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DIRECTOR: IVÁN BELTRÁN CASTILLO. EDITORES: AMPARO OSORIO, GONZALO MÁRQUEZ CRISTO. COMITÉ EDITORIAL: Mauricio Contreras, Rafael Ortega Lleras, Marcos Fabián Herrera, Fabio Jurado Valencia, Olga Sanmartín. CONFABULADORES: Óscar Collazos, Jotamario Arbeláez, Maldoror, Chócolo, Fabio Martínez, Freddy González, Gustavo Tatis Guerra, José Chalarca, Sergio Trujillo Béjar, Germán Villamizar, Argemiro Menco Mendoza, Carlos Fajardo, Guillermo Bustamante Zamudio, Hernando Guerra Tovar, Profesor Martínez Guerrero. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Hermes Vargas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Nájar, Eduardo García Aguilar (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros (Costa Rica).
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Con-Fabulación con el asunto "retiro"
Escritoras bajo el signo de Eros
Por José Luis Díaz-Granados*
El poeta y filólogo español Dámaso Alonso reveló que la literatura española no se había originado en el anónimo Poema del Mío Cid, como se creía hasta mediados del siglo XX, sino en las jarshas de estirpe árabe surgidas varias décadas atrás de la famosa epopeya, y que no eran otra cosa que brevísimas y sugerentes manifestaciones poéticas de deseos eróticos —a menudo intensos e imposibles de satisfacer— por parte de mujeres enamoradas de "hombres ajenos".
Cuentan que las audaces mujeres escribían sobre un pedazo de papel (que ya había sido inventado por los chinos) y dejaban el testimonio de su incandescente anhelo al borde de la ventana o bajo la puerta del amado imposible. Allí les declaraban que "para tan aguada (muy crecida) azcona (lanza) / traigo aceitada mi halía (alhaja)...", y cosas por el estilo.
La verdad es que la literatura erótica se originó con el hombre (o mujer) mismo y sus raíces se pierden en la noche de los tiempos. Pero siempre ha tenido el denominador común de la cubierta lírica, de la sabia metáfora y de la oportuna imagen estética que la preserva de la obscenidad, que nada tiene que ver con el arte o la poesía.
Si para la literatura erótica escrita por varones ha habido a lo largo de los siglos inquisición y censura, con mayor razón lo ha sido para la escrita por mujeres en un mundo donde, al decir del poeta Luis Vidales, "el machismo empezó cuando inventaron que Dios era hombre".
Pero esto no ocurría hace 2.500 años cuando Safo, la legendaria poetisa griega vivió en la isla de Lesbos rodeada de lindas doncellas que cantaban, recitaban y danzaban en su honor y a quienes celebró con fervor erótico en sus Stanzas y Epitalamios: "Otra vez me sacude el Eros / que afloja los miembros, / agridulce, indomable animal oscuro..."
Por lo general, las grandes escritoras de tema erótico, han logrado convertir en obra de arte maravillosas experiencias o profundas insatisfacciones. Para nadie es un secreto que las manifestaciones más perturbadoras se originan en la posibilidad de transgredir lo prohibido como la infedelidad, el lesbianismo (en el caso de las mujeres), el incesto o la zoofilia.
Djuna Barnes (1892-1982), quien de niña fue seducida por su abuela, narra en El bosque de la noche su amor apasionado y obsesivo por Thelma Ellen Wood, "una mujer alta, guapa y que bebía mucho". Allí expresa que "una mujer es una misma, atrapada cuando te vuelves espantada. En sus labios, besas los tuyos". En la novela, la protagonista lesbiana abandona a la amada (la propia Djuna) y empieza a vagar de cama en cama y de bar en bar, y termina en la sala de su casa, deslizándose en el suelo delante del perro "como si se preparara para otra conquista sexual". En la carta a Emily Coleman, Djuna Barnes fue aún más lejos: comparó a los Estados Unidos con un pene, diciendo: "Bueno, es grande, pero ¿y qué?".
Anaïs Nin (1914-1977), hija del pianista cubano-español Joaquín Nin, sobresalía por su belleza y delicadeza. Elegante, de pocas palabras, era el polo opuesto de la Barnes, que era neurótica y lenguaraz. Sin embargo, Anaïs era profunda y reflexiva en la recreación del acto pasional a tal punto que lograba exacerbar las pasiones del más frío de los lectores. Su Delta de Venus escandalizó a los puritanos de Norteamérica, aunque no tanto como por su affaire amoroso vivido con Henry Miller y la esposa de éste, la sensual y enigmática June Edith Smith o como en las descarnadas confesiones de sus Diarios, donde describe con lujo de detalles el incesto con su padre y la infinita gama de fantasías, gestos y vivencias sexuales que atravesaron sin tregua su existencia.
A finales del siglo XIX, una joven rusa de 20 años llamada María Bashkirtseva fue tachada de "inmoral y erotómana" simplemente porque detallaba todos sus arteriales deseos libidinosos en un Diario escrito desde su lecho de tuberculosa. Por su parte, Ketherine Mansfield en sus Diarios dialoga con su corazón (quizás un amante simbólico) y le dice: "Te siento venir, estoy manchada y húmeda".
Autoras como Virginia Woolf, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras y Marguerite Yourcenar, exploraron a fondo el océano inescrutable del amor y las posibilidades infinitas del erotismo. Algunas de ellas como la Yourcenar llegaron a la conclusión de que "cuando uno se enamora, el sexo a que pertenezca el otro no tiene importancia". Otras como Lou Andreas Salomé comprobaron que se podía amar con la misma intensidad a dos o tres personas a la vez. No en vano fue amante simultánea de Rilke y de Freud, mientras estaba casada con el lingüista C.F. Andreas. Su libro más célebre es precisamente un tratado titulado El erotismo, que publicó en 1910.
El erotismo es un reto para el escritor. Debe ser original y a la vez no sobrepasar un milímetro la finísima línea que lo separa de la pronografía. Delmira Agustini, la febril uruguaya que murió asesinada por su marido enfermo de celos, expresó en verso inolvidable: "Yo soy el surco ardiente que espera la semilla..." Carmen Martín Gaite escribe en su poemario Después de todo: "Si tocara ahora mismo con mis dedos / el evidente hueco de tu ausencia". La costarricense Ana Iztarú expresa: "El sol nace en tu ingle". Y la cubana Carilda Oliver Labra clama: "Sé mi animal / muéveme. / La vida cabe en un gota".
Por su parte, la poetisa norteamericana Sharon Olds (San Francisco, 1942), una de las más leídas en la actualidad, dice en su poema "Amor, mientras la regla": "Los oscuros pétalos de mi sexo en tu boca, / iban sintiendo cómo la muerte iba yéndose cada vez más lejos, / olvidándome, perdiendo mis señales... "Y de algún modo todo lo que habíamos hecho, / la sangre, el rosa punteando en la cabeza, / y el perla líquido en la grieta, / todo eso bueno que habíamos hecho, / de algún modo iba cayendo / para encontrarse floreciendo allá abajo en el mundo...".
Y la nicaragüense Gioconda Belli, ganadora del Premio "Casa de las Américas", 1978, dice en Línea de fuego: "Irte besando, mordiendo, / hasta llegar allí / a ese lugarcito / apretado y secreto / que se alegra ante mi presencia / que se adelanta a recibirme / y viene a mí / en toda su dureza de macho enardecido".
Cuando la novelista francesa Colette murió en 1954, la iglesia católica le cerró sus puertas por considerarla "escandalosa, audaz y perversa". Ese mismo año apareció su sucesora: Francoise Sagan, una joven de 18 años que con su novela Buenos días tristeza, escandalizó al París del Sacre-Coeur con la descripción del paroxismo lujurioso de una adolescente por un cincuentón. De inmediato se multiplicaron las imitadoras, como la norteamericana Pamela Moore, con Chocolate for Breakfast y otras novelas que violaron la regla de oro del erotismo y se pasaron a la más cruda y desvergonzada pornografía.
Una muestra de las narradoras que en la actualidad manejan esta temática con más o menos éxito, llega de España a Suramérica: Rosa Montero en La hija del caníbal describe lo que vio dentro de una sala de cine X donde exhibían la película "Chúpate esa": "Me volví hacia él (su vecino de silla) y lo miré de frente: un rostro ancho y anodino, la boca medio abierta, la lengua asomando entre los labios, y lo que había en sus manos era un sexo amorcillado y renegrido, tieso como la vara de un perchero".
Belén Gopegui, en su bella novela Tocarnos la cara, dice: "Su desnudez de malla negra empieza a contorsionarse, se le abren los ojos y yo sé que sus venas están hirviendo de intenciones...".
Y la colombiana Laura Restrepo, en su novela Leopardo al sol: "Goza tú también, babea tú también, mientras yo te arranco tanta ropa negra y conozco tu carne madura, te miro y te huelo, rompo en mil pedazos el hierro que te encierra, violo tus candados, quiebro tu silencio. Te lo suplico, te lo ordeno, te lo exijo: que tu boca hable, que tus piernas se abran porque voy a entrar. Abre también los ojos, mira cómo le alimento de ti, mamo de tu fuerza y luego salgo a reventar el mundo y entro otra vez a chupar tu energía, y vuelvo a salir y vuelvo a entrar, y salgo y entro, salgo y entro, salgo y entro, y estalla en estrellas este amor terrible que tanto me mata, y por fin descanso, abrazándome a ti..."
Y ni qué hablar de estos nombres y títulos perturbadores: Pauline Réage y su Historia de O. Mercedes Abad y Ligeros libertinajes sabáticos, Jeanne de Berg y Ceremonias de mujeres, Almudena Grandes y Las edades de Lulú, y Josefine Mutzenbacher y su Historia de una prostituta vienesa, llenos de pasajes mucho más escalofriantes (o abrasadores) que los citados antes, pero lo que intenta esta crónica es apenas ser la sintética noticia, la condensada información, el aperitivo de esa buena escritura de llamas húmedas que en la pluma de las mujeres revelan la más íntima, intensa y auténtica reinvención del amor.
*José Luis Díaz-Granados (Santa Marta, 1946), poeta, novelista y periodista cultural. Su novela Las puertas del infierno (1985), fue finalista del Premio Rómulo Gallegos. Su poesía se halla reunida en un volumen titulado La fiesta perpetua. Obra poética, 1962-2002 (2003).
Premio Príncipe de Asturias para Leonard Cohen
El poeta, narrador y cantautor canadiense acaba de ser galardonado con el Príncipe de Asturias 2011. Este humanista de origen judío, nacido en Montreal en 1934, y que padeciera la posesión de la heroína durante varios años, en 1996 fue ordenado monje budista zen, y cuenta con una decena de discos y otra de libros en los géneros de poesía y novela. Sus obras más destacadas son: Flores para Hitler, El libro del anhelo, El juego favorito, Los hermosos vencidos y Un acorde secreto.
Con-Fabulación rinde homenaje a este integral artista que realizara versiones de poemas de García Lorca y la inquietante música de Fata Morgana de Werner Herzog, publicando la traducción de una de sus más famosas canciones.
TODO EL MUNDO SABE…
De Leonard Cohen
Todo el mundo sabe que los dados están cargados
Todo el mundo los tira con los dedos cruzados
Todo el mundo sabe que la guerra ha terminado
Todo el mundo sabe que los buenos perdieron
Todo el mundo sabe que la pelea estaba amañada
Los pobres seguirán pobres, los ricos se harán ricos
Así es como va
Todo el mundo lo sabe
Todo el mundo sabe que el barco se está hundiendo
Todo el mundo sabe que el capitán mintió
Todo el mundo tiene la horrible sensación
De que su padre o su perro han muerto
Todos el mundo habla con sus bolsillos
Todos quieren una caja de bombones
Y una rosa de tallo largo
Todo el mundo lo sabe
Todo el mundo sabe que me amas, nena
Todo el mundo sabe que es verdad
Todo el mundo sabe que me fuiste fiel
Quitando una noche o dos
Todo el mundo sabe que fuiste discreta
Pero fueron tantos a los que tuviste
Que ver desnuda
Todo el mundo lo sabe
Todo el mundo lo sabe
Así es como va
Todo el mundo lo sabe
Y todo el mundo sabe que es ahora o nunca
Todo el mundo sabe que soy yo o eres tú
Y todo el mundo sabe que vas a vivir para siempre
Hasta que hayas terminado con una línea o dos
Todo el mundo sabe que el sistema está podrido
El viejo negro Joe sigue recogiendo algodón
Para tus cintas y tus lazos
Todo el mundo lo sabe
Y todo el mundo sabe que se acerca la plaga
Todo el mundo sabe que avanza deprisa
Todo el mundo sabe que el hombre y la mujer desnudos
Solo son un brillante artificio del pasado
Todo el mundo sabe que la escena está anticuada
Pero va a haber un contador en tu cama
Que revelará
Lo que todo el mundo sabe
Todo el mundo sabe que tienes problemas
Todo el mundo sabe por lo que has pasado
Desde la sangrienta cruz en la cima del calvario
Hasta la playa de Malibú
Todo el mundo sabe que esto va a saltar en pedazos
Echa un último vistazo a este sagrado corazón
Antes de que explote
Todo el mundo lo sabe
Todo el mundo lo sabe
Así es como va
Todo el mundo lo sabe
Con-fabulador Clásico
EL GRAN CRONOPIO
Somos muchos los lectores del mundo que hemos distanciado la lectura de Julio Cortázar de nuestras reincidencias habituales y nuestros ritos solitarios, no porque tengamos razones de prestancia intelectual ni argumentos sólidos para adoptar esta actitud parricida, sino sencillamente porque nos habita el temor de que el gran hacedor argentino ya no logre eclipsarnos de la manera invasiva y del todo milagrosa con que lo hizo cuando lo descubrimos, casi todos al filo de la pubertad. Sería grave, gravísimo, denso y melancólico, como una demostración de nuestra pérdida de capacidad para el asombro, de pureza para entrar en comunión con la magia o de herramientas para comprender lo incompresible, o sea lo único que de verdad importa.
Y es que Cortázar, nacido en Bruselas en el ya distante año de 1914, fue durante mucho tiempo nuestra brújula existencial, el gran sacerdote que nos donaba la excepción en medio de una vida atribulada de costumbres fosilizadas, y quién nos abría las puertas condenadas, esas que daban, precisamente, a los lugares y espacios que necesitábamos transitar. Rayuela, Las Armas Secretas, Historias de Cronopios y de Famas, 62 Modelo para armar, El Libro de Manuel, Último Round o La Vuelta al día en ochenta mundos fueron sólo algunos de los títulos que nos legó el inventor de los cronopios, y fueron volúmenes que tuvimos a la mano, como se tiene a la mano un amor esencial, un botiquín de emergencia o un amuleto de la buena suerte.
Pero, de vez en cuando, temerarios, volvemos a abrir un libro de Cortázar, al azar y como un juego, y es entonces posible que se presente una regresión, y que volvamos a respirar el aire de magma de aquel reino maravilloso por él creado, y con él la ternura irónica, la manera de mirar las cosas por el lado inédito, la perspectiva sugerente, la prestidigitación que subvierte el engañoso mundo de la realidad. Así parece ocurrir con el siguiente texto, poco conocido y lleno de aquel encanto pretérito.
Cortázar murió en París, sin aguacero, en febrero de 1983.
Cazador de crepúsculos
Si yo fuera cineasta me dedicaría a cazar crepúsculos. Todo lo tengo estudiado menos el capital necesario para el safari, porque un crepúsculo no se deja caza así nomás, quiero decir que a veces empieza poquita cosa y justo cuando se lo abandona le salen todas las plumas, o inversamente es un despilfarro cromático y de golpe se nos queda como un loro enjabonado, y en los dos casos se supone una buena cámara con buena película de color, gastos de viaje y pernoctaciones previas, vigilancia del cielo y elección del horizonte más propicio, cosas nada baratas. De todas maneras creo que si fuera cineasta me las arreglaría para cazar crepúsculos, en realidad un solo crepúsculo, pero para llegar al crepúsculo definitivo tendría que filmar cuarenta o cincuenta, porque si fuera cineasta tendría las mismas exigencias que con la palabra, las mujeres o la geopolítica.
No es así y me consuelo imaginando el crepúsculo ya cazado, durmiendo en su larguísima espiral enlatada. Mi plan: no solamente la caza, sino la restitución del crepúsculo a mis semejantes que poco saben de ellos, quiero decir la gente de la ciudad que ve ponerse el sol, si lo ve, detrás del edificio de correos, de los departamentos de enfrente o en un subhorizonte de antenas de televisión y faroles de alumbrado. La película sería muda, o con una banda sonora que registrara solamente los sonidos contemporáneos del crepúsculo filmado, probablemente algún ladrido de perro o zumbidos de moscardones, con suerte una campanita de oveja o un golpe de ola si el crepúsculo fuera marino.
Por experiencia y reloj pulsera sé que un buen crepúsculo no va más allá de veinte minutos entre el clímax y el anticlímax, dos cosas que eliminaría para dejar sólo su lento juego interno, su caleidoscopio de imperceptibles mutaciones; se tendría una película de esas que llaman documentales y que se pasan antes de Brigitte Bardot mientras la gente se va acomodando y mira la pantalla como si todavía estuviera en el ómnibus o en el subte. Mi película tendría una leyenda impresa (acaso en voz off) dentro de estas líneas: "lo que va a verse es el crepúsculo del 7 de junio de 1976, filmado en X con película M y con cámara fija, sin interrupción durante Z minutos. El público queda informado de que fuera del crepúsculo no sucede absolutamente nada, por lo que se le aconseja proceder como si estuviera en casa y hacer lo que le dé la santa gana; por ejemplo, mirar el crepúsculo, darle la espalda, hablar con los demás, pasearse, etc. Lamentamos no poder sugerirle que fume, cosa siempre tan hermosa a la hora del crepúsculo, pero las condiciones medievales de las salas cinematográficas requieren, como se sabe, la prohibición de este excelente hábito. En cambio no está vedado tomarse un buen trago del frasquito de bolsillo que el distribuidor de la película vende en el foyer".
Imposible predecir el destino de mi película; la gente va al cine para olvidarse de sí misma y un crepúsculo tiende exactamente a lo contrario, es la hora en la que acaso nos vemos más al desnudo, a mí en todo caso me pasa, y es penoso y útil; Tal vez que otros también aprovechen, nunca se sabe.
CARTAS DE LOS LECTORES
MUSICÓPATAS. Muy bello tu texto sobre los musicópatas. De no haber sido escritor, habría sido cantor. Gracias el triunfo de las letras, ustedes mis amigos se salvaron de otras amenazas. Un abrazo. Fernando Cruz Kronfly
* * *
ANDRÉS ELÍAS FLÓREZ. Confabulados: excelente el cuento "Sombras" de Andrés Elías Flórez. Los animo a seguir publicando minificción. Saludos, Amanda Peralta.
* * *
FABIO MARTÍNEZ. Estupenda la nota de Con-Fabulación. Aunque ya perdí la embocadura, te cuento que durante el esplendor de mi mocedad me dediqué al Clarinete. Hace un par de déas he encontrado unas viejas cañas. Tendremos que toparnos para solfear en clave de FA; que ya la olvidé. Un Abrazo, Marcos Fabián Herrera.
* * *
ESCRITORES EN DOS ORILLAS. Muy buena la crónica sobre escritores musicópatas. En el caso de Vian no fue sólo un violon d'Ingres, sino parte de su obra: además de tocar en las cavas de St Germain des Prés, fue compositor y escribió mucha música (partituras y letras de canciones), e introdujo la cumbia en Francia. Un abrazo, Yves Monino
* * *
BABY TEACHERS. "Con fabulados: excelente la critica que el poeta y académico Carlos Fajardo realiza sobre los Baby Teachers. Como esa tea que alumbra en la oscuridad, así es el escrito del poeta que nos mueve los cimientos para pensar que hay una educacion para formar borregos tecnocratas y no intelectuales reflexivos". Martin Emilio Rodríguez
* * *
MISHIMA VISTO POR YOURCENAR. Excelente artículo de José Chalarca sobre la gran escritora francesa Marguerite Yourcenar, que alude a la invención del vacío, de este monstruo de la literatura oriental. Me hizo salir a comprar el libro. Muchas gracias. Fernando Díaz Cuéllar, médico
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