. Apenas me muevo, el amigable Don Hugo de los Reyes Chávez recuesta la cabeza en su mano para seguir viendo un juego de beisbol.
"Mi hijo sacó mi carácter. Su padre tiene un temperamento más plácido", dice en voz baja mientras salimos de la habitación. Cuando Doña Elena me despide en la veranda de la mansión del gobernador, noto un enorme cuadro al óleo de Chávez con la silueta de un llanero en el fondo. "Como yo, mi hijo es muy generoso para los que le caen bien pero muy duro con los que no", me dice, apretando contra mi mano una lata de galletas como regalo de despedida.
Mientras viajo por el paisaje plano de Sabaneta la mañana siguiente para conocer al hermano de Chávez, el alcalde Aníbal, me doy cuenta de que crecer en un lugar con horizontes tan anchos puede crear una tendencia a albergar grandes ambiciones. "Ciertamente, Hugo era el que tenía los grandes planes. Era muy listo, un líder nato. Siempre estuvo claro que iba a llegar lejos", dice Aníbal.
Antes de acceder a conversar, el alcalde insiste en un extraordinario ritual. Llama a tres asistentes a su oficina, saca una Biblia y mientras todos agitan sus manos en el aire de modo evangélico, uno de los tres lee un pasaje del Viejo Testamento: Proverbios 14:3, que incluye la frase "Los tontos soberbios hablan demasiado".
"Mi mamá quería que mi hermano fuera sacerdote", dice el alcalde, invitándome por fin a tomar asiento. "Era monaguillo. Mi hermano cree en Dios. Por eso nunca será como Fidel, quien no cree en Dios. Dile a tus lectores que no teman. Mi hermano está comprometido a las elecciones libres. No quiere ver a Venezuela convertida en otra Cuba. Sólo quiere ver una nación comprometida más a la gente que a la ganancia, un lugar donde los valores espirituales sean lo más importante".
Su tía abuela Brígida, que vive aun en Sabaneta, nos lleva al lugar donde nació Chávez en una choza de techo de paja y suelo de tierra. "Hugo hizo muchas cosas escondido porque sus padres estaban en contra: se inscribió en el ejército a los 17 años sin su consentimiento. Yo fui una de las primeras personas a las que le confesó sus creencias comunistas", dice la mujer de 64 años que perteneció a un partido comunista ilegalizado en los 70.
Leonardo Ruiz, amigo de la infancia de Chávez, recuerda que solían jugar beisbol con una pelota hecha de trapos o con tapas de botellas. "Esa era su pasión, el beisbol. Quería ser jugador profesional. Sólo se unió a los paracaidistas porque ellos tenían un famoso pitcher entrenando su equipo de beisbol".
Esto lo resaltan todos los que lo conocen. Pero un hecho menos conocido es la ideología que recibió en casa de este amigo de infancia cuyo padre fundó el Partido Comunista en Barinas. "Fueron mi papá y su hermano Vladimir los que introdujeron a Hugo y Adán en estas ideas políticas", dice Ruiz. "Venían a conversar y a leer nuestros libros. Pero tenían que ocultar sus simpatías comunistas porque era peligroso".
Un aparte que hace Ruiz cuando nos despedimos me deja una sensación incómoda. Habiendo leido el relato de un incidente macabro durante la juventud de Chávez en la biografía hecha por dos autores venezolanos, Alberto Barrera y Cristina Marcano, le pregunto a Ruiz si lo recuerda. Se refiere a Chávez y sus amigos siendo rechazados por una atractiva chica cuando eran adolescentes. En venganza, se dice que Chávez le cortó la cabeza a un burro muerto y la dejó en la puerta de la chica. "Oh sí, esa broma", dice Ruiz, incómodo. "Admito que fue de mal gusto".
Christine Toomey
Time - Londres
 
 

Bienvenidos a 'Chavezlandia' (El País)

HERRAMIENTAS
Sabaneta, un pueblo del Estado de Barinas, es la cuna del chavismo, el lugar donde nació el presidente Hugo Chávez. Allí manda la 'familia real', sus parientes, que se reparten cargos políticos, riquezas y fincas. Todo un semillero de votos en las elecciones que se celebran hoy en Venezuela. El diario "El País" estuvo allí y lo cuenta en su edición de hoy domingo.
Mi sentimiento de hermandad más grande, como esta inmensa sabana donde hemos estado removiendo la tierra como la conciencia y sembrando la semilla para retoñar futuros". Miguel Torres abre y cierra el libro de la página mil veces leída. Lo muestra con orgullo. Las hojas que fueron blancas encierran algunas claves del hombre convertido hoy en uno de los líderes del Tercer Mundo. El mismo que firma la dedicatoria: Hugo Rafael Chávez Frías, primer presidente venezolano nacido en los llanos de Barinas, el Estado al suroeste del país. La tierra más profunda de la gran llanura, al pie de los Andes, donde el sol es tan excesivo como algunos de sus hijos, y donde su música, las coplas llaneras, lloran y ríen a la vez.
Maisanta, el último hombre a caballo retrata la biografía del bisabuelo del mandatario bolivariano, el caudillo que luchó por la libertad de su tierra. No es un libro dedicado por compromiso a un seguidor cualquiera. Miguel Torres compartió juegos de chavales y conspiraciones de hombres en Sabaneta, el pueblo del presidente que recibe a sus visitantes con el mural de su orgullo: la cuna de la revolución.
A dos horas de la frontera colombiana, Sabaneta ha encontrado su lugar en el mapa de la historia. Tierra de paso en la que nunca se sembraron obras, por fin le ha llovido dinero. Y para celebrarlo viste de rojo. La marea colorada del bloque chavista inunda este municipio de 56.000 almas.
Torres ultima los preparativos de una gran caravana de apoyo a su presidente. El centro de operaciones es la casa donde transcurrió la niñez del hoy presidente, convertida en sede de su partido, el Movimiento Quinta República.
Es un hogar humilde, de tres habitaciones y un patio trasero, donde la abuela Rosa Inés plantaba maíz para la comida de sus nietos Adán y Hugo. Los graffiti de la nueva Venezuela envuelven sus paredes rojas: un rostro sonriente de Chávez y un canto por la integración latinoamericana. Y unos metros más allá, un voraz Bush se quiere comer el mundo. El enemigo imperial también lo es de Sabaneta. Las cifras lo confirman: Chávez recogió un 86% de votos en el revocatorio de 2004.
Entre las paredes hoy bañadas de rojo creció Hugo (Huguito para la familia y amigos). Una niñez sin recursos en el hogar de la abuela, que se hizo cargo de dos de sus seis nietos para paliar las estrechuras económicas de su hijo, Hugo de los Reyes Chávez, el maestro del pueblo, casado con Elena Frías, bedel en aquellos tiempos. Noches en las que Huguito escuchaba cómo su abuela Inés relataba las andanzas de Maisanta y del libertador Bolívar. El gen de la rebeldía circulaba por las venas del niño, mezclado con la profunda fe católica de su familia.
Tan devotos, que el gran sueño de Elena Frías era ver a su hijo ataviado con los hábitos de cura. Hugo se quedó en monaguillo de la iglesia de su Virgen preferida, la del Rosario. Poco queda del templo donde Huguito pasaba las tardes de los sábados, con el escapulario de su abuelo entre las manos. Los nuevos tiempos han pintado otras paredes y levantado otros muros. "El peluquero ambulante murió hace unos meses. También el barquillero. Y la heladería cerró". Alfredo Aldana, Mechas de Bruja, muestra su álbum de los recuerdos, con rincón especial para el compadre que nunca le olvidó. "El presidente me regaló un camión cuando dejé de entrenar voleibol. Fue un gesto de caridad".
En la plaza Bolívar, corazón de Sabaneta, se come dulce de papaya, tan sabroso como los que amasaba la abuela Rosa para que su nieto los vendiera por el pueblo. Cualquier ingreso ayudaba en el hogar, tan humilde que Hugo se presentó el primer día de colegio calzado con alpargatas. No le dejaron entrar. Algunos de sus biógrafos, psicoanalistas de almas políticas, utilizan este capítulo para ilustrar el odio de clase que, según sus rivales, marca su acción política. Razón, o sinrazón, que ha calado entre la clase media que detesta a Chávez.
Sabaneta no respira odio, por lo menos esta tarde de domingo. Hace demasiado calor. Sólo se escuchan los gritos de los chiquillos, que juegan en el colegio Julián Pino. El mismo que vio corretear a los seis hermanos Chávez. En el pequeño escenario que todavía se conserva se representó la obra Paliqueando, con Hugo como protagonista. Palique del bueno. ¿Una premonición? "Éramos un terremoto. Nos disfrazábamos con una sábana para espantar a la gente convertidos en diablillos", presume Mechas de Bruja. Cuatro décadas después, el Hugo presidente habla centenares de horas al año. Y para la mitad del país, sigue siendo un diablo.
Tras el colegio llegaban las tardes de pelota (béisbol). Porque si el revolucionario Chávez tuvo un sueño, ése fue jugar en las grandes ligas de Estados Unidos. Aquello de cambiar el mundo no pasó jamás por su cabeza. Hugo buscaba el jonrón (pelota golpeada por el bateador que sale fuera del terreno) de su vida.

Ni Guevara, ni Castro.
Ninguno de los dos llenaba tantos estadios como lo hacía su ídolo, el pitcher (lanzador) Isaías Látigo Chávez. Cuando, en 1969, Huguito supo que había muerto en accidente de aviación en Maracaibo, lloró durante días. El revolucionario quería ser como él, un héroe de la sociedad capitalista que hoy deplora.
"Tanto le gustaba que inventó una ruleta del béisbol. Y jugó con ella todas las noches, hasta los 12 años". Aníbal Chávez atiende a todo el mundo, incluso a los periodistas llegados de España. Y recuerda: "Hugo entrenaba su swing pegando batazos a los limones de una mata".

Los llaneros son generosos.
Piden y dan. Hoy han regalado a Aníbal, alcalde de Sabaneta, una foto de su hermano –"mira, qué jovencito, mucho más guapo"–. También le han traído 15 camisetas rojas, con lemas de campaña. Las preferidas son "¡Uh!, ¡ah!, Chávez no se va" y "Diez millones de votos por el buche [por la cara]". Las lanza a un grupo de seguidores, que luchan por ellas como si fueran las de Ronaldinho.
Las cachapas, tortas típicas de maíz con queso y mantequilla, rebosan en la mesa del comedor de Torres. Es uno de los manjares venezolanos preferidos de su jefe, Aníbal. La tele siempre encendida en el Canal 8, Venezolana de Televisión, "la nuestra". De repente aparece el presidente. No es una sorpresa, siempre está ahí. Acaba de inaugurar una línea de metro en Caracas.
–Hola, buenas tardes. Hoy no voy a hablar mucho.
–¿De verdad?
La broma de Aníbal acompaña el inicio del discurso televisivo de Chávez. Todos conocen su verborrea maratoniana. Ni Fidel le resiste.
Encima de esta misma mesa se gestó parte del golpe de Estado de 1992. La intentona que hizo famoso en todo el mundo al teniente coronel Chávez. "Ya por aquel entonces intuí que el destino de mi hermano era hacer historia. Y tenemos fe en Dios: será para bien".
La historia se escribe a veces con renglones torcidos llenos de buenas intenciones. Un ejemplo: el Complejo Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora (Caaez). A pocos kilómetros del pueblo, una treintena de técnicos cubanos asesoran a los venezolanos para construir la central más moderna de América del Sur. "Una empresa socialista de nuevo tipo, capaz de refinar 100.000 toneladas de azúcar en la campaña de zafra", mantiene Segundo Reyes, jefe del equipo cubano, que no da crédito a la movilización que ha vivido Sabaneta en apoyo del presidente. "¡Qué salvajada de gente! Me ha recordado a las marchas de Cuba", añade con inconfundible cadencia habanera.
El aroma que desprende el Caaez contiene cierto gusto amargo. Tres oficiales del ejército y cuatro civiles están acusados de malversación de fondos y estafa, valorados en más de un millón de euros. Un escándalo que provocó el cese del ministro de Agricultura, Antonio Albarrán.
Sabores agridulces en Sabaneta y también en Barinas. La familia Chávez se trasladó a la capital del Estado cuando Hugo contaba 12 años. Hoy, décadas después, sigue siendo sede de los Chávez; que no han cambiado de apellido, pero ahora les llaman de otra forma: la familia real. Hugo de los Reyes, de 76 años y padre del clan, es la máxima autoridad, el gobernador de Barinas. Elena Frías, la madre del presidente, dirige la Fundación del Niño, que gasta presupuestos millonarios. Argenis Chávez ejerce como vicegobernador todopoderoso. Adelis Chávez es el banquero de la familia (vicepresidente ejecutivo de Sofitasa) y director de la Copa América 2007. Nacho Chávez dirige el convenio de salud con Cuba. El poder político y económico de Barinas ha cambiado de manos por obra y gracia de la revolución.
Hugo de los Reyes, El Maestro, inaugura una escuela en Masparrito, en las cercanías de Sabaneta. Parece un Papá Noel: reparte regalos y saluda con un "¡ahahah!" repetido que abre los ojos de los niños. "¿Cuántas estrellas tiene nuestra bandera?", cuestiona a una de las niñas. "Ocho, señor". La estudiante sabe que su presidente añadió una estrella más, homenaje a los indígenas.
El Maestro ha olvidado estrechuras económicas de días pasados y ahora maneja inversiones millonarias. Y lo hace de una forma muy suya, a golpe de decretos de emergencia, más de 100 en la legislatura. "Así ha adjudicado directamente, sin concurso, unos 200 millones de euros. Y la mayoría, a los amigos de Argenis, a su entorno". El abogado Omar Morales es el azote de la familia real. Ha presentado 16 querellas ante la Fiscalía por nepotismo, malversación y malgasto de fondos públicos. "Mientras el presidente habla de socialismo, su familia practica el capitalismo más clásico".
Ramón Cevallos, el músico de Masparrito, ha compuesto unas coplas llaneras para endulzar el día a las autoridades y homenajear a las misiones, programas sociales estrella de Chávez. "Misiones por donde quieras, porque en la unión está la fuerza. ¡Viva Dios y viva Chávez!". El alborozo final despide al cortejo del gobernador, incluidos 10 escoltas, que abandona la escuela para dirigirse a la hacienda de Ubaldino Morales, primo del presidente.
Hugo de los Reyes arrastra cansancio, las elecciones desgastan a cualquiera. Le cuida muy de cerca el cardiólogo cubano Héctor Vera, un regalo de Fidel Castro, ataviado con una camiseta ("El bravo pueblo vota por Chávez") que no permite dudas sobre su compromiso. "Cada tres meses viajamos a La Habana, para vigilar el accidente vascular que aquejó al gobernador". El padre del presidente tiene 73 años y muchas batallas en el cuerpo. Elena Frías vive una segunda juventud. A golpe de bisturí, uno de los mejores amigos de la mujer venezolana. Le gustan las joyas, las marcas de lujo y las gafas de Dolce & Gabbana. En una tierra donde el machismo se luce con orgullo, Frías ha evitado los ataques directos de la oposición, tan galantes ellos. Pero sí sufre los chistes a costa de su querencia por el quirófano. "Otra obra del maestro Chávez", repiten con sorna, empleando las mismas palabras que la publicidad institucional.
Doña Elena no se inmuta. Es la más guerrera de la familia. Lleva la voz cantante en las reuniones y corrige las respuestas de su marido.
–Les acusan de enriquecimiento.
–Estas acusaciones injustas nos hieren mucho. Deploramos la guerra sucia que ha emprendido la oligarquía contra la revolución. Pero estamos llenos de fe y sabemos que el pueblo no les escucha.
Dicen que la fe es creer en lo que no se ve. Y según la oposición, lo que se ve es evidente. La pequeña finca La Chavera ha crecido sin parar. "Y hay más, como Laberinto, con 900 hectáreas dedicadas a la ceba del ganado. La Espoleta, un criadero. Y San Judas Tadeo". Las acusaciones son de Antonio Bastidas, ex diputado opositor que creció junto a los Chávez. "Y las que no se conocen, porque las manejan los testaferros de Argenis".
Las fincas de los Chávez y de sus amigos están indultadas. Jamás correrán la misma suerte que otras haciendas invadidas y expropiadas por el Gobierno. Como La Marqueseña, que ya no pertenece a sus dueños y que se ha convertido en el símbolo chavista de la reforma agraria. Más contradicciones en la cuna de la revolución.
Todo el mundo sabe que quien mueve los hilos del Gobierno es Argenis, apodado "el Colin Powell de Barinas" por su cargo de secretario de Estado, inventado para él, y su tez morena. Hoy preside un acto de resistencia indígena en un teatro lleno de seguidores. Tras la descarga anticolonialista bromea con los periodistas. "Esto no va con vosotros, es con vuestros antecesores". Argenis es el elegido por doña Elena para suceder a su padre. Sólo falta el visto bueno de Hugo. Y ése hay que ganárselo. Un columnista antigubernamental escribió en Caracas que Hugo y Argenis habían mantenido una agria discusión en la última reunión familiar en La Chavera. El presidente echó en cara a su hermano el vehículo último modelo que exhibía. Incluso la emprendió a golpes con el coche.
Fincas, coches de lujo, tren de vida… Incluso varios sobrinos del presidente estudian en Santa María, la universidad privada más cara de Barinas. Mientras, el presidente apuesta por las universidades bolivarianas y amenaza con acabar con los centros privados.
Adelis Chávez es el banquero de la familia revolucionaria. Además tiene un reto: la Copa América 2007 de fútbol. De momento, las cifras también empañan su labor. No es cuestión de goles, sino de 40 millones de euros, el presupuesto inicial para la remodelación del estadio local, adjudicado a dedo a una empresa cercana. A Adelis no le preocupan las críticas por un dispendio económico que duplica al de otros estadios. Se viste con chándal para posar junto a Duramel, portero de la selección, en el renovado césped. Y como si fuera un central clásico, se defiende con contundencia: "La FIFA nos obliga a estos desembolsos. Pero la oposición no quiere reconocer nuestros logros".
El gran amigo de juventud del presidente se muerde la lengua. No habla sobre la familia real. Wladimir Ruiz Tirado es un revolucionario radical. Se mantiene en silencio, pero levanta su dedo acusador, dejando a su espalda un mural de Bolívar.
Los hermanos Wladimir (homenaje a Lenin) y Federico (por Engels) fueron vecinos de juventud y culpables del cambio de apodo del presidente: de Huguito a Tribilín, personaje de cómic de lo más delgaducho. La biblioteca del padre, José Esteban Ruiz Tirado, se abrió de par en par para saciar la sed de saber del joven Chávez. Compañeros en el Liceo O'Leary, Wladimir recuerda las tardes de lectura con Marx, Plejanov o Maneiro, fundador de la izquierdista La Causa R. "Nosotros estábamos contaminados por el virus del socialismo. Y se lo transmitimos a Hugo".
El historiador Ruiz Tirado, cofundador del partido comunista, se convirtió en faro de una generación. Incluido aquel fanático del béisbol que con 17 años decidió alistarse en la Academia Militar cuando supo que los uniformados disponían de entrenadores capaces de empujarle a las grandes ligas. Hugo no conocía Caracas. Ni siquiera se había bañado en el mar. Barinas quedaba atrás, empezaba su nueva vida.
Hugo, Adán, Argenis, Aníbal, Nacho, Adelis… Doña Elena repasa las fotos familiares en la residencia oficial del gobernador. "Ésta en la que estamos todos es del día después de la juramentación de Hugo Rafael en 1998".
Cookie, el caniche de la familia, hace su entrada en la casa. Un escolta le ha sacado de paseo. Al fondo, un hombre sin camisa dialoga con unos visitantes. Parece que está en su casa. Y así es. Nacho Chávez vive entre Barinas y Barinitas, dirigiendo la campaña electoral. "Yo estoy donde me pone la revolución". Nacho supervisó el Convenio de Salud con Cuba, "gracias al cual hemos atendido a 20.000 pacientes por toda clase de patologías y a 200.000 en la Operación Milagro, por cataratas en su mayoría. En todos los municipios hay un médico cubano, 35.000 en total".
¿Corrupción? "Quien no la debe, no la teme. En otros Gobiernos, familiares y amigos del presidente viajaban a los mejores hoteles, con tremendos yates. Nosotros trabajamos de la mañana a la noche, como nuestro hermano".
La sombra del presidente es alargada. Tanto como la del gigantesco muñeco hinchable instalado en una rotonda de Barinas. Imponente, vestido de rojo, el Chávez de plástico pareciera vigilar todo lo que ocurre en su tierra. Pero cuando llega la noche, el muñeco también se va a descansar. Un niño toma una foto con su móvil. "Lo guardan para que no se lo lleven los escuálidos [la oposición]", dictamina sin la menor inocencia. ¿Los escuálidos? "Sí, son el diablo".
En la Venezuela de hoy, amores y odios no saben de medias tintas ni de equidistancias. Y en Barinas, tierra exagerada, incluso les ha surgido su propia guerrilla. Las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) han marcado su territorio, a fuerza de pintadas, desde la capital hasta la frontera. Nacidos tras el golpe fallido de 2002, la oposición acusa al Gobierno: "Son su brazo armado, surgieron para defender a Chávez, que no se fiaba del ejército".
Un centenar de hombres viven refugiados en la reserva de La Gabarra. Roban, secuestran, extorsionan y obligan a votar por partidos chavistas. Para la Administración no existen, pese a que organizan actos públicos. En el último volvieron las amenazas: "Nos bañaremos en una piscina llena de sangre". El desconocido inventor del FLB ha perdido el control de sus guerrilleros, dedicados al pillaje. Más violencia para un país que ha sufrido 100.000 asesinatos en los ocho años de gobierno revolucionario.
Barinas es la tierra donde todo cabe. Incluida la primera gesta del militar Chávez, que no fue el golpe de Estado de 1992. Tuvo lugar 16 años antes, en la inauguración del estadio Cuatricentenario. Una selección local jugaba contra Caracas. "Y Chávez sacó la bola por allá". Encarnación Aponte, entrenador del equipo barinés, jamás olvidará el jonrón que bautizó el estadio. Un pelotero tan disciplinado como mediocre se robó la fama.
Esa pelota que buscó el horizonte le regaló su primer momento de gloria. ¿Otra premonición? Chávez sí es profeta en su tierra natal. Por eso ha adelantado que en 2021 se retirará a algún recóndito lugar de los llanos de Barinas. Tierra salvaje junto al río Apure, que desemboca en el Orinoco tras cruzar América. Tierra que cree en diablos y en espíritus que buscan su destino. Y donde sopla un viento imponente, tan fuerte como la voz de su presidente cuando brama contra Bush. Refugiado en esa Chavezlandia tan distinta a la soñada, el líder bolivariano se preguntará si ha removido tantas conciencias como vaticinó en la dedicatoria del libro de Maisanta. Y contará las semillas sembradas en su nueva Venezuela. Y será allí, en la cuna de su revolución, donde, al igual que su amigo Fidel Castro, preguntará a la historia si se ha ganado su absolución.
El País, Madrid

 

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