� La Tierra: sujeto de dignidad y de derechos2010-04-23� Un tema central de la Cumbre de los Pueblos sobre el Cambio Clim�tico, reunida en Cochabamba del 19 al23 de abril, convocada por el Presidente de Bolivia, Evo Morales, es el de la subjetividad de la Tierra, su dignidad y sus derechos. El tema es relativamente nuevo, pues dignidad y derechos estaban reservados hasta ahora solamente a los seres humanos, portadores de conciencia e inteligencia. Predomina todav�a una visi�n antropoc�ntrica como si fu�semos nosotros exclusivamente los portadores de dignidad. Olvidamos que somos parte de un todo mayor. Como dicen renombrados cosm�logos, si el esp�ritu est� en nosotros es se�al de que estaba antes en el universo del cual somos fruto y parte. Una tradici�n que se remonta a los or�genes m�s ancestrales entendi� siempre la Tierra como la Gran Madre que nos genera y nos proporciona todo lo que necesitamos para vivir. Las ciencias de la Tierra y de la vida vinieron, por la v�a cient�fica, a confirmarnos esta visi�n. La Tierra es un superorganismo vivo, Gaia, que se autorregula para ser siempre apta para mantener la vida en el planeta. La propia biosfera es un producto biol�gico, pues se origina de la sinergia de los organismos vivos con todos los dem�s elementos de la Tierra y del cosmos. Ellos crearon el h�bitat adecuado para la vida, la biosfera. Por lo tanto, no es solamente que sobre la Tierra hay vida; la Tierra misma est� viva, y como tal, posee un valor intr�nseco y debe ser respetada y cuidada como todo ser vivo. Este es uno de los t�tulos de su dignidad y la base real de su derecho a existir y a ser respetada como los dem�s seres. Los astronautas nos dejaron este legado: vista desde fuera de la Tierra, Tierra y Humanidad forman una �nica entidad; no pueden ser separadas. La Tierra es un momento de la evoluci�n del cosmos, la vida es un momento de la evoluci�n de la Tierra, y la vida humana, un momento posterior de la evoluci�n de la vida. Por eso, con raz�n, podemos decir: el ser humano es aquel momento en que la Tierra comenz� a tener conciencia, a sentir, a pensar y a amar. Somos la parte consciente e inteligente de la Tierra. Si los seres humanos poseen dignidad y derechos, como es de consenso entre los pueblos, y si Tierra y seres humanos constituyen una unidad indivisible, entonces podemos decir que la Tierra participa de la dignidad y de los derechos de los seres humanos. Por eso no puede sufrir una agresi�n sistem�tica, explotaci�n y depredaci�n por un proyecto de civilizaci�n que solamente la ve como algo sin inteligencia, y por eso la trata sin ning�n respeto, neg�ndole valor aut�nomo e intr�nseco, en funci�n de la acumulaci�n de bienes materiales. Es una ofensa a su dignidad y una violaci�n de su derecho de poder continuar entera, limpia y con capacidad de reproducci�n y de regeneraci�n. Por eso, est� en discusi�n en la ONU el proyecto de un Tribunal de la Tierra que castigue a quien viole su dignidad, deforeste y contamine sus oc�anos, y destruya sus ecosistemas, vitales para el mantenimiento de los climas y de la vida. Finalmente, hay un �ltimo argumento que se deriva de una visi�n cu�ntica de la realidad. �sta constata, siguiendo a Einstein, Bohr y Heisenberg, que todo, en el fondo, es energ�a en distintos grados de densidad. La propia materia es energ�a altamente interactiva. La materia, desde los hadrones y los topquarks, no posee solamente masa y energ�a. Todos los seres son portadores de informaci�n. El juego de las relaciones de todos con todos, hace que ellos se modifiquen y guarden las informaciones de esta relaci�n. Cada ser se relaciona con los otros a su manera de tal forma que se puede decir que surgen niveles de subjetividad y de historia. La Tierra en su larga historia de m�s de cuatro mil millones de a�os guarda esta memoria ancestral de su trayectoria evolutiva. Ella tiene subjetividad e historia. L�gicamente es diferente de la subjetividad y de la historia humana, pero la diferencia no es de principio (todos est�n conectados) sino de grado (cada uno lo tiene a su manera). Es una raz�n m�s para entender, con los datos de la ciencia cosmol�gica m�s avanzada, que la Tierra posee dignidad y por eso es portadora de derechos. Por nuestra parte tenemos el deber de cuidarla, amarla, y mantenerla saludable para que siga gener�ndonos y ofreci�ndonos los bienes y servicios que nos presta. Ahora empieza el tiempo de una bio-civilizaci� � � � |
La Conferencia Mundial de los Pueblos
2010-04-30
� Como es sabido, en diciembre de 2009 se celebr� en Copenhague la Conferencia Mundial de los Estados sobre el clima. En ella no se lleg� a ning�n consenso porque fue dominada por la l�gica del capital y no por la l�gica de la ecolog�a. Esto significa que los delegados y jefes de Estado presentes atendieron m�s a sus intereses econ�micos que a los intereses reales o globales de sus pueblos. La cuesti�n para ellos era: cu�nto dejo de ganar aceptando preceptos ecol�gicos que buscan purificar el planeta, garantizar as� las condiciones para la continuidad de la vida. No se ve�a el todo, la vida y la Tierra, sino los intereses particulares de cada pa�s.
La l�gica ecol�gica ve el inter�s colectivo, pues pretende el equilibrio entre ser humano y naturaleza, entre producci�n, consumo y capacidad de reposici�n de los recursos y servicios de la Tierra. Rompiendo esta ecuaci�n, cosa que el modo de producci�n capitalista viene haciendo desde hace siglos, surgen efectos no deseados, llamados �externalidades�
En Cochabamba (Bolivia) se vio exactamente lo contrario: el triunfo de la l�gica de la ecolog�a y de la vida. Entre el 19 y 23 de abril se celebr� la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Clim�tico y los Derechos de la Madre Tierra. All� hab�a 35.500 representantes de los pueblos de la Tierra, venidos de 142 pa�ses. La centralidad la ocupaba la Tierra, considerada como Pachamama, gran Madre, su dignidad y derechos, la vida en toda su inmensa diversidad (superaci�n de cualquier antropocentrismo)
Las 17 mesas de trabajo, al contrario de Copenhague, llegaron a un consenso extraordinario, pues todos ten�an en la mente y en el coraz�n el amor a la vida y a la Pacha Mama �con la cual todos tenemos una relaci�n indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual� como dice el documento final.
En lugar del capitalismo competitivo, del progreso y del crecimiento ilimitado, hostil al equilibrio con la naturaleza, se coloc� �el vivir bien�, categor�a central de la cosmolog�a andina, como verdadera alternativa para la humanidad, que consiste en vivir en armon�a consigo mismo, con los otros, con la Pachamama, con las energ�as de la naturaleza, del aire, del suelo, de las aguas, de las monta�as, de los animales y de las plantas y en armon�a con los esp�ritus y con la Divinidad, sustentada por una econom�a de lo suficiente y decente para todos, incluidos los dem�s seres.
Se elabor� una Declaraci�n de los Derechos de la Madre Tierra que prev� entre otros: el derecho a la vida y a la existencia; el derecho a ser respetada; el derecho a continuar sus ciclos y procesos vitales libre de alteraciones humanas; el derecho a mantener su identidad e integridad con sus seres diferenciados e interrelacionados; el derecho al agua como fuente de vida; el derecho al aire limpio; el derecho a la salud integral; el derecho a estar libre de contaminaci�n y poluci�n, de desechos t�xicos y radioactivos; el derecho a una restauraci�n plena e inmediata de las violaciones infringidas por las actividades humanas.
Se previ� tambi�n la creaci�n de un Tribunal Internacional de Justicia Clim�tica y Ambiental, con capacidad jur�dica y vinculante de prevenir, juzgar y sancionar a los Estados, empresas y personas por acciones u omisiones que contaminen y provoquen cambios clim�ticos, y que cometan graves atentados a los ecosistemas que garantizan el �vivir bien�.
Se resolvi� llevar los resultados de esta Cumbre de los Pueblos a la ONU para que sus contenidos sean contemplados en la pr�xima Conferencia Mundial que va a tener lugar en noviembre/diciembre de este a�o en Canc�n (M�xico).
El significado m�s profundo de esta cumbre es la convicci�n, creciente entre los pueblos, de que no podemos confiar m�s el destino de la vida y de la Tierra a los jefes de Estado, rehenes de sus dogmas capitalistas. Brasil lamentablemente no envi� ning�n representante, pues para el actual gobierno parece ser m�s importante la �aceleraci�n del crecimiento� que garantizar el futuro de la vida. Esta Cumbre de los Pueblos se�al� certeramente la direcci�n para una bio-civilizaci�
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