"La semana pasada, Irán obtuvo un asiento en la Comisión de la ONU sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, cuya misión es 'establecer estándares globales y formular políticas concretas para promover la igualdad de género y el progreso de la mujer en todo el mundo.' Podemos considerar este episodio otro ejemplo de la ONU en acción. Se nos dice que la victoria de Irán se debió a una falta de competencia. Que el cielo impida que la comisión deje sin cubrir una vacante, en vez de elegir a un régimen que anunció hace poco que arrestaría a las mujeres bronceadas, y que ha culpado de los terremotos a la vestimenta femenina provocativa. Éstos son sólo los atropellos más recientes, pero no los más graves. El mundo –al parecer, al igual que el 'principal organismo de Naciones Unidas para la creación de políticas' para obtener la igualdad de derechos entre los sexos- se ha acostumbrado a que Teherán niegue a las mujeres el derecho a elegir a sus propios maridos, el derecho a la protección contra la violencia, y el derecho a solicitar la custodia de sus hijos en caso de divorcio. La muerte por lapidación por 'adulterio' es otra de las contribuciones de la Revolución Islámica a favor del progreso de la mujer. El Código Penal de Irán no reconoce la violación como un delito distinto, y permite que un hombre asesine a su esposa y a su amante si los captura en el acto, según Freedom House. Así que no es coincidencia que las mujeres activistas hayan estado a la vanguardia del movimiento a favor de la democracia en Irán. Tienen mucho que ganar y menos que perder con la liberalización. Según el grupo iraní Feminist School, entre julio de 2008 y febrero de 2009 se detuvo en Irán a 68 mujeres activistas contra la discriminación, mucho antes de que las elecciones fraudulentas de junio pasado sumaran a otros grupos al movimiento democrático del país. Las mujeres iraníes, sin duda, pueden oler el fraude. Sólo hay que tener en cuenta la carta que se opone al nombramiento de Irán en la Comisión, que han firmado 214 activistas iraníes que luchan por los derechos de la mujer, tanto dentro del país como en el exilio, y que han respaldado grupos como 'Mujeres bajo la ley islámica.' La carta advierte que 'el gobierno iraní sin duda aprovechará esta oportunidad para restringir el progreso y los avances de la mujer.' Poner fin a la clase de pesadillas que viven las mujeres iraníes fue precisamente lo que Eleanor Roosevelt tenía en mente en 1946, cuando leyó una carta abierta a 'las mujeres del mundo' que ayudó a inspirar la comisión de mujeres de la ONU. Sus objetivos eran elevados y siguen conservando toda su importancia. La realidad, tal como la ha practicado la ONU, ha sido distinta". |
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