Thursday, July 29, 2010

[RED DEMOCRATICA] ESPECIAL RED: Rels Peru-Brasil. Desco julio 2010. Entrev. Enrique Amayo. (Ver Doc. adj.) [1 Attachment]

 
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ENTREVISTA A ENRIQUE AMAYO ZEVALLOS

Revista bimensual QUEHACER Desco, Centro de Estudios de Promoción y Desarrollo, Lima, julio 2010

La primera idea que tenemos desde el Perú, es que el Brasil es un país con pretensiones de potencia en el siglo XXI. ¿Cuáles son esas posibilidades, esas limitaciones y cuál es el rol que Brasil juega en América del Sur?

La posibilidad de Brasil como potencia no es cosa nueva. Existen textos clásicos como el escrito, si la memoria no me falla por Stefan Zweigg a fines de los 1930s, llamado Brasil país del futuro. Cuando fue escrito el autor pensaba que Brasil tenía condiciones para transformarse en un país poderoso rápidamente, pero eso no pasó. Lo que se hizo evidente fue sintetizado en la frase gigante con pies de barro. Y esos pies estaban constituidos por muchos problemas internos. Brasil fue y es un país con graves desigualdades sociales. A nivel del Índice de Desarrollo Humano - IDH, Brasil está en el ranking medio como el Perú. Por sus niveles de ingreso, tiene una de las distribuciones más injustas del mundo: su nivel de concentración lo pone entre los que más concentran ingresos privilegiando grupos muy pequeños. En América Latina es el  más injusto y a nivel mundial está entre los diez peores concentrando ingresos. Según Fortune Brasil tiene trece billionarios (poseedores de más de mil millones de dólares), lo que representa el mayor número de billionarios de América Latina. Al mismo tiempo, sus diferencias sociales y regionales son intensas, agudas.

El ex presidente Fernando Henrique Cardoso - FHC dice que el problema del Brasil no es más un problema de riqueza ni de desarrollo sino de ser un país injusto.

¿Esto sería una limitación estructural? Pensemos en México, otro país importante de la región con una diferencia socioeconómica muy marcada.

La de Brasil es peor que la de México. Frente a mis ojos está el IDH y mientras México forma parte del grupo con nivel alto de desarrollo, en el nivel medio está Brasil. México, a pesar de tener al hombre más rico del mundo, tiene diferencias extremas pero menores que las del Brasil. Que Brasil sea el país más injusto de América Latina ayuda a explicar cosas desafortunadas de lugares tan importantes como la bellísima Río de Janeiro (con Machu Pichu, una de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo). En Río suceden cosas trágicas explicables en mucho por el desempleo y salarios bajos que obligan a muchos pobladores a transformarse en soldados de ejércitos de bandidos como las Brigadas Vermelhas (rojas) - BV, que controlan el tráfico de drogas en Río desde los morros que rodean la ciudad donde están las favelas. Las BV son uno de los grupos de Río organizados para-militarmente por bandidos traficantes de drogas. Se dan el lujo de establecer toques de queda: tienen armas de fuego poderosas, tanto que derribaron un helicóptero. Hasta intentaron que el Vice-Presidente de la República José de Alencar pagara rescate diciéndole por teléfono que habían raptado a su hija.  Son casi un gobierno paralelo.

Los socialistas por mucho tiempo pensamos que una parte de la conquista del poder sería construyendo gobiernos paralelos. Cuando era jovencito y militante de grupos de izquierda en Lima, soñábamos con gobiernos paralelos para arrebatarle a la burguesía parte del poder, pero lo trágico es que los únicos que están obteniendo éxito en ese camino son organizaciones de bandidos con poder suficiente hasta para establecer toques de queda.

¿Se podría hablar de varios Brasil? Uno más desarrollado, moderno, y otro pobre, que es la imagen tradicional. Ese Brasil rico qué dimensión significa en la sociedad brasilera.

Continúa existiendo mucha riqueza y mucha pobreza. Pero no como se hablaba en la sociología de los años sesenta de dos mundos coexistiendo paralelamente. Todo está interpenetrado con grandes dosis de injusticia. Hablemos primero de Sao Paulo (lo que significa: el Estado y la Ciudad que se llaman lo  mismo). El Estado de Sao Paulo - ESP es el más rico del Brasil y es el área probablemente más rica de América Latina y una referencia mundial por sus niveles de industrialización, urbanización e ingresos. Tiene 250 000 km2 y 45 millones de habitantes: su Producto Interno Bruto - PIB es aproximadamente 40% del PIB brasileño siendo, al igual que su población, más grande que la de Argentina. Probablemente el PIB del ESP sea casi de 500, 000 millones de dólares. Cuando se hace el promedio de ingresos, el ESP tiene niveles que corresponden a áreas de Europa. Dentro del ESP está la Ciudad de Sao Paulo - CSP. El complejo urbano de la CSP comprende la propia ciudad y un conjunto de ciudades vinculadas a ella y que conforman el área metropolitana de la CSP con una población aproximada de 20 millones. Su PIB es probablemente equivalente al de Argentina. Cuando se habla del ESP y de la CSP se está hablando de las áreas más ricas, más industrializadas y urbanizadas, no solo del Brasil sino de América Latina.

Pero todo eso no es el Brasil. También forma parte de él por ejemplo Marañón, Estado del ex presidente de la República José Sarney. Podría imaginarse que habiendo sido presidente y hoy presidente del senado, Marañón su Estado fuese rico. No es pues los niveles sociales de Marañón son parecidos a los de Haití. Chico Buarque retrató situaciones así de su país en su canción El Haití está aquí. En el Brasil hay áreas extremamente pobres y otras muy ricas totalmente compenetradas. No hay dos mundos. El señor más importante de Marañón es presidente del Senado. Ese Estado está representado en las esferas más altas del poder político, pero como denuncian las ciencias sociales brasileñas la construcción de la pobreza es parte de un fenómeno simultáneo que sirve para construir el poder de muchos líderes políticos ("Coroneles"). La fortuna de Sarney, quien fue muy humilde, según el periódico O Estado de São Paulo – OESP es de unos 250 millones de dólares hechos a partir del control  de uno de los Estados más pobres del Brasil. Riqueza y pobreza se explican y coexisten  distribuidas por la injusticia.

Desde la perspectiva brasileña, ¿cómo se ve a América del Sur? ¿Distantes, quizá por el idioma, o articulados al conjunto?

En relación a como ven los otros países de América del Sur - AS, en verdad Brasil constantemente se compara con los países ricos. Las comparaciones con países de AS son relativamente pequeñas. La prensa diaria difícilmente trae noticias sistemáticas sobre países de América Latina. Una de las excepciones es Argentina, debido a ser fronterizo y gran socio comercial en el Mercosur. Un poquito se informa de México y más en estos días de guerra del gobierno mexicano contra sus mafias. Pero noticias en la prensa brasileña sobre el Perú solo a la muerte de un obispo. En el imaginario del brasileño normal el resto de países de América Latina aparecen de forma pequeña debido a la imagen generalizada que tienen de sí mismos: que su país ocupa  un lugar muy grande que corresponde al de potencia y es con potencias que tiene que compararse. El conocimiento que se tiene de los países que rodean al Brasil es pequeño.

Por ejemplo, en relación al Pacífico (trabajo en clase temas de interés del Núcleo de Investigaciones sobre el Pacífico y la Amazonía que coordino dentro del Programa de Postgrado en Relaciones Internacionales "San Tiago Dantas"), la imagen que normalmente aparece en mis estudiantes es China y Japón. Hasta para el estudiante de postgrado normal brasileño imaginar que los países de América Latina en su conjunto tienen las costas más grandes en el Pacífico es casi imposible. Pero, cuando en clase se demuestran realidades así, hay un espíritu receptivo e interesado. Pero por parte de los que forman la opinión pública el interés es relativamente pequeño ya que está en los grandes centros de poder mundial.

En las giras que hace Lula tiene importancia el África, Palestina, Irán, ¿cuál es la importancia del Brasil en otros ámbitos que no sean del primer mundo necesariamente?

Los vínculos con el África son muy antiguos. En el medioevo la esclavitud existió de forma esporádica pero como sistema en Occidente, y como parte de la historia del capitalismo, lo introduce Portugal a través de su colonia, Brasil (desde 1500). Debido a que Portugal tenía colonias en África (Angola desde 1460), inició el transporte de esclavos al Brasil y así éste será parte esencial de ese capítulo triste de la historia mundial: territorio colonial que sirvió para reintroducir la esclavitud. En el período de la dictadura militar (1964-85) fue evidente el interés por África. En algún momento se pensó que Brasil apoyaría a Portugal en sus guerras para mantener sus colonias en África pero, para sorpresa del mundo, el ministro de Relaciones Exteriores brasileño reconoció a los movimientos de liberación (y después al gobierno que tomó el poder en Angola) lo que chocó a Portugal y a la política anticomunista de EUA. En momentos en que Cuba ayudaba militarmente a mantener la independencia de Angola (contra la racista África del Sur), la posición brasileña contribuyó también a esa independencia. Ese gobierno, dictadura militar derechista, tenía sus propios intereses y terminó poniéndose contra la política de EUA al reconocer la independencia de Angola, Mozambique y de las otras colonias portuguesas en África. Esos países, independientes, serían importantes para los negocios de las multinacionales brasileñas que, con el apoyo de su gobierno, comenzaban a aparecer. Brasil tiene gran población de origen africano, mezclada. Pero los que podrían considerarse mestizos con negro en Brasil son casi el 50% de la población: aproximadamente 100 millones. Se dice que Salvador, Capital de Bahía, es la ciudad con la más grande población negra fuera de África.

Creo que al inicio de su gobierno el presidente Lula declaró que esperaba que en algún momento Brasil tuviera por lo menos ocho multinacionales de peso mundial. Probablemente ahora hay más de ocho que cuentan siempre con el respaldo del Banco Nacional de Desarrollo – BNDS que posee más recursos para invertir  que el BID. Así, como en los setentas, nuevamente empresas enormes como Odebrecht o cualquier multinacional brasileña pueden operar en África pues ésta, en la situación en que está (especialmente territorios ricos como Angola), necesitan para su proceso de reconstrucción bienes que la poderosa industria brasileña puede vender. Itamaraty (Ministerio de Relaciones del Brasil) declaró muchas veces que las relaciones tienen que pasar por el comercio.

En casos como Irán, además de relaciones comerciales, hay el hecho que Brasil e Irán tienen proyectos atómicos. Irán declara que sus proyectos son pacíficos. Brasil, según su constitución, no puede desarrollar armas atómicas. Pero creo que el ex presidente FHC  escribió en OESP que, dentro del gobierno Lula, hay un grupo de locos que están presionando para entrar a otros niveles atómicos. El periodista Caio Blinder dice que son de ese grupo el Vice-Presidente de la República y el Secretario (Ministro) de Asuntos Estratégicos Paulo Sérgio Pinheiro. Y no es el caso de construir un submarino atómico, proyecto existente desde el gobierno de FHC y que podrá ser de casco plano para controlar mares y ríos. Cuando ese submarino sea una realidad ¿Cuál será su impacto en América Latina, especialmente en los países que tienen ríos y mares compartidos con Brasil? ¿Todo continuará igual? ¿Los gobiernos y las otras fuerzas armadas sudamericanas se mantendrán felices y tranquilas alabando el lindo submarino brasileño? O por el contrario dirán: no me siento seguro, también quiero mi submarino y daré lo que sea, bases y hasta territorios, a cualquier potencia del mundo que me ofrezca armas para mi seguridad.  Regresando a Irán: no tiene tecnología para ese tipo de submarinos ni para explotar petróleo, especialmente en aguas profundas, que si posee la Petrobras, gran multinacional petrolera que es. Brasil tiene varios sectores para ofrecerle a Irán: su industria automovilística (producción aproximada del 2009: 3'500,000 vehículos), de aviones (Embraer, quinta constructora mundial de aviones), etc. Pero la cuestión atómica es muy importante. Quienes piensen en pasar a otros niveles atómicos podrían pensar que Irán tiene proyectos secretos que incluirían construir la bomba atómica. Irán, como país musulmán, lleva en cuenta a Israel que el mundo entero sabe tiene armas atómicas; así, para muchos musulmanes, es cuestión de sobrevivencia tener acceso a esas armas. Los apoyos del Brasil a Irán podrían verse así: en caso que ese país consiguiera pasar del nivel pacífico al no pacífico, abriría una ventana por la que otros podrían entrar. Dentro de esta especulación, hecha también por el periódico alemán Der Spiegel, tiene que especularse por qué Brasil da apoyo sistemático a Irán, un país con un gobierno fundamentalista religioso y anti -secular, que reprime sus movimientos democráticos y de oposición. Esa crítica debería ser hecha a Irán por todos los gobiernos seculares y el Brasil de Lula no la hace para mantener buenas relaciones. Brasil en su constitución y como política oficial declara que no va a desarrollar bombas atómicas. Por eso es signatario del Tratado de Tlatelolco (que transformó América Latina en territorio libre de armas atómicas) como del Tratado de No-Proliferación Nuclear. Pero se niega sistemáticamente a firmar el Anexo al Protocolo de No Proliferación Nuclear. El Anexo es intrusivo pues da a la Comisión Internacional de Energía Atómica derecho de acceso sin previo aviso a las instalaciones atómicas de los signatarios para ver si sus proyectos se mantienen como pacíficos. Por eso muchos, como la candidata a la presidencia por el Partido Verde Marina Silva, se sorprenden por la negativa a firmarlo; ella  dice que urge hacerlo. Por mi parte digo, ojala que los intereses atómicos brasileños no se transformen en política del Consejo de Defensa Sudamericano: sería un desafío no solo para la sociedad civil de nuestro sub-continente. Ojala que el Perú transforme en Política de Estado su posición contra la creciente carrera armamentista de América del Sur. Finalmente: ojala declare internacionalmente que se distancia de los intereses atómicos brasileños. Eso sería bien recibido por la sociedad civil peruana y latinoamericana que desde el Tratado de Tlatelolco (1967) quiere mantenerse libre de todo peligro atómico.

 Dijiste que los alumnos de tus cursos no veían a los demás países de América Latina y al Perú menos y se iban hasta Japón y China. Aquí la idea es distinta: que Brasil se nos viene encima a partir de la construcción de tres probables carreteras. ¿Qué beneficios podría traerle al Perú la relación con el Brasil?

Por lo poco que sé, se puede prever un futuro oscuro debido al hecho que el Perú de Alan García da la impresión de negociar con los ojos cerrados y los pantalones abajo. Negociando así es posible obtenerse casi todo. Tuve una experiencia ilustrativa de cómo puede estar negociando el gobierno de nuestro país y que permite predecir ese futuro oscuro. Fui invitado por la Escuela de Gobierno, de la Universidad San Martín de Porres, fundada por el presidente Alan García y que tuvo alguna vez de secretario al actual Ministro de Torre Tagle. Querían organizar una cátedra de estudios brasileños y este febrero me invitaron para una consulta. Acepté imaginando que tendrían una propuesta académica seria para estudiar, desde el punto de vista de los intereses del Perú, qué es el Brasil para poder orientar su política con ese país con conocimiento de causa. Fui recibido por autoridades de esa institución y, en la conversación inicial, me dijeron que inversiones como la de Inambari, de 9,000 millones de dólares,  justificaban casi todo. Junto recibí un mensaje tácito: los que se oponen son ignorantes, oportunistas, antipatriotas, perros del hortelano. Fue sorprendente: nada de académico y sí de mercachifle, de interés inexistente para defender los recursos del país. Cuando se acepta  que la inversión lo justifica casi todo, está aceptándose también lo malo y perverso porque esas grandes  inversiones, la triste historia de ellas en la frágil Amazonía Sudamericana lo prueba, pueden significar elefantes blancos inútiles y destructivos. Entendámonos: estoy por la integración sudamericana y deseo que entre el Perú y Brasil y los otros países sudamericanos se trabaje por la óptima o sea, de  igualdad. Pero en esa conversación apareció el modelo utilizado para la hidroeléctrica de Inambari (bien estudiado en el libro de Marc Dourejeanni et al ¿Que será la Amazonía peruana en el 2021?): únicamente para exportar energía al Brasil sin tomar en cuenta que ya existe Itaipú, una experiencia con hidroeléctricas para exportar  y que causa problemas intermitentes entre Brasil y Paraguay. Que el gobierno de Alan García intente repetir modelos así lo retrata: no tiene interés por el futuro del país y está plantando semillas de problemas futuros. El  periodista Marcos Sá Correa escribió un artículo "La amazonía peruana es nuestra" (OESP 23/04/10:A17) comentando el libro de Dourojeanni. Ahí dice que los brasileños, sin darse cuenta, están entrando en una pelea fea con los peruanos debido a un gigantesco paquete, nunca anunciado oficialmente (o sea: trabajado a escondidas) de inversiones a realizarse por la elite de las multinacionales brasileñas, encabezadas por el BNDS, que transformarán la Amazonía peruana en productora de energía y materias primas baratas para el Brasil además de permitirle acceso a puertos del Pacífico; todo sin ninguna planificación y rigiéndose por el principio de proteger sobretodo el interés de los inversores. Para ese periodista, que parece no conocer los acontecimientos de Bagua, la realización de lo anterior generará problemas entre su país y  el Perú. Y nadie puede dudar que así será después de Bagua pues existe gran movilización en nuestra amazonía. Si el Brasil obtiene casi todo no es solo su  responsabilidad sino principalmente la del gobierno de Alan García que, al negociar con una visión limitada, de corto plazo y venal, siembra semillas de futuras discordias. Sabemos que en una relación entre dos, si se llega a un acuerdo, los dos son responsables: el que cede y el que acepta. Como lo sugiere el periodista mencionado el gobierno de Alan García estaría negociando con representantes de multinacionales brasileñas, que cuentan con el apoyo de su gobierno, a escondidas. Eso hace recordar lo que el Aprista Manuel Seoane denunciaba en 1929: que el imperialismo de EUA, con dictaduras como la de Leguía, negociaba usando el simple cálculo estratégico de silenciosos ingenieros que preparaban un colosal imperio con vistas a la hegemonía universal. Ese tipo de negociaciones transforman al gobierno peruano y brasileño en responsables por un futuro que puede ser problemático lo que sería lamentable frente a la posibilidad de una integración igualitaria entre las sociedades sudamericanas y, por extensión, latinoamericanas.

Entrevista realizada el 10.05.2010

 Enrique Amayo Zevallos, Ph.D., Profesor de Historia Económica y Estudios Internacionales Latinoamericanos del Programa de Economía y del Programa de Postgrado en Sociología de la Universidad del Estado de São Paulo – UNESP y del Programa de Postgrado en Relaciones Internacionales "San Tiago Dantas" 

 


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