Tuesday, June 14, 2011

[RED DEMOCRATICA] No. 185, Ritual de Títeres

 


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Descripción: ConfabulaCabezoteActual

 

DIRECTOR: IVÁN BELTRÁN CASTILLO. EDITORES: AMPARO OSORIO, GONZALO MÁRQUEZ CRISTO. COMITÉ EDITORIAL: Mauricio Contreras, Rafael Ortega Lleras, Marcos Fabián Herrera, Fabio Jurado Valencia, Olga Sanmartín. CONFABULADORES: Óscar Collazos, Jotamario Arbeláez, Maldoror, Chócolo, Fabio Martínez, Freddy González, Gustavo Tatis Guerra, José Chalarca, Sergio Trujillo Béjar, Germán Villamizar, Argemiro Menco Mendoza, Carlos Fajardo, Guillermo Bustamante Zamudio, Hernando Guerra Tovar, Profesor Martínez Guerrero. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Hermes Vargas (Venezuela); Renato Sandoval (Perú); Efer Arocha, Jorge Torres, Jorge Nájar, Eduardo García Aguilar (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Luis Bravo (Uruguay); Armando Rodríguez Ballesteros (Costa Rica).

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Con-Fabulación con el asunto "retiro"

 

Ritual de títeres o la poesía como protagonista

Esta novela, que mereciera en su primera edición de 1992, comentarios del pensador rumano E.M. Cioran y del poeta español José Ángel Valente, así como diversos textos de escritores colombianos (Ignacio Ramírez, Efer Arocha, Enrique Ferrer, entre otros), acaba de ser reeditada por la Colección Los Conjurados, con prefacio del filósofo italiano Franco Volpi.

A continuación dos ensayos inéditos sobre esta obra de Gonzalo Márquez Cristo, que ya se encuentra en las más importantes librerías colombianas y en la gran vitrina mundial de Amazon.com  

 

Descripción: Ritual-de-titeres de Gonzalo-marquez-cristo

 

Por Carlos Fajardo Fajardo*

"Se imaginó escribiendo una novela

donde todos asistirían como títeres a un ritual,

en una ciudad que rápidamente se deshace"

Ritual de Títeres, Gonzalo Márquez Cristo

 

"Abrir los diques del lenguaje, ir más allá del monosílabo". He aquí una de las claves secretas y maravillosas de esta novela-río, novela-poema, novela-ensayo, imagen y pensamiento. Fusión de voces y de vidas al filo de los cuchillos, al fondo de los abismos poéticos e históricos de una generación siempre a la intemperie, la cual vivió las tempestades de la violencia, la búsqueda desgarrada de todos los placeres y el desengaño de las grandes utopías al no dar con ninguna puerta abierta, ninguna luz. Tal es la atmósfera de este Ritual de títeres, seres en medio de la fragua histórica, llenos de fracasos, ruinas, doloroso erotismo y muerte.

En este escenario del mundo, la palabra es la protagonista principal del drama; la palabra convertida en poesía, se entiende. Por ello aplaudo este ritual y caudal poético, esta lucha perpetua donde triunfa la pulsión creadora de la poeisis, su pasión fundante. Sabemos que "el verdadero poeta, según T.S. Eliot, es el que hace de su lengua una gran lengua". Se alimenta de su tradición, pero a la vez, la supera enriqueciéndose en otras fuentes diferentes a su raíz; se renueva en profundidad constante. Poesía para alterar la vida; poesía para sabotear las rutinarias frases y costumbres de su tiempo, para ser críticos en aquellos períodos donde la pobreza imaginativa y existencial nos consume. Poesía para mantenernos creativos, atentos, vigilantes.

De allí la imposibilidad de nombrar a este río de imágenes novela, o bien, objeto narrativo a secas, pues como tal deconstruye las lógicas tradicionales narrativas, la antigua idea de ser un contador de historias. Aquí existe otra cosa, se ha propuesto otro asunto: quizá sea un rizoma lingüístico donde "el tiempo no fluye: estalla"; un libro que elabora una cartografía calidoscópica de las sensibilidades, con múltiples entradas y posibilidades, o bien un juego de espacios y de tiempos discontinuos, donde cada capítulo –si es conveniente denominarlo así- funciona como multiplicidad autónoma, como un poema en sí, desde sí, sin principio ni fin, laberíntico, descentrado, disperso.  Libro unión de fragmentos construido desde lo par-impar-sin par, de tal suerte que las dicotomías tradicionales de Occidente se intentan romper, o al menos se cuestionan desde la fuerza del lenguaje.

Creo encontrar en ello uno de sus mayores riesgos y propuestas: dinamitar la concepción de la novela, siguiendo la tradición del romanticismo alemán temprano de la "Obra de arte total", es decir, la fusión de géneros,  lograda, como proponía Friedrich Schlegel, con una liberalidad absoluta pero con un rigor muy grande. Como resultado, el texto se convierte en acto de reflexión filosófica existencial, en una delirante imaginación, en apasionada teoría poética y estética, donde la fuerza unificadora como un continuum es la poesía. Entonces se lee: "La pretensión es consagrar en estas páginas el sueño de la novela-ensayo-poema, de la novela-cuento-teatro, de una intensa literatura esencial". Desde esta apuesta, Ritual de títeres dialoga con Novalis, Joyce, Broch, Borges, Dylan Thomas, Lezama Lima, Bioy Casares; continúa en la cuerda floja de los poetas dadaístas, surrealistas y expresionistas; se alimenta de Vicente Huidobro y de César Vallejo, se comunica en poema pero se constituye en pensamiento y concepto. Dicha aventura del lenguaje escarba y se contagia de las grandes conquistas artísticas de una modernidad rebelde, crítica y subversiva; de las profanas estéticas vanguardistas de la protesta y del cambio; se contagia de las aventuras del espíritu nihilista nietzscheano, explora la libertad erótica y el "desarreglo de todos los sentidos".

Hemos asegurado que este "libro-río", "libro-imagen", como le gustaba a Gilles Deleuze llamar a su Rizoma -hecho de mil mesetas, de mil posibilidades- se muestra como una fusión de fragmentos que pueden leerse de forma independiente y ponerse en diálogo desde cualquiera de sus partes. Ello obliga a inventar otro tipo de lector, un lector de flujos, de caudales, un lector poeta, receptor-creador que vaya al ritmo torrentoso de las palabras. También aquí encuentro una de las más riesgosas propuestas del libro: exigir –tal vez inventar- otro tipo de lector no lineal, con un capital simbólico muy amplio, el cual dialogue con los momentos y conceptos filosóficos, estético-poéticos y políticos más significativos de la cultura occidental: Heráclito, Platón, Goethe, Kierkergaard, Freud, Kavafis, Coleridge, Rimbaud, D.H. Laurence, Chaplin, Héctor Lavoe, Led Zeppelin, Roling Stones…

Otro lector, otro narrador, otro poeta: "una novela donde la acción es excluida y tan sólo deja sus esquirlas en los hombres derruidos", se lee en el capítulo X. Y en otro apartado: "el lector pone en movimiento el tiovivo de figuraciones trágicas" (Capítulo XVI), a la vez que  se instaura la ya anunciada por Roland Barthes "muerte del autor". No hay aquí un Yo narrador plenipotenciario, ni  un narrador tótem. Existen varios narradores-poetas, polifonía y pluralidad de rituales ante la palabra. "Se escribe para desaparecer. Si decimos 'Yo' estamos obligados a mirarnos desde afuera, a convertirnos en objeto, a construir un espejo de cinco nombres y pronombres" (Capítulo XXIV). Muerte del narrador tradicional, surgimiento de polifonías intertextuales, calidoscópicas. Es la poesía la que funda estas actuaciones de títeres en medio de la terrible soledad del Ser.

De igual manera, la diversidad de voces poéticas no intenta narrar situaciones cotidianas, sucesos. Estos sólo se sugieren. Más que recrear anécdotas se trata es de construir atmósferas estéticas y propuestas poéticas. Existen, claro, personajes con nombres míticos: Ariadna, la protagonista y Fedra; la trilogía masculina Jano, Orfeo y Mirtilo; historias de amor y desamor que el lector capta entre líneas en medio de la corriente de este sonoro río. También encontramos espacios de una Bogotá real: el barrio La Candelaria, La Carrera Trece, la Séptima, el centro de la ciudad, los bares, pero todo ello alejado del afán novelesco de contar una historia  convencional y sí utilizado como pretexto para formular una estructura distinta de novela y una nueva posición del escritor frente al lenguaje. Es el estallido de la palabra-nómada que desterritorializa todo ritual doméstico de la escritura; es la línea de fuga de la poesía contra lo pétreo, lo consolidado, el confort, la burocracia del pensamiento.

Es esto lo que convierte a esta novela en un "río de estilo", pues en cada página el lector se encuentra con un profundo y extenso poema, como atravesando un campo minado.

Saludo, pues, este trabajo escritural riguroso y riesgoso; esta atrevida metaforización progresiva y provocadora que va en contravía a las exigencias que hace el mercado a los novelistas de última hora, presos del imperio de la rentabilidad, de la fama y de las preferencias del cliente. Saludo su feroz combate contra las novelas escritas por encargo, fáciles, efectistas, efímeras, reemplazables. Ritual de títeres, muy al contrario, exige varias lecturas, es decir varios desgarramientos. Novela-red que se enreda y desenreda en el laberinto de laberintos donde Ariadna juega con sus marionetas arrojadas al escenario del lenguaje. Novela-experiencia, como si las propuestas de Morelli, en la Rayuela de Cortázar, o de Lezama Lima sobre la idea de escribir la "anti-novela", la "novela-Metáfora", se hicieran presentes, concreción, cuerpo vital.

Bajo la oscura, fría y lluviosa Bogotá, estos personajes, dispersos y extraviados, hacen su ritual y se difuminan en "la aventura del lenguaje y en la hoz fundadora de la risa".

 

Ritual de títeres de Gonzalo Márquez Cristo

Colección Los Conjurados.

Fundación Común Presencia, Bogotá, 2011. 2da. Edición.

 

*Poeta, catedrático y ensayista colombiano

 

Ritual de Títeres

En el abismo del yo…

Por Iván Beltrán Castillo*

Hay una frase de Marcel Proust, singular y reveladora, que me acompaña como un sigiloso adagio siempre que leo la misteriosa novela de Gonzalo Márquez Cristo, titulada con  precisión lírica Ritual de Títeres: "no me interesan sino las novelas que no entiendo". Esa percepción, de una graciosa hermosura, puede aplicarse, según intuyo, a todas las grandes formas en las que encarna la comunicación humana, no solamente a la creación de ficciones novelísticas. También el amor, la justicia, la solidaridad, la música, el erotismo o la derrota se definen con mayor fuerza al adoptar formas extremas e inenarrables, abisales y escandalosas, que nos rebasan y nos ponen de frente a una profundidad pasmosa. Solo lo que no entendemos no es imprescindible. Lo que entendemos, en contraposición, es banal y es aleatorio. De ahí el difícil encanto de este artilugio, indudable vocero del límite, rara avis que puede exasperarnos como un potro de tormento ontológico, hacernos sus esclavos como una mujer a la vez seductora e inasible, o sumarnos a su pléyade de seguidores con la fuerza equivoca de una adicción.  

Mi vínculo con el artilugio de Márquez Cristo, no es nuevo ni mucho menos. Creo haber sido  de los afortunados que asistieron a la formación de este cosmos peculiarísimo, este mundo que reniega de los movimientos y los decálogos y delata la asfixia paródica de las costumbres, que se nos antoja en gran medida autosuficiente, y que parece burlar en incontables, a veces magistrales, ocasiones, la torre de marfil de lo que llamamos tristemente realidad. Sospecho con pedantería que fui así mismo de los que, desde el plano de la cotidianeidad, desde la orilla de las rutinas somnolientas de la adolescencia, colaboraron en trazar el sueño de sus singulares coordenadas, la erección de este imperio idiomático, y tal vez por ese motivo desde su aparición en 1992,  he tenido con él  un parentesco largo, contradictorio, sísmico, entusiasta, y, finalmente, trascendidos los obstáculos connaturales a toda "experiencia radical", esplendoroso. Cuando uno logra superar el extrañamiento y el estupor iniciales, la ignorancia del lector académico y la comodidad cívica de quién no desea mirar y mucho menos comprender, desposa instantáneamente una extraña, desconcertante y terrible belleza. 

¿Cómo asumir una historia que parece prosternada a la magnificencia del pensamiento, a los endiablados laberintos de la latencia interior, a  un océano ficcional donde las palabras  adoptan formas totémicas, corporales, orgánicas, vegetales y extremadamente sensibles? ¿Cómo aceptar la posibilidad de que el entramado de la vida no sea sino un decorado modesto frente al portento de las catedrales construidas con soberbio donaire por la imaginación? ¿Es el pensamiento, la consciencia, aquí desatados hasta sus consecuencias últimas, el lugar verdadero de todos los hechos y el teatro donde se escenifican los más inolvidables crímenes? En pocas obras de la última literatura nacional existe una tan clara modificación, transgresión  y desplazamiento de la ortodoxia aristotélica y de cuantas preceptivas existen en torno a la escritura literaria y a la licencia poética; el decálogo usual queda en Ritual de títeres gloriosamente violado, para adentrarnos en un terreno peligroso, convincente, en ocasiones enervante, y donde el amor ocupa, como no pasaba hacía ya mucho tiempo, la piedra litúrgica del sacrificio, ese magnético lugar donde se explica y re-presenta.

Es como si asistiéramos a una gran obra de teatro donde los héroes y heroínas fueran almas perturbadas (¿ánimas en pena?) gesticulando (pensando) frente a nosotros, condenadas a la divagación perpetua, a la esfera de sus fijaciones gloriosas, retaliaciones dignas de unos dioses que han sido condenados al sufrimiento de los hombres, acotaciones y conjunciones casi geniales, conmovedoras, del todo distantes de los aburridores y monosilábicos fárragos del monólogo interior, tan poco memorable a pesar de su fama planetaria. Así, terminamos   obligados a  formular una pregunta  insoluble: ¿qué representa con mayor verdad este Nosotros cambiante de la vida entre la acción y los multiformes e infinitos símbolos, la galería  de imágenes que esta desencadena en la consciencia? Cuántas casillas, cuantos pasos hay entre los hechos que vivimos y su resonancia en la imaginación?  Enigmas que en ningún instante cesan de perturbarnos con su reclamo obscuro, con una suerte de llamado infinito, y que la prosa (sic)  mítica de Márquez Cristo afronta echando mano de lo más ancestral, lo más legendario, lo más teológico, lo más olvidado, para lograr con ello, paradójicamente, el milagro de una furibunda novedad.

¿Pero quiénes son y qué quieren en su duración verbal el quinteto de personajes constituido por Jano, Mirtilo, Ariadna, Orfeo y Fedra, protagonistas de la novela de Gonzalo Márquez Cristo? Desde el principio sabemos que desean entregarse, como ofrendados sublimes, a la gloria de una tragedia finísima y estrictamente humana, una tragedia para la que están hechos y que representa, ni más ni menos, la materia que habrá de re-crearlos; aventura interior donde queda inscrito el mapa completo de sus desgarraduras, desde aquellas que les son inherentes, originales —el amor, el erotismo, el spleen, la dezasón, el asombro— hasta esas otras, como la gran hecatombe histórica de los ochentas latinoamericanos, impuestas desde el afuera, y que habrán de mezclarse finalmente en una sola, tenebrosa lucidez. Los capítulos de la novela que refieren crípticamente la gran utopía revolucionaria colombiana y la frustrada gestión de un grupo guerrillero por trasgredir la impunidad política nos ilustran lo dolorosamente.

Así nosotros, espectadores inermes, observamos cómo estas criaturas se aman, se rozan, se separan, se infinitamente dialogan en medio de una jungla desconocida y barroca, una selva cerrada y cuyos árboles y follaje son los recuerdos, las heridas anteriores al principio, la sutil y dolorosa sensibilidad de saberse exageradamente vulnerables y execrables zurcidores de heridas.

La vasta imaginería que, con "perversa paciencia" Márquez Cristo labra para ellos habrá de jugarnos luego una traviesa pasada, cuando la voz del yo, que ocupa la mitad de los capítulos, se revele como simple y artificiosa literatura y los personajes —tan humanos, tan verosímiles a pesar de su exuberancia metafísica y su grandeza verbal—  pasen a ser sus atormentados títeres, después de habernos convencido de su majestuosa batalla. Apoteósico crepúsculo del  prestigio occidental del yo, que vuelve a revelarse, como quiso Octavio Paz, como una jaula vacía.

Habrá que apuntar necesariamente los notables "avances" que Ritual de títeres logra en el diálogo perpetuo entre la imaginación y la realidad, en el cruce de influencias —fascinante y siempre en mutación— de la verdad humana y la hipótesis fantástica, de la dualidad entre la descarga prosaica de la existencia y la respuesta  poética con la que los seres humanos tejen una suerte de sublime venganza, entre la verdad falsaria de nuestros días verdaderos y la mentira auténtica de nuestras más fomentadas ficciones… es como si  habitar en el miedo radical nos transmutara inexorablemente en personajes de alguna insospechada novela. El yo siempre es literatura, parece señalarnos con moroso deleite Márquez Cristo, impostación, corriente imaginaria. Y solamente los que, como Mirtilo y Jano, Ariadna, Fedra y Orfeo, a través de métodos que no excluyen las penas de la carne ni el suplicio del pensamiento, lleguen a entenderlo cabalmente abrirán la compuerta de una novela-espejo, de una vida que merezca ese nombre, de un tolerable y renovado infierno.

"…Hay que aprender a avanzar con miedo, mientras lo que llaman vivir: riesgo que prueba o rompe hábitos, sea literatura: y el artista reparta la noche ofreciendo su temor fascinante, eludiendo naufragar en el abismo del yo".

 

*Director de Con-Fabulación. Escritor y periodista colombiano

 

Si no caes

Inédito de Hernando Guerra Tovar*

Descripción: Hernando_Guerra

Del autor de Ciega luz, publicamos este poema inédito, que da cuenta de su obsesión órfica:

 

SI NO CAES

siempre estarás abajo

 

y no importa que huyas

que ignores las voces

que regresan del río

 

que intentes mirar

lo que sólo es visible

 

que te escondas

detrás de las palabras

 

Si no caes

siempre estarás abajo

 

solo entre las piedras

 

solo y abatido

sin remedio

 

*Poeta y ensayista colombiano nacido en Armero – Guayabal Tolima en 1954. Abogado procesalista de la Universidad Libre. Fue presidente por varios años de una organización de trabajadores del sector financiero. Autor de los poemarios Pájaro azul (1994); La noche del árbol (Sociedad de la Imaginación, 1998); Ciega luz (Común presencia, 2004), Sombra embestida (Colección Los Conjurados, 2007); En la curva del río, Antología (Colección Viernes de Poesía, Universidad Nacional de Colombia, 2009). Es colaborador de la Revista literaria La Pájara Pinta de España y de los periódicos El nuevo día y Con-fabulación de Colombia, entre otros. Incluido en la Antología de la poesía colombiana, preparada por el Poeta y Periodista Iván Beltrán Castillo, para la Editorial El perro y la Rana de Venezuela, de 2008. Su poesía y ensayos se publican en periódicos y revistas de Colombia e Hispanoamérica.

 

 

25 años de Las puertas del infierno

 De José Luis Díaz-Granados 

La novela Las puertas del infierno (1986), del poeta y novelista José Luis Díaz-Granados (Santa Marta, 1946), cumple 25 años de su primera edición en Oveja Negra, dentro de la colección "Literatura Colombiana". 

La obra fue muy bien recibida por la crítica y los lectores, ha sido objeto de varias tesis de grado, de múltiples estudios en las facultades de literatura de universidades colombianas y en 1987 fue finalista del Premio "Rómulo Gallegos". 

Ha tenido cuatro ediciones en español (Oveja Negra, 1986; U. Central, 1989; Espasa, Grupo Editorial Planeta,1999 y Pijao Editores,Ibagué, 2008), y ha sido traducida al ruso y al chino.

Las puertas del infierno es la novela de la Bogotá marginal, de los bajos fondos, con prostitutas y seres solitarios, en medio del pecado y los complejos de culpa, con sus recovecos y subfondos físicos y morales transgresores.

En el evento se proyectará el documental de TeleCaribe titulado Canto jubilar, sobre la vida y la obra de Díaz-Granados, dirigido por el conocido director Juan Gómez Vizcaíno.

 

Casa de Citas

Jueves 16 de junio - 7:30 p.m.

 

CARTAS DE LOS LECTORES

 

LEONARD COHEN. Maravillosa la letra de la canción de Leonard Cohen con la cual celebraron en Con-Fabulación el Premio Príncipe de Asturias. La ironía del poeta y cantante canadiense es manifiesta y lo obliga a uno a escuchar hasta el hastío esa canción titulada Everybody Knows con su voz de barítono trasnochado. Fernando A. Rodríguez

 

* * *

JULIO CORTÁZAR. Confabulados, después de leer el periódico de esta semana donde aparece el cuento de Cortázar me queda la misma sensación que comentan al introducir el texto, y es si hemos envejecido nosotros o por el contrario la literatura de Cortázar. Amanecerá y veremos. Juan Carlos Hernández.

* * *

CORTÁZAR ETERNO. No comparto el texto sobre Julio Cortázar donde se le acusa de agonizar literariamente. Creo que su obra es poderosa, sus cuentos son extraordinarios y necesarios, y que siempre tendrá un lugar en nuestra ternura y en nuestra imaginación. Manuel Oñate.

* * *

ADIÓS AL POLO Y AL PARTIDO VERDE. Confabulados, aunque no soy politóloga noto que estamos viviendo el fin del Polo Democrático y del Partido Verde. El primero con la miserable alcaldía de Bogotá y ahora con la dirección de la sobrina de ese camaján llamado López Michelsen, que tanto daño le hizo al país como lo demostró Klim, y el partido Verde con el exilio de Mockus por motivos morales. ¿Cuál opción nos queda? Alcira Vanegas.

* * *

ALFREDO FRESSIA. Gracias confabulados por traernos voces del sur del continente como la significativa palabra del uruguayo Alfredo Fressia. Sara Dávila

 

 

 

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Colección Los Conjurados

Discursos Premios Nobel – Tomo 1

PAZ, SARAMAGO, NERUDA, CAMUS, PERSE, FAULKNER, GRASS, HEMINGWAY, WALCOTT, GARCÍA MÁRQUEZ, QUASIMODO

 

Discursos Premios Nobel – Tomo 2

MILOSZ, ELYTIS, KAWABATA, MORRISON, CELA, HEANEY, MAHFOUZ, NAIPAUL, BÖLL, SZYMBORSKA, BRODSKY

 

Discursos Premios Nobel – Tomo 3

MONTALE, SOYINKA, ELIOT, RUSSELL, MISTRAL, SEFERIS, STEINBECK, GORDIMER, SEIFERT, GOLDING, KERTÉSZ

 

Los tres tomos autorizados por la Fundación Nobel, es el tributo de Común Presencia al pensamiento de 33 grandes creadores contemporáneos.

La versión íntegra de sus discursos leídos ante la Academia Sueca, ha sido compilada y bellamente traducida de sus idiomas originales, con el criterio de mostrar sus reveladoras y vigentes reflexiones sobre nuestro trágico acontecer.

Es enriquecedor entregar por primera vez en español este importante y poético testimonio humanístico, que amplía la percepción sobre el acto creativo, y nos compromete a "inventar en el planeta una paz que no sea la de la servidumbre" (Albert Camus), "para que al fin las puertas de la percepción se entreabran y aparezca el otro tiempo, el verdadero, el que buscábamos sin saberlo: el presente, la presencia" (Octavio Paz).

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