Monday, December 14, 2009

[RED DEMOCRATICA] BOLETIN : Ojarasca : Congreso Nacional Indi­gena

 

 
Soldado colombiano viola a una niña y daña un proceso de conocimiento y sabiduría
 
suplemento mensual
número 152 * diciembre 2009
Rostros de migrantes: ilustraciones de Shaun Tan,
fotografía de Byron Brauchili y Fernando Meza

números anteriores * directorio * ojarasca@jornada.com.mx

 

Congreso Nacional Indígena:

"Nuestra Constitución
está desapareciendo"

 

Representantes raramuri de Chihuahua y purhépecha de Michoacán, las tribus mayo de Sonora y guarijío de Chihuahua, y colectivos de médicos tradicionales y
maestros bilingües de la Baja y Alta Tarahumara, reunidos en la casa ejidal de San Ignacio Arareco, municipio de Bocoyna, los días 14 y 15 de noviembre,
dijeron su palabra:

I- El Congreso Nacional Indigena (CNI) es un espacio de reflexion que hemos construido desde abajo con hermanos indígenas y no indígenas honestos, humildes, sencillos, pobres, de izquierda y anticapitalistas, adherentes a la Sexta declaracion de la selva Lacandona e integrantes de la Otra Campaña.
Nosotros somos los que hablamos nuestros idiomas, bailamos nuestros bailes, cantamos nuestros cantos, oímos y tocamos nuestra música, hacemos nuestras ceremonias y ritos en nuestros territorios y lugares de encuentro, sembramos y cosechamos nuestros alimentos y curaciones. Cuidamos y respetamos agua, aire, fuego y tierra, somos los que al mundo le llamamos nuestra Madre Tierra, que nos ve nacer y nos recibe en su seno cuando morimos.
Somos los que admiramos y respetamos, al sol, la luna, las nubes, las estrellas porque nos dan fuerza y saberes. Somos los indios que vivimos en nuestros territorios que son indígenas, somos los que ejercemos nuestras propias formas de vivir. Somos pueblo, naciones, tribus, y barrios los que vivimos en la ciudad.
II-Vemos a nuestra Madre Tierra que se está muriendo porque se encuentra envenenada. Enviciada está. Nuestro aire, nuestra agua, nuestro fuego y tierra. Vemos que la enfermedad viene de los químicos que le aplican. Vive gente con mucho dinero que desprecia y explota a nuestra Madre Tierra, hace negocio con ella; gente que fabrica, vende y aplica sin miedo el veneno en todas partes del mundo. Ellos tienen el permiso y apoyo de los malos gobiernos, juntos capitalistas y poder político aplican políticas neoliberales globalizadoras que son de muerte.
En nuestro país México vemos que ponen a trabajar sus políticas de desprecio, despojo, discriminacion y destrucción. Que los partidos con sus diputados y senadores aprueban leyes a favor de los capitalistas. Es el caso de la reforma al artículo 27 constitucional en 1992, y la Ley Agraria reformada, cuyo fin es separar tierra y campesinos, tierra y nosotros indígenas.
Derogaron la Ley Federal de la Reforma Agraria y con ellas los artículos relativos a la dotación de tierra y bosque ejidal y comunal. Aprobaron el Tratado de Libre Comercio; la ley de minería a favor de los grandes consorcios nacionales y extranjeros; la de bio­seguridad de organismos gené­tica­mente modificados ("ley Mon­santo"); la de proteccion y fomento de las semillas mejoradas y variedades nativas mexicanas, para el cultivo de transgénicos; la de acceso y aprove­chamiento de los recursos genéticos, para legalizar la biopiratería; la de aguas nacionales, que legaliza la privatización del agua; la de propiedad industrial, que   permite patentar conocimientos y saberes indígenas. Y la reforma al artículo 82, que permite gobernar a hijos de extranjeros.
En la educación, permiten lo que llaman "proceso de estandarización". Palabras neoliberales, globalizadoras del mercado, como: ética y valores,  competencia, calidad, certificación, acreditación, servicios profesionales,  cultura de la informática, alto desempeño. Su objetivo es preparar mano de obra barata, profesionistas con título para ejercer como obrero calificado, crear servidumbre para las industrias maquiladoras instaladas en nuestro país. En esto participan la Asociación Nacional de Universidades e Insti­tucio­nes de Educación Superior, la Secretaría de Educación Pública y el sector privado. Es el paso para la privatización. Ellos en 1993 en Austin, Texas, firmaron un memorándum de entendimiento de un sistema de acreditación que pueda ser equivalente al de Estados Unidos y Canadá.
Nuestra Constitución está  desapareciendo para dar paso al Tratado de Libre Comercio de América del Norte como nuestra Constitución. Vemos que existe un México de abajo que son los que construyen, y un México de arriba que destruye.
III- El CNI de la región noreste se pronuncia desde la sierra Tarahumara. Para cambiar las cosas tenemos que juntar nuestras luchas, nuestra experiencia, ponernos de acuerdo para construir un mundo donde quepan muchos mundos, con gente de abajo, y hacer que la gente de arriba pague lo que destruyó.
Alto a las politicas capitalistas. En la comunidad raramuri de Huitosachi vivimos amenazados porque quieren robar  nuestro territorio por parte del cacique empresario Federico Elías Moreno. Hacemos el llamado a mantenernos alerta por las acciones que puedan hacernos el cacique y el mal gobierno de Chihuahua.
Alto a la persecución del mal gobierno de Ulises Ruiz en Oaxaca a integrantes del Consejo Indígena Popular de Oaxaca Ricardo Flores Magón, y desistimiento de las órdenes de aprehensión contra el compañero Miguel Cruz por el caso Brad Will.
Alto a la represión a las comunidades zapatistas y Juntas de Buen Gobierno de Chiapas por parte de organizaciones paramilitares apoyadas por el mal gobierno estatal y federal.
Justicia para nuestros hermanos masacrados en Acteal. Liberación de los presos campesinos indígenas de San Salvador Atenco. Alto a la persecución y represión por parte del mal gobierno federal y estatal de Guerrero en contra de los hermanos amuzgos de Xochistlahuaca (Suljaa').
Saludamos a los hermanos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional por el 26 aniversario; al pueblo nahua de la costa de Michoacán por su autonomía y resistencia en la comunidad de Xayakalan, Santa María Ostula; a los hermanos amuzgos de Radio Ñomndaa, La palabra del agua, de Xochistlahuaca, por su quinto aniversario.
Hacemos el llamado a las mujeres y hombres honestos a resistir; a los pueblos, naciones y tribus para construir y ejercer en los hechos nuestra autonomía y libre determinación.
 
Niña y padre, Nogales, Sonora. Foto: Byron Brauchli
Hace años que las Cámaras de diputados y senadores decidieron abrir un paraguas protector para las grandes empresas y sus cómplices en los centros de investigación mediante legislaciones que extreman las posibilidades de vida y futuro de las comunidades indígenas. La población en general tal vez aún no entiende lo que se juega con la aprobación de la Ley Monsanto o Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados.
Son conocidos los incidentes de este desmantelamiento de nuestras herramientas comunes de futuro. Pero hay que entender que este ataque frontal a los pueblos campesinos indígenas es justamente contra quienes tienen estrategias que nos sacarían del abismo.
No es sólo la ley. También sus reglamentos y el paquete normativo que incluye una ley de semillas, tan aberrante, que pretende barrer con las semillas nativas, por no ser "homogéneas", y reducir las restantes a unas cuantas variedades que, certificadas, sean el único equipaje (con costo monetario) para una deslavada biodiversidad del maíz nativo.
Mientras, se busca plantar variedades transgénicas en las más zonas posibles, con la intención de que todas las semillas que se siembren en México sean propiedad de un puñado de compañías, cuenten con catálogos de rasgos fijos (algo imposible) asociadas a paquetes tecnológicos de agrotóxicos, y respondan con "ventajas" que las hagan rentables o utilizables para fines ajenos a la alimentación. Se sembrarán en tierras acaparadas en renta o venta para realizar una eufémica "etapa experimental" que tramaron gobierno, empresas e inversionistas, mientras los intermediarios cobran por convencer a los agricultores de que no les tendieron una trampa.
 
La Red en Defensa del Maíz lleva casi diez años trabajando por abajo con comunidades, organizaciones, proyectos e individuos que, desde muchos ámbitos, entienden con claridad que sólo podrá defenderse el maíz si se defiende como cultivo en su conjunto, si se defiende el larguísimo plazo de una visión integral que revindica las semillas ancestrales propias que se guardan y se intercambian por canales de confianza. Y que esto pasa por defender el territorio, el agua, el bosque, los sistemas propios de gobierno y los saberes locales para sembrar alimentos propios con justicia, respeto y autonomía.
Los intentos gubernamentales por sembrar maíz transgénico se sitúan en el norte del país porque ahí, desde la Conquista, el sistema impuesto se apoderó de cuanta tierra pudo y diezmó los núcleos de población. Ahora intentan convencer a ejidatarios y agricultores comerciales sin pasado ancestral de siembras propias que los transgénicos son progreso.
En cambio, en estos años el sur y el centro se han vuelto un bastión de defensa del maíz y de la autonomía indígena que lo hace posible. Aunque se intenten estas siembras industriales, habrá un núcleo de resistencia frontal. Reunida en Guadalajara a principios de noviembre, la Red acordó campañas de información en el norte, reivindicar sus argumentos y su legitimidad acumulada y construir un largo plazo por abajo insistiendo, como siempre, en no hacer componendas legislativas.
 
Ramón Vera Herrera
Rio Bravo, Reynosa, Tamaulipas. Foto: Byron Brauchli
Sed-blues. Foto: Fernando Meza

Por más que uno cavile sobre lo que va a escribir,
siempre quedará el vértigo de quien se asoma
a una oscura profundidad inalcanzable.
Al fondo de esa sima, el otro lado de las sombras,
sólo se logra vislumbrar la verdadera escritura,
la forma que se resiste a ser develada.

 

Hili Meutiweetika

Hili meutiweetika
ne tixai
ne tixai neka ikumayia,
yaki kanainenimi,
'Ali Wirikutami,
ali Wirikutami.
Tuutú makinayali muwa latikarlimi,
mileta utiwa kupia mayanimi,
alimi xei tukami umetiyelimi
ali yutselietami,
hi mewatineikami, ali Ni aliwamemi,
xapa muyuyuawimi, ali Halamalami,
memewatineikami.
Ali Uxainuri mituutu-makinayari
ali yikim,anami mileta utiwa,
tuutu letrayalimi mewayexililime,
mewayexililime yali utiyuatimi
tuutu letrayalimi manukuheitika.
Ali nemachikami, ali yu awakimi,
ali yu awakimi, ali mukapulumami,
alii mukupulumami, mileku utiwa,
mileku utiwa xapa yuyuawimetsie,
xapa yuyuawimetsie mileku utiwa.
Ali Wirikutami, ali Wirikutami,
mileku utiwa, ali wa uxami,
tuutu letilayalimi, hi mexiuwanale,
himexiwanale.

Cerros escalonados

Cerros escalonados, cerros escalonados;
yo nunca, nunca llegué a tocarlos,
no es cierto.
En Wirikuta, en Wirikuta
se encuentra una máquina de flores,
que ahí escribe, escribe copias
que permanecerán un tiempo en el sur,
allá donde brotan, donde surgen
Xapawiyeme, Ni ariwame.
Salen del mar como hojas azules..
Uxainuri es una máquina de flores,
que escribe por sí sola;
de ella salen letras de flores
que llevan un mensaje,
letras de flores que salen en renglones.
Mi hermano con sus cuernos,
con sus cuernos que son plumas,
que son sus plumas, escribe
en un libro de hojas azules,
en un libro de hojas azules escribe.
En Wirikuta, en Wirikuta se escribe,
la tinta hace letras de flores
que salen en abundancia, en abundancia salen.

 
Gabriel Pacheco Salvador, también llamado Iritemai: Narrador y poeta wirarika (huichol), originario de Xatstsarie, Nayarit (1963), es autor de Tatei Yurienaka y otros cuentos huicholes (1994) y Los dones de Wiexu (2007). Tiene una novela inédita, una de las primeras escritas en México en lengua indígena. Estos poemas proceden del segundo libro mencionado y de la Antología de poesía en lengua mexicanas (2008), ambos publicados por Escritores en Lenguas Indígenas AC
La migra, Cuidad Juarez, Chihuhua. Foto:Byron Brauchli
 
 
 

NUEVA FICCIÓN ZOQUE

A veces uno se muere

Wenen'omo tuka'ba

 
Mikeas Sánchez Gómez
 
¿Volverían a cantar las calandrias después de la muerte de mi padre? ¿Disfrutar yo de esa música sin recordar el dolor que ahora tengo? ¿Cómo cantar alegremente teniendo tanto odio en la lengua? Mi madre nunca me quiso y tampoco me quisieron mis hermanos. Ella me aborrecía y me lo gritaba a todas horas; desde la madrugada en que acomodaba el molino para moler el maíz, cuando preparaba el atole y las tortillas o cuando iba con mi cántaro a traer agua de Sojkuy'nü. Es cierto que me odiaba, pero yo la odiaba más por haberme dejado sin padre.
Él dormía. Soñaba otra vida. Un sueño donde hombres, pájaros y plantas conversaban con la tierra. Era el Katsüjk, morada de los cuidadores de los cerros y la Piogba'chuwe, la cárcel de los ambiciosos e infieles, el lugar donde se pagan las deudas. Y ¿por qué soñaba él con esas cosas? ¿Era aquello un sueño de presagios, una advertencia o una ironía de los cuidadores de los cerros? Dormir está bien. Dormir para mantener en descanso el alma, pero hubiese sido mejor estar despierto, quizá debió defenderse...
A veces uno se muere. La muerte llega de repente, cuando menos se espera. El día menos pensado amaneces muerto en tu cama, entonces despiertas en otro lugar, en una casa que ya no se parece a la tuya.
Debí cerrar sus ojos después de haberse ido, pero no me atreví a hacerlo. Es mi culpa que te hayas muerto con los ojos abiertos. Será mi culpa que alguien más muera pronto. Cuando llegaron las mujeres de Ju mü tus ojos ya estaban tiesos y nadie pudo cerrártelos. Yo tuve razones para no tocar tu cuerpo. Sólo tienen derecho a eso los hijos amados, por eso no ayudé a las mujeres a bañarte. Ellas hicieron lo necesario para tu mortaja: perfumaron tu piel con agua de gardenias, te vistieron con tu mejor enagua, con la blusa más florida, también tuvieron que vendar tus ojos con un pañuelo, para que la gente del velorio no se asustara al ver tus pupilas negras. ¿Recuerdas, madre, que también Facundo se fue de la casa, que hastiado del trabajo en el campo decidió probar suerte en la ciudad? Y se fue para no volver, lo mismo que Alquilino. Era de esperar. No eran buenos muchachos, aunque nunca dejaron de ser tus consentidos. Todos en el velorio sabían que jamás me quisiste. Sólo a tus hijos varones. Yo nací niña, por eso me negaste, por eso me tuviste rabia. Has de seguir maldiciéndome donde sea que tu espíritu se halle. Lo bueno es que ya no te escucho.
—La soledad es un perro rabioso—dijo Zenaida, mi madre, cuando comenzó a sentirse sola.
Primero se casó Alquilino, el mayor de sus hijos. Se mudaron a Tüp'mü, tierras donde se cosecha plátano y cacao. Zenaida no volvió a saber de él. Fue aquella la primera ocasión en que conoció la tristeza, el verdadero dolor que le llenaba los pulmones y le impedía conversar con la gente. Solo monologaba con su esposo muerto. Es posible que se estuviera volviendo loca, hasta Facundo sentía miedo al escucharla, porque solo hablaba de cosas que nadie más veía.
El día del entierro de mi padre llovió mucho. Él debió ofender a los cuidadores de la lluvia, por eso se desquitaron en su entierro. Ahora no llueve, madre. El cielo es azul como a ti te gustaba. Perdóname por no cantarte mientras llegas al cementerio. No sé cantar, sólo sé imitar a las calandrias. Perdóname por haber aprendido. Sé que un día me apestará la boca por imitarlas, pero será mi culpa por no haberte obedecido cuando ordenabas que me callara. ¡El cielo está hermoso, madre! Te llevo flores amarillas, flores de cempasúchil para tu tumba. Mis hermanos no llevan flores, ellos te llevan a ti. Alquilino y Facundo lloran tu muerte, les ha de pesar más la conciencia que el ataúd.
La última vez que vi a mi padre yo tenía ocho años. Era un hombre bondadoso. Me enseñó a cuidar las flores. Él no me regañaba por oler tulipanes. Ella se enojaba si me veía oliéndolas, decía que me saldrían granos dentro de la nariz. Creo que mi padre me quería un poco, ningún otro hombre me ha querido como él.
Él también estuvo en un ataúd gris. ¿Recuerdas, madre, que no parecía muerto? En Ju'mü piensan que los muertos regresan a asustar a los vivos. No tengo miedo de eso. Los muertos ya no lastiman. ¿Te acuerdas, madre, que un cobertor verde cubría su cuerpo? De veras que no parecía muerto, por eso no te acercaste a mirarlo; parecía un santo a punto de abrir los ojos, a punto de despertar de ese sueño.
No llueve ahora, padre, en cambio sí el día de tu muerte. Canturreaban quedito los grillos. Sólo los búhos cantaban recio, invadían descaradamente tu sueño. Quizá fue en la primera puñalada o tal vez en la última que comprendiste tu sueño. Eso ya no importaba, porque de todos modos ya estabas muerto.
Y tú, madre, no me quisiste. Es cierto que nunca me quisiste, pero algún día tenía que cobrármelo. Alquilino no estaba muerto. Yo te dije que lo habían matado cuando anduvo de revoltoso con los encapuchados. Por eso te pusiste enferma. En Jü'mü dicen que te moriste de enfermedad, pero yo sé que te moriste de tristeza.
¿Se murió de tristeza? La recuerdo acostada en su hamaca escuchando la lluvia de agosto. Se pasaba horas y horas mirando hacia la puerta, pensaba que en el momento menos esperado aparecerían sus hijos, aunque ellos no volvieron. Entonces ya no quiso comer nada y se puso muy flaca.. Tenía el estómago lleno de amarguras y también de remordimientos. Dicen en este pueblo que en noviembre llegan las ánimas. Yo no lo creo. Ella platicaba con mi padre en tiempos de calor y en tiempos de frío. Una tarde la escuché pidiéndole perdón. Creo que en el fondo no era tan mala o tal vez tenía miedo de pagarla.
Ulularon los búhos la noche que murió mi padre. No era en balde el nombre de este pueblo. No llovía. Era el viento el que contoneaba las copas de los árboles. El mismo viento frío que trajo la lluvia del día siguiente. Una lluvia tan potente como no se había visto en Jü'mü. Él dormía, no se esperaba la muerte de esa manera. Ella lo preparó todo: los perros amarrados en el patio trasero, la puerta entreabierta, el candil encendido para que el asesino no tropezara.
Ahora también estamos aquí reunidos y lloramos por la muerta.. Facundo y Alquilino me acompañan en el entierro, llevan el ataúd gris entre sus hombros. Ellos se quedarán a las novenas, coo­perarán para la comida de los nueve días, juntos rezaremos alrededor de las velas, sentiremos de nuevo ese olor a muerta. Nueve días quemaremos estoraque, pero pasados esos días habrá que llevar la cruz y su sombra al cementerio para que descanse en paz. Llegará el día en que nos sentemos alrededor del fogón, entonces beberemos café de maíz quemado en memoria de la ausente, podremos sonreír tranquilos porque ya nunca más estará entre nosotros.
 
Mikeas Sánchez, escritora y poeta en lengua zoque, originaria de Chapultenango, Chiapas. Los lectores de Ojarasca  conocieron su poesía en el número128, diciembre 2007.
 
Rubén, Cuidad Juarez, Chihuhua. Foto: Byron Brauchli
 



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